Barbosa: concluyó inventario sobre museos de Puebla, “nos vamos a sorprender”.

El inventario de las piezas de los más de 20 museos pertenecientes al Estado de Puebla ya se concluyó, informó el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, quien dijo que será dado a conocer el próximo martes 22 de junio. “Nos vamos a sorprender”, afirmó. 

Acompañado virtualmente por el titular de la Secretaría de Cultura (SC) de Puebla, Sergio de la Luz Vergara Berdejo, señaló que esta es la primera vez -apoyado por la Secretaría de Función Pública-, que se hace un inventario de este tipo sobre el patrimonio material con el que cuenta el gobierno estatal. 

“Hay hallazgos importantes que se darán a conocer el próximo martes Es la primera parte de una ruta hacer el inventario de los museos que se hace por primera vez, (para saber) cuántas piezas tienen los museos de Puebla; nos vamos a sorprender”, dijo en la videoconferencia de prensa de este 15 de junio. 

Barbosa Huerta acotó que los acervos de los museos se han “manejado con un descuido enorme”, por lo que aseguró “se van a tomar acciones para tener un control exacto de las piezas y de los faltantes”. 

Como ejemplo, está el caso del Museo Internacional del Barroco construido en la administración del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, construido por el arquitecto Toyo Ito, que representa una deuda superior a los ocho mil millones de pesos y requiere alrededor de 31 millones de pesos mensuales para su operación. 

“DeMuseo Barroco y del fraudesote con dinero público para adquirir acervo, con 300 millones que se dieron se ocuparon 30 y tantos millones de pesos, y lo demás ´Good bye´”, refirió el mandatario estatal. 

Destaca que en febrero de este 2021, el titular de Cultura denunció el robo, expolio sistemático e intercambio de piezas en espacios como el MIB o la Biblioteca Palafoxiana, además de cambios en los números de inventarios. Asimismo, informó sobre la notificación a la Auditoria Superior del Estado y a la Secretaría de Función Pública de 50 contratos celebrados por 16.7 millones de pesos que no presentan información competente y relevante.
 
De paso, refirió a las fallas en la construcción de museos detectables al momento de entrega, aumento y opacidad en costos de adquisición de obra. Como ejemplo, es la construcción del Museo de la evolución de Tehuacán, abierto también en la administración de Rafael Moreno Valle, el cual presenta deterioros que se “presentaron casi al momento de su entrega”. En este recinto se buscan los 150 minerales fluorescentes incluyendo un meteorito que supuestamente fueron adquiridos para formar parte de la museografía, y que incluso, según documentación, están en “préstamo”.
 

La deuda colonial de los museos Una conversación con Walter Mignolo y Francisco Carballo

El pasado mes de abril, el gobierno alemán anunció la devolución de los llamados “bronces de Benín” a Nigeria. Producidas entre los siglos XVI y XVIII para decorar el palacio del Reino de Benín —en territorio que hoy pertenece a Nigeria—, estas afamadas piezas de arte africano viajaron a Europa durante el siglo XIX tras ser saqueadas por colonialistas de Gran Bretaña. La mayoría fueron a parar al Museo Británico, pero una de las colecciones más completas de estas obras de latón (cuatrocientas, para ser exactos) terminó en el Fórum Humboldt de Berlín y otras fueron desperdigadas entre distintas instituciones alemanas. La noticia de su restitución marca un “hito histórico” en cuanto a la responsabilidad moral de las grandes potencias coloniales de Europa, como lo expresó la ministra de cultura alemana, Monika Grütters, y volvió a incendiar la conversación en torno a la descolonización de sus museos. Al mismo tiempo, en México veíamos, nuevamente, que se llevaban a cabo subastas de antigüedades prehispánicas en Estados Unidos y Francia, organizadas por las casas de subasta más prestigiadas del mundo y en complicidad con los gobiernos de sus respectivos países, que hacían oídos sordos a los reclamos del gobierno de la República o encontraban cualquier excusa posible para no entrometerse. Si bien las historias de saqueo y robo que involucran a la producción artística de países colonizados no siempre tienen un final feliz para los agraviados, lo cierto es que el tema ha cobrado cada vez más importancia en el debate público.

En un año de tanta agitación en torno a nuestro propio pasado colonial —con la remoción del Colón de Reforma, el cambio de nombre de la avenida Puente de Alvarado y la campaña #PoderPrieto en redes sociales—, El Museo Universitario del Chopo organizó una serie de conferencias y mesas virtuales bajo el título Arte, política y contracultura, para fomentar la discusión en torno al quehacer museístico. Una de las charlas más esclarecedoras fue la que entablaron Walter Mignolo, académico y director del Centro de Estudios Globales y Humanidades en la Duke University, y Francisco Carballo, codirector del Centro de Estudios Poscoloniales de la Universidad de Goldsmith en Londres. Bajo el título “El cambio de época y la descolonización de los museos”, los especialistas en estudios poscoloniales problematizaron el museo como un proyecto colonial en sí mismo. A propósito del tema, entablé con ellos lo que Mignolo definió como una metaconversación sobre aquella charla, para puntualizar cómo esto impacta en los museos latinoamericanos.

Para muchos de nosotros, el museo podría parecer a primera vista un espacio neutral, abocado simplemente a la conservación, investigación y divulgación del patrimonio, llámese artístico, histórico, arqueológico, antropológico, etcétera. Son espacios que disfrutamos, de goce estético, de esparcimiento y de reflexión que, además, fomentan nuestra apropiación de eso que vemos montado en muros y vitrinas como un reflejo de quiénes somos. Vistos sólo de esa manera, pensaríamos que su trabajo es un esfuerzo loable que debemos apoyar y defender a toda costa; no se nos ocurriría cuestionar que sean cualquier cosa excepto entidades inocuas. Pero si se le ve de cerca, el museo es la institución que sostiene el orden occidental y, por lo tanto, colonial.

Para Mignolo la pregunta que debemos empezar a plantearnos es qué función han tenido los museos en el patrón colonial de poder. Si rastreamos la historia del museo, su genealogía está en los gabinetes de curiosidades del siglo XVIII, donde se exponían toda clase de objetos y que derivarían en los museos de historia natural, de arte y de etnografía. “Estos últimos se tienen que ver más específicamente con relación a la colonización, cuando los viajeros saquean o compran. De esta manera, los grandes museos de Europa —el Museo Británico, el Louvre, etcétera—, tienen que ver con la expansión colonial, pero también con la fundación de la idea misma de Europa”, asegura Mignolo. Por otro lado, para el argentino, los museos de historia natural “están relacionados con la idea que Europa tiene del Nuevo Mundo, refuerzan esa imagen de un mundo nuevo en relación al viejo”. Es precisamente por esta turbulenta historia que debemos comenzar a cuestionar lo que el museo representa, el cual, siguiendo a Mignolo, es junto con la universidad una de las “dos instituciones seculares que controlan el conocimiento y la sensibilidad; es decir, los museos no solo están relacionados con el saber sino con los valores estéticos”.

¿Qué significa esta historia para el contexto latinoamericano? No es arriesgado afirmar que el museo ha contribuido a perpetuar dinámicas coloniales en nuestras sociedades en la medida en que ha creado un imaginario sobre los territorios colonizados, pero sobre todo porque aún en América Latina opera bajo los mismos códigos que están cimentados en ese orden colonial y occidental que señala Mignolo. Carballo resalta la idea que Mignolo propuso en El Chopo del museo latinoamericano como una sucursal del museo europeo, característica que para él es particularmente significativa en México. “El primer museo de México es de 1790. Se crea en el espíritu de Humboldt; es decir, con la idea de ir a descubrir el continente, pero no necesariamente por un orgullo, sino con la intención de hacer un nuevo catastro del territorio. La segunda etapa del museo es la consolidación del estado nacional. Después del museo de historia natural viene el museo de historia del arte y, en ese sentido, es un museo que trata de enfatizar la modernidad de los países americanos con todos estos pintores que se forman en Europa y regresan a pintar los paisajes locales; ahí es donde empieza a contruirse esta identidad nacional a través del arte. Entonces el museo es como una importación de la modernidad y después es una forma de solidificar el estado nacional”, apunta.

El tercer capítulo de esta historia lo ubica Carballo en las postrimerías del siglo XX y los primeros años del XXI, con la creación del museo neoliberal. México dejó de voltear a ver a Eruopa e hizo de Estados Unidos su modelo a seguir. Comenzaron a proliferar los museos privados, creados a partir de colecciones de empresarios. “Esa también es una sucursal del museo occidental —considera el académico mexicano—  [y], de esta manera, se puede trazar la historia de América Latina a través de sus museos y, en ese sentido, su historia colonial”.

En el museo se consolida entonces la idea de modernidad, cimiento del colonialismo y la cultura occidental. “El museo ayuda a ver estas etapas históricas que son la calca de la modernidad occidental —considera Carballo— es una de las instituciones más consecuentes con esta idea de copiar la experiencia de la modernidad, traerla a nuestros países. Todo país que se respete debe tener un museo nacional y debe tener una proliferación de museos; cada pueblo chico o ciudad mediana debe tener un museo a escala de la población. Así como hay una carretera o un auditorio, tiene que haber un museo; es una infraestructura absolutamente necesaria para dar la impresión de que hemos alcanzado la modernidad”. Mignolo coincide: “no queremos estar rezagados del progreso y no queremos que nos vean como incivilizados”.

Las propias instituciones que regulan y supervisan el actuar de los museos también, de cierta forma, perpetúan estas dinámicas coloniales. Pensemos, por ejemplo, en la UNESCO o en el ICOMOS. Ambas siguen imponiendo una visión occidentalizada de lo que un museo debe ser o no, y a partir de ésta marcan las pautas para su operación, tema que Carballo señaló en la conferencia. Sin embargo, el hecho de que semejantes discusiones existan, como lo propone el Museo del Chopo, muestra un cambio de época. Para Mignolo, es una realidad contundente: “lo que está pasando ahora es una toma de conciencia de que el museo desnuda su propia colonialidad”, afirma. En ese sentido, así como hay una trampa velada en el actuar de las instituciones internacionales, Carballo añade otra en la que considera que no debemos caer: que sean los europeos quienes ahora nos enseñen cómo descolonizarnos. Aunado a esto, habría que considerar los alcances de sus prácticas en este sentido. Es cierto que los museos de las grandes potencias imperiales de Europa han iniciado ejercicios interesantes de descolonización, precisamente en el tenor de esta toma de conciencia de la que habla Mignolo, sin embargo, hay aún límites. “Esas instituciones tienen apetito de contratar gente que aporte una crítica al museo y la dejan hacerla, pero hasta cierto punto —considera Carballo— [pues] esas estrategias no cuestionan el ente museo, entonces no se cambian en realidad los términos de la conversación en un sentido amplio y, sin embargo, el museo puede vestirse en las túnicas de la pureza descolonial. Ahí hay un problema. Algo se gana, evidentemente. No es que sea una cuestión perdida, pero son esfuerzos algo tímidos. Curiosamente, el problema con ello es que después puede volverse otra forma de imperialismo cultural. Es decir, la modernidad imperial descoloniza y nuestra modernidad periférica aún no entiende que hay que descolonizar y ahí hay un peligro”. “Tenemos que estar insistiendo en la necesidad de cuestionar la institución museo porque si no se convierte en el salvador de los mismos desastres que produjo”, puntualiza Mignolo.

¿Cómo romper entonces con la lógica colonial y occidental de los museos? Para Mignolo, lo que hace falta es sacudir los cimientos de lo que él llama la entidad museo, es decir, la idea misma del museo. Esto no es un tema aislado, sino que se inserta en una conversación mucho más amplia que abarca los cuestionamientos recientes al racismo y a la construcción de una narrativa histórica desde perspectivas colonialistas. En México, el debate sobre los monumentos y las calles que, en esta cuenta regresiva a la conmemoración de los quinientos años de la caída de Tenochtitlan, ha generado una acalorada polémica. “Para mí esto también tiene que ver con esa idea de que debemos dejar las estatuas, el pasado es el pasado, así ocurrió. Tenemos que cuestionar eso, pero tenemos que cuestionar también la historia que construyó ese pasado, eso es fundamental”, opina Mignolo. A propósito de este debate, recordó también la conversación que surgió en Estados Unidos a partir del asesinato de George Floyd: “Cuando la cuestión de las estatuas [confederadas] en Estados Unidos, recuerdo a una periodista afroamericana que decía que tirar abajo las estatuas es cuestionar la historia; es decir, no contar una nueva historia, que es importante, pero cuestionar la historia y cómo se construyó, porque ese es el pasado de acuerdo a cierta narrativa. Recuerdo también a un hombre blanco que decía que está bien tirar las estatuas de los founding fathers, pero ojo: los founding fathers escribieron la constitución”. En el caso de los museos, no sólo se trata de modificar los discursos curatoriales o proponer nuevas narrativas en torno a las colecciones; hay que ir más allá de las cédulas y plantear un verdadero cuestionamiento lo que el museo representa.

Hay caminos posibles para lograr ese cuestionamiento de raíz o, por lo menos, para modificar los términos de la conversación. Carballo ve una salida desde lo que él llama la lógica del parásito: “hay que entrar como parásito, usar el museo y aprovechar algunas de sus facultades. En ese sentido, es importante restituir culturas, lenguajes, conocimientos. En buena medida, la nueva política pasa por la restitución de todo aquello que fue destituido por la colonización y entonces ahí la institución museo funciona bien, precisamente porque es institución, porque tiene el peso simbólico de la institución”. Otra alternativa, desde la perspectiva de Mignolo, es el museo comunitario o ecomuseo, de acuerdo al término propuesto por Hughes de Varine-Bohan, que supone el uso de esa misma institucionalidad por parte de una comunidad a partir de estrategias autogestivas y en una búsqueda de autoconocimiento. Mignolo considera que “son museos de memoria, de constitución de la sensibilidad de gente que sólo iba al museo a ver las grandes obras de los otros”.

Para profundizar en esta problemática, el argentino destaca una cuestión fundamental sobre la función tradicional del museo: “el museo está montado sobre objetos, sobre la sacralización de los objetos y el objeto es básico en la cosmología de occidente”. El museo comunitario, de cierta forma, revierte esa lógica y, por lo tanto, al orden occidental del museo; rompe con las dinámicas colonialistas porque el museo deja de ser el ente que tradicionalmente observa a esas comunidades: “El museo los ha estado usando y ahora la gente empieza a usar al museo. Ya no se trata de traer los objetos de seres extraños y exóticos, sino a las personas, que tienen sus saberes y tienen cosas que decir”. Si bien los museos comunitarios no cuestionan a la institución, tanto Mignolo como Carballo ven en esos esfuerzos una posible alternativa para la descolonización de los museos, pero también para su desoccidentalización. En este sentido, el uso del museo se vuelve muy significativo: “usan el museo para poner sobre la mesa lo que la institución museo, con todas sus regulaciones, criterios estéticos e históricos, dejaba fuera: lo popular, es decir, lo que era significativo para mucha gente. Ahora esa mucha gente tomó sus destinos en sus propias manos y creó museos o hizo intervenciones a los que ya había,” considera Mignolo. Por otro lado, Carballo afirma que el uso del museo desde una perspectiva descolonial es importante “a sabiendas de las limitaciones —muy grandes— que tiene. Al final de cuentas, el trabajo fuerte es cómo podemos cambiar la conversación y quizás, si es necesario pensarlo, salir del museo y dejarlo atrás. No es una conversación para hoy, pero es algo que quizás hacia el futuro debemos tomar en cuenta”.

Los museos cumplen un rol de primera importancia en la conformación de nuestro imaginario y, por lo tanto, tienen una responsabilidad moral que atender. Esa función social los obliga a cuestionar su impacto en la consolidación y continuación de sistemas coloniales y racistas en nuestras sociedades. En ese sentido, explicar el origen colonial de una pieza o restituir obras de arte saqueadas en contextos de colonialismo tiene gran valor simbólico, pero no podemos aceptarlo como única alternativa. No se trata de sólo cambiar los contenidos, sino la institución. Como concluye Mignolo, “no podemos perder el horizonte de constantemente cuestionar los términos y poner nuevos, crear nuevas conversaciones, como estamos haciendo ahora. Lo que estamos cuestionando es la idea de museo o la entidad museo y cómo usarla. Esto ya está en marcha y va a crear conflictos, pero es inevitable; es decir, los privilegios no se pueden mantener para siempre, no son eternos, no fueron dictaminados por el Señor”.

 

Recuperado de Vecka Duncan (2021).

La protección del patrimonio cultural como forma de contribuir a la política de promoción de DD.HH

Funcionarios y referentes en DD.HH de la región se reunieron hoy en la jornada pública “Protección del Patrimonio Cultural vinculado con Derechos Humanos. Experiencias Mercosur” y repasaron los avances de la postulación del Museo Sitio de Memoria ESMA a la Lista de Patrimonio Mundial de Unesco.

En un debate que se realizó por medios electrónicos, los participantes abordaron “la importancia de consolidar políticas públicas” y alentar la “protección del patrimonio cultural” como forma de promover los pilares de Memoria, Verdad y Justicia, indicaron fuentes de esa entidad.

“Así como el Plan Cóndor tuvo un proceso muy aceitado en nuestros países, es muy importante que podamos intercambiar experiencias entre los países vecinos, compartir avances y retrocesos y trabajar para consolidar políticas públicas vinculadas a los Derechos Humanos del hemisferio Sur de nuestra querida Patria Grande”, expresó el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti en el encuentro.

El funcionario estuvo encargado de la apertura de la jornada y destacó el camino encarado por Argentina en materia de Derechos Humanos desde el 2003, “así como la resistencia del pueblo argentino ante los intentos por desviarlo”.

También participó el subsecretario de Asuntos de América Latina de Cancillería, Juan Valle, quien destacó “el esfuerzo conjunto por reunir a expertos que piensen sobre cómo la protección del patrimonio cultural puede contribuir a consolidar la política de promoción y protección de todos los Derechos Humanos en nuestra región”.

Además postuló que “Argentina ha desarrollado una política de estado basada en los pilares de Memoria, Verdad y Justicia” y que las candidaturas del Museo Sitio de Memoria ESMA a la Lista de Patrimonio Cultural del Mercosur y del Patrimonio Mundial de la Unesco se enmarcan en ese camino.

También fueron invitados a esta jornada la Secretaria Ejecutiva del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur, Ariela Peralta; el vicepresidente del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) Leonardo Castriota, y la directora nacional de Gestión Patrimonial del Ministerio de Cultura de Argentina, Viviana Usubiaga y la directora Ejecutiva del Museo Sitio de Memoria ESMA, Alejandra Naftal.

“Los Sitios de Memoria pueden contribuir a la transmisión de memorias colectivas, pero además son herramientas útiles y fundamentales para una pedagogía que favorezca la garantía de no repetición de los hechos que allí ocurrieron. Contribuyen, además, a restablecer la dignidad de las víctimas”, sintetizó Peralta.

Museo Soumaya exhibirá pintura inédita de Diego Rivera que se creía que era falsa

Condenado a permanecer oculto porque la crítica de arte Raquel Tibol cuestionó su autenticidad, durante más de una década el cuadro Peregrina tlaxcalteca que Diego Rivera pintó en 1946 estuvo resguardado en las bodegas del Museo Soumaya. El equipo del recinto decidió realizar una investigación y recopiló información para demostrar que la pintura sí es de Rivera. Finalmente, Alfonso Miranda Márquez, director del Museo Soumaya, encontró una prueba más para argumentar que la pieza es de la autoría del muralista mexicano (Guanajuato, 1886-Ciudad de México, 1957). 

En su afán por fortalecer la colección, Miranda Márquez sostiene que no es resultado de un acto de fe, sino de una investigación con la que se logra comprobar que dicha obra es de la paleta de Diego Rivera. Una vez demostrado lo anterior, anuncia a MILENIO que por primera vez la pintura se mostrará en una exposición, la cual será organizada próximamente en el Museo Soumaya Plaza Loreto. 

“No es un lindo Diego, tengo que decirlo, pero eso no importa, es un Rivera. Que la obra no tenga todos los elementos simbólicos del artista, es lo de menos, hoy está documentada la existencia de esa pintura y hay pruebas de que se colgó en la muestra inaugural del Museo de Arte Moderno, el 20 de noviembre de 1964, y eso no es cosa menor”, aclara el historiador. 

El hallazgo

Siempre con la mirada atenta, el director del Soumaya relata que un día, al estar revisando un acervo, se encontró con una sorpresa: “cuando veo la foto de Peregrina tlaxcalteca colgada en el Museo de Arte Moderno, con una carta de Misrachi que la identificaba, me dije: ¡esta es la obra!”. Miranda Márquez supo de la polémica protagonizada por Raquel Tibol (Argentina, 1923-Ciudad de México, 2015) alrededor de esta obra comprada en Estados Unidos, como parte del programa de repatriación de obra de la Fundación Carlos Slim, ya que tiene 18 años de laborar para esta institución. 

Recuerda que les cuestionaron con vehemencia que ese cuadro era falso. Incluso la historiadora de arte Tere del Conde (Ciudad de México, 1938-2017), opinó que “era un falsísimo” y cuando se le informó que se investigaría a profundidad el caso, respondió que ella no creía en las indagaciones a menos que las hiciera alguno de sus alumnos, cuando el propio Miranda Márquez fue su discípulo. De igual forma, la propia Raquel Tibol manifestó que estaba en duda la autenticidad de la pieza, por lo que expresó que ella no la expondría nunca. Por esas circunstancias, refiere el especialista, el Museo Soumaya nunca la había mostrado al público. Recientemente Miranda Márquez dio con parte de la historia de esta obra donde menos se lo esperaba, en el acervo del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, mismo que está conformado por cientos de documentos, entre los cuales ocupa un lugar muy especial el archivo del Museo de Arte Moderno. 

La obra cuesta más de 278 mil dólares

La obra Peregrina tlaxcalteca, de Diego Rivera, de 67 por 48 centímetros, está identificada por el Museo Soumaya con el número 38908, es un óleo sobre lienzo con marco de madera tallada con aplicación de hoja de oro, de 101.5 por 81.2 centímetros, firmado en la parte superior izquierda y con la fecha de 1946. MILENIO consultó el catálogo de la casa de subastas Sotheby’s del 26 de mayo de 2011, donde se informa que Peregrina Tlaxcalteca se vendió en 278 mil dólares, aunque tuvo un monto de salida de 250 mil a 300 mil dólares. Sotheby’s sustentó que la obra aparece en el libro Diego Rivera: pintura de caballete y dibujos, editado por el Fondo Editorial de la Plástica Mexicana en 1979, así como en Diego Rivera: catálogo general de obra de caballete, edición del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Bellas Artes en 2003. Pero no siempre las obras de Diego Rivera se han vendido como pan caliente. De acuerdo con la agencia AFP, en mayo de 2001 Sotheby’s de Nueva York no pudo rematar los cuadros Peregrina tlaxcalteca y Juana Rosas. Según la casa subastadora, por ser patrimonio nacional de México, de ser adquiridos no podrían salir del país, lo que ahuyentó.

Continúa la refacción edilicia del museo Roverano

El Municipio de Quilmes informa que siguen avanzando las obras de refacción edilicia en el Museo de Artes Visuales Víctor Roverano, ubicado en la calle Rivadavia 498 esquina Pringles, del centro de Quilmes, que son financiadas por el Fondo Educativo.

“Este es un lugar que encontramos completamente abandonado, con un montón de mobiliario amontonado y en mal estado. Y ahora, por primera vez vamos a tener un espacio con las instalaciones necesarias para desarrollar las actividades del Taller de Muralismo y de los Talleres Barriales”, expresó la secretaria de Desarrollo Urbano y Obra Pública, Cecilia Soler.

En este marco, la intervención incluye la reparación de filtraciones en la cubierta y la construcción de un Salón de Usos Múltiples (SUM) con equipamiento y sanitarios. A su vez, se creará un Taller de Muralismo, por lo que se pondrá en valor un espacio del museo, en donde se realizarán tareas en los sanitarios, como cerámicos, artefactos y griferías nuevas.

Esta tarea también abarca la reparación de las instalaciones, la colocación de nuevas luminarias LED y de equipos de aire acondicionado, al mismo tiempo que se realizarán trabajos de pintura en ambos espacios. Se estima una totalidad de 250m2 en intervenciones y mejoras.

Desde la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obra Pública, a cargo de Cecilia Soler, se destaca que en las tareas se llevan adelante la supervisión de la ejecución y la implementación de las medidas de Higiene y Seguridad, dispuestas por el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, en el marco de la pandemia COVID-19. 

Recuperado de La Noticia del Quilmes (2021).

Restauraron último puente colgante inca construido hace 500 años en Perú

El puente colgante Q’eswachaka, que data del imperio inca en Perú y cuyo ritual de conservación es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, fue restaurado por pobladores tras colapsar en marzo pasado por la falta de mantenimiento debido a la pandemia de coronavirus, informó el Gobierno regional de Cusco.

La renovación del puente peatonal ocurre cada año, entre los meses de mayo y junio, pero el confinamiento obligatorio por la pandemia del coronavirus en marzo de 2020 impidió la labor, lo que provocó su deterioro y caída el 23 de marzo pasado.

La pasarela y barandilla de sogas de fibra vegetal fue restaurada en su totalidad por centenares de campesinos del aledaño distrito de Quehue, en Cusco, quedando listo para su uso desde el miércoles pasado, luego de permanecer tres meses fuera de servicio, informó la agencia de noticias AFP.

El trabajo comunal involucró a 1.000 hombres y mujeres, quienes se repartieron las tareas: mientras los hombres se encargaban de armar la estructura, casi suspendidos en el aire, las mujeres tejieron y entrelazaron las sogas en tierra firme durante tres días.

El gobernador de Cusco, Jean Paul Benavente, afirmó que “gracias a la labor que desarrollaron los pobladores de Quehue, las generaciones heredarán los conocimientos y sabidurías ancestrales para conservar el puente Q’eswachaka, símbolo de la extraordinaria ingeniería inca que sorprende al mundo”.

“Nuestros ingenieros andinos se encargan de tejer el puente; están colgados, no usan arnés. Toda la población tiene mucho respeto y admiración por ellos”, dijo el alcalde de Quehue, Mario Tacuma.

El puente está ubicado en Quehue, sobre el caudaloso río Apurímac, a 3.700 metros de altura, y su estructura es de 28 metros de largo y poco más de un metro de ancho.

El Q’eswachaka fue construido por los incas hace más de 500 años como parte del Qhapaq Ñan (camino inca) y es el único que sobrevive gracias a la perseverante e infatigable labor de las cuatro comunidades quechuas.

Este puente es el único de su tipo que se conserva y que ha mantenido su estado original, de generación en generación, por más de cinco siglos.(Télam)

Recuperado de El Periodista (2021)

La razón de ser de las Áreas Silvestres Protegidas Estatales

Por nuestra naturaleza y bellezas escénicas somos un país rico. Poseemos una enorme e invaluable riqueza natural que nos permite hoy en día recibir grandes beneficios biofísicos (agua, aire, suelo, biodiversidad), beneficios socio-económicos (ingresos por turismo, pago de servicios ambientales) e intangibles (beneficio mental y espiritual). Nuestra industria turística y nuestra imagen y liderazgo mundial en este campo, dependen sin duda de esa rica y diversa naturaleza.

Debido a presiones y tendencias históricas destructivas, como la deforestación o la cacería, nos hemos visto en la necesidad, a veces con carácter de urgencia, de proteger y resguardar gran parte de esa naturaleza. Esa necesidad de protección surge entonces fundamentalmente por la existencia de una amenaza o una fragilidad ambiental que obliga a tomar medidas para evitar o restringir acciones humanas que puedan afectar o degradar dichas áreas del territorio nacional.

Es así que se han establecido diferentes categorías de protección, denominadas áreas silvestres protegidas, con lo que hoy en día contamos con un 25% de nuestro territorio protegido con alguna categoría de ASP, tanto estatales como privadas. Estas van desde las más restrictivas, como los parques nacionales y las reservas biológicas, hasta otras con menores restricciones, como las reservas forestales o las zonas protectoras.

 

En particular, para el Patrimonio Natural del Estado (PNE), que abarca ASP y bosques estatales, es apropiado y necesario que se hayan establecido restricciones de uso, limitando las actividades humanas a ecoturismo, investigación y educación ambiental, según el artículo 18 de nuestra ley Forestal, en aras de la salvaguarda de estos sitios. Recientemente se agregó el tema de acueductos, lo cual puede ser discutible. Hoy en día, nuestro ordenamiento jurídico contiene elementos que favorecen en forma amplia la protección de estas importantes áreas, en consonancia con el derecho constitucional a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Por lo tanto, la conservación de estos territorios no responde a visiones románticas ambientalistas como creen algunos, sino a un uso apropiado del territorio, a una necesidad ambiental, a un marco jurídico consolidado y al logro una mejor calidad de vida integral para las actuales y futuras generaciones.

Resultan entonces totalmente improcedentes e inadecuados los reiterados intentos por parte de ciertos sectores que con visiones desarrollistas y aperturistas pretenden modificar nuestro marco jurídico, con proyectos de ley o políticas públicas para abrir los parques nacionales y otras áreas del PNE, para desarrollar infraestructura, entre ellas geotermia, hidroeléctricas, carreteras, turismo masivo, petróleo, forestal, etc. Esta ha sido la tónica de los últimos 20 años en cada administración legislativa, intentos reiterados por destruir la visión del PNE y de las ASP estatales que ha imperado hasta ahora. El último intento se incluye en el proyecto de ley denominado DUA (expediente N°22391), aún en discusión. Usualmente se escudan en el manipulado y difuso concepto del desarrollo sostenible, como excusa para la explotación de esos territorios protegidos en el PNE.

Es hora de acabar con esta destructiva tendencia y reconocer de una vez por todas, que el PNE, sobre todo las áreas silvestres protegidas estatales, son zonas cuyo objetivo fundamental y razón de ser es la conservación de la biodiversidad y no el desarrollo de infraestructura comercial . Las ASP representan un paradigma de conservación que debe imperar a futuro, lamentablemente hay sectores que aún no tienen esto claro, o no les interesa entenderlo. Ya basta con ese ataque constante contra nuestras ASP, que podría llevarlas a su destrucción, conceptual y física.

El PNE, en especial las áreas silvestres protegidas estatales, son vitales y estratégicas para el surgimiento de una nueva conciencia social y ecológica y para el logro de una mejor calidad de vida integral para todos. Por ello, es vital mantener el PNE como una zona para la conservación de la biodiversidad y el paisaje, y evitar mayores aperturas. Apoyemos y fortalezcamos esa visión y sentimiento, para que nuestras áreas silvestres protegidas tengan vida para siempre.

Recuperado de El Mundo.cr (2021)

Acciones paralelas al Tren Maya beneficiarán zonas arqueológicas

Los trabajos consideran a Palenque, en Chiapas; la Ruta Puuc y Chichén Itzá, en Yucatán; Tulum y Cobá, en Quintana Roo, y Calakmul y Edzná, en Campeche, en una primera etapa

La Secretaría de Cultura realizará importantes inversiones destinadas a las zonas arqueológicas que se distribuyen a lo largo de la ruta del Tren Maya.

    “Estas acciones integran en esencia un proyecto cultural que busca demostrar la vitalidad de la cultura maya. Por esa razón, se dignificarán los servicios y se pondrán en valor los conjuntos arquitectónicos de varias zonas arqueológicas distribuidas a lo largo de este trayecto, a través de una inversión histórica”
    Alejandra Frausto
    Secretaria de Cultura

Las labores que se desarrollarán en diversas zonas arqueológicas en la península de Yucatán buscan:

   – Dignificar el patrimonio cultural
   – Ampliar investigación y conservación
   – Garantizar protección del acervo
   – Mejorar servicios para los visitantes
   – Impulsar desarrollo de comunidades
   – Revitalizarán valor patrimonial

“La cultura maya está viva, está vigente”, expresó Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura federal.

Enfatizó que si bien los mayas fueron excluidos durante siglos, actualmente “esta gran civilización está viva”. Hay extraordinarios exponentes y las comunidades tienen que verse beneficiadas por el desarrollo en la infraestructura ferroviaria de la zona.

Realizarán acciones que permitan revitalizar Palenque, Edzná, Ruta Puuc, Chichén Itzá, Tulum, Cobá y Calakmul. Impulsar desarrollo y redistribuir flujo de turistas en estas zonas, ejemplo de la cultura maya por su valor patrimonial, beneficiarán a las comunidades.

Se llevará a cabo la renovación de instalaciones, salas museográficas, áreas de servicios y actualización de planes de manejo. Crearán nuevos recintos museísticos, abrirán espacios actualmente inexplorados por el público y ampliarán horarios de visita. Diversificarán experiencias en observación de fenómenos astronómicos y biodiversidad, e implementarán elementos para la accesibilidad universal.

Palenque, Chiapas

Destinarán 206 millones de pesos para conservación y restauración de 23 monumentos y a recorridos de nuevas áreas de exploración arqueológica. Regularizarán los predios de la poligonal de la zona arqueológica, inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Reordenarán el comercio informal, además de rehabilitar el Museo de Sitio y la construcción de laboratorios.

Ruta Puuc, Yucatán

Los sitios que conforman la ruta: Uxmal, Kabah, Xlapak, Sayil, Oxkintok, Chacmultún y Labná, recibirán 116 millones de pesos. Crecerá el recorrido por Uxmal con la incorporación de conjuntos arquitectónicos que no eran accesibles para el público en general. Los 18 kilómetros del sacbé o camino principal que conecta Uxmal con Kabah ahora serán visitables. Se construirá un Museo de Sitio en Kabah, se atenderá la conservación de estructuras y el mejoramiento de los senderos.

Chichén Itzá, Yucatán

Este espacio Patrimonio Mundial contará con 265 mdp, se canalizarán a conservación de 23 edificios y construcción de su Museo de Sitio. De igual manera, sobresale la ampliación del área de visita integrando la llamada Serie Inicial, en Chichén Viejo.

Tulum y Cobá, Quintana Roo

En este sitio que recibe gran afluencia por belleza y singularidad que le da su vecindad con el Mar Caribe se invertirán 65 millones de pesos. Los recursos se destinarán a tareas de conservación y mantenimiento en los 22 edificios habilitados para la visita. Así como exploración, habilitación y apertura pública de monumentos en Tancah, para ampliar el área de visita. Además se construirá una sala inmersiva en Tulum y se habilitará el sendero de conexión Tulum-Tancah. Con el ejercicio de 37 mdp se emprenderá la conservación en los conjuntos de Macanxoc, Cobá, Nohoch Mul y Chumuc Mul.

Calakmul y Edzná, Campeche

Consolidarán y estabilizarán los edificios de este Patrimonio Mundial que componen el conjunto Chiik Naab, donde aún se conserva la pintura mural. Darán mantenimiento a 27 estructuras arqueológicas y mejorarán el camino de acceso con una inversión de 80 millones de pesos. Rehabilitarán espacios museográficos y se llevarán a cabo trabajos de mejora en instalaciones hidráulicas, eléctricas y de tratamiento de aguas residuales.

Un monto igual se invertirá en Edzná para:

   – Estudiar y restaurar el Edificio de los Cinco Pisos
   – El Templo del Sur, la Pequeña y la Gran Acrópolis
   – La Plataforma de los Cuchillos
   – El Patio de Los Embajadores

Darán mantenimiento a los edificios Nohochná, los Baños y Escalinata jeroglífica, y remodelarán el Centro de Interpretación de Estelas. Construirán un módulo para el manejo de los bienes culturales, que incluya laboratorio de análisis de materiales arqueológicos. Estas labores se realizarán con el aval del Consejo de Arqueología y con la supervisión de los especialistas del INAH.

 

Recuperado de El Ciudadano (2021). 

Costa Rica recupera piezas precolombinas que estaban en el Museo de Brooklyn

Son 1305 en total y las extrajeron del territorio nacional durante la construcción del ferrocarril al Atlántico

Costa Rica completó este miércoles la repatriación de al menos 1305 piezas precolombinas, las cuales se encontraban en el museo norteamericano de Brooklyn, ubicado en el estado de New York. Esta entrega corresponde a la segunda y última que se gestiona desde el 2011, cuando se entregaron 981 piezas.

Estas 2 286 piezas arqueológicas son parte de de las 16 mil extraídas a inicios del siglo XX por el empresario encargado de la construcción del ferrocarril, Minor Keith. Las operaciones para llevar a cabo la repatriación tuvieron un costo de 44 mil dólares en la primera entrega y 23 millones de colones en la segunda.

El Instituto Nacional de Seguros (INS), el Museo Nacional y el Museo de Brooklyn se hicieron cargo del costo económico que representó el embalaje y transporte.

“Las piezas fueron desembaladas e inventariadas, se registró tanto en cantidad como el estado de conservación. El siguiente paso es incluirlas en bases de datos y asignarles un número consecutivo interno y las mismas se van a poner a disposición para futuras exposiciones, tanto en el Museo Nacional como en los museos que las requieran por préstamos o investigaciones de especialistas”, explicó la arqueóloga Leidy Bonilla, del Departamento de Protección del Patrimonio Cultural.

El retorno de las piezas precolombinas se gestionó por la voluntad del Museo de Brooklyn y no por un proceso judicial. Justifican que para la época donde se adueñaron de los hallazgos, no existía ninguna legislación en esta materia. Estos objetos representan un momento histórico en la formación de colecciones y en el desarrollo económico, social y político del país. El retorno de las piezas se dio vía marítima en 31 cajas de madera curada.

“Agradecemos profundamente al Museo de Brooklyn la apertura para la devolución de estas piezas al país, y, desde luego, al Museo Nacional de Costa Rica, por encabezar con esmero este proceso de recuperación”, comentó la ministra de Cultura y Juventud, Sylvie Durán.

Antecedentes de la apropiación de piezas precolombinas

Un informe dado por el departamento de Protección del Patrimonio, detalló que la colección que extrajo el empresario estadounidense, fue de alrededor de 16 mil piezas, los cuales se distribuyeron en 1914, cuando una parte fue prestada al Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, otra fue vendida o donada al Museo del Indio Americano, Fundación Heye y al Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian y luego de la muerte de Keith, su esposa donó objetos al Museo de Brooklyn, mientras que otros fueron comprados en 1934.

En el año 2020, específicamente en marzo, el Museo Nacional tuvo conocimiento del interés del Museo de Brooklyn en devolver al país una parte de los objetos precolombinos que custodia, todos provenientes de la colección Keith.

Es así como se inicia un proceso de devolución, que se concretó en dos entregas, una en el 2011 de 981 objetos y la segunda a finales del 2020, para los restantes 1305 objetos.

Estas acciones fueron posibles debido a que la familia Keith donó, prestó y vendió las piezas antes de promulgarse la ley N° 7 del 6 de octubre de 1938, sobre control de la explotación y comercio de reliquias arqueológicas.

La arqueóloga Bonilla manifestó que se encontraron tanto piezas de cerámica como de piedra, que por las referencias bibliográficas que se han podido recabar, se conoce que vienen de sitios arqueológicos muy importantes de Costa Rica. Bonilla continuó comentando que estas piezas van a ayudar a llenar ciertos vacíos sobre todo en la tipología cerámica, así como en instrumentos y figuras de lítica.

El Museo de Brooklyn mantiene en custodia otra parte de piezas precolombinas costarricenses.

Recuperado de Amelia Rueda (2021).

Roban piezas de un museo y los vecinos ayudan a buscarlas

Fue en el histórico museo regional de Malargüe, al sur de la provincia de Mendoza; los objetos tienen más de dos mil años.

Había diferentes tipos de pipas

Fue en el histórico museo regional de Malargüe, en el sur de la provincia de Mendoza; son objetos arqueológicos de hasta 2000 años de antigüedad.

MENDOZA.– Un robo inesperado, que altera y conmociona a un pueblo sureño, alejado de la capital provincial. Así viven estas horas los habitantes de la tranquila ciudad de Malargüe, a más de 320 kilómetros del centro mendocino. El histórico Museo Regional Jorge Luna fue violentado por un grupo de delincuentes que se llevó piezas arqueológicas invaluables, de hasta 2000 años de antigüedad.

Ya se inició una investigación para intentar dar con los responsables del golpe; lo llamativo es que personal de seguridad que se encontraba en un edificio aledaño no se percató del accionar de los ladrones, quienes ingresaron durante la madrugada del martes rompiendo rejas, vidrios y candados. En tanto, las autoridades comunales, de la mano de la Dirección de Patrimonio de la provincia, lanzaron una campaña de búsqueda, con la ayuda de los vecinos, para que puedan brindar datos certeros. “El impacto es muy grande en la sociedad; ha sido un robo significativo. Se han llevado piezas arqueológicas invaluables y trascendentales. Todo está en investigación. Ya hemos dado aviso a las autoridades provinciales, a los puntos limítrofes y a las fuerzas de seguridad. Se están levantandopruebasquepuedanayudar a esclarecer el hecho”, contó a la

Facundo Lineros, director nacion de Cultura de Malargüe. Incluso ya se hicieron los contactos pertinentes para advertir de la situación a Interpol.

El funcionario indicó que comenzaron un plan de difusión de las piezas sustraídas para que los vecinos puedan aportar información concreta. “Invitamos a todos los que puedan tener datos que los hagan llegar a la Dirección de Cultura del departamento”, destacó Lineros, quien aseguró que se está invirtiendo en cámaras de seguridad para reforzar la vigilancia en el lugar, luego de que los delincuentes vandalizaran los accesos del museo.

Entre los elementos robados, se encontraban más de 20 puntas de flechas, collares con cuentas de piedras y caracoles, adornos de latón, pipas, tembetás, agujas de hueso de choique y varios objetos no solo de los pueblos originarios, entre ellos puelches y pehuenches, sino de poblaciones de hasta 2000 años de antigüedad, además de monedas y puntas de lanza de la época de la colonia.

El museo está ubicado en la antigua estancia La Orteguina, una casona de finales del siglo XIX con habitaciones continuas con puertas principales que dan a una galería en común. Pegadas a esas salas de exposición hay oficinas de investigación de técnicas en arqueología y biología. Además, aledaño al lugar, está el mercado artesanal. La mañana del martes, la bióloga que llegó primero al lugar se encontró con el lamentable escenario: todo el museo revuelto y varias piezas históricas faltantes, además de una cámara fotográfica y estufas eléctricas.

Por su parte, Francisco Parada, coordinador de la Dirección de Patrimonio de la comuna sureña, mostró su malestar con lo ocurrido en el emblemático espacio de la cultura local. “Es un triste acto de vandalismo y robo. Más que valor económico, es un ataque al valor patrimonial, de la cultura de Malargüe, sobre todo por lo que significa encontrar restos arqueológicos”, indicó.

“Nos sirve ahora dar difusión a lo ocurrido para estar alertas por si hay ventas de estos objetos”, comentó Parada, a la espera de que se logre recuperar parte de la historia del departamento sureño.

Recuperado de La Nación (2021)