Egipto vuelve a reclamar al Museo Británico la piedra Rosetta

Historiadores e intelectuales de Egipto reiteraron el pedido de devolución de la piedra de Rosetta, una de las piezas más visitadas del Museo Británico, que contiene un decreto sacerdotal en jeroglíficos, demótico y griego antiguo, y que permanece en poder de los ingleses como trofeo de guerra desde 1802, mientras el gobierno británico y las autoridades del museo se niegan a reintegrarla a ese país, situado en el noreste de África.


El reclamo es encabezado por el arqueólogo y ex ministro de antigüedades de Egipto, Zahi Hawass, quien anunció el inicio en octubre próximo de una nueva ofensiva para que regrese ese histórico bloque de granito de 760 kilos desde el Museo Británico, a través de una petición formal firmada por historiadores e intelectuales egipcios.

Con ese mismo objetivo, Hawass enviará una misiva similar al Neues Museum de Berlín para que devuelva el busto de Nefertiti y al Louvre, para que restituya el techo del Zodíaco de Dendera, consigna el diario español ABC.

“Creo que esos tres objetos son únicos y su hogar debería estar en Egipto”, afirmó el arqueólogo al periódico de Oriente Medio ‘The National’, quien señaló que su petición se enmarca en el movimiento de repatriación de objetos de museos occidentales, como los bronces de Benin.

La venerada piedra de Rosetta, tallada en el año 196 antes de Cristo, se transformó en una fuente de constante polémica desde que pasó a manos de los ingleses en 1802, cuando los soldados la trasladaron a Londres como un trofeo de guerra tras la derrota de las tropas de Napoleón en la batalla de Abukir, del 15 de julio de 1799. En ese momento, un destacamento militar francés desenterró una antigua fortaleza en la ciudad de Rashi, en el delta del Nilo, y descubrió la controversial reliquia.

Este nuevo reclamo egipcio se da cuando se cumplen 200 años desde que en 1822 el lingüista y egiptólogo francés Jean-François Champollion logró descifrar el sistema de escritura inventado por los egipcios, un recordatorio que el Museo Británico aprovechó para montar una exposición y Egipto para reanudar los reclamos de devolución.

El gobierno británico y las autoridades del museo se niegan, como en el caso del los Mármoles del Partenón, que Grecia también reclama, a entregarla a su país de origen.

Por otro lado, el próximo 13 de octubre se inaugurará una exhibición organizada por el Museo Británico y denominada “Jeroglíficos: descifrando el antiguo Egipto”, que hasta el 19 de febrero de 2023 reunirá más de 240 objetos, incluidos préstamos de colecciones nacionales e internacionales, muchos de los cuales se mostrarán por primera vez e incluyen documentos como poemas de amor o tratados internacionales.

Otra de las reliquias que formarán parte de la exposición es el sarcófago de Hapmen, construido en granito negro aproximadamente en el año 600 a. C., que está cubierto con jeroglíficos e imágenes de dioses.

Asimismo, se exhibirá el papiro ricamente ilustrado del ‘Libro de los Muertos’ de la reina Nedjmet, de cuatro metros de largo y más de 3.000 años, que contiene hechizos rituales destinados a ser pronunciados para demostrar el poder de la palabra hablada, como el vendaje de la momia de Aberuait, que pertenece al Louvre de París y que nunca fue vista en el Reino Unido.

Turismo patrimonial: contribuyendo a enfrentar la crisis social

Vivimos un momento de incertidumbre y convulsión tanto en Chile como en el mundo. Todavía sentimos los estragos producidos por la pandemia, que dejó más de 6 millones de fallecidos a nivel internacional y alrededor de 60 mil decesos en nuestro país. Además, observamos y sufrimos los profundos conflictos sociopolíticos que afectan a nuestra nación y al planeta, incluyendo la guerra en Ucrania, y padecemos la crisis de la economía internacional, con sostenidas alzas de los precios de productos básicos. A esto se suman las devastadoras consecuencias del cambio climático a escala global.

En medio de este escenario tumultuoso, conmemoramos este año el aniversario número 50 de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, un valioso acuerdo adoptado en 1972 y ratificado por 191 países hasta el día de hoy, que contribuye a enfrentar los acuciantes desafíos sociales y medioambientales que aquejan a la humanidad en la actualidad. Este instrumento multilateral impone a los Estados adherentes la obligación de identificar, proteger, conservar, rehabilitar y transmitir a las generaciones futuras el patrimonio cultural y natural situado en su territorio, en concordancia con las condiciones de cada país.

Para la consecución de estos objetivos, el turismo puede jugar un rol de gran importancia. Como señala la Organización Mundial del Turismo (OMT), esta actividad tiene un potencial único en cuanto a proteger el patrimonio cultural y natural y apoyar a las comunidades en relación con su progreso material y social. En un sentido más amplio, el turismo puede ser una poderosa palanca de crecimiento económico, desarrollo inclusivo y sostenibilidad ambiental, constituyendo una herramienta que contribuye a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

A diferencia de sectores productivos vinculados a la explotación de recursos naturales, en los cuales el concepto de sostenibilidad consiste más bien en mitigar los impactos negativos, en el rubro turístico la preservación medioambiental y patrimonial es un bien en sí mismo que permite hacer sustentable el recurso y, a la vez, potenciarlo y darle más valor. La oportunidad para Chile de enfocar los esfuerzos en esa dirección ya tiene un camino avanzado: contamos con 6 sitios declarados patrimonio de la humanidad y más de mil monumentos nacionales. Adicionalmente, más del 20% del territorio nacional se encuentra protegido bajo alguna categoría de conservación del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado.

Para avanzar con mayor impulso en la consolidación de Chile como un destino turístico sostenible atractivo a nivel internacional, es necesario profundizar un trabajo conjunto entre el sector público y privado, a escala nacional, regional y local, velando especialmente por la planificación y cuidado de las zonas de Interés patrimonial y turístico. Como reconoce la OMT, es necesario contar con un turismo más inteligente y competitivo, potenciando la innovación y promoviendo la inversión y el emprendimiento, pero siempre desde una óptica que ponga el énfasis en la responsabilidad social y ambiental de esta actividad.

Todavía queda mucho por hacer, sobre todo en algunas regiones del país donde la amenaza de un desarrollo sostenible no es entendida aún a cabalidad por los distintos actores. Sin embargo, tenemos los insumos necesarios para avanzar en el sentido correcto, aportando desde el turismo patrimonial con un granito de arena al desafiante reto de superar la crisis social y medioambiental que aqueja a nuestro país y al mundo.

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Bruselas prescribe museos para cuidar la salud mental

Un proyecto piloto de la alcaldía de Bruselas y de un hospital psiquiátrico de la ciudad han llevado a cabo una iniciativa que permite “recetar” la visita a museos a pacientes con problemas como la ansiedad o la depresión como parte de su tratamiento.


Museos para ver arte, pero también museos para el alma y para el bienestar emocional de las personas. La alcaldía de Bruselas, junto con el reputado Hospital Brugmann de la capital belga, empezaron un proyecto piloto en septiembre en que, a los pacientes con problemas de estrés, depresión, ansiedad o burn-out se les recomienda una salida gratuita a alguno de los cinco museos públicos de la ciudad acompañados de amigos o familiares. Durante seis meses se va a probar esta medida que ya se aplica desde hace años en la región de Quebec (Canadá).

En un estudio publicado en 2019 por la Organización Mundial de la Salud, se demostró que el arte puede ayudar en el tratamiento de las enfermedades mentales y pedía una mayor colaboración entre los profesionales de cultura, las autoridades locales y regionales y profesionales de la salud, para incentivar las actividades culturales, dada la evidencia encontrada en los últimos años. También una investigación publicada en el Journal of Positive Psycology el pasado año llegaba a la conclusión de que visitar exposiciones de arte tenía un impacto en las hormonas del bienestar de las personas, como el cortisol y la serotonina.

La idea de prescribir museos a los pacientes le vino a la actual consejera municipal de Cultura, Delphine Houba, después de leer en septiembre de 2018 un artículo en el periódico francés Le Monde. En él se relataba cómo los pacientes residentes en Montréal que sufrían depresión podían visitar gratuitamente el Museo de Bellas Artes de la ciudad. Tras ser elegida y nombrada encargada de la Cultura y de Grandes Eventos de la ciudad de Bruselas, Houba decidió ir de viaje a Quebec a finales de 2019 y ver en qué consistía el proyecto.

“Me fui allí pensando que era una buena idea y volví pensando que era una idea increíble y apasionante”, cuenta Houba en una entrevista con RFI. Entonces empezaron los contactos con el Hospital Brugmann, centro médico público de Bruselas de gran reputación en el tratamiento de enfermedades mentales. Cuando ya avanzaba el proyecto, en marzo de 2020, estalló la pandemia de Covid-19. Los museos cerraron durante meses y los hospitales estaban sobrecargados de pacientes… no tenía sentido lanzar el proyecto. Tuvo que pasar casi dos años para lanzar la idea.

Houba asegura que el tiempo que les dio la pandemia les permitió estudiar un poco mejor la idea, añadir “salsa bruselense” al proyecto y cambiar algunas cosas. Así, se decidió primero empezar por trabajar con el Hospital Brugmann y que los pacientes pudieran visitar los cinco museos públicos de la ciudad.

El médico Vincent Lustygier, que dirige la unidad psiquiátrica del hospital Brugmann, explica que “todos los pacientes” son susceptibles de que se les pueda prescribir una visita al museo, aunque suelen estudiar “caso por caso”. En el caso de las personas que sufren y están en tratamiento para la depresión, ir a visitas culturales puede ser algo muy positivo para su bienestar. Personas “a las que se les debe ayudar a salir, sobre todo ayuda a la desestigmatización, ayudarles a hacer las mismas cosas que el resto del mundo”.

La novedad del proyecto piloto reside en que se puede ir de forma gratuita acompañado de amigos y/o familiares, hasta un máximo de tres personas. Es la alcaldía de Bruselas quien cubre los gastos de la entrada a los cinco museos públicos de la ciudad. En sus visitas, podrán adentrarse en los pasillos del alcantarillado de la ciudad de Bruselas, seguir el trazado del río de la ciudad, el Senne, que quedó prácticamente sellado y enterrado para evitar enfermedades y que explica muy bien la historia de la ciudad; pero también se puede ver el increíble edificio de la Maison du Roi (Casa del Rey), y que ahora es el Museo de Historia de Bruselas, con espectaculares vistas a la célebre Grand Place.

También se pueden ver los más de 1000 trajes del Manneken Pis, el pequeño monumento, símbolo de la capital belga, (y que representa a un niño orinando) y que cuenta con espectaculares trajes minuciosamente confeccionados con las mejores telas y bordados. Los pacientes pueden también visitar el pequeño —pero coqueto— museo de la Moda o el flamante Centro de Arte Contemporáneo. “La idea es poder ofrecer una variedad dentro de los diferentes perfiles de los pacientes”, defiende Houba.

La gratuidad de la actividad es especialmente importante, porque en muchos casos son personas que, en ese momento, no suelen tener trabajo al estar de baja médica y suelen recibir ayudas sociales, de ahí la importancia de que ni ellos ni sus familiares tengan que pagar por las visitas. Con tan solo un documento impreso es suficiente. En él consta el nombre del paciente y unas casillas con los nombres de los cinco museos que se pueden visitar.

Lustygier también explica que este tipo de salidas son recomendables para personas que han sufrido burn-out, trabajadores “quemados” debido a un estrés continuado en el ámbito laboral. Se trata de un síndrome que el médico destaca haber visto en los últimos años, “personas que no pueden más debido a la presión, que solo se han dedicado a trabajar”. Por ello, las visitas culturales son “muy útiles para recordarles que hay otras cosas además del trabajo y que hay cosas positivas fuera de él”, explica el médico.

El proyecto piloto lleva ya más de dos meses en marcha y según el médico la impresión es que “está siendo muy positivo” para los pacientes. Una vez han hecho su primera visita, les preguntan cómo se han sentido, si tendrían ganas de volver. “Lo que intentamos es motivarles a buscar hábitos culturales. No solo museos, también ir a conciertos, al cine o al teatro”, agrega.

Tanto Lustygier como Houba coinciden en que tras la pandemia la iniciativa cobra, además, más sentido que nunca. El psiquiatra asegura que no ha visto “un aumento” de casos, sino “una explosión” de personas que sufren más enfermedades mentales. La consejera municipal explica que tienen datos de cómo se han incrementado. En Bélgica, los problemas de salud mental “se han multiplicado por dos en los últimos diez años”, apunta Houba.

“Cuando hablamos de salud no es solo físico. Es también la salud mental. Estoy realmente preocupada por la salud mental de los ciudadanos, por eso pienso firmemente que la cultura puede formar parte de la solución”, subraya.

En el Hospital Brugmann de la capital belga llevan treinta años con tratamientos para enfermedades mentales, en que siempre se ha querido incluir la cultura como una parte de la mejora de los pacientes. Se hacían ya visitas a museos con los pacientes y los médicos, con actividades fuera del hospital, como ir a exposiciones o a conciertos. Además, también desarrollan “arte bruto” en que artistas diplomados trabajan con los pacientes para que la pintura o artes plásticos sean una parte más de su tratamiento hacia una mejora.

El próximo marzo, la alcaldía analizará el resultado del proyecto piloto y de su futuro. De momento, la respuesta ha sido muy positiva y varios museos de la ciudad ya se han mostrado interesados en sumarse en el proyecto.

Museo Británico negocia con Grecia repatriar los mármoles del Partenón

El exministro de Economía conservador, designado responsable del museo londinense en junio del año pasado, se reunió el lunes con el líder griego en un hotel del acomodado distrito de Knightsbridge de la capital británica, detalló el periódico. Mitsotakis, que durante su visita al Reino Unido fue recibido por el primer ministro británico, Rishi Sunak, y el rey Carlos III, había mantenido «conversaciones exploratorias» con Osborne el pasado noviembre, según ha revelado la prensa griega.


El presidente del Museo británico, George Osborne, mantuvo esta semana una conversación «secreta» con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, en la que abordaron la repatriación de los mármoles del Partenón de Atenas, informó este sábado el diario «The Times».

El exministro de Economía conservador, designado responsable del museo londinense en junio del año pasado, se reunió el lunes con el líder griego en un hotel del acomodado distrito de Knightsbridge de la capital británica, detalló el periódico.

Mitsotakis, que durante su visita al Reino Unido fue recibido por el primer ministro británico, Rishi Sunak, y el rey Carlos III, había mantenido «conversaciones exploratorias» con Osborne el pasado noviembre, según ha revelado la prensa griega.

La nueva reunión en Knightsbridge, cuyo único objetivo era abordar la devolución de las esculturas de 2.500 años de antigüedad, ha impulsado las expectativas de que se avance hacia la resolución de la agria disputa que enfrenta al Reino Unido y Grecia.

Atenas reclama las piezas desde hace años y construyó expresamente en 2009 un nuevo Museo de la Acrópolis para demostrar que cuenta con un lugar adecuado para albergar ese tesoro arqueológico.

Las esculturas, conocidos como los Mármoles de Elgin, ocupan un lugar preeminente del Museo Británico, que cuenta con una amplia colección de piezas de la antigua Grecia y otras culturas de la antigüedad, además de poseer la mayor muestra de objetos del Egipto faraónico fuera de El Cairo.

Los mármoles del Partenón fueron adquiridos por el aristócrata escocés Thomas Bruce, séptimo conde de Elgin, entre 1801 y 1805, cuando era embajador ante la corte Otomana en Estambul -que ocupaba Grecia-, y vendidos después al Reino Unido, transacciones que Grecia ha calificado como «saqueo».