Estado Español: El Museo Nacional de Antropología retira los restos humanos a la espera de «consultar con cada comunidad de origen»

Cabeza reducida humana de largo cabello negro, de la etnia shuarMuseo Nacional de Antropología

Hasta ahora era algo habitual ver restos humanos en determinados museos. En 2008, la exposición Body World, que exponía cadáveres en Ifema, logró encender en cierta medida el debate sobre la legitimidad de exhibir cuerpos humanos, pero no hubo grandes cambios: entonces sus responsables dijeron que se trataba de «un sistema de donación de cuerpos» o bien de «cuerpos no reclamados de los que la ciencia se había hecho cargo».

Ahora, con debate o sin él, el Museo Nacional de Antropología ha dado un paso adelante y ha sido pionero en la propuesta y la efectiva retirada de los cuerpos. Acaba de poner en marcha un «plan ordenado y consecuente de tratamiento de los restos humanos» en cuya introducción afirma: «En los últimos años, se ha producido un cambio en la consideración de los restos humanos en los museos. Su estatus dentro de las colecciones es único, ya que no son simples bienes culturales, son los restos de una persona fallecida y deben ser tratados con dignidad y respeto. En el Museo Nacional de Antropología somos muy conscientes y después de un proceso de profunda reflexión hemos redactado esta ‘Carta de compromiso sobre el tratamiento de los restos humanos’ en el museo».

La primera decisión ha sido desmontar la conocida como Sala de los Orígenes y reintegrar a los depósitos y almacenes los restos expuestos en ella. La retirada responde al contexto de reflexión y redefinición de los museos etnológicos, según explican a este periódico fuentes del Ministerio de Cultura. La dirección del MNA ha designado a una conservadora técnica del museo como responsable de la aplicación del plan, la gestión y el tratamiento de estos «bienes».

Más de 4.000 «restos humanos»

En la citada carta, el Museo Nacional de Antropología afirma que conserva 4.426 restos humanos inventariados. «La gran mayoría forman parte de la colección de antropología física», explica la nota. Esto se debe a que ingresaron en el museo a finales del siglo XIX y principios del XX, es decir, durante las primeras etapas históricas del museo, cuando en la institución, como en el marco científico de referencia, aún no se había producido una nítida separación entre los estudios de antropología física, que hoy se enmarcan en el ámbito de las ciencias biológicas, y los de antropología social y cultural, que hoy son especialidades del ámbito de las ciencias sociales.

El propio fundador del museo, el médico Pedro González Velasco, contaba con una importante colección dedicada a la medicina, la antropología física y la teratología, parte de la cual a su vez se conserva actualmente en otros museos, particularmente en el Museo Javier Puerta del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

Esqueleto de Agustín Luengo, 'el Gigante Extremeño' en el Museo Nacional de Antropología.
Esqueleto de Agustín Luengo, ‘el Gigante Extremeño’ en el Museo Nacional de Antropología.Museo Nacional de Antropología

La gran mayoría de estos restos son restos óseos, sobre todo material osteológico individual, especialmente cráneos. Tan solo se conservan 13 esqueletos completos, así como seis momias. También hay artefactos que incluyen entre sus componentes restos humanos, ya sea hueso, piel o cabello. Este último es el caso más habitual.

Lamentablemente, la mayor parte del material osteológico, de acuerdo con el aún escaso desarrollo metodológico de la museología cuando fue acopiado, tiene una procedencia desconocida (76 %). De los restos humanos con procedencia conocida, el 66 % son españoles, seguidos por un 13 % de Filipinas. Hay restos humanos de Europa (70,5 %), Asia (14 %), América (11 %), África (3 %) y Oceanía (1,5 %).

Las momias de Atacama

El compromiso del museo es firme: «En el MNA no se expondrán restos humanos cuando la comunidad de origen de los restos esté en contra de su exposición pública», explican a este diario. Este es el caso del pueblo atacameño que se opone a la exposición de las momias de Atacama. También se tendrán en cuenta las tradiciones y creencias de la comunidad de origen a la hora de exponer los restos humanos, en una clara alineación con el plan de «descolonización» de los museos de Miquel Iceta.

Momia de mujer conservada en el Museo Nacional de Antropología
Momia de mujer conservada en el Museo Nacional de AntropologíaMuseo Nacional de Antropología

«Solo se expondrán restos humanos cuando sea imprescindible para entender el discurso que el museo pretenda transmitir y no se pueda realizar de otra manera con la misma eficacia», añaden en la carta, además de exhibirse de forma contextualizada y «con respeto», algo que deberán cumplir también aquellas instituciones que soliciten un préstamo previo examen de un grupo de asesores externos.

¿Cómo se van a conservar los restos humanos? «La mayoría de los restos humanos se conservan en un almacén específico, el dedicado a la colección de antropología física», explican desde el MNA. Las medidas de conservación y seguridad son similares a las del resto de las colecciones del museo, pero, dada su naturaleza especial, ya que se trata de los restos de personas fallecidas y no de objetos, se comprometen «a mejorar las condiciones de almacenamiento de los restos, para darles mayor dignidad, y a consultar a las comunidades de origen para incluir sus peticiones y sugerencias en lo relativo al almacenamiento y conservación de los restos, para hacerlo de la manera más adecuada desde el punto de vista de su cultura de origen».

Un museo con historia

El Museo Nacional de Antropología fue el primer museo dedicado a esta ciencia que se creó en España gracias a la iniciativa personal del médico segoviano Pedro González Velasco. Lo inauguró en 1875 el Rey Alfonso XII como Museo Anatómico o Antropológico.

Después el museo pasó, ya como institución pública, a depender del antiguo Gabinete de Historia Natural, convertido en Museo Nacional de Ciencias Naturales, y más adelante, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), bajo el nombre, primero, de Museo de Antropología, Etnografía y Prehistoria, después, de Museo Nacional de Etnología, convirtiéndose en un museo dedicado exclusivamente a la antropología cultural.

Figura que representa a un enmascarado con un yelmo kponyugo, de la sociedad Poro. Procede de Costa de Marfil.
Figura que representa a un enmascarado con un yelmo kponyugo, de la sociedad Poro, procedente de Costa de MarfilMuseo Nacional de Antropología

La colección original del doctor se fue acrecentando con los objetos traídos por diferentes expediciones organizadas por las instituciones científicas españolas en los últimos años del siglo XIX y con los fondos museográficos que de este tipo tenía el Museo de Ciencias Naturales, incluida la colección etnográfica que formó parte de la Exposición sobre Filipinas organizada en 1887 en el Parque del Retiro, la última gran muestra colonial del imperio español. Posteriormente ha seguido creciendo gracias a donaciones y adquisiciones ya realizadas por la Dirección General de Bellas Artes, de la que depende desde los años sesenta.

En la actualidad, el MNA cuenta con cinco salas para la exposición permanente de sus colecciones que «ofrecen una visión global de la cultura de diferentes pueblos». Así, se establecen las semejanzas o diferencias culturales que les unen o separan para evidenciar «la riqueza y diversidad de las culturas existentes en el mundo, favorecer la comprensión intercultural y promover la tolerancia hacia otros pueblos y otras culturas».

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