Juan García Taga sustenta en revista de la UNAM cómo se ha desvirtuado la razón de ser de los parques ecoarqueológicos.
La rentabilidad del área comercial y la mala difusión sobre el patrimonio arquitectónico que queda de los mayas en la zona de Xcaret descalifica la razón de ser de este parque ecoarqueológico, desvela el investigador español en antropología y museografía Juan García Targa.
En la revista Estudios de la Cultura Maya (primavera-verano 2012), bajo el título Los parques ecoarqueológicos en el área maya: algunos aspectos de su gestión García Targa retoma el mote dado por algunos arqueólogos al parque más famoso de la Riviera Maya en Quintana Roo : el “Disneyland Mexicano”.
El investigador de la publicación del Centro de Estudios Mayas de la UNAM, refiere en principio que “los parques ecoarqueológicos son el reflejo de esa nueva oferta en la que muestras del pasado conviven con espacios de descanso con el objetivo de dar a conocer de forma sencilla y divertida periodos anteriores de las ciudades y pueblos”
Sin embargo sustenta cómo autoridades nacionales, estatales y ayuntamientos, minimizan la difusión del legado o abandonan la responsabilidad de mantenerlo. Así también, cómo no ha sido de todo benéfico la creación de parques arqueoecológicos.
Cita algunos modelos que apuntalan esta premisa que tiene de aliado el crecimiento urbano, como el caso de Kinich Kak-Moo, en Izamal, donde se extrajeron piedras para construcciones actuales, apunta.
O en Mérida, como ejemplo de parque urbano, el Dzoyila; sobre el que señala la forma en que “es el capital privado el que acaba sufragando el patrimonio cultural quedando luego su mantenimiento a expensas de los presupuestos municipales, estatales y federales”; cuando el problema básico es disponer de los fondos que permitan dar mantenimiento a esos espacios y tenerlos en condiciones para ser visitados.
“SI VAS A XCARET, NO DEJES DE CONOCER CANCÚN”
El eslogan del parque ecoarqueológico denota la importancia que ha cobrado en la región. Sobre esta demarcación, García Taga expone que “Xcaret, originalmente llamado Polé, fue un puerto prehispánico fechado en el periodo Posclásico Tardío (1400-1517 d.C.)”. Fue quizá de los centros marítimos comerciales más importantes, apuntala.
El Grupo Xcaret narra de manera oficial cómo un grupo de empresarios compró el terreno de Xcaret -pequeña caleta- Miguel Quintana Pali y los hermanos Oscar, Marcos y Carlos Constandse; fincaron el emporio de entretenimiento en medio de la naturaleza.
Así como se ha criticado en la región, García Taga expone que “coordinados con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, se procuró consolidar todos los vestigios mayas y estructuras que se documentaron dentro de esta área”.
Pero con el paso del tiempo, prosigue, este interés inicial se ha visto desviado ante la mala difusión del sitio arqueológico, puesto que se obtiene mayor rentabilidad económica y significación del área comercial turística y no de la arqueológica.
Afirma: La principal problemática al respecto es que no se informa con claridad al turista que no es obligatorio adquirir el pase de entrada al parque recreativo cuyo costo es de casi 700 pesos por adulto para poder acceder al sitio arqueológico, pues existe una cuota que no rebasa los 50 pesos para visitar únicamente los vestigios resguardados por el INAH.
Y es que según el decreto de 1994 detalla el hallazgo, entre “esos monumentos destacan grupos de edificios de carácter religioso y público, templos aislados y centro habitacional, cuyo estilo arquitectónico predominante es el conocido como “Estilo Costa Oriental”; dice el texto emitido un jueves 17 de febrero.
Aquí lo puedes leer: Decreto por el que se declara zona de monumentos arqueológicos el área conocida como Xcaret.
A la par de este reconocimiento al patriomonio en el lugar, el grupo Promotora Xcaret ha sido uno de los constantes donantes al INAH. Las cifras que recibe el Instituto son en promedio de 159 mil pesos, de acuerdo al listado de donativos dado a conocer en la página de internet de la dependencia.
Por: Déborah Cordero