Hallan pintura mural del XVII durante restauración de una iglesia en México

Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Asociación “Adopte una Obra de Arte AC” han descubierto una pintura mural de arcos y cenefas, fechada en el siglo XVII, en el templo del antiguo colegio San Ignacio de Loyola de Parras, el primero que fue fundado por los jesuitas en el sur de esa entidad.

Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Asociación “Adopte una Obra de Arte AC” han descubierto una pintura mural de arcos y cenefas, fechada en el siglo XVII, en el templo del antiguo colegio San Ignacio de Loyola de Parras, el primero que fue fundado por los jesuitas en el sur de esa entidad.

El proyecto de restauración de la iglesia del colegio de San Ignacio de Loyola de Parras, en Coahuila, una de las obras más antiguas que construyeron los jesuitas en el territorio de México, ha deparado una grata sorpresa: el hallazgo de una pintura mural del siglo XVII que se desconocía hasta el momento.

La Asociación “Adopte una Obra de Arte AC”, de Torreón, con la dirección del restaurador Eduardo Elizalde, y bajo supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, se ha encargado de los trabajos de restauración del templo, centrados en la eliminación de humedades (especialmente en el muro de la fachada lateral poniente), conservación de altar mayor, restauración del pórtico y tratamiento para acabar con el daño que los insectos xilófagos estaban ocasionando en la madera y bienes muebles.

Cuando los técnicos comenzaron las labores de limpieza de las paredes de la iglesia, descubrieron la pintura mural de cenefas y arcos. Tras un arduo trabajo manual, en el que se ha utilizado bisturí para retirar la capa de colores que cubría los pigmentos antiguos, la pintura mural se ha recuperado y se puede contemplar en los muros interiores. “También se han hallado fragmentos de murales anteriores, que no han podido ser rescatados debido a que el patrón que seguían estaba incompleto, por lo que sólo se dejaron visibles algunos motivos”, explica el director del Centro INAH-Coahuila, Francisco Aguilar.

Archivo jesuita “Matheo”

El proyecto también ha incluido la adecuación y conservación del archivo del antiguo colegio de San Ignacio de Loyola de Parras, que reunió uno de los archivos más extensos e importantes de la región del sur de Coahuila, con cerca de 500 volúmenes que contienen documentos de los siglos XVI y XVII. Además, el INAH ha realziado un exhaustivo inventario de los documentos, a través del trabajo de la historiadora Gabriela Román. Entre los textos identificados está una carta del Obispo de Guadalajara al párroco de Parras (1598). También se encuentran manuscritos del siglo XVI que tratan de la fundación de Viesca, el poblado que dio origen a la región Lagunera; y una serie de documentos que refieren la historia de Saltillo.

IMÁGENES: Detalles de la pintura mural de arcos y cenefas, fechada en el siglo XVII, que los especialistas del INAH y de la asociación “Adopte una Obra de Arte AC” han descubierto en la iglesia del antiguo colegio de San Ignacio de Loyola de Parras, en Coahuila, México. / INAH

Tomado de: http://www.canalpatrimonio.com/hallan-una-pintura-mural-del-xvii-durante-restauracion-de-una-iglesia-en-mexico/

 

Coleccionismo en los museos 4

Las colecciones de museos hoy. ¿Qué, por qué, para qué y cómo coleccionan? ¿Objetos o costumbres? ¿Curadores o etnógrafos? (PARTE IV)

¿Reformulando la Colección permanente del museo?

Proyecto de los Museos del University College of London, “Disposal?Se producen hoy dos tendencias/cambios en la (re)concepción y (re)operación con y a partir de las colecciones de patrimonios culturales, que llevan a re-considerar lo que se venía concibiendo y haciendo con ellos:

1) Redimensión de conceptos de sentido y “uso” de la colección permanente del museo.

2) Incorporación de patrimonios intangibles (o inmateriales) en términos más amplios.

¿Tú, qué piensas? ¿qué guardarías para tus hijos, sobrinos, nietos?

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¿Reformulando la Colección permanente del museo?

Las colecciones de museos hoy. ¿Qué, por qué, para qué y cómo coleccionan? ¿Objetos o costumbres? ¿Curadores o etnógrafos? (PARTE IV)

Se producen hoy dos tendencias/cambios en la (re)concepción y (re)operación con y a partir de las colecciones de patrimonios culturales, que llevan a re-considerar lo que se venía concibiendo y haciendo con ellos:

1) Redimensión de conceptos de sentido y “uso” de la colección permanente del museo.

2) Incorporación de patrimonios intangibles (o inmateriales) en términos más amplios.

Miremos con atención cada tendencia.

 

1) ¿Reformulando la Colección permanente del museo? Redimensión de sus conceptos de sentido y “uso”.

El proceso de apreciación, circulación, consumo y reapropiación de los patrimonios, de las colecciones permanentes de museos, ya no se limita a lo estético y delectable (lo “bello”), noción valiosa y vigente. Este proceso, social por excelencia, se abre a los enfoques temáticos más que solo cronológicos, a alternativos esquemas de presentación de las colecciones, a las relaciones entre los sujetos y sus capacidades de interpretación compartida, legítima e individual.

No es solo el objeto, sino el contexto de la trama social en la que están inmersos, al momento de ser creados y en la actualidad. Las colecciones permanentes de los museos (y los patrimonios culturales), son ahora también colecciones de contextos, y de otras consideraciones actuales.

Desde hace unos cinco años, varios importantes museos del mundo reconsideran, reestudian y re-exponen sus colecciones permanentes. Hay muchas referencias a ello en los casos del Museo Reina Sofía y el Museo del Prado, ambos en Madrid, con cuyas colecciones permanentes se están haciendo reenfoques y remontajes de verdadera avanzada en nuevos y alternativos términos.

OnCurating - #12El más reciente número, 12 diciembre 2011, de la revista digital suiza de curaduría On Curating dedica su contenido a las colecciones permanentes de museos: “Reinterpreting Collections Fresh breeze in the depots–curatorial concepts for reinterpreting Collections” [“Reinterpretando las colecciones Brisa fresca en los depósitos: conceptos curatoriales para la reinterpretación de colecciones”]. Traduzco algunos detalles de su Introducción, firmada por la curadora e historiadora de arte alemana Marjatta Hölz:

Hoy en día podemos observar claros cambios en relación con el trabajo con las colecciones. Un cambio es el regreso a la colección como base para el programa expositivo (…,) lo que refleja el origen del museo. ¿Cuál es el significado de la colección hoy en día, y cómo puede ganarse el interés de la audiencia? La clave de algunos de sus éxitos y proyectos críticos irradian el tema desde otra perspectiva, capacitándonos para adecuar nuestras ideas con los conceptos del trabajo curatorial con las colecciones. En este número de On-Curating nuestra intención fue la de encontrar posibilidades para captar nuevas atenciones hacia la colección por parte de los visitantes, artistas y curadores: no sólo para sus piezas más destacadas, sino para la colección como totalidad, y para su historia. Este número igualmente explora cuáles contextos pueden disparar nuevas interpretaciones sobre antiguas obras, y cuáles métodos externos de intervención de las estructuras del museo puedan hacerle menos fosilizado.

Las colecciones necesitan tener estrategias de adquisición y exposición. La democratización de esos procesos ha llevado a diferentes métodos de involucramiento: nuevos conceptos curatoriales pueden presentar la colección bajo una luz diferente, crear un diálogo entre lo contemporáneo y lo histórico. Nos enfocamos en dos nociones y sus límites: participación e intervención. [… Así, se muestra] cómo las sugerencias del visitante pueden afectar las políticas de la colección afinándole su perfil (2011, 3).

Este número reporta proyectos de estrategia curatorial que involucraron la participación de los públicos en la toma de decisiones sobre lo que debería coleccionar y disponer: casos como el de los Museos de la University College London, y luego el del Van Abbemuseum de Eindhoven, Holanda. Del mismo modo lo hace con proyectos que involucraron la participación curatorial externa por parte de artistas, con visiones de la historia del arte distintas de lo meramente lineal.

El proyecto de los Museos del University College of LondonDisposal? [“¿Disposición?”, o “¿Disponemos de esto?”], llevado a cabo en octubre de 2009, consistió en

Proyecto de los Museos del University College of London, “Disposal?acoger una democrática y consultiva exposición sobre el más controversial tema del sector museístico. Disposal? tomó en innovador paso de preguntar a sus públicos y audiencias sobre qué deberían coleccionar los museos de la Universidad, y de cuáles cosas deberían deshacerse. La participación de los públicos fue el componente externo clave de la exposición. Al visitar la muestra, los estudiantes y el público en general pudieron contribuir con sus puntos de vista sobre cómo ellos pensaban que las colecciones debían desarrollarse. El objetivo era incorporar esas opiniones en los documentos rectores, las políticas y los procedimientos del museo y sus colecciones. Como un actual servicio a, y como un futuro recurso para la Universidad y el gran público, creemos que es esencial que todos tengan una voz y que sus miradas sean tomadas en cuenta. (2011, 5).

El proyecto del Van Abbemuseum“Play Van Abbe” [“Juega con el Van Abbemuseum”], de 2009 y 2011, montó su colección “para proponer y debatir cuestiones como: ¿Cuál es el rol de un museo de arte en el siglo 21?, ¿Cuáles son las convencionalidades de un museo y en qué medida estamos conscientes de ellas? Esto se enfoca no solamente las obras de arte de la colección, sino también en el modo en que se nos permite mirarlas en el museo.” (cit., 8).

Vale destacar que la diferente estrategia de muestra de esta exposición no estaba enfocada sobre las obras de arte, sino sobre el rotulado y etiquetado, asignando un rol importante a la opinión del visitante, quien era confrontado y estimulado a reescribir sobre estos a partir de un estímulo original dado por la curaduría: ¡eran referencias de entrada que proveían un punto de partida para la interpretación!

Y continúa la revista: “Así, al visitante se le solicitaba interactuar con las obras, escribiendo términos clave en las etiquetas y rótulos. Con estos paneles y rótulos interactivos, se agregó una lámina de texto sobre las obras. A la entrada de la exposición uno de los paneles proponía la pregunta ‘¿Qué significó para ud. 1989?’. El punto crucial de los sucesos políticos de 1989 [caída del Muro de Berlín] proveyó el marco contextual sobre la historicidad de las obras de arte, y consultaba el punto de vista del visitante para relacionarlo con su propio nivel personal.” (cit., 9).

“Como resultado –dice la revista- los términos clave para estos prospectos de curaduría fueron democratización, contextualización, educación y aprendizaje. [La curadora] Uwe M. Schneede opina que ‘el museo solo puede preservar su importancia societal y, a largo plazo, solamente alcanzar su misión educacional, cuando sea capaz de renovarse permanentemente desde dentro, sin abandonar sus obligatoria tradición’. Y, podríamos añadir, solamente si permanece abierto a las ideas frescas, los comentarios honestos, y al intercambio con el exterior. Las figuras centrales en este contexto son los artistas, los curadores invitados, los visitantes, y, al menos, la crítica honesta y responsable.” (cit., 4).

Acciones como estas tienden puntos de análisis contextual sobre el patrimonio de las colecciones, sobre el alcance de la museología misma, y sobre el rol activo del sujeto re-interpretante que se la reapropia, en un sustancial compromiso con el patrimonio y el público; así, el público así reeducado y estimulado en sus habilidades y curiosidad, convencido de la importancia de sus patrimonios custodiados en las colecciones de los museos e instituciones patrimoniales, pues cada uno es co-propietario de ella, en una bien entendida manera. Las colecciones museísticas se formulan de otra manera.

3) incorporación de patrimonios intangibles en términos más amplios.

Los contenidos patrimoniales incorporan “intangibilidades mayores”, que no siempre expresan el lado optimista y motivo de orgullo de la historia de sus pueblos. Implican mucho más que la intangibilidad de ítems que expresan la memoria positiva, la identidad cohesionante, el uso, valores y significaciones positivas de los pueblos y culturas. Podría acaso decirse que la noción de patrimonio intangible, conocida y propuesta por la UNESCO, no resulta del todo adecuada para este tipo de “intangibilidades mayores”.

Hoy -no sin controversia y provocación- los museos que coleccionan estos “intangibles mayores”, los llamados Museos de la memoria, o Sitios de Conciencia, se abren a coleccionar las memorias de hechos pasados, sobre todo recientes, o contemporáneos, negativos o dolorosos: guerras internas e internacionales, expolios, destrucción y reconstrucción de etnias, nacionalidades, territorios y mapas, expolios, invasiones, dictaduras, nazismo, y los sucesos y consecuencias que han generado y marcado estas permanencias “inmateriales”. Cosas de un pasado cercano que no debe olvidarse, para no ser repetido, para reafirmar cohesiones posteriores “por defecto”, sobre lo positivo y optimista. Podemos decir que estos son unos Museos de víctimas.

Resulta peculiar, acaso, pues las colecciones de estos museos son mayoritariamente patrimonios inmateriales intangibles, negativos y dolorosos, generadores no obstante de altos niveles de conciencia y memoria histórica. Materialmente sus depósitos y salas acumulan fotografías, filmes, objetos, y a veces los recintos mismos donde ocurrieron los hechos de negativa memoria son sitios museados. Pero estos objetos materiales referidos no son la colección o el patrimonio en sí mismo; son los meros soportes o relacionantes de aquello realmente coleccionado, memoriado. Son museos que coleccionan la memoria, la palabra, eminentemente intangibles, aunque pueden incluir los lugares, pues estos casos remiten a sucesos pasados acaecidos en ellos: conflictos, hechos armados, sitios de tortura y muerte. Es la memoria-patrimonio (intangible por excelencia) del suceso lo que se colecciona.

Referiremos ejemplos de Museos de la Memoria o Sitios de conciencia en América Latina, para comentar al final el caso de un museo europeo (Alemania), cuya labor expositiva actual no ha estado ajena a la polémica, y lo cual nos lleva a un comentario de cierre en relación con el primer artículo de la presente serie. Países suramericanos como Chile Argentina y Uruguay han creado y mantienen sus Museos de la Memoria, con sus colecciones que mantienen el necesario recuerdo de las etapas trágicas de las dictaduras militares de los años 70 y 80 pasados.

Particularmente, Argentina recientemente crea y mantiene su Museo de la Memoria Argentina, en la ciudad de Córdoba, hecho no exento de discusión y polémica en ese país, que motivó foros de discusión reseñados por medios de comunicación museológicos. En este mismo país, y por circunstancias peculiares de su historia en los pasados años 45-80, existe el Museo del Holocausto Argentina: la presencia en ese país de “refugiados” ex oficiales nazis. La actual página web principal de este Museo es elocuente. Y podemos referir dos ejemplos fuera de Latinoamérica, relacionados con esta misma memoria del período nazi, y con el concepto mismo de Museo de la Memoria y sus “intangibilidades mayores”: el Museo del Holocausto en Washington, D.C., y el Museo Auschwitz, situado en las mismas instalaciones donde funcionó el campo de concentración homónimo en Polonia, que claramente muestra su carácter de Sitio de Conciencia.

Cerramos esta entrega comentando un caso de este tipo de acciones museísticas de la Memoria, de vigente polémica. No es un Museo de la Memoria propiamente, pero despliega una actual exposición sobre el período nazi; un caso no menos polémico y que aun enciende resentimiento y vergüenza, y que nos remite a la primera entrega de esta serie de artículos. El Deutsches Historischen Museum [Museo de Historia Alemana] de Berlín presenta, desde octubre pasado hasta febrero de 2012, la exposición Hitler und die deutschen Volksgemeinschaft und verbrechen [Hitler y los alemanes. Nación y crimen]. Se aprecia una visita panorámica virtual completa.

Deutsches Historischen Museum-Hitler und die deutschen Volksgemeinschaft und verbrechen [Hitler y los alemanes. Nación y crimen].

El catálogo de la exposición enfoca la permanencia “explosiva” del tema del nazismo, luego de 65 años de su caída, y de las interrogantes que persisten en generaciones actuales sobre cómo Hitler y su nacionalsocialismo pudieron llegar al poder, su responsabilidad en tantos crímenes y genocidios y su aceptación por parte de la sociedad alemana. Buscando respuestas a estas cuestiones, la exposición examina el fenómeno Hitler y el significado de su proyecto, y las condiciones socio-políticas, la mentalidad alemana de entonces y la entusiasta violencia de sus métodos de aniquilación.

Se plantea que Hitler no hubiera logrado su poder sin la aceptación popular de su condición de Führer (“Líder”), y sus mitos de Volksgemeinschaft (“Comunidad nacional”), y la exclusión de los “ajenos a esa Comunidad”, en un proceso que llevó a la destrucción de las estructuras del estado y de los valores morales, con el fin conocido. La exposición contempla actividades relacionadas, como un ciclo de conferencias dadas por los curadores y el museógrafo de la muestra, historiadores y periodistas, filmes históricos y contemporáneos, simposios y foros de discusión. El enfoque principal parece ser el hecho mismo de que se le dedique todo el museo al proyecto hitleriano, desde una óptica histórica y crítica, y un punto muy álgido es el simposio sobre el régimen de migraciones establecido por los nacionalsocialistas desde la Volksgemeinschaft.

Esta exposición muestra neutral y “académicamente” imágenes, lugares, hechos y objetos relacionados con el tema; de alguna manera lo expuesto se haya coleccionado, en custodia por parte de instituciones museísticas e históricas alemanas. No obstante, podría decirse que el principal “objeto” expuesto allí y conservado, es el de la memoria, el de la “intangibilidad mayor” resultante del saldo negativo que arrojó y significó el nacionalsocialismo. Y de esto resulta la muy entendible emoción derivada de ello, dolorosa, negativa, en nada motivo de orgullo sino más bien tabú para el pueblo alemán, destilada de lo expuesto y abordado por los curadores.

Es la primera vez que se realiza una exposición de ese tipo y tema en Alemania, y exponer esta colección de objetos e intangibilidades mayores ha sido valiente. La exposición y sus actividades relacionadas se hallan en pleno desarrollo (enero 2012), así como las reacciones y emociones que pudieran despertarse en las gentes.

Y aquí es donde se nos relaciona el enfoque con el tema de nuestra primera entrega de esta serie.

Recordemos el caso del Rijksmuseum holandés, y la aun vigente polémica desatada –encuestas y foros de por medio- ante las gestiones del museo para incorporar a sus colecciones de historia holandesa el arma con la que fue asesinado el activista político Pym Fortuyn, y el auto chocado con el que se intentó agredir a la familia real. Este museo hizo un intento consciente de coleccionar algo de su historia contemporánea, con miras a su historia futura, a sabiendas de la polémica y atracción-rechazo que tal acción despertaría en las comunidades holandesas.

Un adicional elemento de relación entre ambas acciones museísticas europeas, ha sido la preocupada crítica ante la posibilidad de que actuales admiradores –neo-nazis, neo-fanáticos- puedan encontrar en estas exposiciones razones provocadoras de sus inclinaciones. Y resulta cuando menos curioso que los Museos de Memorias, europeos y latinoamericanos, se enfocan sobre las víctimas, pero la actual exposición sobre Hitler en el Deutsches Historischen Museum se enfoca sobre los victimarios. Este sería un interesante punto de discusión y confrontación para los casos de este tipo de museos existentes en Latinoamérica.

Entonces, acciones museísticas contemporáneas como las que hemos referido acá son rico motivo para establecer escenarios de reflexión-discusión acerca del rol del museo en su perfil coleccionista, y de la naturaleza misma de aquello coleccionado como patrimonio cultural e histórico, y de lo que por ello se está entendiendo ampliadamente hoy.

¿Son, entonces, elementos a considerar a la hora de definir las líneas de una colección patrimonial de museos –y de las exposiciones que con ellas se realicen- los objetos en sí (tangibles, intangibles e “intangibles mayores”), más las opiniones y reacciones emocionales de las comunidades quienes de alguna manera se ven reflejadas o afectadas por ellas? En una adicional y V entrega final de nuestra actual serie lo abordaremos.

 
Referencias bibliográficas

ON CURATING (Revista). (2011). Issue 12, diciembre, “Reinterpreting Collections Fresh breeze in the depots–curatorial concepts for reinterpreting Collections”Postgraduate Program in CuratingInstitute for Cultural Studies in the Arts (ICS), Zurich University of the Arts (ZHdK). Suiza. http://www.on-curating.org/issue_12. (recuperado en enero de 2012).

DEUTSCHES HISTORISCHEN MUSEUMHitler und die deutschen Volksgemeinschaft und verbrechen. Octubre 2011-febrero 2012. Berlín, Alemania.

*Fernando Almarza Rísquez
fernando@ilam.org


En Neuquén, descubren una nueva especie de dinosaurio herbívoro

Se trata de un “Overosaurus paradasorum” que fue descubierto en un área cercana a la localidad neuquina de Rincón de los Sauces. El hallazgo que permitió luego el trabajo de investigación fue realizado por miembros de la familia Parada (de allí la denominación del dinosaurio), vecinos de Rincón de los Sauces, quienes desde hace años colaboran en el rescate y puesta en valor del patrimonio paleontológico de esa área.

Se trata de un “Overosaurus paradasorum” que fue descubierto en un área cercana a la localidad neuquina de Rincón de los Sauces. El hallazgo que permitió luego el trabajo de investigación fue realizado por miembros de la familia Parada (de allí la denominación del dinosaurio), vecinos de Rincón de los Sauces, quienes desde hace años colaboran en el rescate y puesta en valor del patrimonio paleontológico de esa área.

Los investigadores denominaron “Overosaurus paradasorum” al dinosaurio, hallado hace más de una década, y lo identificaron como una especie de titanosaurio herbívoro de fines del Cretácico Superior descubierto en la formación geológica Anacleto, 50 kilómetros al suroeste de Rincón de los Sauces.

El paleontólogo Rodolfo Coria, de la Dirección General de Patrimonio Cultural, explicó que “el ejemplar está muy bien conservado, habiendo preservado la columna vertebral articulada desde la base del cuello hasta la mitad de la cola, incluyendo sus costillas y elementos de la cadera”.

El informe del descubrimiento que fue publicado por la revista neozelandesa Zootaxa, se indica que “el Overosaurus es un integrante de una variada fauna de titanosaurios representada por varias especies diferentes, muchas de las cuales fueron halladas en las inmediaciones de Rincón de los Sauces”.

La excavación se realizó en el año 2002 por un equipo de paleontólogos pertenecientes a varias instituciones neuquinas, nacionales y extranjeras, en un trabajo de campo que demandó 15 días.

El hallazgo que permitió luego el trabajo de investigación fue realizado por miembros de la familia Parada (de allí la denominación del dinosaurio), vecinos de Rincón de los Sauces, quienes desde hace años colaboran en el rescate y puesta en valor del patrimonio paleontológico de esa área.

“Carlos Parada y sus hijos fueron determinantes en el inicio de las actividades paleontológicas de Rincón. Por ese motivo consideramos apropiado dedicar el epíteto específico a esta familia”, explicó Coria.

El Overosaurus es un dinosaurio del grupo de los titanosaurios, grandes herbívoros que dominaban la Patagonia hace 80 millones de años.

Los restos hallados en Rincón de los Sauces pertenecen a una nueva especie de un tamaño relativamente pequeño. Se estima que midió no más de 15 metros de largo, lo que contrasta con otras especies descubiertas en la zona que superaban los 25 metros o incluso más de 30, como el Argentinosaurus huinculensis.

El paleontólogo precisó que “el excelente estado de conservación del ejemplar permitió acceder a información anatómica generalmente vedada a los científicos, tales como la intrincada arquitectura de las vértebras del cuello y del lomo, no siempre conservada en los fósiles”.

Esto permite a los investigadores “establecer identificaciones de tipo familiar y también elaborar hipótesis sobre características biomecánicas y morfofuncionales” ejemplar.

El gobierno neuquino destacó que “con la incorporación de este ejemplar representante de la nueva especie Overosaurus paradasorum”, el Urquiza “consolida su posición como uno de los museos con la colección de dinosaurios titanosaurios más importante de la región y orgullo de los vecinos de Rincón de los Sauces y de toda la provincia”.

Tomado de: http://www.ushuaia24.com.ar/despachos.asp?cod_des=11679&ID_Seccion=329&Titular=En%20Neuqu%C3%A9n,%20descubren%20una%20nueva%20especie%20de%20dinosaurio%20herb%C3%ADvoro.html

Para unas definiciones (ampliadas) de Museo de Arte Moderno y Museo de Arte Contemporáneo

Para unas definiciones (ampliadas) de
Museo de Arte Moderno y Museo de Arte Contemporáneo
(II parte, abril de 2010)

 

En nuestro primer artículo proponíamos como hipótesis de arranque dos consideraciones, acaso excluyentes. La base de esas consideraciones se mostraba en el modo como los museos analizan, explican y exponen sus colecciones permanentes, es decir, sus prácticas curatoriales, y/o en la aparición epocal y estilística de los contenidos de las colecciones de ambos tipos de museos considerados. Seguían resultando claves los elementos de interpretación y semiosis, ejercidas adicionalmente por la interacción y participación de los públicos, en una dinámica bidireccional museo-público-museo. Ahora se suman otras consideraciones, o se amplían las ya trabajadas, como reconsiderada hipótesis de arranque.

Fernando Almarza-Risquez, Editor

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 Si bien para algunos enfoques resultan pertinentes las argumentaciones de la parte I de nuestra reflexión, las que desarrollaremos acá nos resultarán más útiles para profundizar/ampliar las definiciones que nos ocupan. Esta profundización/ampliación de hipótesis considera a la museística como espacio multidimensional en el que operan las significaciones explicadas tanto por la epocalidad y el estilo, como por las (re)significaciones en torno a las narrativas curatoriales y de exposición de las colecciones permanentes.

De este modo, las bases conceptuales para las definiciones que buscamos como requieren referencias más complejas, ya no basadas en la búsqueda de certezas sino precisamente de in-certezas, en las que los espacios de definición son multidimensionales y dan lugar a la convivencia de escenarios museísticos de supuesta “contradictoria” definición. Así, la definición ampliada que ahora proponemos tiene un carácter lógico conciliador, paraconsistente, por así decirlo, y se reconfigura como espacio integrador de nuestras hipótesis.

Proponemos como ampliada hipótesis de arranque que las definiciones buscadas tienen que enfocarse, casi con preeminencia, en las prácticas curatoriales que desarrollen para estudiar, re-significar y exponer (museografiar) sus patrimonios colecciones permanentes (aunque algo de esto se asomaba en la parte I acerca de la interpretación y la semiosis). Y son esas prácticas curatoriales las que hacen moderno o contemporáneo al museo de arte. Esto no niega el carácter conceptualmente escurridizo de este último término.

Entonces, se desprenden varias consideraciones: si un museo se encuadra circunstancialmente en una u otra definición o nomenclatura, esto en muy buena medida se desprenderá de sus prácticas curatoriales, y éstas a su vez surgen de la detección y propuesta de hacer (re)significados: las condiciones diversas para que tales significados se produzcan, propongan y transmitan (simultáneamente entre museo y público) en su dimensión semiótica e interpretativa. Pensar definitoriamente la museística, entonces, es pensar la curaduría, en gran medida, según el enfoque que acá estamos proponiendo.

Por ello, y sin pretender que la acción y gestión del museo hoy se limite y satisfaga únicamente en la dimensión de su práctica curatorial, podemos decir que ésta es parte fundamental a la hora de considerar definiciones y nomenclaturas sobre lo que lo demarcaría como de arte moderno o de arte contemporáneo. Es la visión curatorial, el acto curatorial, lo que corporiza y define prácticas y haceres museísticos, que devendrían modernos o contemporáneos según el caso. Sin embargo, en nuestra ampliada hipótesis no pretendemos explicaciones totales sobre el ejercicio curatorial, y menos hacer un “manual”, sino detectar y proponer que es en esa instancia donde se define la búsqueda en la que estamos. Esto además nos aleja de cualquier intento de colocar en lugar privilegiado o protagónico personalista a los actores curatoriales del museo.

La problemática del hacer curatorial hoy ha evolucionado de tal modo que, por una parte, los planteamientos y alcances de sus ejercicios trascienden la labor clásica de un curador, ese profesional que hace seguimiento a unos artistas, selecciona unas obras, desarrolla un texto crítico relacionante sobre tal selección, y las muestra en las salas expositivas de un museo o galería. Hay abundantes texto críticos en este sentido. Nuestro enfoque se construye sobre la acción curatorial que opera con las colecciones permanentes de las instituciones museísticas formales.

Y es la acción curatorial sobre las colecciones permanentes de los museos lo que, en términos actualísimos, define a la institución museística para que le sea reconocida esa acción como la propia de los alcances de un museo de arte moderno y/o uno de arte contemporáneo, más allá, repetimos, de la nomenclatura o nombre institucional de los mismos. Es un asunto de tipo de prácticas y lecturas, y la circulación de éstas. Las instancias curatoriales, aunque no únicamente, tienen mucho que decir y aportar ante la problemática que nos ocupa. Lo contemporáneo sería entonces el modo y relectura, sobre otras bases, de aquello considerado moderno. Por lo que el concepto moderno implicaría la “presentidad” de la cultura (que se desarrolla desde el siglo XV), y el concepto contemporáneo, como modo de analizar, mantiene aun su carácter escurridizo.

Discerniendo lo moderno y contemporáneo


Comencemos a discernir esto, en una perspectiva que incluya lo latinoamericano. Hagamos referencia a la opinión dos curadores contemporáneos, los mexicanos Javier Toscano y Daniela Wolf. Este par considera a la curaduría como una reciente disciplina de práctica creativa, que opera con unos objetos de arte de alguna manera significativos (entre cuyos operadores conceptuales están la interpretación y semiosis referidas), tendiendo puentes entre ellos y los públicos, quienes actuarán a su vez como potenciales (re)significadores. Es pertinente el artículo “Curaduría en la gestión de museos y la práctica expositiva” en http://miriadacolumna.blogspot.com/2009/07/curaduria-en-la-gestion-de-museos-y-la.html.

En el mismo artículo se cita a la curadora argentina Victoria Noorthoorn, quien especifica que “la curaduría es una práctica creativa no artística”, no siendo un arte sino “un generador de posibilidad [pues los] productores de arte son los artistas y no los curadores, [ya que la curaduría] requiere de creatividad, no tanto de artisticidad”. Es decir, dejemos a los artistas que sean creativos artísticamente, y a los curadores que sean creativos curatorialmente (independientemente de que a veces el curador sea un artista, que en el acto de curar se comporta como eso, como curador). Hay que decir que esa creatividad y generación de posibilidad es lo que en los haceres semióticos del museo involucra a los públicos, componente clave en el hacer museístico actual en esa dinámica bidireccional museo-público-museo, y una consiguiente definición.

Y recordemos que el curador, más que ser el único que “sabe” (como pretenden algunos curadores), relaciona y estimula al público veedor, construyendo o develando espacios de (re)significación y referencia desde los objetos de arte y sus complejas y potenciales relaciones, hacia ámbitos trascendentes de lo socio-cultural, estimulando en este veedor un mayor ejercicio de conciencia crítica, además de estética, esa que deleita pero que también (re)significa.

Cuando estas consideraciones operan sobre colecciones permanentes de museos de arte, aparece el elemento que ya mencionamos respecto de la difusa línea que separaría una definición como la que buscamos. Tales operaciones de concepto y (re)significación, aplicadas a la colección de un museo formalmente denominado “de arte moderno”, harían que su producto curatorial-expositivo, museológico-museográfico, se manifieste como algo propio de un museo “de arte contemporáneo”. Y viceversa, acaso.

Los alcances del curador


Conviene un apunte básico sobre el alcance del curador; la interpretación sobre el rol y capacidades del curador varía. Citemos adicionalmente dos afirmaciones de muy destacados curadores actuales, la chilena Paulina Vargas y el brasileño Ivo Mesquita, quienes nos dan un vistazo desde dos posiciones, que si bien no tienen que ser conflictivamente opuestas, sí presentan contundentes concepciones sobre el rol del curador y su práctica… y del ego de algunos de ellos. Vargas dice: “El curador es una autoridad en el sistema del arte contemporáneo, una voz con el poder de legitimar, operando en base a una selección y la elaboración de coordenadas de acceso al terreno de su propuesta y al trabajo de los artistas. Sobre estas nociones básicas no habría grandes diferencias entre un proyecto curatorial realizado en Nueva York, Seúl, Bogotá o Santiago de Chile”. [negritas mías, FAR]. http://miriadacolumna.blogspot.com/2009/07/curaduria-en-la-gestion-de-museos-y-la.html. Diremos que esas coordenadas de acceso (real espacial, de significaciones) también devienen elementos que constituyen operaciones conceptuales que hagan “moderno” o “contemporáneo” a un museo en su labor.

En cambio, Mesquita habla del curador/cartógrafo, que “no sigue ninguna especie de protocolo normalizado o cualquier a priori: su oficio nace de la observación de las transformaciones que percibe en el territorio que recorre… este curador abandona la búsqueda de la verdad, rasgo que ha caracterizado el ejercicio tradicional del pensamiento en occidente, para lanzarse en la producción de sistemas de percepción, de diversas formas de inteligibilidad, dibujando otros mapas y revelando otros mundos”. [negritas mías, FAR]. Diremos también que esas transformaciones percibidas son la metodología y operatividad curatorial para hacer “contemporáneo” aquello originalmente “moderno” del museo.

Como lectura adicional sobre este tipo de criterios y novedosas visiones curatoriales, sugerimos la revista virtual Salonkritik, http://salonkritik.net/08-09/2008/10/la_curaduria_como_medio_lourde_1.php, y leer el esclarecedor artículo de Lourdes Morales y los ya referidos Javier Toscano y Daniela Wolf titulado “La curaduría como medio”. Una cita del mismo resulta estimulante y establece ciertas diferencias, según las cuales cada quien obra curatorialmente según la colección de arte que maneje: ”El gran arte clásico —y sus derivaciones modernistas— no necesitó de curadores porque se planteaba desde la voluntad de sus patronos. El arte contemporáneo, dispuesto desde las estructuras socioeconómicas del mundo actual, se acerca a la mundanidad de experiencias particulares, minúsculas, dispersas”.

Y todo eso se da, en “una institución con vocación de lugar de encuentro, en el que las colecciones son ya no sólo objetivo sino medio para la creación de relatos, que contribuyan con nuevas visiones y entendimientos de la historia de las artes, pasadas y presentes, las de los siglos XX y XXI que aun se construyen. En aras de su vocación de servicio público, se atribuye ahora la misión de cumplir elevados cometidos en el seno de las políticas estructurantes del mundo contemporáneo” (al decir de la museóloga española María Morente). Precisamente ese mundo “de experiencias particulares, minúsculas, dispersas”, al decir de Morales-Toledo-Wolf.

Y esas nuevas o alternativas visiones y entendimientos de la historia de las artes y la cultura, pasadas y presentes, serían aquellas ya no basadas en el parámetro únicamente temporal, secuencial, sino en el del espacio geográfico, aquel de las latitudes incluso culturales: el Sur, por ejemplo, en todo caso ya no eurocentristas únicamente (Manuel Borja-Villel dixit). En fin, esa historia que no sólo busca entender al pasado, sino también conocer el presente. Y esa rica y variada (re)creación de relatos es, también, acción y práctica curatorial.

Entonces, eso que llamamos práctica curatorial es, a efectos de curaduría de arte moderno, contemporáneo, vanguardista, actual… algo cuyas técnicas, modos de conocer, códigos de visualización e interpretación-(re)significación, o estimulación al interrogante, derivan por cauces de narrativa –creación de relatos- diferentes de aquellos que se adecúan a otras prácticas artísticas “clásicas”, o “modernas”… o tradicionales y populares incluso1 . En las operaciones analíticas y conceptuales que estamos haciendo, resulta recomendable una lectura sobre los curadores latinoamericanos referidos, para familiarizarse con los elementos de análisis y crítica con los que leen y analizan los objetos artísticos que curan y ensamblan en exposiciones, en circuitos de galerías de arte privadas, y/o en museos con colecciones permanentes.

Estructuras curatoriales del museo


Ubicándonos más en el ámbito de las colecciones permanentes del museo y del modus operandi de quienes las curan, toquemos lo referente a su estructuración y actividad interna. No hay receta fija sobre la estructura departamental de curadurías de un museo ni sobre su equipo de curadores; las hay organizadas sobre períodos históricos, o estilos y tendencias, o técnicas y materiales, o regiones, países o continentes, aunque hoy una fuerte tendencia es a trabajar más orgánicamente sobre conceptos y temas, como “áreas permeables y con relación entre ellas. Las áreas en las que empezamos a trabajar son dos: una que tenía ver con los objetos del conocimiento, con las narraciones, con las historias que se cuentan, y otra con sujetos del conocimiento, con los públicos”, al decir del español Borja-Villel cuando comentaba sobre la reestructuración que desarrolla en el Museo Reina Sofía desde que asumió su dirección.

Entonces, vemos que no sería exactamente esa organización estructural la que definiría su modernidad o contemporaneidad curatorial, sino las estrategias y tipos de análisis y muestra curatorial de esas colecciones permanentes, para lo que las afirmaciones de Borja-Villel son pertinentes. Una colección permanente es una fuente casi inagotable de recursos de interpretación, (re)significación y exposición, sujeta a lo ricamente “moderna” o “contemporánea” que potencialmente pueda ser narrada, curada o re-significada2 . Y especialmente, que trabaje esa modernidad que aun no se ha escrito, al decir de Borja-Villel. Apuntamos que esa ”modernidad no escrita aun” la hacemos cónsona conceptualmente con la contemporaneidad, no ajena a la multiplicidad de opiniones, a la compartición común del conocimiento, al respeto del otro cultural y racial y geográfico, que debe ser siempre ese otro con los plenos derechos que tengo yo, según consideraciones bien argumentadas.

Estrategias curatoriales alternativas


Consideremos otros dos elementos o estrategias para ejercer curadurías contemporáneas con colecciones de museos de arte. Es en elementos como los siguientes donde se ubica la práctica curatorial actual, definidora, según nuestra redirigida hipótesis; son estrategias que hacen moderno o contemporáneo al museo, más allá de la nomenclatura formal con las que les hayan bautizado. Nos referimos a los modos de abordar

• los “llenos” y los “vacíos” de esa colección, y (o con)
• las estrategias, lenguajes y recursos críticos con los que los curadores cuenten.

En cuanto a los “llenos” y “vacíos”: en los museos de arte, y aun cuando sus colecciones abarques amplios períodos de tiempo y estilos, o uno solo y específico, puede que haya lagunas o que le falten algunos ejemplares de determinado período. Esto implica que el trabajo del curador de esa colección (o de esa área o departamento de la misma), además de estudiar e im o proponer exposiciones sobre ello, debe estar consciente de que tal área tiene que ser “llenada” por otros bienes artísticos que den, si no una visión completa, al menos una menos incompleta. Pero esos “llenos” o “vacíos” no tienen que ser solo de objetos, sino también de construcción y modos de crear narrativas curatoriales que aporten comprensiones adicionales y compromisos con y de los procesos de creación y (re)significación, en los términos en que venimos hablando. Esta consideración también puede hacer al museo “moderno” o contemporáneo”, y complejiza nuestra búsqueda de definición3 .

Con independencia del tipo de museo y/o el estilo o período de su colección, hacer curaduría hoy exige contar con más recursos críticos y estrategias alternativas, novedosas o emergentes, que permitan trabajar aspectos o secciones de una colección permanente de museos, significarlas, para que los públicos las (re)signifiquen en formas y sensibilidades alternativas, desarrollando circuitos de realimentación museo-público-museo. Sin pretender hacer de esto una receta infalible, se requieren varios adicionales, alternativos o emergentes recursos críticos y estrategias para curar en términos contemporáneos las colecciones permanentes 4 :

• claves interpretativas y diversidad de miradas (del artista, del curador, del público), o
• circular la presentación de la colección, no tan “permanente” sino renovada de forma periódica, o el modo de exponer esas obras, que incluso invita a
• un recorrido distinto en cada visita, o disponiendo un recorrido por salas no lineal ni cronológico, ni por autores, sino que combine estos criterios simultáneamente, o
• los microrrelatos o múltiples navegaciones, o
• replantear la escritura de la historia del arte, haciéndola menos canónica y eurocentrista (o más latinoamericanista), abriéndola a lo plural, o
• el trabajo en red entre colecciones de museos, o
• el trabajo de los museos en red.

A estas adicionales estrategias para curar agregamos lo que tiene que ver con recursos críticos y de lecturas de lenguajes artísticos y sus contextualizaciones culturales5 , socioeconómicas y epistemológicas, con bien entendidas apropiaciones que sepan atender a lo glocal. Esto puede parecer solamente útil para la producción artística contemporánea, pero puede tener sentido y ser revelador si se considera para al menos algunas manifestaciones artísticas de períodos anteriores (el paso de la re-presentación a la re-significación, que tratamos en la parte I), y las circunstancias de significación y estéticas que les rodeaban (una mirada referencial al panorámico ensayo de mi autoría “Arte como objeto de conocimiento; estética, como semiótica; estética como conocimiento”, referido en la parte I de estas reflexiones, puede dar modestamente un refrescamiento al respecto).

Hacemos de nuevo referencia a Borja-Villel 6 . Sea para colecciones permanentes de museos basadas en una producción artística de nomenclatura contemporánea o moderna, consideremos las potencialidades expositivo-curatoriales de una colección permanente, sobre argumentaciones tan contemporáneas como:

• que propongan nuevos lenguajes con códigos locales, nacionales o internacionales, o
• que estimulen la capacidad de deleite y lectura, del curador y del público, o
• que trabajen formatos, sujetos y problemáticas estimulantes, o
• que estimulen un proceso cultural renovador, o
• que aporten nuevas miradas, del artista, curador y público, o
• que desarrollen líneas discursivas que entrelacen lo publico y privado, lo moderno y lo contemporáneo, o
• que establezcan circuitos de información y conexión de lenguajes, exposiciones, curadurías y artistas, como la web y las páginas virtuales de museos y sus colecciones, o
• que estimulen nuevos significados, lo que referimos como (re)significación, o
• que tiendan puentes interdisciplinares (como hacen curadores como el suizo Hans Ulrich Obrist), o
• que estimulen sistemas de percepción, de diversas formas de inteligibilidad, dibujando otros mapas y revelando otros mundos (Mesquita), entre otras, o
• que ofrezcan y estimulen adicionales formas de recorrido en accesos espaciales del museo.

Este último punto resalta el hecho de que un museo con colección permanente puede no solo mostrar y dar acceso a sus colecciones en sus salas y espacios públicos, sino también en otro tipo de espacios: los espacios de depósito y los espacios virtuales de la web; todos estas modalidades de recorrido y visita llevan implícito un peculiar enfoque curatorial, (re)significante, estimulante y hasta compartido, co-curatorial. Al respecto puede verse mi reciente artículo y sus referencias, “Lo que ocultan los museos en sus sòtanos y còmo hacerlo visible”, en http://www.nuevamuseologia.com.ar/Loqueocultan.htm, y la reciente reseña que en ese mismo sentido, que recoge lo que hace hoy el Museo de Arte de Cataluña, en http://ve.globedia.com/museo-arte-cataluna-realizara-depositos.

Entonces…


Nos percatamos que lo planteado originalmente como búsqueda y arribo a definiciones precisas sobre Museo de Arte Moderno y Museo de Arte Contemporáneo deviene (maravillosa y estimuladamente) problemático, al punto de que nos asoma a consideraciones muy actuales y de obligada reflexión. Y nos lleva a operar con esas in-certezas que hacen paraconsistentes unas definiciones que, dentro de una construcción lógica muy lineal, serían incompatibles, pero que en una búsqueda lógica más multilineal como a la que nos asomamos ahora, produce resultados ricos y ampliados, develadores y luminosos, con los que podemos operar en nuestras prácticas profesionales museísticas, y en nuestra reflexión museológica.

Curar hoy una colección permanente de museos de arte es atender las problemáticas del hacer museístico, y de cómo se está conociendo y leyendo el arte moderno de hoy (y decir esto no es un contrasentido ni un pleonasmo) y el del pasado de la modernidad, es decir, haciendo una lectura contemporánea. El acto curatorial tiene que ver con todo eso, y ya apuntamos que define en buena medida la modernidad o contemporaneidad del museo, y esa emergencia criterial es lo que nos lleva a reformulaciones como la presente, que parecieran de hecho tender a fusionarse, o más bien a operar paraconsistentemente en un espacio museístico conceptualmente ampliado, trascendiendo las nomenclaturas o las puras y lineales historicidades y epocalidades o estilismos.

Hacer curaduría hoy es, entonces, es re-definir ampliadamente al museo en su nomenclatura moderna o contemporánea (y/o viceversa), estar al tanto de lo que sucede, actualizándose sobre el modo como evolucionan estas formas de exponer, leer, conocer, interpretar y (re)significar las artes hoy, sean éstas de producción o modo de pensar moderno o contemporáneo. Y buscar una definición de Museo de Arte Moderno y de Museo de Arte Contemporáneo pasa rigurosamente por considerar cosas como las tratadas en el presente escrito, en sus dos partes que lleva hasta ahora, y que pueden ser ampliadas con las reflexiones que entre todos propongamos y compartamos.

Esperamos los comentarios que tengan a bien hacer ustedes a propósito de estas líneas, queridos colegas de la museística, hispanoamericana o mundial; son bienvenidos como comentarios puntuales o como artículos dentro de nuestra Sección Reflexionemos sobre…, en nuestro sitio web del ILAM. Así, nos beneficiaremos todos en un circuito de realimentación que nos conectará mutuamente en la labor de operar y pensar la museología, especial aunque no únicamente la hispanoamericana. Por mi parte iré alimentando esta reflexión, como le he venido haciendo con las Notas del Editor en el foro de nuestra Sección. Vayan a Uds. nuestros saludos cordiales de siempre.

 

1 Aquí mantienen pertinencia las consideraciones que sobre la modernidad, sus modos de conocer y su continuación presente hicimos en nuestro primer artículo y primera hipótesis de arranque, en esta misma Sección.

2 Resulta pertinente la lectura del artículo de la museóloga brasileña Elisa Noronha titulado “Museos de arte contemporáneo: una estrategia de abordaje”, en la revista web Interartive, en http://interartive.org/index.php/2010/01/museocontemporaneo.

3 Recordemos que una definición que se les da a los museos de arte contemporáneo es la de “centros de creación contemporánea”, cuando no de “centros de interpretación”, incluso en términos de interdisciplinariedad. 

4 Estrategias como éstas, de obligada referencia siempre, las ha propuesto y desarrollado Manuel Borja-Villel en las programaciones y relecturas a las colecciones permanentes del Museo Reina Sofía de Madrid, desde que tomó su dirección  y actualmente (abril de 2010). Recogen sin duda mucho de las consideraciones que hacemos en nuestra reflexión que nos ocupa.

5 No puede dejar de recomendarse la lectura del libro Issues in Curating Contemporary Art and Performance, editado por Judith Rugg y Michèle Sedgwick. Intellect Bristol, UK / Chicago, USA. 2007, que aporta una variedad de enfoques sobre esta problemática tan pertinente como las formas de pensamiento en la curaduría contemporánea, interdisciplinariedad en la curaduría, sus encuentros, contextos y experiencias, y el rol del curador, todos con actual y profundo análisis

Lista Roja Dominicana: bienes en peligro

El Consejo internacional de Museos (ICOM), asociado a la Unesco, publicará una Lista Roja de bienes culturales dominicanos en peligro, en su lucha contra el tráfico ilícito de piezas valiosas que abarcan los períodos prehispánico, colonial y republicano de índoles religiosos, monedas y esculturas.

La publicación procura completar el dispositivo de protección del patrimonio cultural de la isla La Española, iniciado en 2010 tras la publicación de la Lista Roja de emergencia de bienes culturales haitianos en peligro que fue redactada después del terremoto que devastó a ese país.

La Lista Roja será presentada oficialmente en el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana (MMRD) el martes 9 de este mes, a las 6:30 de la tarde. En esas mismas instalaciones, al otro día, a las 10:00 de la mañana, también se tiene previsto realizar un seminario sobre el tráfico ilícito de bienes culturales.

Al evento fueron invitados profesionales del patrimonio y representantes de la Policía Nacional, Dirección de Aduanas.

El Icom advirtió que el crecimiento en el ámbito mundial del tráfico ilícito de bienes culturales ha dado razones a la comunidad patrimonial razones para inquietarse.

“El saqueo, contrabando y comercio ilícito de bienes culturales resultan en una pérdida importante en la comprensión de la historia”, advirtió el Icom.

La Lista Roja dominicana estará disponible en cuatro idiomas; español, inglés, francés y alemán. Unas 7,000 copias impresas serán distribuidas a oficiales de Policía y Aduanas de todo el mundo, así como a profesionales del patrimonio, comerciantes de arte y antigüedades, y otros organismos involucrados en la protección del patrimonio cultural.

Luisa de Peña Díaz, miembro del consejo ejecutivo del ICOM y directora del MMRD, representará oficialmente la organización durante el evento y presentará la Lista Roja a los invitados.

La iniciativa busca fomentar la concientización de las poblaciones locales, los agentes del orden y el mercado internacional de arte y antigüedades.

La creación de la Lista Roja de bienes culturales dominicanos en peligro fue posible gracias al apoyo de la Oficina Federal de Cultura de la Confederación Suiza.

De Peña resaltó que el hecho de que la República Dominicana sea incluida en este programa mundial es un gran triunfo y permitirá combatir más eficazmente el tráfico ilícito de bienes culturales.

“En nuestro país el saqueo de nuestro patrimonio prehispánico, religioso/colonial, colonial-subacuático y republicano ha sido una constante por décadas”, agregó.

Agradecimiento

El ICOM agradeció a De Peña, directora del MMRD; a César Iván Feris Iglesias, presidente del Programa APEC Cultural; Esteban Prieto Vicioso, director de la Oficina de la Obra y Museos de la Catedral de Santo Domingo y a Risoris Silvestre, directora del Centro de Inventario Patrimonial.

Además, Museo Naval de las Reales Atarazanas, Alcázar de Colón, Iglesia de Santo Domingo, Museo Bellapart y Museo Numismático del Banco Central.

Tras la presentación oficial, la Lista Roja de bienes culturales dominicanos en peligro estará disponible para descarga gratuita en todos los idiomas y será integrada a la base de datos del ICOM. Pueden acceder a estas informaciones a través del siguiente enlace:

http://icom.museum/recursos/banco-de-datos-de-las-listas-rojas/L/1/.

En 2012, las autoridades francesas indicaron específicamente que la Lista Roja de urgencia de antigüedades iraquíes en peligro del ICOM, publicada en 2003, ayudó en la recuperación y restitución de 13 piezas arqueológicas iraquíes datando de 2350 antes de Cristo ( a.C.) a 1700 a.C., de la antigua civilización de Mesopotamia. Los objetos incautados, conos y tabletas de arcilla, fueron identificados por los investigadores oficiales a través de un sitio de subastas, debido a sus probables orígenes iraquíes.

En los procesos intervenienen la Interpol, que es la que ejecuta el programa, tras alianza con el Idecom,y la Federación Mundial de Aduanas para ejecutar fuera y dentro de las fronteras. Entre los países de América Latina que cuentan con una Lista Roja se encuentran Perú, Colombia, México y Haití. En esta última nación-país fue aprobado luego del terremoto para evitar que las piezas fueran saqueadas y sacadas fuera del país. Centroamérica tiene uno general y Guatemala tiene uno particular.

Objetos

El documento incluye categorías de objetos abarcando los períodos Prehispánico, Colonial y Republicano, y presenta una gran variedad de estos, incluyendo aquellos de índole religioso, monedas y esculturas.

Los taínos sepultaban a los difuntos en las costas con todas sus pertenencias. En esas zonas puede haber muchas piezas valiosas. Por eso es imposible saber qué cantidad de piezas pueden ser objetos de tráfico ilícito y con cuántas cuenta el país”, dijo la directora del MMRD.

Recordó que cuando ella era directora de museos inició dos procesos y recuperon 186 piezas detectadas en Miami, Estados Unidos.

La lista dominicana incluye recipientes y vajilla: cerámica, vasos efigie y caritas de indios, ollas y asas. Pueden ser de piedras, cerámica, terracota y conchas marinas. En el período colonial y republicano figuran vajillas: vasos, copas, vasijas de cerámicas, vajilla y objetos esculpidos, de índole religiosa y accesorios y objetos de decoración.

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PROTECCIÓN DE PATRIMONIOS

El Consejo Internacional de Museos (ICOM), creado en 1946, y representando a los museos y profesionales de museos, se dedica a la promoción y la protección del patrimonio natural y cultural, presente y futuro, tangible e intangible. Con 30 mil miembros en 137 países, el ICOM es una red única, activa en una amplia gama de disciplinas relacionadas con el ámbito museístico y del patrimonio.

Las Listas Rojas son herramientas eficaces, destinadas a ayudar a los oficiales de policía y aduanas, a los profesionales del patrimonio y a los negociantes de arte y antigüedades a identificar los bienes más susceptibles al tráfico ilícito y por lo tanto sujetos al contrabando. El proyecto incluye la especialización de un personal de Aduanas para que trabaje en la identificación de piezas que pudieran ser patrimonio cultural.

Fernando Quiroz

fernando.quiroz@listindiario.com

Tomado de: http://www.listindiario.com.do/la-republica/2013/7/3/283155/Lista-Roja-Dominicana-bienes-en-peligro

 

Construcción de represas en Panamá y Costa Rica Amenazan áreas Patrimonio de la Humanidad

La Reserva de la Biósfera La Amistad es un Patrimonio Natural de la Humanidad en Costa Rica y una parte en Panamá. Los grupos locales indígenas y organizaciones ambientalistas advierten que La Amistad está en peligro por los planes de desarrollo de represas en ambos lados de la frontera. Se están construyendo en el parque proyectos hidroeléctricos que dañarán – o que ya están dañando – los sistemas de ríos que fluyen en sus cuencas.

La Reserva de la Biósfera La Amistad es un Patrimonio Natural de la Humanidad en Costa Rica y una parte en Panamá. Los grupos locales indígenas y organizaciones ambientalistas advierten que La Amistad está en peligro por los planes de desarrollo de represas en ambos lados de la frontera. Se están construyendo en el parque proyectos hidroeléctricos que dañarán – o que ya están dañando – los sistemas de ríos que fluyen en sus cuencas.

Rodeados por la selva verde y el sonido de un río caudaloso, 50 miembros del grupo indígena Naso se reunieron en el oeste de Panamá en septiembre 2012, para protestar contra los planes para desarrollar unos 30 megavatios en la represa hidroeléctrica en el río Bonyic.

Detrás de los opositores a las represas estaba la cubierta de nubes, los picos exuberantes de la Biosfera La Amistad, parque de la Reserva Internacional, decretada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad donde sus cuencas se ven amenazadas por un exceso de construcción de represas en la región.

En la frontera entre Costa Rica y Panamá, La Amistad tiene un número importante de especies endémicas debido a la convergencia de la flora y la fauna de América del Norte y América del Sur.

Dividido en laderas entre el Atlántico y el Pacífico y por una de las cordilleras más altas de América Central – el Talamanca- es un lugar de paisajes diversos. Los 2.200 kilómetros cuadrados de reserva incluyen bosques secos tropicales, bosques de robles antiguos, exuberantes bosques tropicales, selvas vírgenes de nubes, y, a mayor altitud, pantanos y lagos glaciales fríos.

Cuando se añade a la lista de sitios del Patrimonio Mundial en 1983, La Amistad fue elogiado por su excepcional biodiversidad.

Robert Hofestede – ex director regional de América Latina de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que encabezó una misión de observación a La Amistad en nombre de la UNESCO en febrero de 2013 – describe el parque como “una de las joyas de la corona en la naturaleza.”

Los grupos locales indígenas y organizaciones ambientalistas advierten que La Amistad está en peligro por los planes de desarrollo de represas en ambos lados de la frontera. Se están construyendo en el parque proyectos hidroeléctricos que dañarán – o que ya están dañando – los sistemas de ríos que fluyen en sus cuencas.

El Dr. William McLarney, biólogo acuático y director de la organización costarricense sin fines de lucro del Medio Ambiente, la Asociación ANAI, explica: “A pesar de que no poner un pie en La Amistad, si se construye una represa aguas abajo que afectan a la biodiversidad dentro de la Amistad, perjudicaría a los peces migratorios y otras formas de vida. “

Estas especies de peces migran entre agua dulce y salada, la cría en la boca salobre del río y luego viajan corriente arriba como parte de su ciclo de vida. La construcción de represas amenaza con interrumpir este ciclo.

Al menos cuatro presas ya existen o están en las etapas avanzadas de planificación y construcción para el río Changuinola y el río Bonyic que se originan en la reserva.

La represa Bonyic está casi terminada y ya está causando daños en un área de gran belleza natural, además dos represas se encuentran aún en fase de planificación. Costa Rica ha propuesto más de cinco presas en las cuencas hidrográficas, tanto en la vertiente del Pacífico y del Atlántico.

La represa en el río Changuinola causará la pérdida de peces migratorios y especies de camarones del 66 por ciento de la porción panameña de La Amistad. Hasta 16 especies de peces migratorios y crustáceos podrían perderse.

“Este cambio ecológico importante va a tener algunos impactos”, dice Osvaldo Jordan, director de la organización ambiental panameña, Alianza para la Conservación y el Desarrollo (ACD), “extremadamente preocupado por la eliminación de los peces migratorios de la cadena alimentaria en las partes altas de La Amistad, debido al alto nivel de endemismo de La Amistad para anfibios, reptiles, e incluso algunas aves y mamíferos”, manifiesta con preocupación.

Preocupados por las numerosas propuestas de represas, ANAI y ACD, junto con el Centro de la Diversidad Biológica, alertó a la UNESCO de la situación.

En febrero de 2008, la UNESCO envió su primera misión de seguimiento a la zona y pidió posteriormente que tanto Costa Rica y Panamá a cabo una evaluación detallada transfronteriza del medio ambiente para estudiar el impacto de la construcción de represas en toda la reserva y considerar el uso de los recursos energéticos alternativos.

En 2010, la UNESCO solicitó que la construcción en Panamá cese ya que el movimiento transfronterizo de Evaluación Ambiental Estratégica (EAE) se observaron serias amenazas. Panamá ignoró la petición y continuó la construcción de ambas presas.

El poder de los organismos internacionales es corto, explica Robert Hofestede . “La UNESCO no puede hacer mucho porque la gestión del parque es responsabilidad de Costa Rica y Panamá”, dice. “La UNESCO no puede imponer multas, no se puede imponer un plan de manejo adecuado, solo se sugiere.”

Pero la UNESCO puede monitorear y supervisar el plan de gestión de un país y puede incluir un bien en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro si cree que hay amenazas importantes para una propiedad de “valores universales excepcionales”.

La UNESCO envió una segunda misión de investigación a La Amistad en febrero 2013. La agencia decidirá en junio si se incluye a La Amistad en la lista de peligro.

Prestigio internacional, promoción del eco-turismo, y algunos beneficios económicos son las razones por qué los países opten por presentar sitios naturales para su inclusión en la lista de Patrimonio de la Humanidad.

Sí La Amistad entra en la lista de peligro daría a Panamá y Costa Rica, puntos negativos en relaciones públicas internacionales, de no revertir el curso en la construcción de represas en el futuro.

Pero el desarrollo hidroeléctrico es un gran negocio. Panamá arce estar especialmente ansioso por explotar sus ríos y con frecuencia lo hace a expensas del medio ambiente y los derechos indígenas.

Los medios de subsistencia de los pueblos indígenas que viven en las cercanías de las presas están siendo comprometidos por la pérdida de peces. En el caso de la represa Chan 75, alrededor de un millar de indígenas fueron desplazados por el embalse.

Aunque el movimiento transfronterizo de Evaluación Ambiental Estratégica (EAE) aún no se ha completado, un informe provisional ha recomendado que las represas no deben ser construidas dentro de las cuencas hidrográficas.

Gustavo Carrasquel | ANCA24 – ECOticias.com

Tomado de: http://www.ecoticias.com/eco-america/77477/Construccion-represas-Panama-Costa-Rica-Amenazan-areas-Patrimonio-Humanidad

 

Definiciones de Museo de Arte Moderno y Contemporáneo

Una definición de Museo de Arte Moderno y Museo de Arte Contemporáneo.

  • La definición de Museo de Arte Moderno y de Museo de arte Contemporáneo que formulábamos considera el tipo y bases de análisis que se realice a sus colecciones permanentes, la lectura y ejercicio curatorial practicado, y la metodología de tales lecturas. Esto se amplía, entrando en juego adicionales consideraciones, recursos analíticos y experiencias adelantadas en algunas prácticas museísticas de hoy.

  • La diferencia definitoria entre un tipo de museo y otro radicaría, ampliadamente, en su acción curatorial, en el tipo de análisis y lectura, y no en la nomenclatura del museo: lo contemporáneo sería la relectura sobre otras bases criteriales de aquello considerado moderno. Y con grandes implicaciones, nos asomaría a una concepción de la museística contemporánea como el espacio ampliado y multidimensional en el que operarían consistentemente y sin conflicto estas tres hipótesis.

Fernando Almarza-Risquez, Editor

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Nota del Editor
Agosto de 2010

Nota final del tema:
Para una definición de Museo de Arte Moderno y Museo de Arte Contemporáneo.
Con esta Nota finalizamos el presente y primer tema de reflexión, que sostuvimos durante un año. Todos los comentarios aportados por nuestros lectores quedan en nuestra Sección, para futuras consultas, aunque siempre habrá la posibilidad de agregar más comentarios, que serán bienvenidos, publicados y agradecidos, previa revisión. Próximamente abriremos un nuevo tema de Reflexión, para lo cual mantendremos la misma dinámica desarrollada hasta ahora. Todo nuevo comentario, reflexión, artículo o aporte que tengan a bien hacer nuestros lectores será bien recibido, en una sinergia enriquecedora para todos quienes nos involucramos con la fascinante profesión museológica y la necesaria reflexión actualizada sobre ella. En nuestra Sección aparecen los requisitos para proponer artículos sobre los temas tratados.

Unas definiciones en constante enriquecimiento
Queridos colegas de la museística hispanoamericana y del mundo: 

En todas nuestras reflexiones a lo largo de este año, hemos evolucionado y enriquecido de manera importante nuestra búsqueda y propuesta de una definición para Museo de Arte Moderno y Museo de Arte Contemporáneo. Si algo podemos tener claro es lo que ya hemos avanzado, en el sentido de que tales definiciones no podrán ser configuradas únicamente por referentes temporales ni estilísticos, elementos que sin embargo permanecerán como pistas de abordaje, nunca conclusivas ni terminantes.

Así, estas definiciones que hemos venido construyendo, o actualizando en su formalización, incorporan consideraciones que trascienden en mucho aquellos otros referentes, y se ubican en acciones y prácticas museológicas y curatoriales, en términos que comenzamos a señalar en nuestras últimas Notas del Editor, y que en la presente ampliamos o puntualizamos más, como evolución de las hipótesis de arranque ya planteadas en los dos artículos extensos que forman parte de nuestra Sección. Hemos afirmado las necesarias referencias hechas a destacados profesionales de la museísticas de otras latitudes, manteniendo siempre la aspiración a que contemos, también, con las de prácticas desarrolladas en nuestras propias latitudes hispanoamericanas. En la presente Nota de cierre no podemos dejar de referir aportes y prácticas reflexivas que detectamos imprescindibles y de enorme acuciosidad y trascendencia, como las que apuntamos a continuación.

Apuntábamos en pasadas Notas del Editor que es la práctica, lectura, análisis, construcciones de lenguajes, estéticas, formas y estrategias de curaduría y museografía con que trabajan sus colecciones permanentes las que hacen moderno o contemporáneo al museo; incluso, afirmábamos que eso va más allá de la “denominación de origen” que tenga un museo (“Museo de Arte Moderno de…”, o “Museo de Arte Contemporáneo de…”). En la presente Nota de cierre de este tema, puntualizamos adicionales elementos que amplían las estrategias y los criterios de operación con el museo [de práctica o hacer] contemporáneo.

Insoslayable es la nueva reflexión de Manuel Borja-Villel, Director del Museo Reina Sofía de Madrid, de quien ya hemos incorporado análisis en pasadas Notas del Editor. En el primer Número de la Revista CARTA, editada por ese Museo, con dirección del mismo Borja-VillelAnchorhttp://www.ilam.org/viejo/plugins/editors/artofeditor/plugins/link/images/anchor.gif?t=B8DJ5M3″) 0% 50% no-repeat;”>[1] , éste, en el Editorial “¿Pueden los museos ser críticos?” afina sus reflexiones en el tenor que venimos desarrollando en nuestra Sección, considerando al museo (aquél contemporáneo según nuestra reflexión) como el dispositivo institucional dentro, y en el que, posibilitar su crítica a las ambivalencias del sistema y la sociedad en general, sus lógicas de funcionamiento y aparatos ideológicos, dada la forma más significativa de hacer artístico en las últimas décadas, en tal sociedad en la que el conocimiento forma parte de la base económica. Estas reflexiones las entendemos como pertinentes en nuestra reflexión que nos ocupa.

Borja afirma que “el conocimiento está en la base de nuestro sistema económico [y en él] se generan e intercambian subjetividades con la misma fluidez con la que mercadeamos con marcas y productos comerciales, [y] no nos sorprende que la crítica sea percibida más como un feedback que abre potencialidades y fortalece los flancos de la institución, que como un peligro real.” A fin de cuentas, los museos hoy, como los diversos dispositivos y discursos sociales son un poder director en sí, más que simples instrumentos acaso inocuos de transmisión de valores, sentidos o estéticas decimonónicas. Obviamente, las referencias a pensadores como Michel Foucault vienen a colación.

De allí que las prácticas artísticas y museológicas hoy –contemporáneas- trasciendan las pretensiones develadoras de verdades “escondidas o eternas”, pues éstas se instalan más bien, dice Borja, en las acuciosas miradas sobre las resultantes de “una conjugación de poderes y a un dispositivo del que la propia crítica forma también parte. Nos parece que hoy es mucho más pertinente aquel arte que se desarrolle a partir de nuevas formas de relación y que sea capaz de generarlas.” De modo que las prácticas del museo hoy, de la mano con la práctica del artista, y de las obras que conforman sus colecciones permanentes, se ejerce sobre una crítica institucional, no solo de la museística, sino de lo social mismo, y esto por medio de “la propuesta imaginativa de espacios y modelos de agenciamiento diferentes”. Esto es, bajo la forma de prácticas curatoriales y museográficas, en general, dentro de las estructuras sistémicas de intercambio simbólico y cultural, de estímulos e intercambios de sensibilidad, de poéticas, de estética, de multi-sentidos y las actuales alternativas condiciones de producción de éstos, de carácter planetario hoy.

De lo anterior es que resulta tan pertinente lo que dice Borja, pues “el sentido de la obra de arte, como el de cualquier otro signo, está en perpetua negociación y en una relación de intertextualidad abierta con múltiples y cambiantes estratos discursivos y diferentes niveles de interpretación y de acción. Es fundamental generar dispositivos narrativos y mantener vivas estructuras de interpelación que impidan, como temía [Walter] Benjamin, la cristalización y fijación de significados espurios en nombre de los valores eternos del arte y de la cultura. Los museos se ven hoy ante la alternativa de trabajar en un sentido o en el otro”. Y, ya lo venimos diciendo, la práctica del museo como institución de hacer contemporáneo, se conecta con ello, en actualísimas estrategias de reflexión, análisis, estímulo mental y sensorial; es decir, curaduría y museografía, pero también gerencia, y lo que se desprende de todo ello.

Entonces, frente a la pretendida inocuidad y neutralidad de la institución museística clásica (moderna, el “cubo blanco”, el que “preserva los tesoros”, aquella que acá reflexionamos en una especie de oposición con la contemporánea), es que Borja, desde el Museo Reina Sofía y en las reflexiones de las que nos hemos venido haciendo eco en nuestra Sección, dice:

  • El proyecto del Reina Sofía [y en nuestras reflexiones, el museo de hacer, de gestión, de práctica contemporánea] está orientado hacia la transformación crítica del museo. Una transformación que nunca llega del todo a su objetivo, pero que permanece siempre en proceso. Esta se opera a distintos niveles. El primero y más general se refiere a su modelo de educación. El museo ha sido, por su ideario ilustrado, una institución pedagógica destinada a formar sujetos más libres y por ello más felices. Esta misión lo hizo copartícipe en la construcción disciplinaria de subjetividades normalizadas y en la governance general de la sociedad. Hoy cumple estas funciones mediante la reproducción de un perfil de visitante integrante de una masa consumidora indiferenciada, que asiste pasivamente al espectáculo de la cultura, sin tener el más mínimo resquicio para interrogar o interrogarse ante aquello que se le ofrece.

Y más adelante Borja continúa:

  • […] el Reina Sofía vuelve críticamente sobre los principios ilustrados del proyecto educativo moderno al reivindicar la figura del visitante como sujeto político; un agente que ve enriquecidas y estimuladas sus capacidades críticas a través de una experiencia de la diferencia, de la discontinuidad, que pone en entredicho la ligazón transparente entre un presente incuestionable y la imagen fija del pasado que a menudo transmiten los museos. La misión pedagógica del museo es la de estimular actitudes refractarias frente a la cristalización de imágenes paralizantes de la realidad que permitan atisbar horizontes alternativos de sentido. Estas operaciones de puertas adentro serían solo una bienintencionada excepción dentro de la diseminación generalizada del nuevo catecismo ideológico, si no se abordara simultáneamente una relectura crítica de los principios mismos de legitimidad y autoridad cultural, que sustentan el museo mediante un reconocimiento de facto de la urgencia de renegociar el contrato social de la cultura.

En el marco de estas ricas reflexiones sobre la práctica contemporánea del museo, quienes nos involucramos en la búsqueda de una definición –siempre temporal, parcial, incompleta, relativa, legítimamente difusa- hemos aportado referencias e ideas, y entre éstas, las de Borja-Villel han resultado imprescindibles. Del marco de las reflexiones borjianas, ya hemos tomado importantes puntos, que se encuentran incorporados en varias Notas del Editor de nuestra Sección (las relecturas de las colecciones permanentes, el trabajo en red de museos, los microrrelatos, el Proyecto Potosí, etc.), puntos que por su naturaleza siempre estarán abiertos a reconsideración y evolución. Ya hemos manifestado antes nuestro deseo de encontrar e incorporar reflexiones de otros pensadores de la museística contemporánea procedentes y activos en latitudes hispanoamericanas.

El caso es que, para cerrar la presente Nota del Editor, y el tema en discusión, puntualizamos la pertinencia insoslayable de la conciencia de la labor crítica y autocrítica del museo de hacer, de gestión, de práctica contemporánea, su apertura a lo re-criticable y re-cuestionable constructivamente, estimuladora de lo inquietante, que en palabras de Borja, “debería ser un fermento de posiciones críticas que se proyecten más allá de los muros del museo: unos muros que deseamos se trasmuten en puntos de referencia provisionales en la triangulación de nuevos espacios sociales más abiertos y libres”. Hay que decir que la revista CARTA que reseñamos hoy recoge esencialmente esas inquietudes.

Al cierre…

Entonces, en la búsqueda de las definiciones que sobre Museo de Arte Moderno y Museo de Arte Contemporáneo emprendimos ya hace un año en nuestra Sección Reflexionemos sobre… del sitio web del Instituto Latinoamericano de Museos (ILAM), vinimos construyendo y viviendo un proceso en el que nos alimentamos más de reflexiones y aportes ajenos que propios, lo cual nos honra, y podemos decir que a la hora de considerar estas definiciones, podemos formularlas en buena medida en los términos más avanzados que desarrollamos en nuestros dos artículos o ensayos en la Sección. Reflexionar y practicar la museística hoy, en forma contemporánea, exige hacerlo en un amplio ejercicio intelectual de áreas del conocimiento y espacios de reflexión que tradicionalmente habían sido concebidos como extraños a “la cultura” y a la museística misma. Ya dijimos: lo contemporáneo es el modo de hacer la museística hoy, aun sobre contenidos, producciones, edificios o instituciones modernas o anteriores.

Así, y siempre con un bien entendido carácter provisional, abierto, en constante construcción y evolución, proponemos que esas definiciones –tanto para museos que ya existan con tales “denominaciones de origen” como para aquellos que a futuro se fundaren, en cualquier latitud- consideren lo que apuntamos en nuestras reflexiones:

  • La definición de Museo de Arte Moderno y de Museo de arte Contemporáneo que formulábamos considera el tipo y bases de análisis que se realice a sus colecciones permanentes, la lectura y ejercicio curatorial practicado, y la metodología de tales lecturas. Esto se amplía, entrando en juego adicionales consideraciones, recursos analíticos y experiencias adelantadas en algunas prácticas museísticas de hoy.
  • La diferencia definitoria entre un tipo de museo y otro radicaría, ampliadamente, en su acción curatorial, en el tipo de análisis y lectura, y no en la nomenclatura del museo: lo contemporáneo sería la relectura sobre otras bases criteriales de aquello considerado moderno. Y con grandes implicaciones, nos asomaría a una concepción de la museística contemporánea como el espacio ampliado y multidimensional en el que operarían consistentemente y sin conflicto estas tres hipótesis.

En nuestra Sección Conversemos sobre… del sitio web del ILAM quedan nuestras reflexiones y propuestas, más aquellas de quienes tuvieron a bien aportar tan válidamente con sus comentarios. Repetimos que siempre quedarán abiertas a adicionales o futuras reflexiones. Su evolución nos beneficiará a todos los involucrados en el hacer museístico y museológico de hoy. Que les sean de utilidad a todos, queridos colegas.

*Fernando Almarza Rísquez
fernando@ilam.org

5 verdades (incómodas) sobre el patrimonio sumergido en Colombia

Mientras en Colombia están a la espera de la promulgación presidencial de laley de Patrimonio, que puede poner buena parte del valiosísimo patrimonio cultural sumergido (PCS) en manos de los cazatesoros, y la comunidad científica internacional escribe al presidente Juan Manuel Santos, en Espejo de Navegantes queremos otorgarle voz a quienes aún no se rinden y vuelven a argumentar racionalmente contra una decisión legal dudosa y cuyas consecuencias pueden ser irreversibles…

Mientras en Colombia están a la espera de la promulgación presidencial de laley de Patrimonio, que puede poner buena parte del valiosísimo patrimonio cultural sumergido (PCS) en manos de los cazatesoros, y la comunidad científica internacional escribe al presidente Juan Manuel Santos, en Espejo de Navegantes queremos otorgarle voz a quienes aún no se rinden y vuelven a argumentar racionalmente contra una decisión legal dudosa y cuyas consecuencias pueden ser irreversibles:

el pueblo de Colombia y la humanidad verá desaparecer buena parte de su historia, que es la nuestra, enlas manos venales de unos pocos, que han demostrado con sus obras ser los grandes enemigos del PCS durante décadas. Además, lainspiración presidencial de esta ley a punto de ser sancionada ha abierto el paso expeditivamente a las propuestas de las que los cazatesoros se lucrarán y ha puesto fin al criterio científico a favor de otros intereses.

Después de haber tratado el asunto desde distintos ángulos, hoy lo abordamos dando voz a un arqueólogo eminente de Colombia, Ricardo Borrero, que actualmente trabaja para el INAH mexicano.

Borrero nos ha hecho llegar sus reflexiones, que muy gustosamente reproducimos: Son valientes, polémicas y meticulosamente rigurosas y ponen el dedo en la llaga de la problemática que en este caso la política querría dejar de oír. Estos son los enunciados de sus razones:

“Para tratar de hacerle frente a la cruzada desinformativa o mal informativa, a cuyo más acérrimo fiel nos hemos referido arriba para ejemplificar con claridad lo que muchos piensan, querría cerrar con cinco puntos:

1) Por oposición a lo que se ha querido mostrar, la mayor amenaza para el PCS no son los Españoles, ni la UNESCO, ni los buzos recreativos, sin cuya participación no habrían sido posibles muchos de los proyectos ingleses y argentinos, por mencionar sólo dos ejemplos. La verdadera amenaza son los cazadores de recompensas, los buscadores de tesoros, los coleccionistas privados y quienes, por desconocimiento o codicia, toman la decisión de que las puertas les sean abiertas.

2) Existen pocas maneras de justificar la extracción de objetos de un yacimiento arqueológico sumergido. Entre ellas se destacan el riesgo de destrucción inminente por causa natural o antrópica. A favor de la preservación in situ, bastará con señalar que han pervivido en ese medio durante siglos. ¿Será que extraerlos es la mejor alternativa?

3) En contravía de lo que se promulga, no es necesario disponer de abrumadoras sumas para emprender proyectos de investigación, y si llegaran a requerirse equipos especializados, el Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas (CIOH) y el Cuerpo de Buceo y Salvamento de la Armada Nacional disponen de ellos. Es decir, en últimas, que el país dispone de ellos.

4) Pese a lo que se han empeñado en demostrar los medios y algunas personalidades, Colombia si cuenta con profesionales y especialistas en arqueología subacuática y, a medida que adquieran experiencia, será más difícil acallar sus voces, cuando de engañar a los colombianos y de vender el PCS se trate.

5) Lo último y quizás lo más importante, es dejar en claro que restringir la noción de PCS a los naufragios con cargamentos de metales y piedras preciosas, como han querido hacer los medios hasta la fecha, es extremadamente reduccionista y, por omisión, pone en riesgo otras manifestaciones de actividad humana pretéritas que reposan en otras fuentes de agua como los ríos, lagos, lagunas, quebradas, etc.”

.——.

Y aquí su argumentación completa Pasen y lean:

.——.

“Hace ya varios años que reina en el país una infortunada confusión o mal juicio casi generalizado en lo que al Patrimonio Cultural Sumergido (PCS) y su protección concierne. Tal situación, en buena medida, podría atribuirse a laopinión desinformada, o peor aún, mal informada que al respecto circula en los medios de comunicación que cuentan con mayor audiencia. Por supuesto, otro tanto ha sido obra de personajes que ostentan lugares económicamente privilegiados y/o ejercen una profunda influencia sobre quienes toman las decisiones políticas relacionadas con el PCS en el país. Cuando no se trata directamente de quienes se ocupan de tomar las decisiones. Al respecto, es muy esclarecedor que se le hayan abierto las puertas de la patria al reputado buscador de tesoros norteamericano Burtt Webber,quien tras varios años de infortunado lobby, fue recibido con honores por la asesora presidencial Sandra Bessudo. Situación descrita con desconocimiento de causa o con cinismo entusiasta por parte de Nelson Fredy Padilla para el periódico el Espectador”.

“En medio de este panorama desalentador, es de recalcarse que las labores y las opiniones de los verdaderos especialistas colombianos en arqueología subacuática, han sido reiterativamente obnubilada.

“Permítaseme hacer hincapié en el hecho de que el país, en contravía de lo que los medios de comunicación y la Ministra Garcés han querido hacernos creer –a sabiendas de que están mintiendo–, sí cuenta con especialistas en arqueología subacuática, aunque son jóvenes, pocos y siguen en proceso de formación. Huelga decir que no por eso desmerecen el ser tenidos en cuenta. Si hace falta enunciar algunos nombres, mencionemos a los gestores del Proyecto Navío que en su momento contó con el apoyo proporcionado por la Vicepresidencia de la República. También habría que referirse a Ángela Rodríguez y a Clara Fuquen, quienes cursaron sus estudios de posgrado sobre el tema en la Universidad de Southampton y hoy se encuentran lejos de casa dada la imperiosa necesidad de subsistir mediante la propia profesión. Asimismo, son dignos de mención John McBride y los estudiantes del Externado que han iniciado su formación en la conservación de vestigios arqueológicos provenientes de contextos sumergidos. Dentro de este grupo cabe destacar a Natalia Hernández, quien, como Martín Andrade, es miembro fundador de la Comunidad Latinoamericana de Arqueología Subacuática OLAS y hace pocos días, gracias a su empeño y a sus capacidades, se hizo acreedora a una posición de base en el Centro INAH Yucatán del Instituto Nacional de Antropología de Historia de México, institución para cuya Subdirección de Arqueología Subacuática labora el presente autor, también de nacionalidad colombiana. Finalmente, hemos de referirnos a los más activos miembros de la Fundación Terra Firme que tras hacerse profesionales en la Universidad Nacional y adelantar estudios de posgrado en los Andes, optaron por darle continuidad a sus procesos de formación en instituciones de innegable reputación, cuales son las universidades de Edimburgo, Sorbona, Evora y Padova. Por último, si la duda girase en torno a su idoneidad, bastará con mencionar que, entre muchas otras cosas, los miembros de Terra Firme han sido galardonados con becas del Secretariado de la UNESCO para la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático; la Organización de las Naciones Unidas y la Nippon Foundation.

“Paradójicamente, el mismo Ministerio de Cultura ha invertido recursos y esfuerzos en la formación de estos profesionales. Bastará con mencionar dos eventos que contaron con su apoyo: el curso de arqueología subacuática realizado en Cartagena de Indias durante el año 2001 en colaboración con la Armada Nacional y el Seminario Taller Internacional Tierra Bomba Marítima que tuvo lugar en el año 2008. Ahora bien, la reciente coyuntura de discusión y aprobación del proyecto de ley para el rescate de naufragios y la publicación de los primeros artículos objetivos concernientes al tema, en el ámbito del periodismo de circulación masiva a nivel nacional (Ejemplo: “’Proyecto para rescatar naufragios es inconstitucional’: arqueólogos” en el periódico El Tiempo) e internacional (Ejemplo: “Cazatesoros dicen haber hallado decenas de miles de esmeraldas”: ABC), invitan a desmantelar otras verdades ocultas o mentiras por omisión sobre el tema del PCS en el país y su cobertura mediática.

“Habría cabido comenzar por engrosar la lista de “renuncias” a las instituciones involucradas a raíz del proyecto de ley sobre PCS impulsado por la Ministra Garcés, pero a solicitud de los implicados me abstendré de mencionar sus nombres. No obstante, es de recalcarse que algunos nombramientos resultan igualmente preocupantes.
Un claro ejemplo de la segunda idea expresada en el primer párrafo, es la reiterativa falacia por apelación a la autoridad inadecuada en la cual incurren algunos redactores de la revista Semana y el periódico El Espectador al consultar a Daniel De Narváez casi cada vez que se escribe o se habla sobre Patrimonio Cultural Sumergido. En la página de Professional Marine Explorers, sociedad de la cual forma parte, se afirma con claridad el hecho de que es un ingeniero de minas especializado en labores como las perforaciones exploratorias, la construcción de túneles, entre otras. También es cierto que allí se señala que cursó estudios de paleografía e investigación de archivo, no obstante, sin lugar a dudas, la misma Pontificia Universidad Javeriana, en donde se señala que tomó estos cursos, puede atestiguar que estas dos competencias distan de satisfacer la totalidad de los requerimientos para convertirse en un Historiador que es uno de los múltiples títulos con que suelen investirle los medios de comunicación. Coincidencialmente, es también el título que se le confiere en un breve artículo publicado por la reputada compañía de buscadores de tesoros Odyssey Marine Exploration, y aquí, nótense la similitud que guardan los nombres de esta compañía y la sociedad arriba mencionada.

“A lo largo de su breve artículo en Odyssey Marine Exploration Papers No. 13 de 2010 (página 24), como en el común de sus intervenciones en los medios nacionales, De Narváez manifiesta su profundo desacuerdo con la Convención 2001 de la UNESCO sobre la protección del PCS, hoy ratificada por más de cuarenta países, entre los cuales destacan México y Argentina que, pese a contar con recursos muy limitados para invertir en infraestructura e investigación, orgullosamente le han apostado a la protección de su PCS y, por consiguiente, son considerados ejemplares en el seno de la comunidad académica internacional. No obstante, hace pocos días recibimos con entusiasmo y de fuentes oficiales, la grata noticia de que los poderosos como Francia, también se suman.

“En días pasados y en medio de un arrebato de disgusto, De Narváez cometió el craso error de comentar con tono socarrón en un espacio de Internet creado por la Fundación Terra Firme para la recolección de firmas en contra del proyecto de ley sobre el PCS. Para infortunio suyo, allí dejó entrever, una vez más, que dista de ser un especialista en la materia, o bien, que miente. En su comentario se refiere a las pretensiones de la “funesta” Convención de la UNESCO, “con cuya firma Colombia le transferiría el título de sus galeones a España”, afirmación completamente desatinada, en tanto que, como se señala en el texto de la misma, “La Convención de 2001 no reglamenta la propiedad de los restos históricos sumergidos. La propiedad de los bienes culturales sigue regida por el derecho civil, por otras leyes domésticas y por el derecho internacional…”

“En esta misma dirección, De Narváez ha manifestado ante los medios su profundo recelo frente a los argumentos esgrimidos por España en defensa de sus derechos sobre el pecio Nuestra Señora de las Mercedesy ha atribuido a los ibéricos falsos deseos de apoderarse de las especies náufragas que reposan en las aguas americanas, desconociendo el hecho de que con fondos de UNESCO y de la misma España, allí han ido a formarse varios arqueólogos subacuáticos suramericanos. Entre ellos, algunos colombianos, cuyas opiniones como ya señalamos, rara vez son tenidas en cuenta por los medios de comunicación y, poco menos, a la hora de tomar decisiones políticas.

“Es cierto que cuanto se extrajo de las Mercedes hoy reposa en manos de España, sin embargo es de recalcarse que la nave fue hallada en aguas internacionales. En contraposición habría que traer a colación los casos de los naufragios, también españoles, Juno y Galga, hallados en aguas territoriales de los Estados Unidos, país que sin incurrir en ningún tipo de litigio y mediante la colaboración española, a la fecha, goza de un maravilloso museo creado con las piezas extraídas de estos dos pecios. El único objeto que se condujo a España, fue un ancla que hoy reposa en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA) en Cartagena, Murcia, como símbolo de su compromiso con la protección del PCS, independientemente del lugar en que se encuentre. Con esta anécdota, espero que vuelvan a dormir tranquilos aquellos que antes se veían acosados por un falso delirio pesadillesco en que losconquistadores ibéricos del siglo XXI pretendían volver a adueñarse de sus arcas.

“Pero quizás, el punto más vulnerable en el discurso de De Narváez, es su crítica a los procedimientos de re enterramiento y “destrucción in situ” –para traer a colación sus propias palabras. En contravía de lo que señala, estos dos métodos de conservación, a lo largo de numerosos experimentos y experiencias documentadas por reputados investigadores suecos, daneses e ingleses, entre otros, han demostrado ser más efectivos y preservar mucho mejor los vestigios culturales, además de ser muchísimo menos costosos que la extracción a la cual De Narváez exhorta irresponsablemente. Si hace falta ofrecer pruebas del riesgo de desaparición que experimentan los materiales sumergidos al ser sometidos al medio terrestre, que mejor ejemplo que los recientes episodios de inestabilidad experimentados por las maderas del buque sueco Vasa, aún después de recibir, estos si, costosísimos tratamientos por parte de renombrados conservadores que, 50 años después, se siguen preguntando si extraerlo fue la decisión adecuada.

“Como hemos venido señalando, De Narváez no vacila en exhortar a la extracción de los bienes culturales sumergidos y, por eso, reitera en los costos abrumadores de su pseudociencia que, sin duda, resultará inmensamente más cara que la arqueología subacuática. No sólo en sentido económico, sino también histórico. Es de recalcarse el énfasis que ha puesto al hacer mención específica de las esmeraldas que, según señala la citada reseña biográfica publicada en la página de Professional Marine Explorers Society y el artículo publicado en Semana bajo el título de “El estigma de los esmeralderos”, han sido otro de sus mayores intereses. No en balde, es ex presidente de la Asociación de Productores de Esmeraldas Colombianas (Aprecol). De hecho, Jesús García Calero, señala en su artículo para el ABC, acerca del reciente caso del pecio hallado en Key West que -desde luego transportaba- “criptonita”: “De Narváez, Horan y… Greg Stemm, el mismísimo CEO de Odyssey (…) se escriben y consultan los pasos a seguir con confianza propia de socios”.

“Ahora bien, no podría atestiguar que De Narváez no goza de un título de historiador, pero sea como sea, no es cuestión de títulos, pues lo que separa a los arqueólogos subacuáticos de los buscadores de tesoros, no es la posesión de cartones universitarios, sino una postura y un COMPROMISO ÉTICO FRENTE AL PASADO y la cultura material que éste nos legó; frente a lo que como colombianos, les perteneció a nuestros padres, hoy nos pertenece y ha de pervivir para nuestros hijos.

“Con todo esto, quiero dejar en claro que De Narváez está más cerca de los explotadores mineros y del padre de la caza sistemática de tesoros Mel Fischer, que del Dr. George F. Bass -considerado junto con Peter Throkmorton como el padre de la arqueología subacuática– o de Reichel Dolmatoff –a quien muchos consideran padre de la arqueología científica colombiana. Por consiguiente, dista de ser la persona indicada para referirse al PATRIMONIO entendido como bien público.”

Publicado por Jesús García Calero el jul 18, 2013

Tomado de: http://abcblogs.abc.es/espejo-de-navegantes/2013/07/18/5-verdades-incomodas-sobre-el-patrimonio-sumergido-en-colombia/

Coleccionismo en los museos 2

“Estrategias para coleccionar: Las colecciones digitalizadas”, según François Mairesse.

Las colecciones de museos hoy. ¿Qué, por qué, para qué y cómo coleccionan? ¿Objetos o costumbres? ¿Curadores o etnógrafos? (PARTE II)


[…] En cuanto a estos asuntos, Mairesse plantea un enfoque que comienza siendo controversial, provocador y arriesgado: estrategias para el coleccionismo en los museos, con la sustitución relativa del objeto físico por su archivo de imagen y documentación digitalizados.

[…]  Dice Mairesse que como la sociedad y la economía global postulan un mayor consumo, igualmente el ideal del museo está basado en la acumulación y crecimiento ilimitado de sus colecciones. Es entonces cuando propone el planteamiento de hacer “decrecer” las colecciones museísticas, del mismo modo en que ciertas propuestas económicas actuales hablan de la necesidad del decrecimiento del consumo y del calentamiento global. Entonces, propone un desarrollo sustentable en nuestros hábitos de consumo, un cambio en el principio de acumulación (de colecciones) del museo.

Tú, ¿qué coleccionarías o conservarías? ¿el original o el holograma?

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“Estrategias para coleccionar: Las colecciones digitalizadas”, según François Mairesse.

Las colecciones de museos hoy. ¿Qué, por qué, para qué y cómo coleccionan? ¿Objetos o costumbres? ¿Curadores o etnógrafos? (PARTE II)

Continuando con esta II entrega de nuestra serie sobre el coleccionismo en los museos, referiremos las reflexiones que hace el museólogo belga François Mairesse. Reflexiones como estas son ejercicios útiles para el pensamiento museológico y la práctica museística de nuestras latitudes latinoamericanas, desde donde podemos evolucionarlas para beneficio común.

En cuanto a estos asuntos, Mairesse plantea un enfoque que comienza siendo controversial, provocador y arriesgado: estrategias para el coleccionismo en los museos, con la sustitución relativa del objeto físico por su archivo de imagen y documentación digitalizados.

Esa es la opinión de este autor, quien propone que las colecciones de objetos materiales de los museos sean sustituidas (casi del todo) por sus imágenes digitalizadas (o por lo que él llama “colecciones digitalizadas / sin materia”)!

Sin embargo, si bien nosotros estamos claros con ese asunto, al final Mairesse parece retractarse un poco: él reconoce la naturaleza propia de las colecciones museísticas en tanto que tenedoras, primeramente, de objetos físicos, materiales; esto no niega la existencia dentro de ellas de otros objetos inmateriales o intangibles, que es lo que conocemos como cuentos, testimonios, memorias, historias, relatos, valores… (el aspecto incluso etnográfico, que profundizaremos en nuestra III entrega de esta serie).

Entonces, primero establezcamos la clara diferenciación entre la manera en que se expresa Mairesse y el criterio que manejamos acá. Lo que Mairesse denomina “sin materia [digital]” es la imagen digitalizada del objeto físico; lo que nosotros denominamos con ese mismo término es el objeto intangible, explicado en el párrafo anterior. Nosotros estamos bien claros en estos matices del idioma.

Notamos muy puntualmente que en referencia a esto de las imágenes digitalizadas, éstas no se circunscriben a la reproducción bidimensional de un objeto, recreada en un monitor de computadora. Los adelantos de esta tecnología ofrecen adicionales alternativas, mucho más complejas, como el holograma (o imagen “casi” tridimensional, densa, del objeto), que incluso permite algunos niveles de interacción casi sensorial.

Hay obras de arte actual creadas ex profeso para su reproducción virtual (al final referimos puntualmente al Adobe Museum of Digital Media); esa es su naturaleza artística o creativa. No tiene que ser necesariamente el caso de las obras de arte de base material que coleccionan los museos, física o digitalmente, aunque eso es tema de una interesante discusión en otros artículos.

Más allá de este comentario puntual, los planteamientos de Mairesse merecen ser considerados, y estimulan la reflexión en nuestras latitudes latinoamericanas. En todo caso, lo que plantea este autor es importante para el enriquecimiento de las bases criteriales y teóricas de nuestro hacer museístico; Mairesse es un autor destacado e imprescindible para la museología actual, y alto miembro del ICOM.

Antes de desmenuzar un poco el artículo de Mairesse, conviene que reafirmemos: los museos siempre almacenarán colecciones de objetos, tanto materiales como inmateriales (y/o digitalizados). Los objetos materiales siempre requerirán de su cuidado físico; para ello las ciencias de la conservación-restauración en el museo están muy bien desarrolladas, técnica y criterialmente. De modo que los museos siempre serán los custodios y cuidadores de estos objetos.

Lo anterior implica, adicionalmente, que los objetos materiales (especialmente de arte-artesanía) mantienen un carácter de originalidad (un “aura”, de la que comentaremos líneas más abajo). En ese sentido, el museo colecciona, preserva, estudia y expone-transmite conocimientos sobre estos objetos y sus originalidades, pero también sobre otras dimensiones de la creación humana.

En su trabajo titulado Collection strategies Now! (2010), Mairesse apunta que comúnmente a los museos se les suele ver simplemente como instancias tenedoras y de resguardo de colecciones. Pero hoy la realidad de esa creencia ha comenzado a cambiar.

Dice el autor que “el campo del museo ha cambiado, y las colecciones museísticas han evolucionado drásticamente, especialmente por su relación entre las colecciones, sus profesionales y el público.” (Mairesse: 2010, 1) [traducción del inglés mía, FAR, también para las sucesivas citas textuales].

¿Conservar el original?

 

Mairesse considera que la tecnología utilizada en los museos para el resguardo y archivos de sus colecciones es obsoleta. Esto tendría más implicaciones de lo que nos imaginamos, especialmente en sus consecuencias “coleccionísticas” como tales, y en el rol mismo de las curadurías, registros e informaciones administradas y puestas a disposición del público. Afirma el autor que

dado que la tecnología heredada del siglo XVIII se basaba en el estudio material de las colecciones, el modo en que los museos operan ahora se ve desafiado, particularmente por las nuevas tecnologías y arquitecturas. Para algunos, la emergencia de nuevas tecnologías de información y comunicación marca un radical punto de giro en el modo en que leemos imágenes […]. La creación de nuevos lieux de mémoire (reinos de memoria), para usar la expresión acuñada por Pierre Nora y reforzada por Peter van Mensch (2005), gira en un movimiento hacia una más o menos material, y una más o menos auténtica colección científica [y podemos agregar, de artes]. Es clara la influencia de la televisión y los nuevos medios sobre las generaciones más jóvenes. Mientras que el número de visitantes del museo está obviamente relacionado con su potencial para adaptarse a esos nuevos modos de lectura, tenemos que admitir su verdadera “raison d’etre” [razón de ser].  En tanto que lugares para la preservación de colecciones y conducción de investigaciones [, los museos] están siendo desafiados por esta revolución digital. Podríamos ir más lejos y preguntarnos si la presencia física de las colecciones en los museos no obstaculizaría el sistemático análisis científico: algunas veces, las bases de datos digitales parecen más beneficiosas que el estudio clásico de objetos, tal como el análisis computarizado produce mejores resultados estadísticos (…).

Dice Mairesse que como la sociedad y la economía global postulan un mayor consumo, igualmente el ideal del museo está basado en la acumulación y crecimiento ilimitado de sus colecciones. Es entonces cuando propone el planteamiento de hacer “decrecer” las colecciones museísticas, del mismo modo en que ciertas propuestas económicas actuales hablan de la necesidad del decrecimiento del consumo y del calentamiento global. Entonces, propone un desarrollo sustentable en nuestros hábitos de consumo, un cambio en el principio de acumulación (de colecciones) del museo.

¿Es suficiente tener solo información?

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Google Earth Model of Machu Picchu / Modelo 3D de Machu Picchu

 

Mairesse refiere que ha habido un creciente desarrollo de las técnicas de conservación de las colecciones, aunado a la emergencia de nuevas categorías de profesionales del museo a partir de los años 80, especialmente de registradores. Igualmente, dice, ha habido un paralelo incremento de los costos relativos al almacenamiento, filtros de aire, controles de humedad, iluminación, exposición y prevención, aun en los casos en que las colecciones se mantienen constantes en su tamaño. Y a ello se aúna la dificultad creciente para la consecución de fondos.

Ante estas consideraciones, y otras que versan sobre la discusión acerca de a quién pertenecen las colecciones y patrimonios (casos como los mármoles griegos, o el busto de Nefertiti, o los objetos culturales de indígenas norteamericanos, que por razones de espacio acá a ninguno incluimos), Mairesse propone considerar las colecciones inmateriales (es decir, colecciones de imágenes digitalizadas de los objetos materiales). Escribe Mairesse:

¿Por qué todos los objetos deben ser preservados cuando pueden ser perfectamente bien documentados? ¿La documentación digital puede solucionar los problemas creados por las colecciones museísticas? Las nuevas tecnologías para el desarrollo de las bases de datos de museos y la creación de ciber-museos ha permitido notables progresos (Hemsley, Cappellini and Stanke 2005; Kalay, Kvan and Affleck 2008; Parry 2010). La práctica de la documentación, obviamente, es mucho más antigua, lo que se refiere a los sustitutos y documentación. Hay un completo continuum de posibilidades entre el trabajo original y su indirecta descripción por medio de la escritura: moldeado, copia, fotos, etc. (Mairesse; 2010, 59). [negritas mías, FAR]

Mairesse agrega algo tal vez polémico al asunto, aunque reconoce que la sola presencia de los objetos materiales de una colección permite diferentes percepciones,

referidas más a los sentidos que al entendimiento. A través de su propia presencia y su aura (Benjamin, 1939) [refiere a Walter Benjamin, quien en los años 40 propuso en su libro La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica que la obra de arte viene acompañada de un “aura”, que se pierde cuando ésta es reproducida por medios técnicos], la “cosa real”, aun difiere de manera bastante obvia a partir de la copia digital. Sin embargo, la diferencia entre esos dos mundos se está reduciendo, como lo atestiguan los filmes en 3D y otros métodos holográficos, por ejemplo. ¿Unos pocos años después acaso no será posible capturar digitalmente un objeto al extremo de hacer ver que sus términos materiales devengan superfluos? [negritas mías, FAR].

El belga reconoce que la tecnología no es una solución en sí misma, aunque comenta que son muchos los museos que han recurrido a ella dentro de una estrategia de conservación de sus colecciones a largo plazo, basándose en el análisis de las fortalezas y debilidades de sus colecciones.

En todo caso, Mairesse comenta razonablemente que es ideal, ante esta salida posible de la sustitución digitalizada de algunos ítems de colecciones, mantener el balance entre los deseos de coleccionar, el desarrollo de las tecnologías de cuidado de las colecciones, los costos y los espacios físicos de almacenamiento.

A modo de una previa conclusión, Mairesse afirma que “dado que la documentación digital aparece algunas veces como una brillante solución de espacio y ahorro de dinero, existe la tentación de desarrollar una colección de ilimitadas perspectivas. Exactamente de la misma manera en que el escenario de espacio ilimitado en el museo tuvo preeminencia”. Y más adelante agrega que “sin embargo, no hay duda de que el museo, así como el mundo, no son de ilimitado crecimiento”. (Mairesse: 2010, 62-63). 

Un filón del interés y provecho de disponer de las colecciones digitalizadas (aunque no por ello necesariamente sustituyentes de las originales físicas) se encuentra en las redes digitales de museos, y en el uso de la web para disponer en ellas al menos parte de las colecciones museísticas.

Incluso, las potencias de la web 2.0 están permitiendo más posibilidades de intercambio, participación colaborativa e interacción entre estas instituciones y los públicos. Y se podría decir que esto ha sido posible gracias a la tenencia de los patrimonios museísticos en forma digital en la web, lo que no ha significado necesariamente, repetimos, la sustitución total de los originales físicos por estos equivalentes digitales, o “inmateriales”; como los denomina Mairesse.

 

Un punto muy importante que destaca Mairesse es el hecho de que la web 2.0, interactiva, inclusiva y participativa, ha generado repercusiones en el manejo de las colecciones de museos. Las experiencias desarrolladas a partir de la nueva museología en Francia así lo demuestran, junto con sus repercusiones actuales en las comunidades aborígenes de América del norte, Australia y Nueva Zelanda, entre otros sitios, quienes cada vez más se hacen partícipes del manejo y circulación de sus patrimonios heredados y museados.

Mairesse asoma una conclusión ante estos planteamientos, dejando ver que la tenencia de las colecciones en formatos digitales, y dispuestos en la web, es de enorme utilidad y pertinencia, especialmente ante las actuales crecientes participaciones de los públicos a la hora de compartir y disfrutar sus herencias culturales y patrimonios museados.

La tecnología digital, entonces, lejos de ser algo que des-humanice la carga cultural de los objetos creados por el hombre, y si es inteligentemente utilizada y dispuesta, puede convertirse en un elemento que refuerce en nuevos términos esa misma humanidad, y los sentimientos y vivencias compartidas. El patrimonio cultural museado y digitalizado, entonces, devendría en elemento cohesionador.

Referencia bibliográfica:

Mairesse, François. (2010). “Collection strategies Now! en Encouraging Collections Mobility – A Way Forward for Museums in Europe. Edited by Susanna Pettersson, Monika Hagedorn-Saupe, Teijamari Jyrkkiö, Astrid Weij.  


conversemos_azul.pngHe afirmado que algunas veces partimos de reflexiones y experiencias de latitudes europeas, pero sabemos que podemos encontrarnos con situaciones de esa naturaleza en nuestra especificidad latinoamericana; tendremos oportunidad de reflexionar y actuar en nuestras tierras, valorando toda experiencia por ajena que fuere.

Peculiarmente, Mairesse comienza sus líneas de estrategias para el coleccionismo, considerando la sustitución relativa del objeto físico por su archivo de imagen y documentación digitalizada. Sonando muy radical en principio, al final reconoce que esta propuesta no necesariamente tiene que implicar la sustitución total del objeto material museado. Sin embargo, más que radical es su afirmación de que “¿no son a veces las colecciones en sí mismas algo superfluo?”. Provocador, cuando menos.

Hagamos un trasvase hacia nuestras realidades museísticas latinoamericanas. Es indudablemente sensata la propuesta de Mairesse en cuanto al cambio en el principio de acumulación (de colecciones) del museo. Pero, ¿entonces, nuestros museos tendrán que fijarse un límite en su crecimiento físico y en el de sus colecciones?

¿No es acaso el principio de crecimiento y acumulación ilimitada el motor que rige prácticamente a la totalidad de los museos latinoamericanos? Es un interesante y estimulante ejercicio para construir entre todos acá la reflexión sobre esta afirmación.

Vemos que Mairesse no logra despojarse de un cierto encandilamiento tecnológico, pues casi al final de su artículo referido se empeña en afirmar: “¿Unos pocos años después acaso no será posible capturar digitalmente un objeto al extremo de hacer ver que sus términos materiales devengan superfluos?”. Este ideal pareciera querer llevar al mundo de los museos a su mera existencia virtual.

¿Desaparecerían, entonces, los espacios físicos museísticos, con sus arquitecturas clásicas y nuevas (mismas que Mairesse destaca), y sus colecciones de objetos preciados, de ciencias y de artes? ¿Es el futuro de los museos convertirse en algo como el Adobe Museum of Digital Media?

 

*Fernando Almarza Rísquez
fernando@ilam.org

Regresan piezas patrimoniales a México en el marco de la colaboración con diversos países

* Los gobiernos de Dinamarca, Canadá y Estados Unidos devolvieron al pueblo mexicano 11 bienes culturales de la nación

* Se trata de cuatro figurillas prehispánicas, seis piezas de talavera y un molar de mamut

MÉXICO 10 de febrero de 2023.- El pasado 24 de enero, la Secretaría de Relaciones Exteriores entregó a la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), 11 piezas arqueológicas, paleontológicas e históricas recuperadas por nuestras representaciones diplomáticas en Dinamarca, Canadá y Estados Unidos, las cuales, de conformidad con la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, forman parte del patrimonio cultural de México.

El conjunto incluyó un molar de mamut, devuelto por el Royal BC Museum al Consulado de Vancouver, Canadá; dos figurillas antropomorfas de estilo zapoteco, reintegradas por ciudadanos daneses a la Embajada de México en Dinamarca, y dos figuras antropomorfas del estilo Media Luna, posiblemente procedentes del sitio homónimo en el actual estado de San Luis Potosí, llevadas al Consulado de Albuquerque, Nuevo México, en Estados Unidos.

También se devolvieron seis piezas de talavera de la época colonial: tres jarrones, dos albarelos y un mosaico con motivos religiosos, mismas que fueron entregadas de manera voluntaria al Consulado de El Paso, Texas, también en Estados Unidos.

La restitución de estas piezas constituye una muestra de la cooperación entre el Gobierno de México con diversos países en materia de protección de bienes patrimoniales, así como un ejemplo de buenas prácticas internacionales para la conservación del pasado histórico de las naciones y del compromiso de particulares con el retorno de los objetos culturales a sus lugares de origen.

El Gobierno de México refrenda su compromiso de participar activamente en el fortalecimiento de los marcos legales nacionales e internacionales para la protección del patrimonio cultural.

Se invita a coleccionistas privados en el extranjero que actualmente tienen en posesión piezas mexicanas a sumarse a la protección y salvaguarda de estos bienes, y a restituirlos para su estudio, conservación y difusión, ya que son objetos que dan testimonio de la identidad y la memoria de los pueblos originarios de México.

Con acciones como esta se da seguimiento a los esfuerzos realizados para el combate al tráfico ilícito de bienes culturales y para la repatriación de piezas que son patrimonio nacional y que se encuentran de manera ilegal en el extranjero.