Jaime Conci, un conocido expositor de arte, podría ser imputado por la Justicia federal.Hasta ahora, no presentó papeles de tenencia. La misteriosa galería tras la puerta escondida.
Hay dos caminos. O bien el hombre termina procesado y enviado eventualmente a juicio como una suerte de “Indiana Jones” que atesoraba bienes arqueológicos y objetos culturales antiguos sin ninguna autorización, completamente por fuera de la ley. O bien, tendrán que pedirle disculpas, darle la mano y devolverle cada una de las cosas que le secuestraron si él llega a demostrar que tiene la concesión legal para la tenencia de esos objetos.
El protagonista de esta historia es Jaime Conci, un conocido anticuario cordobés, coleccionista y expositor de arte en décadas pasadas y que llegó a exhibir obras en reconocidos espacios (como el Palacio Ferreyra), ya sea bajo auspicio de la Municipalidad cordobesa o del Gobierno provincial.
El pasado lunes, Conci, de 70 años, fue blanco de un importante operativo policial en tres viviendas (dos en el Centro de Córdoba y otro en La Granja, Sierras Chicas) que figuran a su nombre. En esos allanamientos, realizados por personal de la División Delitos Culturales de la Policía cordobesa, se le secuestró una importantísima cantidad de piezas arqueológicas y objetos antiguos, que van desde cacharros a monedas, pasando por imágenes de arte sacrorreligioso, libros y hasta un acta del siglo XIX firmada por el mismísimo Domingo Faustino Sarmiento.
Conci, quien está en libertad, podría ser imputado por los supuestos delitos de encubrimiento e infracción a la ley nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico (25.743) por orden del fiscal federal 2, Gustavo Vidal Lascano.
No se descarta que la acusación se extienda a un familiar directo.
La ley impide que cualquier ciudadano tenga consigo, sin autorización del Estado, un bien cultural antiguo, por caso piezas arqueológicas. Todo elemento de ese tipo, incluso si es hallado enterrado en la propia vivienda, debe ser denunciado y entregado de inmediato al Estado.
Bajo ciertas circunstancias, el mismo Estado puede llegar a devolvérselo al ciudadano, bajo la figura de la concesión y con documentos oficiales que lo acrediten.
Hasta ahora, según fuentes judiciales, el anticuario Conci no presentó documento alguno de los objetos antiguos que poseía.
En ese marco, se trata de determinar si algunos de esos bienes arqueológicos eran para simple tenencia o para una eventual venta en el “mercado negro”, una actividad que mueve millones de dólares al margen de la ley.
La misteriosa puerta oculta
La versión oficial señala que una denuncia anónima llegó a oídos de los pesquisas de Delitos Culturales de la Policía. ¿Otro anticuario, tal vez? No se sabe. Lo que está claro es que, tras un mes de investigación, el lunes se allanaron tres casas a nombre de Conci, por orden de Vidal Lascano.
Los operativos más grandes fueron en domicilios de calle Sucre y Entre Ríos, en la Capital. En los tres, se incautaron bienes culturales antiguos.
En una de esas casas, los policías descubrieron una puerta disimulada en una pared de madera entre cuadros y muebles. Al abrirla, dieron con un pasadizo que comunicaba a una escalera que iba al primer piso. “Es un depósito de cosas viejas”, habría dicho Conci.
En el lugar, se hallaron abundantes objetos antiguos expuestos prolijamente en vitrinas. Los pesquisas tratan de determinar si ese lugar era un simple depósito o una galería secreta de exposición para visitantes exclusivos. “Son piezas de valor incalculable”, dijo el arqueólogo Luis Tissera de la Agencia Córdoba Turismo.
Los intentos de La Voz para obtener alguna precisión por parte del anticuario no dieron resultado.
Bienes culturales protegidos por ley. Según la ley 25.743, será reprimido con prisión de dos meses a dos años el que almacenare, comprare o vendiere piezas arqueológicas o paleontológicas.
Por: Claudio Gleser
Tomado de: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/un-anticuario-bajo-sospecha-por-las-piezas-arqueologicas