Regresan a territorio nacional 223 piezas arqueológicas gracias a la colaboración de México con Países Bajos

* El dictamen, realizado por especialistas del INAH, confirma que se trata de piezas prehispánicas pertenecientes a diferentes culturas

* Los bienes repatriados están ya bajo el resguardo del INAH para su debido análisis, cuidado, conservación y difusión

MÉXICO, 06 de diciembre de 2022.- La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) entregó el pasado 01 de diciembre a la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), 223 piezas arqueológicas recuperadas por la Embajada de México en Países Bajos. Las piezas forman parte del patrimonio arqueológico de nuestro país de conformidad con la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.

El dictamen, realizado por especialistas del INAH, confirma que se trata de piezas prehispánicas pertenecientes a diferentes culturas, provenientes del occidente, Altiplano Central, Golfo de México y región sureste. Su elaboración va del periodo Preclásico Mesoamericano (1200 a.C.-400 a.C.) al periodo Posclásico (800 d.C. a 1,521 d.C.).

En la ceremonia de entrega, el director general para Europa de la Cancillería, Bernardo Aguilar Calvo, expresó el profundo agradecimiento del Gobierno de México por este acto de colaboración y amistad a la embajadora adjunta del Reino de los Países Bajos en México, Anne Le Guellec.

Igualmente, el consultor jurídico adjunto “B” de la SRE, Salvador Tinajero Esquivel, comentó el invaluable apoyo que otorga el Gobierno de los Países Bajos al combate del tráfico ilícito de objetos arqueológicos y culturales, además de las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, exportación y transferencias ilícitas de bienes culturales.

A su vez, la embajadora adjunta Anne Le Guellec hizo referencia a la tendencia positiva en las prácticas internacionales que abordan la restitución de objetos culturales y patrimoniales a sus comunidades de origen, basándose en el respeto, la ética y la protección de sus legítimos derechos humanos.

La restitución de estos bienes muebles constituye una muestra de la activa cooperación entre el Gobierno de México y el Reino de los Países Bajos en materia de protección de bienes culturales, así como una apuesta porque los legados históricos y culturales retornen a sus lugares de origen.

Es importante hacer mención que los bienes repatriados están ya bajo el resguardo del INAH para su debido análisis, cuidado, conservación y difusión; son testimonios de los pueblos que los elaboraron y utilizaron.

El Gobierno de México refrenda su compromiso de participar activamente en la protección del patrimonio cultural alrededor del mundo y dar seguimiento a los esfuerzos realizados para el combate al tráfico ilícito de bienes culturales y la repatriación de piezas que son patrimonio nacional y que se encuentran de manera ilegal en el extranjero.

México recupera sus tesoros perdidos, una piedra milenaria a la vez

El gobierno mexicano ha organizado una ambiciosa serie de investigaciones y esfuerzos de restitución para corregir décadas de robo y saqueo colonial.

Los arqueólogos mesoamericanos la conocen como el Monumento 9: una piedra tallada de 2600 años de antigüedad con la cara abierta de un jaguar, de aproximadamente metro y medio de ancho y alto y una tonelada de peso. Hace casi 60 años, la reliquia fue saqueada de las ruinas de Chalcatzingo, un yacimiento olmeca al sur de la actual Ciudad de México, y llevada de contrabando a Estados Unidos, donde desapareció en una red de colecciones privadas.

“Está como si fuera una puerta que está transitando entre dimensiones distintas a la que vive el ser humano como humano”, dijo Carolina Meza, arqueóloga en jefe de las ruinas de Chalcatzingo.

La ausencia de la reliquia, construida entre 700 a.C. y 500 a.C., ha inquietado durante mucho tiempo a los académicos mexicanos. En su época, la piedra habría servido de portal para que sacerdotes y gobernantes pasaran al inframundo, pero las pocas fotos que existían del Monumento 9 no podían transmitir plenamente su carga simbólica.

En marzo, sin embargo, las autoridades estadounidenses notificaron a los funcionarios mexicanos que habían incautado la piedra tras rastrearla hasta un almacén de Denver. Y en mayo la reliquia regresó a casa por todo lo alto, escoltada por vehículos militares desde el aeropuerto de Cuernavaca, México, hasta un museo regional cercano.

“Tenerla ya aquí a la mano es como colocar la última pieza del rompecabezas y empezar a ver cómo funcionaba”, dijo Carolina Meza, arqueóloga jefe en Chalcatzingo. “Es única a nivel México, a nivel Mesoamérica, a nivel mundial”.

Las ruinas de Chalcatzingo

En los últimos años, México ha organizado una ambiciosa serie de investigaciones y esfuerzos de restitución para recuperar el patrimonio cultural que le ha sido robado, uniéndose a otros países para corregir décadas de robo y saqueo colonial. El Monumento 9 podría ser el mayor premio para México hasta la fecha: para los investigadores, para las comunidades que aún practican elementos de la cultura indígena y por su espectacularidad arqueológica.

La piedra tallada ofrece una mezcla de imaginería familiar y notable practicidad. Sus características, como las cejas gruesas y las plantas bromeliáceas que se extienden desde las comisuras de la mandíbula, datan a la época de los olmecas, que se asentaron en la región tras trasladarse desde la costa del Golfo hace 2800 años. En su centro, que representa la boca del animal, la piedra se abre en una cavidad cuatrifoliar en la que “cabe perfectamente una persona”, dijo Meza.

“Está como si fuera una puerta que está transitando entre dimensiones distintas a la que vive el ser humano como humano”, añadió.

Para los olmecas, el inframundo se consideraba el lugar de origen de la humanidad y el hogar del alma, un plano místico con poca semejanza al escenario ardiente de las narraciones bíblicas. En Chalcatzingo, un extenso yacimiento situado entre un par de afloramientos rocosos, la pieza pudo haber sido colocada sobre la entrada de una cueva o edificio y utilizada en ceremonias relacionadas con la mayoría de edad o la transición al sacerdocio.

La campaña de restitución de México, “Mi patrimonio no se vende”, interviene en un consenso moral cambiante alrededor de la propiedad de antigüedades, que se ha manifestado en numerosas controversias públicas, en particular las prolongadas negociaciones entre Gran Bretaña y Grecia sobre los Mármoles de Elgin en el Museo Británico, extraídos del Partenón hace dos siglos.

Tallas de piedra olmecas en las ruinas

“Es la conciencia que generas o la vergüenza que generas en alguien que visiten su casa y que vean que tiene piezas arqueológicas de México o de otros países”, dijo en una entrevista Alejandra Frausto, secretaria de Cultura de México.

Desde que comenzó la campaña en 2019, México ha recuperado más de 13.000 piezas, a menudo celebrando las recuperaciones en eventos de prensa frente a las cámaras. En septiembre, el Museo del Condado de San Bernardino, en California, anunció la devolución de casi 1300 objetos pequeños, entre ellos joyas prehispánicas e instrumentos de viento.

Una estrategia que ha tenido éxito ha sido esperar a que las reliquias mexicanas aparezcan en subastas en el extranjero, momento en el que las autoridades mexicanas se abalanzan, presentando cartas de protesta e “hicimos un buen ruido”, dijo Frausto. “No hay nada más vulgar o barato que ponerle precio a un símbolo con esta identidad que somos”.

Pero muchos artefactos permanecen fuera de alcance. Un tocado de plumas brillantes, que algunos estudiosos creen que perteneció al gobernante azteca del siglo XVI Moctezuma, se exhibe en un museo de Viena. En 2020, Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, solicitó en persona al gobierno austriaco la repatriación de la pieza, pero este la rechazó alegando que era demasiado frágil para trasladarla. México ha rebatido ese argumento.

Las autoridades mexicanas también se han centrado en los canales legales internacionales para localizar y reclamar las reliquias que no se ofrecen voluntariamente.

El año pasado, en respuesta a una petición del cónsul general de México en Nueva York, los investigadores de la Unidad de Tráfico de Antigüedades de la fiscalía del distrito de Manhattan abrieron una investigación sobre la ubicación y el manejo del desaparecido Monumento 9. Cada uno de los 19 miembros de la brigada es en parte periodista de investigación y en parte Indiana Jones, armados con el poder de la citación judicial. Determinaron que la pieza pasó por Nueva York en algún momento, lo que les dio jurisdicción para investigar el robo.

“Siempre investigamos en dos direcciones”, dijo Matthew Bogdanos, jefe de la unidad. “Investigamos ahora, y hacia atrás, y luego intentamos encontrar el lugar del saqueo y avanzar, ya sea un museo, una galería, una villa, un valle en Egipto o, en este caso, un valle en México”.

Réplica del Monumento 9, construida años antes de su reciente regreso, en el Museo Regional de los Pueblos de Morelos.

En Chalcatzingo, los investigadores identificaron a testigos clave de los últimos momentos de la piedra en México: dos campesinos que recordaban haberla visto cuando eran niños. Las entrevistas revelaron que la reliquia fue descubierta inicialmente en 1962 por trabajadores que labraban un campo, y que en 1964 estaba en pedazos. Ese año, dijo Bogdanos, “un grupo de gringos vino y envolvió los pedazos en grandes hojas para protegerlos y luego los metieron en la parte trasera de un camión y se los llevaron”.

Desde allí, según los investigadores, la piedra olmeca cruzó a Estados Unidos oculta en los envíos de un saqueador conocido, William Spratling. En 1965 apareció en Nueva York, fotografiada en un anuncio que resultó en una venta por 2000 dólares.

La reliquia cambió de manos cuatro veces más, apareciendo brevemente en público en exposiciones de museos, incluido el Museo Metropolitano de Arte, que registró el objeto en un libro de exposiciones de 1970 como una “máscara de jaguar colosal” de la colección del Instituto de Arte Munson-Williams-Proctor en Utica, Nueva York.

Retrocediendo al pasado desde el presente, el equipo de Nueva York encontró un anuncio reciente de la pieza en una casa de subastas. La información sobre el vendedor apuntaba a un almacén de Denver, donde el propietario guardó la piedra tras comprarla en el año 2000 por 2,25 millones de dólares. Cuando las autoridades incautaron la reliquia en marzo, estaba a la venta por 12 millones de dólares.

Rodolfo Candelas, director del Museo Regional Cuauhnáhuac. “La importancia es que sigue teniendo significado”, dijo. “Todavía te hablan”.

No se han presentado cargos en el caso, aunque está en curso una investigación por hurto mayor y fraude, entre otros delitos, dijo Bogdanos. Las autoridades no han revelado públicamente el nombre del coleccionista final de la pieza, alineados a la forma de proceder cuando el propietario parece no haber sido consciente del robo original del objeto.

Las autoridades mexicanas tienen previsto celebrar el éxito de la campaña de restitución, reuniendo muchos de los objetos recuperados en una exposición el año que viene, según dijo Frausto, la secretaria de Cultura. Finalmente, la piedra olmeca regresará a Chalcatzingo, donde se está construyendo un nuevo museo.

Por ahora, la piedra olmeca se encuentra iluminada sobre un pedestal en el vestíbulo del Museo Regional de los Pueblos de Morelos en Cuernavaca, a una hora de la zona arqueológica, y atrae largas filas para verla, dijo Rodolfo Candelas, director del museo.

Recordó que, poco después de la presentación de la pieza, visitantes de Chalcatzingo depositaron una ofrenda de fruta delante de la piedra como gesto de bienvenida.

“Esa es la importancia. La importancia es que sigue teniendo significado”, dijo Candela. “Todavía te hablan, todavía te dicen algo. Te recuerdan lo que hubo. Te recuerdan a lo mejor un poco de lo que hay”.

Alemania devuelve piezas arqueológicas incas a Perú

(DPA) – Alemania devuelve unas antiguas vasijas de arcilla del período incaico a Perú, de donde salieron ilegalmente hace más de 50 años, anunció hoy un portavoz de la Oficina regional de Investigación Criminal del estado alemán de Baden-Württemberg.

En octubre de 2020 la Oficina de Investigación Criminal obtuvo una pista sobre la posible puesta en venta de dichas vasijas en una subasta, añadió el portavoz.

Las primeras investigaciones revelaron que Perú tiene un derecho de propiedad sobre tres de las piezas arqueológicas, que forman parte de los bienes culturales del pueblo peruano.

Según la información, los objetos llevaban más de 50 años en Alemania. Tras la muerte de su antiguo propietario, que los había exportado ilegalmente, la colección pasó a manos de su hija, que quiso vender las vasijas a través de una casa de subastas de la ciudad alemana de Stuttgart.

Sin embargo, los investigadores lograron convencerla de que renunciase a la venta de estas antigüedades, que habían sido desenterradas ilegalmente. La venta de estos bienes está penada por la ley.

Los bienes culturales fueron entregados al embajador de Perú en Berlín.

Perú recupera 109 bienes culturales extraídos ilegalmente que eran subastados

Lima, 22 ene (EFE).- Perú recuperó 109 bienes culturales, entre piezas arqueológicas y documentos antiguos, que habían sido extraídos ilegalmente del país y eran ofrecidos en casas de subastas o por internet, según informó este sábado el ministerio de Cultura.

Entre el material recuperado se encuentran 88 piezas arqueológicas de las culturas Moche, Nazca, Vicus, Wari, Chancay, Chimú e Inca, y de estilos culturales desarrollados en los períodos Intermedio Temprano y Horizonte Medio, que fueron repatriadas desde Estados Unidos, Países Bajos, México, Argentina, Portugal y Reino Unido.

Asimismo, 21 bienes documentales de los siglos XVI, XVII y XVIII recuperados desde España y Portugal, que son ilustrativos sobre diversos aspectos de la administración pública durante la colonia en el Perú.

“Empezar el año con este importante resultado nos alienta a continuar en la defensa de la soberanía sobre nuestro invalorable legado, un ánimo que estamos seguros también alberga las entidades que han sumado esfuerzos en esta gran responsabilidad”, declaró la ministra de Cultura, Gisela Ortiz, tras firmar el acta de entrega.

Añadió que se trata de un trabajo conjunto entre el ministerio de Cultura y el ministerio de Relaciones Exteriores.

GOLPE AL TRÁFICO DE BIENES CULTURALES

A su vez, la secretaria general de la Cancillería, Ana Rosa Valdivieso, destacó que a pesar del contexto de emergencia sanitaria por la covid-19 ambos ministerios han continuado en la recuperación de bienes culturales en el exterior, en un esfuerzo por combatir el tráfico ilícito de bienes culturales.

Un lote de 30 piezas arqueológicas de las culturas Chimú, Chancay, Moche, Wari y Vicús fueron repatriadas desde los Países Bajos, después de ser anunciadas en una subasta en línea de la empresa Vendu Rotterdam.

La embajada peruana en ese país logró la recuperación de las piezas, al poner en ejecución los acuerdos de la Comisión Nacional para la protección y recuperación de los bienes muebles integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación.

Igualmente, se encuentra otro lote de 37 bienes de las culturas Moche, Chancay, Chimú e Inca incautados en la ciudad de Miami por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos.

DIVERSAS CERÁMICAS Y DOCUMENTOS DE LA COLONIA

Destaca entre lo recuperado tres bienes de las culturas Chancay e Inca, devueltos voluntariamente por la ciudadana Gerda Brigitte Alisch Stauss en México, un bien cultural de estilo Nazca, incautado al ciudadano Jaime Conci en Argentina, y un bien cultural del estilo Chimú, que era comercializado por la Casa Veritas en Portugal.

Asimismo, un bien documental consistente en una ordenanza de visita a los hospitales de San Andrés y Santa Ana del año 1600, que estaba siendo comercializado a través de la página web EBay en Portugal.

Entre los bienes documentales también hay un lote de 20 piezas de la época colonial, referidos a documentos de la administración pública de los siglos XVI y XVIII, que eran ofertados a través de la página web Soler y Llach Subastas en España,

Además, 15 bienes arqueológicos del estilo Chancay, que estaban siendo comercializados en la web EBay y fueron entregados a la embajada peruana por el Ministerio Publico Fiscal de Argentina, así como un bien cultural arqueológico del estilo Chancay, devuelto voluntariamente por el ciudadano Jake Thornton en el Reino Unido, según detalló el ministerio de Cultura. EFE

Cómo la pesca ilegal de la “cocaína del mar” en México amenaza la existencia de la vaquita marina

El explorador Jacques Cousteau decía que el mar de Cortés, en el noroeste de México, es “el acuario del mundo”.

Uno de sus tesoros es la vaquita marina, una marsopa plateada con grandes ojos de panda. Pero sus días pueden estar contados por la pesca ilegal de otra especie protegida: la totoaba.

Se trata de un pez que puede crecer tan grande como una vaquita marina y que era un alimento antes de ser incluido en la lista de especies amenazadas de México.

“Lo pescábamos en los años 60 y 70”, recuerda Ramón Franco Díaz, presidente de una federación de pescadores en la localidad costera de San Felipe, en la península de Baja California.

“Entonces vinieron los chinos con sus maletas llenas de dólares y compraron nuestras conciencias”.

Los asiáticos llegaron buscando la vejiga natatoria de la totoaba, un órgano que ayuda a los peces a mantenerse flotantes. En China es muy valiosa por sus presuntas propiedades medicinales, las cuales no están comprobadas.

Según la ONG Earth League International, las vejigas natatorias secas de 10 años pueden venderse por US$85.000 el kilo en China. Los pescadores de San Felipe ganan solo una pequeña fracción, pero siendo una comunidad pobre, el negocio ha florecido por la llamada “cocaína del mar”.

“Los pescadores ilegales pueden ser vistos a plena luz de día con sus redes ilegales y sus totoaba”, dice Franco Díaz.

Sueltan un “muro bajo el agua”

Todas las tardes, durante la temporada, las camionetas que remolcan botes de pesca bajan por una rampa en la playa pública de la ciudad y las sueltan en el agua.

La mayoría de estas embarcaciones no tienen licencia y sus pescadores usan redes que pueden matar a la vaquita marina.

“Las redes de enmalle pueden tener cientos de metros de largo y 10 metros de alto“, dice Valeria Towns, que trabaja con una ONG mexicana, el Museo de la Ballena.

“Se convierten en un muro bajo el agua“, afirma.

Para proteger a la vaquita, este tipo de redes de enmalle están prohibidas en la parte alta del Golfo. Sin embargo, son muy utilizadas, incluso por pescadores con permisos de pesca de rodaballo o langostino.

Las más peligrosas para la vaquita marina son las redes de malla grande que se utilizan para la totoaba. “No es fácil para los mamíferos marinos liberarse de ellas, la vaquita queda atrapada”, cuenta Towns.

Frente a la costa de San Felipe, se supone que toda la pesca comercial está prohibida dentro del Refugio para la Protección de la Vaquita Marina, un área de más de 1.800 kilómetros cuadrados. Dentro del refugio hay una zona más pequeña de “tolerancia cero”.

El Museo de la Ballena apoya a un puñado de pescadores interesados en acabar con la dependencia de las redes de enmalle y patrocina alternativas a la pesca como el cultivo de ostras.

También es una de las ONG que retira las redes de enmalle del área protegida. Esta es una actividad que ha aumentado las tensiones entre los lugareños y los conservacionistas.

El 31 de diciembre de 2020, un pescador murió y otro tuvo heridas graves después de que su barco de pesca chocara con un barco más grande perteneciente a la ONG internacional Sea Shepherd que estaba quitando redes de enmalle.

Los hechos son controvertidos, pero el resultado fue un motín en San Felipe, donde atraca el barco del Museo de la Ballena.

“Iban a quemar nuestro barco”, dice Towns, que estaba en el mar en ese momento, probando redes aptas para las vaquitas.

“Cuando regresé, otros pescadores que trabajan con las redes alternativas estaban defendiendo nuestro barco, diciéndoles: ‘¡Este no es su enemigo! No quemen este barco'”.

El barco se salvó, aunque quedó con algunas ventanas rotas. La Marina de México no tuvo tanta suerte, pues una de sus lanchas de patrullaje fue incendiada en el puerto.

Ahora hay una tregua incómoda.

La Marina dice que continúa patrullando y retirando las redes del santuario. Pero hay pocas ONG involucradas: el Museo de la Ballena espera un permiso para reanudar el trabajo y el barco Sea Shepherd nunca regresó a San Felipe después del incidente.

“Gente loca con armas”

La impunidad y la ausencia de fuerzas de seguridad pueden explicar por qué decenas de barcos salen de la playa de San Felipe en la búsqueda de totoaba en el santuario.

“Ni una sola autoridad los detiene”, se queja Ramón Franco Díaz. “Si te atreves a acercarte a ellos, te dispararían. El crimen organizado ha robado el mar de Cortés”.

Un hombre que antes pescaba totoaba dice: “Ahora ves a muchos locos con armas”.

Los violentos sucesos del 31 de diciembre fueron noticia internacional y pusieron a San Felipe en el centro de atención.

Ahora el gobierno mexicano está considerando propuestas que podrían gustarle a los pescadores, pero enfurecerán a los conservacionistas preocupados por el precario destino de la vaquita marina.

Uno es levantar el estatus de especie en peligro de extinción de la totoaba. Otro es legalizar la otra pesca que ya se realiza en el santuario.

“Queremos establecer diferentes zonas de pesca, por ejemplo, para la corvina y el camarón”, dice Iván Rico López, del grupo de trabajo del gobierno que explora la sostenibilidad en la parte alta del Golfo.

“El santuario es enorme. Si se mantiene la prohibición de pescar allí, los pescadores simplemente no comerían. Así que tenemos que avanzar hacia la legalización de la pesca”.

El gobierno mexicano también ha distribuido 3.000 “suriperas”, unas redes seguras para las vaquitas marinas. Pero los pescadores se quejan de que con ellas se reducen sus capturas en un 80%.

“Tenemos que buscar formas de aumentar eso”, dice Rico López. “Estamos buscando alternativas, pero tenemos que convencer a las comunidades: si no están involucradas en la toma de decisiones, no lo lograremos”.

¿Es posible proteger a este precioso mamífero y garantizar que los lugareños sigan viviendo?

En San Felipe, el comercio ilícito de totoaba, la amenazante participación del crimen organizado y la poca diversidad económica crean una mezcla tóxica.

También existe una arraigada cultura de la pesca tradicional.

Valeria Towns tiene una advertencia para las familias de pescadores de San Felipe que ignoran el llamado para hacer cambios para salvar a la vaquita: “No creo que nadie vaya a comprar productos de un área donde la gente provocó la extinción de una especie”.

Después de la temporada de totoaba, ¿apostaría a que la vaquita marina sobrevivirá hasta el próximo año?

“¡Por supuesto! Siempre hay esperanza. Si no, no estaría aquí”, dice sin dudarlo.

Tomado de bbc.com

Recuperan una joya documental sumamente rara de los incas

Perú recuperó un valioso manuscrito con las memorias de los antiguos gobernantes incas que había desaparecido durante la ocupación de Lima por las tropas chilenas en la Guerra del Pacífico (1879-1884).

AFP.- El manuscrito «Recuerdos de la monarquía peruana o bosquejo de la historia de los incas» se escribió en la década de 1830 por Justo Apu Sahuaraura Inca (1775-1853), descendiente por línea materna del emperador inca Huayna Cápac (1493-1525) y del príncipe Cristóbal Paullo Inca (1518-1549).

«El valor de este documento del año 1838 es incalculable. Siempre se consideró una joya documental sumamente rara, no tenemos otro caso de está naturaleza», dijo a la AFP.

Gerardo Trillo, director de Protección de Colecciones de la Biblioteca Nacional, al presentar el valioso manuscrito hallado en Brasil. Miembro de la nobleza indígena de Cusco, sacerdote católico y prócer de la Independencia de Perú, Sahuaraura se dedicó a rescatar la memoria del imperio inca, que cubrió en los siglos XV y XVI la zona occidental de Sudamérica desde el sur de Colombia al centro de Chile.

El investigador solía autodenominarse el «último descendiente del linaje imperial de los incas».

Para este manuscrito, Sahuaraura consultó documentos –hoy extintos– con los que retrató el periodo inca hasta la llegada de los españoles en el siglo XVI. El texto contiene información sobre el Inca Garcilaso de la Vega, el primer intelectual mestizo de América (1539-1616), así como una serie de relatos del ingreso de los españoles a Cusco, la capital del imperio inca, en el sureste de Perú.

Además, incluye una cronología incaica y otra información. «Es un manuscrito bastante raro, extraño porque lleva laminas iluminadas con color que representa a los diferentes incas», comentó Trillo.

El funcionario explicó que esta joya documental se obtuvo de la Biblioteca Nacional del Perú durante la ocupación de Lima entre 1881 y 1883 por el ejército chileno en la Guerra del Pacífico, que enfrentó a Perú y Bolivia contra Chile.

«En ese proceso desapareció de la biblioteca y llegó a Chile, pero no fue a parar a su biblioteca, sino a manos de coleccionistas», explicó Trillo.

La Dirección de Bibliotecas de Chile ha restituido a Perú en años recientes 4,518 libros llevados desde la Biblioteca Nacional de Lima durante la ocupación. En noviembre de 2019, la familia brasileña Mindlin accedió a entregar el valioso manuscrito que poseía desde 1970 a la Biblioteca Nacional de Perú, lo que se realizó a través del consulado peruano en Sao Paulo.

«Ha sido una década de gestiones para que esta joya documental sea devuelto. Incluso invitamos para quienes lo poseían para que contribuyan con la memoria histórica de los peruanos. En esos términos se hizo la devolución», señaló Trillo. Una vez de regreso en la Biblioteca Nacional de Lima, el manuscrito se digitalizó y se puede consultar en línea.

Tomado de ngenespanol.com

Sin daños, la Casa de las Águilas

Tras la fuerte granizada del 28 de abril de 2021.

La fuerte granizada ocurrida el 28 de abril en la Ciudad de México provocó el colapso de la cubierta de la Casa de las Águilas en la Zona Arqueológica del Templo Mayor.

Tras el incidente, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero; el director general del INAH, Diego Prieto Hernández; el coordinador nacional de Museos y Exposiciones, Juan Manuel Garibay López; la directora del Museo del Templo Mayor, Patricia Ledezma Bouchan, y el director del Proyecto Templo Mayor, Leonardo López Luján, realizaron un recorrido en el lugar y revisaron los videos de las cámaras de seguridad.

Después de las valoraciones preliminares, se determinó que existieron daños en las estructuras de la techumbre y la barda perimetral; no obstante, las afectaciones en las estructuras prehispánicas son menores, recuperables y restaurables y de ello se ocuparán los especialistas.

De acuerdo con los protocolos, el INAH ya dio parte a la aseguradora y este jueves 29 de abril se proseguirá con los diagnósticos y la conciliación de daños, así como con las acciones de apuntalamiento y retiro de la techumbre colapsada, para dar paso a los peritajes correspondientes. Asimismo, se informa que el policía auxiliar, quien es guardia de seguridad de la zona arqueológica, resultó con daños leves, por lo que fue trasladado a un hospital, donde se le reporta estable.

La Secretaría de Cultura y el INAH informan que se hará lo necesario para que el Templo Mayor de Tenochtitlan sea protegido y que se trabajará en un proyecto de rediseño de cuatro cubiertas que protegen estructuras prehispánicas del Templo Mayor.

Con información de la Dirección de Medios de Comunicación del INAH.

Tomado arqueologiamexicana.mx

Más de 600 monedas grecorromanas robadas fueron restituidas al Museo Histórico Nacional

El Ministerio de Seguridad informó a través de un comunicado que la colección es de las más importantes de su tipo en la región y posee un valor incalculable en el mercado de coleccionismo internacional.

Una colección de más de 600 monedas grecorromanas, que habían sido robadas del Museo Histórico Nacional, fueron restituidas este martes a esa institución después de haber sido recuperadas mediante un operativo realizado por el Departamento Protección del Patrimonio Cultural de la Policía Federal Argentina durante el año pasado.

“Nuestro agradecimiento a la Policía Federal Argentina, fundamentalmente a Interpol, por la investigación y la tarea que llevaron adelante, en defensa de nuestro patrimonio, y para que esta colección pueda volver al Museo Histórico Nacional. Se trata de una colección de enorme valor numismático e histórico con lo cual ha sido muy importante esta recuperación; ahora continuaremos trabajando con nuestros museos para cuidar nuestro patrimonio histórico que le pertenece a todas y todos los argentinos”, expresó el ministro de Cultura, Tristán Bauer.

Por su lado, la ministra de Seguridad, Sabina Frederic señaló: “para mí es una gran satisfacción estar aquí en el Museo, acompañando la restitución de estas monedas tan valiosas del patrimonio cultural argentino. Quiero destacar la tarea que ha hecho la Policía Federal Argentina para identificar a los responsables y el trabajo que realizaron las y los trabajadores de la fuerza para que la inmensa mayoría de las monedas robadas puedan estar hoy aquí en el Museo”.

Cómo se recuperaron las monedas

El procedimiento, que permitió recuperar las monedas, tuvo su punto de partida en marzo de 2020 cuando, a pedido de la Fiscalía Federal N° 9, a cargo del Dr. Guillermo Marijuán, se inició una importante investigación a raíz de una denuncia que había recibido el magistrado.

El denunciante, un coleccionista de numismática, aseguró haber recibido de buena fe un lote de monedas coleccionables y, con la ayuda de un experto, se determinó que podrían ser las piezas robadas.

Como parte del trabajo de la PFA, se confirmó, mediante una comunicación con el Museo Histórico Nacional, el faltante de unas 948 monedas de la colección que había sido adquirida en 1823 por el entonces presidente Bernardino Rivadavia; la misma no se encontraba en exhibición, sino que estaba resguardada en un depósito especialmente acondicionado y con acceso restringido para el personal del establecimiento.

A partir de ello, las y los detectives de la Policía Federal lograron individualizar a tres personas, empleadas del lugar, que habían hurtado las piezas históricas para luego comercializarlas en el mercado negro.

Como paso siguiente, la Fuerza Federal incorporó el pedido de secuestro de la totalidad de las monedas a nivel nacional mediante su inclusión en la Base de Datos de Bienes Culturales Sustraídos de la PFA y en el plano internacional en la Base de Datos de Obras de Arte Robadas de INTERPOL, cuyo acceso alcanza a los 194 países miembros del organismo.

Con todo lo recolectado durante la investigación, el Juzgado Federal nro. 12, a cargo del Dr. Rodolfo Canicoba Corral, ordenó una serie de allanamientos en el Museo y en domicilios particulares vinculados a los investigados. El resultado fue la detención de los tres sospechosos, la recuperación de 604 monedas históricas y la incautación de teléfonos celulares y dinero en efectivo.

El origen de las monedas

La colección numismática del museo data de 1823 cuando Bernardino Rivadavia compra a M. Dufresne de Saint-Leon una colección de monedas griegas y romanas que habían pertenecido a R. P. Casone, guardián del Gabinete de Medallas del Vaticano.

Esta colección numismática, luego pasaría a formar parte del Museo Público de Buenos Aires creado por decreto de Rivadavia; dicha colección abarca un arco histórico que parte del siglo V a.C y llega hasta el siglo VI d. C.

Más adelante, en enero de 1947, la colección fue transferida al Museo Histórico Nacional a través de un decreto presidencial.

En 2017, se inició un proceso de puesta en valor y regularización de la situación patrimonial de las 1.692 monedas griegas y romanas antiguas.

Los dos objetivos centrales fueron: poner en valor la colección numismática a partir de la identificación, descripción, catalogación y la digitalización, y por otro lado, reorganizar los espacios de guarda de la colección a partir de la evaluación del estado de conservación de las mismas.

Durante el acto de entrega y su rúbrica oficial estuvieron presentes, además, el director del Museo Histórico Nacional, Gabriel Di Meglio y el jefe de la Policía Federal Argentina, Juan Carlos Hernández.

Tomado de telam.com.ar

No te pierdas los últimos días de World Press Photo en el Museo Franz Mayer

No hay mejor forma de resumir lo que pasó en un año que las exposiciones de World Press Photo.

Esta organización celebra un concurso de fotografía periodística, quizá el más importante a nivel internacional, y las fotografías que resultan ganadores después se reúnen en una impactante muestra que recorre el mundo.

Desde hace varios años esta exhibición tiene como sede el Museo Franz Mayer, un espacio que nos encanta por su claustro, y este no será la excepción. No te la puedes perder a partir del 16 de julio y hasta el 26 de septiembre. ¡Todavía queda este mes así que no hay pretextos para faltar.

A través de distintas categorías como asuntos contemporáneos, medioambiente, noticias —generales y puntuales—, personas, proyectos y deportes, las imágenes suelen ser una síntesis muy importante, y en ocasiones cruda y conmovedora, de lo que sucede a escala global en un año determinado.

Durante el concurso también hay una distinción conocida como “World Press Photo of the Year” o fotografía del año. En esta ocasión fue otorgada al periodista Mads Nissen, originario de Copenhage, Dinamarca. Tomada en un asilo de Brasil, esta imagen resume a la perfección el año de pandemia.

Lleva por nombre “The First Embrace” y muestra a una mujer mayor, habitante de un hogar para ancianos, abrazando a una enfermera protegida con plástico luego de meses de no poder hacerlo debido a las restricciones. Una foto llena de vulnerabilidad, amor, miedo, pérdida y supervivencia. ¡Ajá, justo como el 2020!

Tomado de cdmxsecreta.com

Perú: colapsa el último puente colgante de la época inca

El puente Qeswachaka se alzaba sobre el río Apurímac, en la región peruana de Cusco. Las renovaciones del puente fueron frenadas por el covid.

El último puente colgante de la época incaica que se alzaba sobre el río Apurímac, en la región peruana de Cusco, cayó destruido sobre su caudal, dado que toda su estructura era de paja tejida y solía ser renovada anualmente en una ceremonia declarada patrimonio cultural de la humanidad.

Debido a las restricciones de movilidad por la pandemia del covid-19, las comunidades que estaban a cargo de la ceremonia de renovación del puente Qeswachaka no pudieron hacerla en junio del 2020 y la estructura se vino abajo con las lluvias de las últimas semanas.

La Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco señaló a RPP Noticias que la temporada de lluvias y la falta de mantenimiento del puente colgante de 600 años de antigüedad pueden haber sido el motivo del colapso de la estructura.

Buscan alternativas

Un grupo multidisciplinario se ha dirigido al distrito de Quehue, en la provincia cusqueña de Canas, para encontrar alguna alternativa de reposición del ancestral puente, que era también un destino turístico y cultural en esta región andina, agregó el medio.

Las comunidades indígenas asentadas a ambas orillas del río Apurímac se reunían durante tres días en el mes de junio para cambiar las sogas del puente Qeswachaka, que las mujeres habían tejido con paja o ichu, en una fiesta que fue declarada patrimonio cultural de la nación en 2009 y patrimonio cultural inmaterial de la humanidad en 2013.

Este puente colgante pertenecía a las antiguas rutas del Qapaq Ñan o Camino Inca y el motivo de su construcción en paja, en lo alto de un desfiladero del distrito de Quehue, responde aparentemente a la necesidad de contrarrestar los sismos, que son recurrentes en el sur peruano.

Sin embargo, por su fragilidad, sólo lo podían cruzar cuatro personas a la vez y en la ceremonia de renovación del puente participaban exclusivamente hombres, que se encomendaban a los dioses del Ande antes de empezar a cambiar cada una de sus piezas sin desmontarlo completamente.

Tomado de dw.com