Saquean el Presbítero Maestro: roban esculturas y placas históricas, pero Beneficencia no informó a tiempo al Ministerio de Cultura de Lima, Perú

Sin cámaras de seguridad, sin inventarios y con escasa vigilancia, el camposanto más emblemático del país es víctima de robos sistemáticos y abandono institucional

A simple vista, el Cementerio Presbítero Matías Maestro conserva su monumentalidad. Pero la memoria que resguarda desde hace más de dos siglos viene siendo destruida pieza a pieza. En este camposanto, donde descansan expresidentes, literatos, héroes de guerra y artistas, el patrimonio cultural ha comenzado a desaparecer sin que se active una respuesta firme por parte del Estado. Las esculturas ya no solo se oxidan o caen; ahora también desaparecen.

Desde el 2024, se han confirmado robos de placas funerarias, esculturas y piezas de bronce con valor histórico. La falta de cámaras de vigilancia, la ausencia de inventarios actualizados y la descoordinación entre las instituciones responsables crearon un escenario de abandono. Mientras los turistas recorren las tumbas más famosas, otros sectores del cementerio son saqueados. “Si tú encuentras cosas son porque son muy grandes, pero ya las grandes también se las están robando”, comentó Roxana Ayvar, directora del Presbítero Maestro a Latina Noticias.

El caso más reciente ocurrió en marzo. Se trató del robo de una escultura de más de un metro de altura, conocida como la Doliente de la familia Salas y Salinas. “Es una escultura hecha en bronce por dentro, hueca, como era en la fabricación en la época. Probablemente, esa característica haya hecho que se pueda palanquear y sustraer más fácilmente”, explicó Adrián Girón, experto de arte del Mincul. El robo se produjo un domingo, pero el Ministerio de Cultura no fue notificado oficialmente sino semanas después.

El monumento robado pertenecía a una de las familias más influyentes del siglo XIX. Su valor no solo era material, sino también simbólico: representaba el estilo funerario neoclásico, característico de una época marcada por el auge económico del guano y del salitre. La escultura formaba parte de los 320 bienes muebles declarados Patrimonio Cultural por el Ministerio de Cultura en 2021. Pese a su estatus legal, no fue posible evitar su desaparición.

“El robo fue un domingo. Nosotros nos apersonamos el mismo día aquí con la policía. Es una doliente. Es una figura bastante resaltante que nos daba mucha información de cómo era el tema funerario de la época”, relató la funcionaria. El silencio institucional predominó por más de un mes, hasta que se realizó una inspección donde se confirmó que la pieza ya no se encontraba en su lugar.

Desde el Ministerio de Cultura se argumentó que se enteraron del hecho en medio de un operativo no comunicado previamente. “A causa de que empezó esta solicitud de información, se planeó hacer una inspección… y en medio de la inspección aprovecharon nuestra presencia para comunicarnos lo que había sido sustraído”, indicó un vocero ministerial. La versión oficial del propietario, en este caso la Beneficencia, añade otro ángulo al problema: “Tengo entendido que sí se les avisó. No formalmente. Probablemente, no con un documento, pero sí hubo avisos informales a través de WhatsApp”.

En enero de 2024 también se reportó el robo de siete placas de bronce, entre ellas las pertenecientes a figuras como Óscar Benavides y Eloy Ureta. Las investigaciones revelaron que las piezas no fueron sustraídas en un solo día, sino en fechas distintas, lo que evidenciaría un hurto sistemático. “Esto nos permitió concluir que se trataba de un hurto sistemático”.

La Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación señala que los propietarios de bienes declarados deben reportar de inmediato cualquier daño o pérdida al Ministerio de Cultura. El tiempo es un factor determinante para evitar que las piezas desaparezcan definitivamente. “Distintos cementerios han tenido pérdidas de valores patrimoniales y culturales. En ninguno he escuchado la recuperación del mismo”, advirtió un especialista.

En paralelo, se conoció que muchas esculturas de alto valor simbólico, como la de Felipe Pinglo Alva, no están registradas oficialmente como patrimonio. “Más de 500 esculturas tenemos aquí, por ejemplo, la de Felipe Pinglo Alva no está catalogada como una escultura y estamos hablando de un cantautor criollo de bastante renombre e importancia”, afirmó la directora.

Durante casi dos meses, el Presbítero Maestro cerró sus puertas, en lo que fue considerado un hecho sin precedentes en sus más de 200 años de historia. “El primer anuncio fue el cierre como una medida de resguardo y custodia… fue por sugerencia de la policía fiscal”, explicó. Sin embargo, este cierre no impidió nuevos robos ni sirvió para esclarecer los anteriores.

El estado de seguridad del cementerio sigue siendo precario. No hay cámaras de vigilancia y el personal de seguridad es insuficiente. “Como se ha visto desde el 2019, todavía se mantienen las condiciones de seguridad altamente vulnerables”, indicó un representante del Ministerio de Cultura. La Beneficencia asegura que ha cambiado al jefe de seguridad y que hay personal permanente las 24 horas, además de un proyecto para implementar videovigilancia. “Nosotros custodiamos bajo los presupuestos que tenemos”, señaló la directora.

Entre el 2023 y lo que va del 2025, la Policía Nacional ha registrado 102 denuncias por robo de bienes culturales en Lima en tres años. En el caso del Presbítero Maestro, las piezas sustraídas terminan en mercados ilegales, casas de coleccionistas o incluso vendidas por internet. “La venta por internet puede fluctuar esto entre 200 a 1.000 dólares aproximadamente”, advirtió un investigador.

Además de los robos, el camposanto presenta signos evidentes de deterioro. No solo hay esculturas destruidas, sino también residuos, escombros y estructuras abandonadas. “Mira los desmontes ahí tirados. Mira eso”, señaló un testigo. La falta de mantenimiento y la desorganización administrativa contribuyen a la pérdida progresiva del valor histórico del lugar.

Según información que obtuvo Infobae Perú, el Ministerio de Cultura inició un Procedimiento Administrativo Sancionador contra la Beneficencia de Lima Metropolitana, al considerar que sería responsable de la pérdida de bienes del patrimonio cultural. Estas piezas forman parte del patrimonio cultural mueble del Cementerio Presbítero Matías Maestro y están reconocidas como Patrimonio Cultural de la Nación. La medida busca determinar si hubo omisiones o negligencias por parte de la entidad administradora que facilitaron los robos y el progresivo deterioro del camposanto.