Si buscamos Sarhua en un mapa, tenemos que acercarnos mucho para poder identificar que el centro de este distrito peruano ubicado en la provincia Víctor Fajardo, en el departamento Ayacucho, cuenta con algo más que 16 manzanas.
Pero pese a su pequeñez en medio de las montañas en el sur de Perú, este pueblo florece gracias a su cultura y “creó un tipo de arte que solo existe en Sarhua”, asegura la historiadora del arte Gabriela Germana.
Se refiere a las Tablas de Sarhua, una tradición centenaria que el gobierno peruano declaró Patrimonio cultural de la nación en 2018 y que consiste en troncos pintados de entre dos y tres metros de largo que originariamente mostraban las actividades de los habitantes de las casas.
Con el paso de los años esas tablas se transformaron en expresiones de las tradiciones de la comunidad y también en sus preocupaciones.
En el marco de la versión digital del Hay Festival Arequipa, en BBC Mundo hablamos con una historiadora del arte peruano y con una artista para que nos expliquen qué son y qué significan las Tablas de Sarhua.
Remoto e histórico
Sarhua se ubica en el sur de Perú. Si bien lo separa unos 345 kilómetros en línea recta con Lima, llegar a Sarhua no es ni sencillo, ni rápido.
En ruta se puede demorar hasta unas 10 horas. Por ello, es conveniente llegar a Ayacucho en avión y desde allí unas tres horas en carretera hasta Sarhua.
La noticia más antigua sobre la dominación española sobre estas tierras data de 1574, con la visita de Juan Palomares para establecer límites entre los pueblos que ya pertenecían a varios españoles, pero en los que ya había asentamientos indígenas.
Y la teoría más extendida sobre el origen del nombre de Sarhua es que viene de la palabra quechua “sarwi”, que significa “restos de animales devorados“.
“Hay una leyenda que indica que antes de la fundación del pueblo, había en el lugar de la actual plaza de armas una laguna rodeada por una espesa vegetación donde vivían animales salvajes, como el puma, que devoraban a otros animales y de ahí el nombre”, le dice a BBC Mundo Gabriela Germana.
Sarhua fue fundado como una comunidad indígena en medio de la colonia española, por lo que la evangelización católica y la construcción de su iglesia colonial se mezclaron con las festividades religiosas precolombinas, entonces la comunidad se nutre de un maridaje de celebraciones.
La ceremonia
Las Tablas de Sarhua muestran justamente esa sinergia entre la cultura religiosa española y la local, y son un regalo entre compadres (o padrinos) dentro una comunidad.
“Las tablas son parte de la ceremonia de la Tabla Apaykuy que se realiza cuando hacen una nueva casa. Construyen un techado y los compadres entregan una tabla del dueño de la casa que se coloca en un lado del techo a dos aguas al costado de la viga”, explica Venuca Evanán artista de las Tablas de Sarhua.
En la tabla se va a plasmar a la familia que la está recibiendo como obsequio, y la lectura visual es de abajo hacia arriba.
Es decir, que en la parte inferior hay un texto donde está la dedicatoria del padrino. En el próximo cuadro aparece un santo católico que generalmente es la Virgen de la Asunción, que es la patrona de Sarhua.
Y luego vienen todos los miembros de la familia en orden de importancia. Y en el último cuadro por lo general está el Sol, que es una deidad andina, detalla Germana.
Las tablas representan entre 7 y 8 escenas dependiendo del largo del tronco y de la cantidad de personas que colaboren en la construcción de la casa.
¿Y para qué regalar una Tabla de Sarhua?
“Para desear prosperidad, bendiciones, buena vibra para el hogar y se entrega con cantos, con más regalos, en la ceremonia de la Tabla Apaykuy. Y la familia la va a recibir y se va a comer, beber, bailar y celebrar alrededor de la casa”, relata Venuca Evanán.
Inicio incierto
No está claro cuándo y cómo empezó la tradición de las Tablas de Sarhua. Aunque hay distintas hipótesis.
“Algunos investigadores dicen que tienen relación con algunas pinturas incas, pero yo no estoy tan de acuerdo. Creo que esto tiene origen en la época colonial cuando una tradición figurativa llega al área Sarhua. Antes en Sarhua no se representaban cosas con dibujos y aquí ves personas haciendo cosas”, afirma Gabriela Germana.
La historiadora destaca que los sarhuinos se adaptaron el arte de la época colonial.
“Sarhua tiene una iglesia colonial muy bonita, con pinturas en sus paredes y techo. Entonces podría estar ligado a ese tipo de arte pero adaptado a las necesidades de los pobladores”, añade Germana.
“Entonces ellos inventan este nuevo objeto que es un tipo de arte que solo existe en Sarhua. No hemos encontrado un arte similar en otra población ni andina ni en otra parte de América”, dice la especialista.
Las tablas de Sarhua más antiguas que se conservan hasta la fecha son de finales del siglo XIX, pero por los materiales naturales con que están hechas que son madera y tierra de colores y que cuelgan del techo de paja en una zona de muchas lluvias, es difícil que estas tablas duren mucho en el tiempo.
Historia de familia
La historia de la artista Venuca Evanán está estrechamente ligada a las Tablas de Sarhua.
“Mis padres son sarhuinos pero yo nací en Lima. Aquí me formé pero siempre estuve en relación con la cultura sarhuina. Mis padres son los difusores de este arte en la ciudad y en diferentes partes del mundo”, dice orgullosa.
Sarhua aún mantiene muchas de las costumbres centenarias con sus fiestas tradicionales como los carnavales pero también con celebraciones católicas como la fiesta de San Juan, y sus habitantes siguen hablando quechua y vistiendo a diario sus coloridos trajes sarhuinos.
Pero al ser un pueblo que vive de la ganadería y la cosecha, muchos jóvenes abandonaron el lugar en busca de mejores oportunidades.
“En los años 60 muchos sarhuinos emigraron a ciudades grandes, primero por la crisis económica, porque la siembra y la cosecha no daba para vivir”, describe Germana. Ese es el caso de los padres de Venuca Evanán.
“Luego muchos sarhuinos, como de otros lugares de Perú, emigraron por la guerra interna, sobre todo las poblaciones rurales que fueron las que más la sufrieron. Muchos quedaban en medio de los terroristas y la respuesta del Estado. Mucha gente inocente murió o perdió sus casas”, detalla la historiadora.
Entre 1980 y 2000 grupos armados establecidos en el centro y sur del país buscaban destituir el sistema de gobierno democrático. Según la estimación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación de Perú, cerca de 70.000 personas murieron en el fuego cruzado, en su mayoría campesinos.
En ese momento tumultuoso, los artistas decidieron representar no solo la vida ideal en Sarhua, sino también los problemas que estaban aquejando a la comunidad por laviolencia.
Aquellos sarhuinos que se mudaron a Lima decidieron comenzar una nueva forma de arte incluyendo a las mujeres y a los niños en la tradición y produciendo tablas más pequeñas para poder comercializarlas.
Y el arte de las Tablas de Sarhua empezó a mostrar otras realidades e ideales.
“Las tablas de Sarhua son una manera de expresarme. Yo plasmo mis propuestas, mis ideas, como mujer, hija de sarhunios. Es un elemento necesario, propio de algo que estoy heredando y quiero darle continuidad a través de la transmisión de conocimientos que obtuve en la práctica”, describe Evanán.
Como lo hicieron sus padres, ella plasmó nuevos temas en las tablas como la pandemia y el reclamo por la violencia en contra de la mujer en general y específicamente en Sarhua.
“Por tradición las tablas de Sarhua eran pintadas solo por varones y mi padre tuvo puras hijas mujeres así que yo he aprendido de muy pequeña el arte de las tablas y empecé a encontrar mi voz. Quiero plasmar mi vida, a través de la pintura, quiero reflejar lo que la mujer andina sarhunia vive en la ciudad”, dice.
Por: Analía Llorente, Tomado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-54609725