Los muertos divinos. Sacrificios humanos entre los aztecas

El sacrificio humano practicado por los aztecas, o mexicas, despierta desde la incómoda aceptación hasta el repudio, la negación e incluso la censura, pues fuera del ámbito académico ha sido juzgado a partir de parámetros ajenos al mundo mesoamericano.

Para entender esta práctica hay que explicarla desde el punto de vista de los antiguos mexicanos.

Los sacrificios humanos desempeñaron un papel muy importante en la cosmovisión de los aztecas. No sabemos con exactitud con qué frecuencia tuvieron lugar esos ritos. Pero, igual que sin el sacrificio de Jesús no podríamos comprender el cristianismo, la religión azteca sería incomprensible sin reconocer estos rituales, de los que dan evidencia hallazgos arqueológicos, pinturas indígenas, algunos bajorrelieves en piedra, obras de evangelizadores y testimonios de cronistas españoles, como Bernal Díaz del Castillo.

Para los aztecas, el sacrificio humano se remonta a los mitos primordiales, al origen mismo del Sol y de la Luna. Según la Leyenda de los soles, manuscrito en náhuatl, escrito en 1558 y basado en un códice indígena hoy desaparecido, el mundo había tenido cuatro eras o “soles” que antecedían al que conocieron los aztecas. Con motivo de la creación del Quinto Sol y para propiciar su nacimiento, los dioses se reunieron en la ciudad de Teotihuacán. La Leyenda cuenta que mientras Nahuatl se arrojó al fuego y se convirtió en el Sol, Nahuitécpatl hizo lo propio sobre las cenizas, convirtiéndose en la Luna. Sin embargo, a pesar del sacrificio, el Sol permanecía estático en el cielo, y así transcurrieron cuatro días. Cuando los dioses mandaron un mensajero para preguntarle por qué no se movía, el Sol respondió: “Porque pido su sangre y su reino”. De inmediato, los dioses se reunieron para morir en Teotihuacán.

Una vez creado el Sol, los dioses se preguntaron quién habría de poblar la tierra, a lo que convinieron que los nuevos hombres fueran creados con los huesos preciosos que se encontraban en e Mictlán, la “región de los muertos”. Así, fue Quetzzalcóatl quien llevó los huesos desde el Mictlán hasta Temoanchán, donde los molió y los bañó con la sangre de su miembro. Inmediatamente después, los demás dioses hicieron penitencia para dar paso a la creación de los nuevos hombres.

CORAZONES COMO ALIMENTO. Habiendo dado los dioses su vida y ofreciendo su sangre en favor de la Humanidad, era menester que sus deudores reactualizaran el rito primordial y llevaran a cabo sacrificios humanos para ayudar al Sol en su tránsito por la bóveda celeste. Debido a este sacrificio, los humanos estaban obligados a pagar del mismo modo. Fue así como los corazones y la sangre humana fueron concebidos como alimento de los dioses.

El sacrifico debía llevarse a cabo dentro de un espacio y tempo que evocaran el mito. Un templo, un cerro, un medio acuático o cualquier lugar asociado a la deidad a la que se pretendía homenajear podían ser el lugar del sacrificio. El momento en que se llevaba a cabo era sumamente importante, pues la sustancia de los dioses llegaba a la Tierra en forma de tiempo, mientras la presencia de un dios se encontraba en el plano terrenal, esta opacaba a la de las demás deidades y ejercía mayor influencia sobre la vida cotidiana de los humanos. De manera que los sacrificios efectuados durante cualquier veintena o mes azteca, el de ochpaniztli, por ejemplo, momento en que se encontraban presentes deidades como Tici, la diosa abuela, Chicomecóatl y Cintéotl, deidades femenina y masculina del maíz, pretendían tanto homenajearlas como asegurar las buenas cosechas. El ritual correspondía, pues, a la presencia puntual de los dioses entre los hombres.

VESTIDOS COMO DIOSES.

Gracias a varias fuentes en náhuatl y en español que se elaboraron tras los primeros años de la conquista, sabemos que el sacrificio humano azteca tenía fuertes connotaciones metafísicas. Los individuos destinados al sacrificio en honor de los dioses eran llamados ixiptla, “representante” de los dioses. Tiempo antes de que llegara la hora del sacrificio, los hombres y mujeres que serían ofrecidos recibían un baño ritual que les quitaba la mácula de la esclavitud y después eran aderezados con las vestimentas y los atavíos del dios a quien representarían. De este modo eran investidos con la esencia del dios y estaban listos para asumir su papel.

Los sacerdotes que tenían que sacrificar a las víctimas eran los ixiptla del dios al que estaban consagrados; se presentaban al ritual, al igual que las víctimas, con las vestimentas y los atavíos del dios al que estaba dedicado el rito.

En el rito prehispánico de pinturas y caracteres conocido como Códice Borgia se puede observar a los dioses Tezcatlipoca rojo y Tezcatlipoca negro asociados a un sacrificio humano en una cancha de juego de pelota. En este caso, los dos tezcatlipocas eran los receptores del sacrificio y su presencai en el códice alude a dos sacerdotes ataviados como estos dioses. Del mismo modo el Huey tlatoani, “gobernante”, quien era el ixiptla de Huitzilopochtli, dios de la guerra, también participaba en el sacrificio; una vez que el corazón de la víctima era presentado al Sol y a los dioses, se le mostraba al gobernante, en señal de ofrenda al dios que este representaba.

Tanto la víctima como el sacerdote se mostraban ante la gente representando al mismo dios, con la diferencia de que el dios-víctima tenía la muerte como destino y el dios-sacerdote se alimentaría de la fuerza contenida en el corazón y la sangre de la víctima para hacer resurgir al Sol y ayudarlo en su tránsito por el cielo. El contacto del sacerdote-dios con la sangre y el corazón de la víctima marcaban, además de la resurrección del Sol, la llegada del dios a la Tierra, que se alojaba temporalmente dentro del sacerdote. De esta manera, durante el sacrificio el tiempo de los dioses se hacía presente en la Tierra; el lugar del sacrificio se convertía en Teotihuacán y el Sol, junto con los demás dioses, hacían funcionar de nuevo el cosmos.

Hubo varias formas de sacrificios humanos entre los aztecas; desde ahogar, desollar o asaetear a la víctima hasta el degollamiento y el sacrificio por extracción del corazón. Aunque en los códices prehispánicos las imágenes más comunes son las de este último tipo de sacrificio, tenemos noticia de las variantes antes mencionadas gracias a las otras de algunos evangelizadores como fray Bernardino de Sahagún y fray Diego Durán, quienes, para redactar sus trabajos, se hicieron ayudar de sabios indígenas que, además de proporcionar información de viva voz, interpretaban los códices prehispánicos de los que se dispusieron los frailes.

Sabemos que el sacrificio por ahogamiento estaba consagrado a Tláloc, dis de la lluvia, y que las víctimas más comunes eran los niños que tenían dos remolinos en la cabeza.

El degollamiento era un sacrificio asociado a los rituales de fertilidad. De él quedan pruebas en el tiempo de la Serpiente Emplumada y en la Pirámide de la Luna, ambos en Teotihuacán, donde fueron depositadas varias víctimas degolladas; asímismo, se han encontrado, en un pequeño adoratorio adjunto al Templo Mayor, 38 cuerpos de niños degollados en la época de Moctezuma I.

PIEDRA DEL SACRIFICIO.

Del sacrificio por extracción de corazón se tiene evidencia tanto en los códices prehispánicos como en las crónicas de los misioneros. En el folio 255r. del Códice Matritense del Gran Palacio, los informantes indígeneas de fray Bernardino de Sahagún asentaron en náhuatl la forma en que este sacrificio, llamado tlacamictiliztli, se llevaba a cabo. En la actualidad se cuenta con una traducción al español del texto náhuatl elaborada por el doctor Miguel León-Portilla: “Tlacamictiliztli. Muerte sacrificial. así se hacía la muerte sacrificial: con ella muere el cautivo y el esclavo, se llamaba ‘muerto divino’. Así lo subían delante del dios, lo van cogiendo con sus manos y el que se llamaba colocador de la gente, lo acostaba sobre la piedra del sacrificio. Y habiendo sido echado en ella, cuatro hombres lo estiraban de sus manos y pies. Y luego, estando tendido, se ponía allí el sacerdote que ofrecía el fuego, con el cuchillo con el que abrirá el pecho al sacrificado. Después de haberle abierto el pecho, le quitaba primero su corazón, cuando aún estaba vivo, al que le había abierto el pecho. Y tomando su corazón, se lo presentaba al sol”.

A menudo, a la extracción de corazón le seguían prácticas como desollar el cuerpo y vestir la piel de la víctima durante más de veinte días en honor al dios Xipe Tótec. Entre los aztecas hubo una especie de comunión con los dioses. En muchas de las fiestas que tenían lugar cada veinte días, en particular durante la llamada tlacaxipehualiztli, “desollamiento de hombres”, el cuerpo de la víctima que hacía las veces del dios era desmembrado y repartido entre los participantes del rito para elaborar una comida a base de granos de maíz y carne humana llamada “tlacatlaolli, maíz desgranado de hombres”. Esta comida era sumamente apreciada, pues guardaba la fuerza del dios y permitía que los humanos se pusieran en contacto con su esencia.

Aunque no se puede afirmar que los tratamientos dados al cuerpo después del sacrificio por extracción de corazón fueron comunes para toda Mesoamérica, esta forma de sacrificio no fue exclusiva de los aztecas. En varios códices mixtecos de área de Oaxaca, en particular en el Zoche Nuttall, se representaron escenas donde tiene lugar la extracción de corazón.

El sacrificio humano era entendido por los aztecas como la muerte ritual de los dioses, por medio de la cual estos se renovaban, al tiempo que se conmemoraba el mito de creación y se reestablecía el orden del cosmos. Como “rito de Estado”, el sacrificio tenía, a través del gobernante, la función de regenerar al dios Huitzilopochtli, que también era tenido como una representación del Sol. Desde el punto de vista metafísico, era el medio por el cual la Humanidad y los dioses establecían un constante diálogo armónico dentro de un mismo tiempo y espacio, a través del cual el orden de las cosas, tanto naturales como sobrenaturales, respondía a los principios básicos del bienestar común; gracias a los corazones que alimentaban al Sol las fuerzas de la naturaleza conspirarían en favor de la Humanidad.

Por: Roberto Sobera

Tomado de: https://adncultura.org/los-muertos-divinos-sacrificios-humanos-entre-los-aztecas

 

 

 

   

Perú recuperó un valioso manuscrito sobre los incas robado por Chile hace 140 años durante la Guerra del Pacífico

El manuscrito “Recuerdos de la monarquía peruana o bosquejo de la historia de los incas” fue escrito en la década de 1830 por Justo Apu Sahuaraura Inca (1775-1853), descendiente por línea materna del emperador inca Huayna Cápac (1493-1525) y del príncipe Cristóbal Paullo Inca (1518-1549).

Estaba desaparecido desde el momento en que las tropas chilenas ocuparon Lima en 1879, allá cuando comenzó la Guerra del Pacífico, pero ahora Perú lo recuperó: se trata de un valioso manuscrito con las memorias de los antiguos gobernantes incas y que, aseguran, tiene un valor “incalculable”.

“El valor de este documento del año 1838 es incalculable. Siempre se consideró una joya documental sumamente rara, no tenemos otro caso de está naturaleza”, dijo Gerardo Trillo, director de Protección de Colecciones de la Biblioteca Nacional, al presentar este jueves el valioso manuscrito hallado en Brasil.

El manuscrito lleva el título de "Recuerdos de la monarquía peruana o bosquejo de la historia de los incas". Foto: AFP

El manuscrito lleva el título de “Recuerdos de la monarquía peruana o bosquejo de la historia de los incas”. Foto: AFP

Miembro de la nobleza indígena de Cusco, sacerdote católico y prócer de la Independencia de Perú, Sahuaraura se dedicó a rescatar la memoria del imperio inca, que cubrió en los siglos XV y XVI la zona occidental de Sudamérica desde el sur de Colombia al centro de Chile.

El investigador solía autodenominarse el “último descendiente del linaje imperial de los incas”. Para este manuscrito, Sahuaraura consultó documentos -hoy extintos- con los que retrató el periodo inca hasta la llegada de los españoles en el siglo XVI.

El texto contiene información sobre el Inca Garcilaso de la Vega, el primer intelectual mestizo de América (1539-1616), así como una serie de relatos del ingreso de los españoles a Cusco, la capital del imperio inca, en el sureste de Perú. Además, incluye una cronología incaica y otra información. 

“Es un manuscrito bastante raro, extraño porque lleva láminas iluminadas con color que representa a los diferentes incas”, comentó Trillo.

fue escrito en la década de 1830 por Justo Apu Sahuaraura Inca. Foto: AFP

El funcionario explicó que el manuscrito fue extraído de la Biblioteca Nacional durante la ocupación de Lima entre 1881 y 1883 por el ejército chileno en la Guerra del Pacífico, que enfrentó a Perú y Bolivia contra Chile.

“En ese proceso desapareció de la biblioteca y llegó a Chile, pero no fue a parar a su biblioteca, sino a manos de coleccionistas”, explicó Trillo.

La Dirección de Bibliotecas de Chile restituyó a Perú en años recientes 4.518 libros llevados desde la Biblioteca Nacional de Lima durante la ocupación.

En noviembre de 2019, la familia brasileña Mindlin accedió a entregar el valioso manuscrito que poseía desde 1970 a la Biblioteca Nacional de Perú, lo que se realizó a través del consulado peruano en San Pablo.

fue escrito en la década de 1830 por Justo Apu Sahuaraura Inca. Foto: EFE

“Ha sido una década de gestiones para que este manuscrito sea devuelto. Incluso invitamos para quienes lo poseían para que contribuyan con la memoria histórica de los peruanos. En esos términos se hizo la devolución”, señaló Trillo.

Una vez de regreso en la Biblioteca Nacional de Lima, el manuscrito fue digitalizado y puede ser consultado en línea.

Tomado de: https://www.clarin.com/mundo/peru-recupero-valioso-manuscrito-incas-robado-chile-hace-140-anos-guerra-pacifico_0_57CU0rjw.html

Subasta de arte prehispánico mexicano vende más de un millón de euros

A pesar de la inconformidad del gobierno de México, la venta se realizó en París; la pieza mejor vendida fue una máscara, que alcanzó los 237 mil euros.

Un total de un millón 281 mil euros, es decir unos 33 millones 232 mil pesos, obtuvo la casa Christie’s, de la ciudad de París, por el remate de 46 piezas de arte precolombino, incluidas varias decenas del patrimonio arqueológico mexicano.

De las piezas que fueron vendidas, al menos 27 corresponden a objetos atribuibles a culturas del México antiguo, incluidas la maya, tolteca y mexica

La venta estelar fue el lote 32 que correspondió a una Máscara Chontal, que logró un precio de remate de 237 mil 500 euros (unos seis millones 160 mil pesos). De acuerdo con el catálogo, la pieza procede de una colección europea privada y perteneció a la The Merrin Gallery, de Nueva York y hasta 2003 a la Colección Gérard Geiger.

Otro de los éxitos del remate fue el lote 26, consistente en un par de vasos mayas del periodo clásico cuya posesión ha pasado de mano en mano, que alcanzó un precio de 87 mil 500 euros (alrededor de dos millones 269 mil pesos). 

Otra pieza que superó las expectativas fue el fragmento de un yugo, procedente del sitio veracruzano de El Tajín. Esta pieza, fue vendida en 56 mil 250 euros, es decir, alrededor de un millón 459 mil pesos mexicanos.

Varios de los objetos subastados, de acuerdo con la casa subastadora, formaron parte de The James and Marilynn Alsdorf Collection y Fiore Arts Collection.

Frente a la comercialización del arte prehispánico, el gobierno mexicano ha apelado a labuena voluntad de las casas subastadoras para echar atrás los remates. Los ruegos, sin embargo, han resultado infructuosos y hasta el momento no ha sido cancelado ningún remate.

En el origen de las subastas, admiten los expertos, está el tráfico ilícito de bienes culturales. En septiembre del año pasado, cuando México se inconformó por una venta realizada en París, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, reconoció que el tráfico ilícito incrementa las subastas del patrimonio en el mundo.

 

Por: Luis Carlos Sánchez

Tomado de: https://heraldodemexico.com.mx/artes/subasta-arte-prehispanico-mexicano-millon-de-euros-venta-objetos-culturas-mexico-antiguo/

 

 

 

   
 

Thompson, el arqueólogo que saqueó 30 mil piezas de Chichén Itzá

Edward Herbert Thompson murió el 11 de mayo de 1935. Llegó a Mérida en 1855 y tras 30 años logró enviar a Estados Unidos 30 mil piezas arqueológicas. Aquí te contamos los detalles.

El 11 de mayo murió el arqueólogo estadounidense Edward Herbert Thompson. Su pasión fueron los mayas y en sus vestigios invirtió 40 años de su vida.

Si estás leyendo esta nota es porque te importa el patrimonio y sabes de la importancia que tiene a nivel cultural y como parte de la identidad que permea a los pueblos.

Lamentablemente, era una época en la que la identidad mexicana estaba en formación —finales del siglo XIX— por lo que la protección de las piezas arqueológicas no tenía una regulación.

Recordemos que el Instituto Nacional de Antropología e Historia nació en los albores del siglo XX.

En este contexto, quizá sea posible entender que un estadounidense haya podido comprar un terreno que incluía el Cenote Sagrado de Chichén Itzá por solo 300 pesos.

Luego, que haya construido una draga para sacar los tesoros que se arrojaban con fines rituales al fondo de dichas aguas.

Con este artefacto sacó durante 30 años, lo que se estima serían 30 mil piezas arqueológicas mayas, mismas que envío (regaladas o vendidas) a los Estados Unidos.

Muchas de estas piezas forman parte de acervos de estos museos en Estados Unidos, otras de colecciones particulares y, algunas, fueron repatriadas gracias a las gestiones del INAH.

Sin embargo, esta historia tiene varias voces: una de ellas, quizá una de las más críticas, es la del historiador Pedro Castro Martínez quien publicó El fabuloso saqueo del cenote sagrado (2016, Tirant Humanidades/UAM Iztapalapa). En su obra realiza una fuerte crítica al estado mexicano en la tarea de repatriar las piezas y cuenta con detalle las acciones que el diplomático estadounidense realizó durante los 30 años de estadía en Yucatán.

En un tono más mesurado, tenemos el documental narrado por el escritor Juan Villoro producido por el UNAH y Canal 22 el cual da cuenta de cómo varias de las piezas fueron rescatadas. En todo caso, ambas voces resultan valiosas para tomar conciencia sobre la importancia de respetar las piezas arqueológicas cuando estamos de visita en los lugares. Y esto es igualmente importante para las conchas de mar o las piedras que, a veces, nos atraen tanto y queremos llevarnos a casa.

Thompson y su pasión por la arqueología

En 1893 el Thompson adquirió la hacienda Chichén Itzá, que está a un lado de la zona arqueológica. Ese mismo año y durante 30 más Edward dragó el Cenote Sagrado de Chichén Itzá.Se estima que en total el diplomático estadounidense saqueó 30 mil piezas de la cultura maya.

El rescate del trono jaguar rojo

De acuerdo con el arqueólogo Rafael Cobos, la fascinante pieza maya ya estaba lista para ser embarcada y sacada del país, cuando Teoberto Maler, arqueólogo austriaco que vivía en Yucatán, dio la alerta a las autoridades mexicanas quienes impidieron que Thompson robara el trono rojo.

Maler fue uno de los principales críticos del saqueo de Thompson, a tal grado que se dedicó a denunciarlo en medios de comunicación y ante las autoridades de México.

Afortunadamente varias de las piezas robadas por Thompson ya fueron repatriadas.

 

Tomado de: https://www.mexicodesconocido.com.mx/thompson-el-arqueologo-que-saqueo-de-30-mil-piezas-de-chichen-itza.html

 
   

El patrimonio cultural está salvo, responde el director del INAH, Diego Prieto

Se asumirá el recorte presupuestal bajo tres principios irrenunciables acordados con la Secretaría de Cultura: no despedir a nadie ni afectar remuneraciones ni derechos laborales y no suspender las tareas sustantivas.

El director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) negó “categóricamente” que los sitios culturales mexicanos patrimonio de la humanidad y, en general, los monumentos históricos y arqueológicos de México estén riesgo por la disminución presupuestal de 75% en las partidas de los capítulos 2000 y 3000, decretada  por el presidente Andrés Manuel López Obrador en abril pasado, pese a la preocupación y protesta que han mostrado en cartas, entrevistas y manifiestos diversas organizaciones académicas y especializadas, dentro y fuera del México, profesores eméritos, premios nacionales de Ciencias y Artes, diversos especialistas y los propios trabajadores e investigadores del instituto.

Para el antropólogo Prieto, las expresiones y demandas que han surgido en las últimas semanas, desde el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), la Sociedad Americana de Arqueología, la petición enviada al presidente de México por casi 7,000 investigadores y académicos de varias instituciones del mundo, las cartas internas que le han hecho llegar los arqueólogos, restauradoras, historiadores y antropólogos, y ahora mismo, una iniciativa en Change.org que rebasa las 17,000 firmas, son “muestras de apoyo y de la importancia del INAH en el país”, que “le entusiasman y comprometen”. Pero todas ellas piden frenar el recorte presupuestal, no asumirlo.

La carta que dirigió el 12 de junio el ICOMOS Mexicano al presidente López Obrador, por ejemplo, es para el director “un reconocimiento a la importancia de nuestro trabajo (del INAH) pero también reconociendo la gravedad de la circunstancia sanitaria y económica del país”, dice.

Sin embargo, en la carta del ICOMOS Mexicano se lee claramente: “en México, los efectos directos y colaterales de la pandemia de la Covid-19 no deben ser paliados sustrayendo valiosos recursos a instituciones que, como el INAH, históricamente han sobrevivido con poco”.

Párrafos antes, en la misma misiva, el organismo asesor de la UNESCO expresa también “preocupación por la drástica reducción presupuestal que se traducirá en la disminución de los programas y proyectos que atañen a la conservación del patrimonio cultural y en la formación de los cuadros de jóvenes necesarios para ese noble fin”, en referencia a las escuelas de educación superior a cargo del INAH.

Las escuelas están blindadas

En principio, Diego Prieto aclara que la Escuela Nacional de Antropología e Historia, por ser parte de la ANUIES, queda eximida del recorte presupuestal, así como todo el programa de educación superior del instituto, que incluye la ENCRyM y la Escuela de Antropología del Norte de México. “No tendrán afectaciones porque se trata de un mismo programa presupuestario”, asegura.

De acuerdo con los datos proporcionados por el propio director del INAH, el presupuesto autorizado para la institución en 2020 fue de poco menos de 4,000 millones de pesos y se tenía en proyección recibir alrededor de 800 millones de pesos por concepto de autogenerados, pero serán como 400 millones menos. A la fecha, restando el dinero ya ejercido, menos 75% del recorte en las partidas citadas (que suma 739 millones de pesos), al INAH le quedan  poco más de 1,600 millones de pesos para operar el resto del año una estructura que es gigantesca; como ya se dijo, tres escuelas de educación superior, 192 zonas arqueológicas abiertas al público, 162 museos, 70 bibliotecas, la Fototeca Nacional, la Fonoteca Nacional, 31 centros INAH en los estados, además de las oficinas centrales que albergan en varias sedes a la Dirección General, las secretarías Técnica y Administrativa y 13 coordinaciones nacionales.

 

“Saldremos adelante”

El director Diego Prieto asume que son tiempos difíciles, pero “saldremos adelante”, dice. ¿Cómo saldrá el INAH adelante?, le insisto. “El INAH ha sorteado muchas crisis en 81 años, además, el gobierno de México, el presidente López Obrador y la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, tienen en el más alto concepto al instituto”, responde.

“El INAH siempre recibe apoyo o rescate presupuestal del gobierno federal, los años anteriores rondaron en los 400 millones de pesos, fundamentalmente porque tenemos un déficit histórico de 1,000 millones de pesos. No ha habido un año en que no tengamos que solicitar y conseguir el apoyo de la Secretaría de Cultura y de la Secretaría de Hacienda”, sostiene.

Aun así, parece que los fondos no van alcanzar, pero él confía en que el INAH podrá sortear la crisis haciendo una reestructuración y saneamiento  su nómina; apelando a las ampliaciones presupuestales que año con año consigue con la Secretaría de Hacienda, que rondan los 400 millones de pesos en los últimos dos años; a lo que se consiga por los autogenerados provenientes de los ingresos en tiendas, museos y zonas arqueológicas, que serán otros 400 millones, calcula; pero sobre todo, gracias al “enorme reconocimiento, cariño y respeto por el INAH que tiene el presidente de la República, muy particularmente por el trabajo arqueológico que desarrolla el instituto”, dice.

Destaca además, que debido al cierre parcial de las oficinas, escuelas, museos, zonas arqueológicas, y al aplazamiento de muchas actividades, como exposiciones y congresos, por las medidas de aislamiento social que impuso la pandemia de Covid-19, se han generado ahorros en insumos que ayudarán a financiar la operación del resto del año.

El INAH sostiene una nómina anual de 6,468 empleados que le significan 3,500 millones de pesos en Capítulo 1000, que incluye investigadores, restauradores, arquitectos, administrativos, personal técnico y manual, funcionarios y eventuales; y 770 empleados por Capítulo 3000, que cuestan alrededor de 70 millones de pesos anuales, apunta el director.

“La actual circunstancia presupuestal y económica son coyunturales y se van a superar”, afirma el antropólogo, con seguridad.

Los tres principios

Pero como la demanda proveniente de todos los que han alzado la voz es por frenar el recorte al presupuesto y no por asumirlo, y aún más, en una carta del 20 de mayo sus colegas le reprochan que siendo él un investigador de carrera en el INAH, no haya defendido los recursos para la institución, le pregunto si ve posibilidad de que el presidente exima al INAH del decreto de austeridad, como lo lograron el CIDE, la CONANP y la comunidad cinematográfica. Concretamente, ¿irá con el presidente, o con la secretaria Frausto, a planteárselo?, formulo. “No voy a ir, ya fui”, responde. “Yo trabajo todos los días, y no soy insensible a este gesto de solidaridad, de ánimo, social e institucional, para defender al NAH y el inmenso patrimonio cultural de México, particularmente el que es competencia del INAH”.

“El 8 de junio acordamos con la secretaria Frausto tres principios más allá de los cuales no podemos instrumentar el recorte presupuestal: el primero es que no habrá despidos, incluidos los trabajadores del Capítulo 3,000, lo dice contundentemente el decreto del 23 de abril. Tenemos que ser solidarios con estos compañeros en este momento y eso ya se acordó con la secretaria. Pudimos mantener los contratos de todos los capítulos 3000 y se están cumplimentando y sufragando”, asegura.

“El segundo principio es no afectar las remuneraciones y los derechos de los trabajadores, “si a alguien se le ha retrasado el pago no está bien hecho, hay que atender ese derecho”.

“Y el tercer principio, es que no se afecte la operación sustantiva del instituto, es decir la investigación, la conservación, la difusión y la docencia, particularmente aquellas tareas impostergables a las que está obligada, por ley, la institución. En ninguna de esas tareas se puede parar la marcha, me haré cargo, no lo dude.”

Sin embargo, reconoce que “en todas esas áreas hay tareas postergables, como las exposiciones y el trabajo de campo, y se harán “reajustes y una reorientación operacional, funcional y de gasto, para privilegiar las “labores de gabinete y de planeación para futuras tareas”, sostiene Prieto.

Es momento de ser solidarios

El director del INAH está convencido que ante la crisis sanitaria y económica, “es momento de ser solidario con el pueblo de México, y que “ser solidarios con los grupos más necesitados es parte del ADN del instituto, porque nació con gran sentido social”.

“Estamos demostrando solidaridad a la sociedad porque somos sensibles y entendemos que el Estado mexicano tiene hoy dos prioridades: la atención sanitaria a las personas que enferman de Covid-19 y ayudar a través de los programas sociales a millones de compatriotas que se quedaron sin trabajo, sin ingreso y que viven al día”, señala.

“No obstante, el INAH tiene que prevalecer, tenemos que cuidar el patrimonio cultural porque es nuestra obligación y forma parte de nuestra identidad y de nuestros anhelos, y porque no solo de pan vive el hombre”.

Dilema ético

No obstante, el arqueólogo Eduardo Pío Gamboa Carrera, director del Proyecto Arqueológico de Paquimé, en Nuevo Casas Grandes, Chihuahua, uno de los 29 sitios inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, a cargo del INAH, opina que “el dilema ético entre conservar la vida humana o conservar el patrimonio puede antojarse falso, cuando el recorte presupuestal no está acompañado de una planificación coherente”.

“Sin duda alguna, el valor y la conservación de la vida humana está muy por encima de los valores y la conservación del patrimonio cultural, (pero) -pondera- con el recorte presupuestal se paraliza la investigación científica en diversos temas de la antropología y la historia, de la arqueología y de la conservación de objetos y monumentos, prácticamente se abandonan los monumentos, cerrados al público, sin mantenimiento. Sin labores de conservación, la naturaleza recuperará el tiempo perdido para continuar degradando los vestigios de la historia humana, como si tratara de borrar cada parte de los edificios, regresando los materiales a donde una vez pertenecieron, perdiendo con ello el avance de nuestras labores”, reflexiona Gamboa.

Nueva normalidad

Según Diego Prieto, hay que ver hacia adelante, y la nueva normalidad en el INAH tiene que ver con alcanzar una “normalización presupuestal con una estructura sana, no demasiado voluminosa, porque durante décadas, el INAH creció de manera desordenada y con sistema de contratación inapropiados, que generó un déficit de 1,000 millones de pesos”.

Pero insiste en que el patrimonio cultural de México no está en riesgo. “Estaremos alerta, pero no está en riesgo, nosotros no estamos preocupados, estamos ocupados, trabajando muchísimo, concluye”.

 

Por: J. Francisco De Anda Corral

Tomado de: https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/El-patrimonio-cultural-esta-salvo-responde-el-director-del-INAH-Diego-Prieto-20200618-0135.html

 

 

 

   

Ecuador: Hace 800 años los indígenas de zonas como Ecuador cruzaron su ADN con los polinesios

Balsero de una vela, tres troncos y el mar. La primera Kon Tiki que zarpó desde Callao por primera vez en 1947.

Una nueva investigación afirma que los indígenas de zonas como lo que hoy es Ecuador ya tenían contacto con los polinesios mucho antes de la llegada de los europeos a América.

Indígenas de Sudámerica y polinesios salvaron las miles de millas náuticas que les separaban alrededor del año 1200, como lo demuestra el ADN presente en poblaciones de hoy en día, reveló un estudio científico.

Se desconoce no obstante si fueron los pueblos de lo que hoy en día es Colombia y Ecuador quienes navegaron hasta las pequeñas islas de la Polinesia en el Pacífico, o si fueron los polinesios quienes hicieron el viaje de ida y vuelta a Sudamérica.

Pero lo que es seguro, según el estudio publicado el miércoles en la revista Nature, es que el encuentro tuvo lugar varios siglos antes de que los europeos desembarcaran en ambas regiones y que el Nuevo Mundo dejó su huella en el ADN de la población de la Polinesia francesa.

“Estos hallazgos cambian nuestra comprensión de uno de los capítulos más desconocidos de la historia de las grandes expansiones continentales de nuestra especie”, dijo el investigador Andreas Moreno-Estrada, del Laboratorio Nacional de Genómica de la Biodiversidad de México.

Arqueólogos e historiadores han debatido durante décadas la posibilidad de que indígenas americanos e isleños del Pacífico se cruzaran en ese periodo.

Un tubérculo en común

En 1947, el explorador y escritor noruego Thor Heyerdahl se aventuró a construir una precaria balsa, a la que bautizó Kon-Tiki, (a partir del principal dios incaico, Apu Kon Tiki Viracocha), y navegó desde Perú casi 7000 km durante 101 días antes de desembarcar en Tuamotu, en la Polinesia francesa.

Esta es una de las islas en las que apareció el ADN del Nuevo Mundo.

Heyerdahl estaba convencido de que indígenas del actual Perú habían habitado estas remotas islas del Pacífico y quiso demostrar que era posible. Pero solo habría acertado a medias.

Es más probable que los polinesios llegaran a las Américas, dada su tecnología para viajar y su demostrada habilidad para cruzar miles de millas en aguas abiertas“, dijo el autor principal del estudio, Alexander Ioannidis, investigador de la Universidad de Stanford.

A bordo de canoas, los polinesios establecieron asentamientos en una vasta zona triangular, formada por Hawái, la isla de Pascua y Nueva Zelanda.

Hasta ahora, la principal prueba de que estos pueblos se cruzaron con los indígenas del Nuevo Mundo había sido el boniato.

“Aunque es nativo de las Américas, fue hallado en islas a miles de kilómetros (del continente), previamente a cualquier contacto europeo”, según Ioannidis.

Además, las palabras que describen este tubérculo en polinesio son similares a las que se encuentran en las lenguas indígenas de los Andes.

Pero los escépticos señalaban que los brotes de boniatos también podrían haber recorrido el Pacífico solos, sobre un trozo de tronco a la deriva, por ejemplo.

Nueva forma de escribir la historia

Los investigadores recabaron datos genéticos de 15 grupos indígenas oriundos de la costa del Pacífico de América del Sur y Central y de 17 islas polinesias, contando con un total de más de 800 individuos.

“Buscamos largas secuencias de ADN con exactamente el mismo código”, dijo Ioannidis.

La coincidencia entre los grupos indígenas de Colombia y Ecuador resultó innegable, según permitieron confirmar tanto los métodos estadísticos tradicionales como las técnicas modernas de macrodatos (“big data”).

“Al medir la longitud de los pequeños fragmentos de ADN de los nativos americanos presentes entre los polinesios, podemos estimar cuántas generaciones atrás tuvo lugar el contacto”. Y la fecha que surgió de ese análisis fue 1200.

Entre las grandes teorías que este hallazgo es susceptible de desmontar está la afirmación de que Rapa Nui -más conocido como la Isla de Pascua-, fue el lugar en el que ambas culturas se encontraron cara a cara por primera vez.

Según Moreno-Estrada, los nuevos métodos informáticos de inteligencia de datos pueden permitir destapar historias desconocidas del pasado.

“Buena parte de la historia se basa en relatos escritos, que generalmente están controlados y consagrados a quienes gobiernan”, dijo. “La genética y la ciencia de datos nos permite ahora explicar las historias más increíbles y –no por ello menos ciertas– del resto de la humanidad”.

“Esto es lo que me motiva”, dijo el investigador. (I)

 

México: científicos creen haber resuelto el enigma de una ciudad maya abandonada

El uso de un pigmento tóxico para decorar los edificios de la ciudad de Tikal contaminó los depósitos de agua. Crédito: Instagram Parque Nacional Tikal

La revista Nature publicó una investigación que explicaría la razón por la que más de 100.000 habitantes de la civilización mayaabandonaron la ciudad de Tikal, ubicada en la actual Guatemala, a mediados del siglo IX.

De acuerdo con un equipo de arqueólogos de la Universidad de Cincinnati, fueron los mismos mayas quienes, sin darse cuenta, contaminaron sus reservas de agua con ciertas sustancias tóxicas que utilizaban para decorar sus construcciones y monumentos

Durante unos 1000 años, Tikal fue una de las ciudades mayas más impresionantes de su historia. Hoy, el lugar se considera uno de los mayores yacimientos arqueológicos de esta civilización a pesar de haber sido abandonada y cubierta por la selva durante siglos.

Los mayas son reconocidos por sus majestuosas construcciones. Después del abandono, Tikal fue cubierta por la extensión de la selva y se convirtió en una ciudad fantasma
Los mayas son reconocidos por sus majestuosas construcciones. Después del abandono, Tikal fue cubierta por la extensión de la selva y se convirtió en una ciudad fantasma Crédito: Instagram Parque Nacional Tikal

Para llegar a sus conclusiones, los científicos excavaron en diez acuíferos distintos de la ciudad fantasma y encontraron dos bacterias que, en principio, habrían provocado que el agua se volviera verdosa y desagradable al gusto y al olfato. Sin embargo, según la investigación publicada en Nature, la explicación va más allá.

Los mayas son conocidos no solo por haber sido expertos constructores sino por el afán de embellecer sus construcciones para los dioses. Para hacerlo, utilizaban pigmentos de la naturaleza como el cinabrio, un mineral rojo compuesto por un 15% de azufre y un 85% de mercurio, una composición que lo volvía tóxico incluso al tacto. Si bien los mayas lo sabían y trataban de no tocarlo, no tuvieron en cuenta la variable de la lluvia que, de a poco, se infiltró en los depósitos de agua arrastrando también al peligroso pigmento.

La ciudad de más de 100.000 habitantes en su momento de esplendor es hoy uno de los yacimientos arqueológicos más grande de la civilización maya
La ciudad de más de 100.000 habitantes en su momento de esplendor es hoy uno de los yacimientos arqueológicos más grande de la civilización maya Crédito: Instagram Parque Nacional Tikal 

El estudio, publicado también por la revista Scientific Reports, asegura que el agua intoxicada y no potable comenzó a enfermar y a matar a las personas. Con el paso del tiempo y sin forma de solucionar los inexplicables problemas de salud de la población, los mayas decidieron abandonar el lugar en busca de tierras limpias y sanas creyendo que la ciudad estaba maldita.

Tomado de: https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/hallazgo-cientificos-creen-haber-resuelto-enigma-ciudad-nid2388379

 

 

 

   

Investigadores reaccionan contra “machetazo” presupuestal al INAH

Entregan al presidente de México una carta con 6,152 firmas de apoyo de destacados académicos nacionales y del extranjero.

Ante el recorte presupuestal de 75% decretado por el presidente de México para toda la administración pública federal, más de 6,000 investigadores y académicos de instituciones de prestigios nacionales e internacionales expresaron su solidaridad con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que con la disminución de esa cifra quedaría prácticamente paralizado y en franca agonía, manifiestan algunos entrevistados que accedieron a conversar con El Economista.

Entre los 6,152 firmantes que alcanzó una carta dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador; con copia al secretario de Hacienda, Arturo Herrera; a la secretaria de Cultura, Alejandra Fraustro; y al director general del INAH, Diego Prieto, entregada este lunes 8 de junio -de manera presencial en Palacio Nacional y por correo electrónico en el INAH y Cultura-  figuran personas como los arqueólogos Eduardo Matos Moctezuma, Nelly Robles, Leonardo López Luján; los historiadores Antonio García de León, Clementina Battcock; el antropólogo Bolfy Cottom, la restauradora Ximena Rojas, entre otros, donde “humildemente pero de manera contundente, le pedimos al presidente que nos escuche y que revierta este recorte presupuestario, que obstaculiza las actividades fundamentales del INAH y vulnera los derechos  laborales de muchos de nuestros compañeros”, dice Clementina Battcock, investigadora de la Dirección de Estudios Históricos del INAH.

A esta demanda se sumaron investigadores de otras instituciones académicas públicas y privadas, como la UNAM, El Colegio de México, la Universidad Autónoma Metropolitana, El Centro de Investigación y Docencia Académica, El Instituto Mora, la Universidad Veracruzana, el Tecnológico de Monterrey, la Universidad Iberoamericana, la Universidad Autónoma de Campeche, la Universidad Autónoma de Zacatecas, la Universidad de Guanajuato, entre otras.

Y desde Europa, Asia, América del Sur y Estados Unidos, llegó el respaldo de investigadores de las universidades de Harvard, Berkeley, Princeton, Georgetown, Columbia NY, el King College de Londres, El Colegio de Francia, París I-Pantheón-Sorbonne, la Sapienza de Roma, Leiden de Países Bajos, la Autónoma de Barcelona, la Complutense de Madrid, la London School of Economics and Political Science, la Real Academia de Historia de Madrid, de la Universidad Nacional de Buenos Aires, la Universidad de Colombia, el Museo Nacional de Etnografía de Osaka, el Museo de Arqueología y Etnología de Sao Paulo, de donde reunieron más de 400 firmas de apoyo, confirmó Battcock.

Alcance del recorte

“El año 2020 pintaba mejor que el 2019. Estábamos en la ruta del despegue institucional”, dijo el antropólogo Diego Prieto Hernández en un video difundido el pasado 26 de mayo.

En el mensaje, el director general comunica a la comunidad del INAH que el recorte presupuestal rondará en 750 millones de pesos, de los 3,918 que le fueron asignados en el PEF 2020. Aunado a ello, el INAH esperaba tener de regreso por lo menos 800 millones de pesos, producto de sus ingresos autogenerados, pero según su cálculo, Hacienda le dará menos de 500 millones, y eso, está por verse.

“Con estas medidas, el presupuesto del INAH quedó para 2020 en 3,171 millones de pesos”, confirmó el director, menos 1,500 millones ya ejercidos en el primer tramo del año.

El antropólogo aclaró que atendiendo al decreto presidencial no se despedirá a ningún trabajador, incluyendo a los contratados por Capítulo 3000, pero no se contratará más personal.

Es bien sabido que en el INAH,  la mayor parte de los trabajos de excavación, restauración, investigación, museografía, peritaje urbano, salvamento arqueológico y hasta la custodia de museos y sitios arqueológicos se paga mediante la contratación “eventual”, es decir por Capítulo 3000, y aquí  las comillas se hacen indispensables, porque algunos de esos trabajadores “eventuales” tienen más de 30 años de antigüedad en el instituto, pero sin las prestaciones laborales correspondientes a un trabajo de planta o de base, como lo denunció en 2019, megáfono en mano frente al Palacio Nacional, el doctor Leonardo López Luján, responsable del Proyecto Templo Mayor, cuando las máximas autoridades culturales de este país celebraban los 80 años de la fundación del INAH con un gigantesco pastel y sonrisas muy amplias. 

Algunos de esos trabajadores del Capítulo 3000 no han cobrado desde diciembre de 2019, y apenas hace quince días en algunos centros de trabajo se les convocó para iniciar los trámites de regularización sus contratos, porque estaban trabajando sin contrato, confío una fuente al interior del instituto.

El INAH en “INAHnición”

Nelly Robles, doctora en Arqueología y maestra en Restauración de Monumentos, quien fue presidenta del Consejo de Arqueología del INAH del 2009 al 2012, y Premio a la Excelencia en el Manejo de Recursos Culturales que le otorgó la Society for American Archaeology de Estados Unidos en 2011, dice en entrevista: “A un año del 80 aniversario de la institución, se nos está anunciando una reducción de 75% del presupuesto y la desaparición de los fideicomisos, lo que significa una “tácita cancelación de la institución que conocemos y hemos ayudado a forjar”

“Sin un presupuesto decoroso a la altura de la responsabilidad del INAH, quedarán en el desamparo las tareas de investigar, conservar y difundir nuestro patrimonio arqueológico e histórico”.

Añade, además, que la escasez de recursos pone en riesgo el cumplimiento de los compromisos que México ha asumido en las convenciones internacionales en materia de salvaguardia de los 29, y en los sitios que son patrimonio mundial, “que simplemente no se alcanzarán a mantener e investiga”, y los acuerdos que se refieren a patrimonio cultural subacuático, patrimonio cultural inmaterial y tráfico ilícito de bienes culturales.

Nelly Robles glosa que “históricamente y sin tener presupuestos grandiosos, el INAH es una institución que ha asegurado la salvaguardia del patrimonio cultural de los mexicanos, mediante la investigación, la restauración, el salvamento, la formación de profesionales especializados en patrimonio cultural y antropología, a través de tres escuelas de educación superior (la ENAH, EANM Chihuahua y la ENCRyM), y que ha sido un referente en el mundo.

Por su parte, el doctor en Arqueología Leonardo López Luján, director del Proyecto Arqueológico Templo Mayor y miembro de El Colegio Nacional, coincide con Nelly Robles y expresa: Es dramático que se experimente en este país lo que ya se conoce como “INAHnición” cuando somos el sexto lugar del mundo en sitios inscritos en la lista de Patrimonio de la Humanidad”.

“A partir de las recientes disposiciones de la Presidencia y las secretarías de la Función Pública y Hacienda, nuestro director general nos transmitió a historiadores, antropólogos sociales, lingüistas, etnólogos, antropólogos físicos, arqueólogos, conservadores, museógrafos y arquitectos la instrucción de detener casi todas nuestras actividades habituales”, dice

“Nos pidió recalendarizar para una fecha incierta trabajos de campo, participación y organización de congresos, publicaciones, exposiciones, presentaciones de libros y estancias internacionales, es decir, todas las tareas que son la esencia misma de nuestro quehacer como científicos y servidores públicos”, detalla a este diario.

López Luján, señala que prácticamente los confinan a mantenerse “hasta nuevo aviso” en “modo de hibernación”, y “limitarnos al trabajo de escritorio, las conferencias por zoom y lo que no implique gasto de insumos ni servicios, ya que se han suspendido viáticos y nuevas contrataciones de personal”.

“Imagínate lo que eso implica para una plantilla de 800 investigadores, 160 restauradores y cientos de eventuales a cargo de la investigación, la conservación y la difusión de nuestro patrimonio tangible e intangible. Igualmente, alarmantes son los recortes del 75% a los más de 120 museos y las 194 zonas arqueológicas abiertas al público, lo que pone en jaque el mantenimiento, la conservación y la seguridad de sus instalaciones y bienes muebles e inmuebles”, remató López Luján, a quien en 2015 la Academia China de Ciencias Sociales le otorgó el Shanghai Archaeology Forum Award por dirigir uno de los diez mejores proyectos de investigación arqueológica a nivel mundial.

Precarización del patrimonio

Por su parte, la restauradora Ximena Rojas compartió: “Los restauradores tenemos a nuestro cargo, proyectos de atención técnica y legal, conservación en museos, conservación de material arqueológico (in situ y en taller). También somos responsables de proyectos enfocados a registro de bienes muebles, difusión, investigación especializada, restauración de bienes siniestrados, proyectos enfocados al trabajo en comunidades y de formación académica, así como atención al tráfico ilícito. Asimismo, su escuela de restauración (ENCRyM), la más antigua en el país y cuyo renombre es internacional, no podrá ejecutar proyectos en campo”.

Los restauradores que trabajan al interior de la república son quienes en su mayoría laboran bajo las circunstancias más adversas, pues muchos no reciben recursos para desarrollar proyectos y sus fondos se limitan al gasto básico corriente con el que cuentan los Centros INAH de los estados o proyectos con cantidades mínimas (de entre 1,000.00 y hasta $4,000 pesos). Por tal motivo, los recortes que el gobierno federal está implementando aniquilarían gran parte de las actividades de conservación y los bienes culturales sufrirían un deterioro irrecuperable.

En Facebook, Miguel Ángel Echegaray Zúñiga, historiador del arte y exsecretario técnico del INAH, escribió: no se trata de subsidios ni complacencias presupuestales; se trata, en el mejor sentido del término de ‘inversión’; solo eso, ni explotación, ni lucro ni rentabilidades superlativas. El retorno de la inversión en patrimonio es en gran medida autosustentable, no entenderlo es precarizar dicho patrimonio, dejarlo a merced de la incuria, el robo y la indiferencia. Sin restauración, investigación y reivindicación histórica es dejar de llamarlo patrimonio”.

Finalmente, dice Clementina Battcock, dice que se trata de un llamado respetuoso, y no solo en favor del INAH, sino de todas las instituciones en México que se dedican a la academia, a la ciencia y a la cultura.

“Estamos consciente de que vivimos un momento de emergencia, nosotros mismos estamos padeciendo también la crisis del Covid-19, y estamos resistiendo, haciendo nuestro mayor esfuerzo, trabajando en las condiciones precarias en las que ya estábamos antes de la pandemia, y que se recrudecieron aún más, y podemos entender eso y ser solidarios en este momento, pero la resultante de un recorte de esa naturaleza (75%) letal para la institución y muy difícil para muchos compañeros”.

Antes que el INAH fueron otros institutos, afectados también por el recorte presupuestal, quienes se manifestaron: El CIDE, el Instituto Mora, los centros de investigación Conacyt, y Hacienda dio marcha atrás.

La carta de los investigadores al presidente de México en defensa del INAH concluye: “Tomando en cuenta que su gobierno a través de la SHCP ha exentado de la aplicación del recorte presupuestal a otras instituciones de docencia e investigación de reconocido prestigio, entre las cuales también debiera estar el INAH, le solicitamos atender el caso de nuestro Instituto, bajo los mismos criterios aplicados a otros centros académicos públicos, con el fin de revertir el recorte presupuestario que obstaculiza el cumplimiento de las funciones esenciales del INAH y que vulnera la situación laboral de sus trabajadores”.

 

Por: J. Francisco De Anda Corral

Tomado de: https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/Investigadores-reaccionan-contra-machetazo-presupuestal-al-INAH-20200608-0084.html

 

 

 

   

El flagelo del tráfico de bienes culturales

Interpol de Argentina busca actualmente 5262 piezas que tienen pedido de secuestro. Entre ellas, se encuentra el único objeto de valor que poseía el general Manuel Belgrano al momento de su muerte: un reloj de bolsillo de oro y esmalte…Nunca se recuperó.

La cultura corresponde a un elemento fundamental en la identidad de los pueblos. Resultaría inconcebible un pueblo donde no exista vestigio alguno de representaciones propias del ser, de la vida pasada (o presente) que identifique al lugar o a las personas que forman parte de lo que se conoce como sociedad. 

El término cultura está directamente relacionado con el “Patrimonio cultural”, que de acuerdo a Askerud y Clément corresponde a “una gran gama de objetos o artefactos que constituyen la expresión de una cultura específica y que destacan sea porque no hay muchos, sea por la artesanía con la cual fueron elaborados, o porque poseen características únicas de tal cultura”. (1)

La importancia atribuida a los bienes culturales y la protección del patrimonio cultural no es un fenómeno reciente. Hugo Grocio, en su obra maestra “Sobre la ley de la guerra y la paz”, cita al historiador Polibio (c. 203 AC – 120 AC), que se refiere a la destrucción innecesaria de objetos como pórticos, templos, estatuas y todas las demás obras elegantes. 

Situación reciente

Hasta el siglo XIX, las herramientas legales relacionadas con los bienes culturales estaban limitadas a acuerdos bilaterales aislados o multilaterales regionales.

Pero en el siglo XX, a partir de 1972, la Unesco en su convención “Sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, la exportación y la transferencia de propiedad ilícita de bienes culturales” (2), genera un giro mundial extraordinario, clarifica los conceptos y adopta la expresión “Patrimonio Cultural” para referirse a la propiedad que para cada Estado, con base en motivos religiosos o seculares, posee valor arqueológico, prehistórico, literario, artístico o científico.

Como ejemplo, se cuentan: colecciones y ejemplares raros de zoología, botánica, mineralogía o anatomía, objetos de interés paleontológicos, bienes relacionados con la historia, antigüedades que tengan más de 100 años, material etnológico, bienes de interés artístico (cuadros, pinturas y dibujos hechos enteramente a mano sobre cualquier soporte y en cualquier material, escultura, grabados, estampas y litografías originales, manuscritos raros e incunables, libros, documentos y publicaciones antiguos, objetos de mobiliario que tengan más de cien años e instrumentos de música antiguos), y además se incluyen edificios, monumentos y arte elaborado.

Ilícitos

Asimismo, resulta de particularmente relevante el artículo 3° de la Convención: la importación, exportación o transferencia de propiedad de bienes culturales efectuados en contra de las disposiciones de la Convención son ilícitos.

De esta forma, no sólo se criminaliza la conducta del exportador (traficante que habitualmente sustrae la mercadería), sino que criminaliza asimismo a quien pretenda importarla legalmente cuando no puede demostrar su origen legítimo, con lo cual, se suministra una herramienta de control adicional para los países receptores.

En tal sentido, la Convención propicia que los Estados Parte establezcan un “Certificado de Exportación” que debe acompañar a los bienes culturales al salir del país de origen.

En 1995 se dio otro paso importante con el “Convenio de UNIDROIT (Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado, en inglés) sobre los bienes culturales robados o exportados ilícitamente”, con el fin de promover la armonización y unificación del derecho privado a nivel internacional.

Por este Convenio, los Estados se centran en un tratamiento uniforme en cuanto a la restitución de objetos culturales robados o ilícitamente exportados y permite que se proceda con las demandas directamente a través de tribunales nacionales.

Además, este Convenio concierne todos los bienes culturales, no sólo aquellos inventariados, y declara que todo bien cultural robado debe ser restituido. UNIDROIT reconoce la importancia del comercio privado en el tráfico de bienes culturales y establece la obligación fundamental de que los compradores actúen con “diligencia debida” y tomen las medidas que estén razonablemente a su alcance para determinar la procedencia lícita de los objetos que adquieren.

Mercado negro

Sin perjuicio de las medidas de prevención establecidas, y debido a las particularidades de estos objetos, existe un poderoso mercado negro (hoy favorecido por las diversas opciones de difusión y comercialización que ofrecen las tecnologías de la información) (3) donde estos bienes se comercializan de forma ilegal.

Cada año, miles de artefactos desaparecen de museos, monumentos, templos religiosos, etc., desde armas antiguas, pinturas, monedas, relojes, objetos religiosos hasta hallazgos arqueológicos, siendo estos últimos un porcentaje importante de los objetos robados.

El saqueo de estos bienes es una de las formas más antiguas de delincuencia organizada transfronteriza, extendida mundialmente, que ocupa un lugar destacado en la lista de preocupaciones prioritarias para organismos internacionales como la Unesco, la Interpol, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), el UNIDROIT, el Consejo Internacional de Museos (ICOM) y la Organización Mundial de Aduanas (OMA).

La OMA, en el marco del Convenio de Nairobi sobre asistencia administrativa mutua para la prevención, investigación y represión de delitos aduaneros del año 1977, en su anexo 11 (Asistencia en la acción contra el contrabando de obras de arte, antigüedades y otros bienes culturales), establece medidas para prevenir y reprimir la exportación fraudulenta de obras de arte, antigüedades y otros bienes culturales.

La OMA se encuentra especialmente preocupada y ocupada en este aspecto, (4) ya que las fronteras internacionales se han configurado como escenarios ideales para interceptar los objetos culturales robados, por lo que las aduanas desempeñan un papel protagónico en la lucha contra la exportación no autorizada de estos artículos. La Institución ha observado con especial atención los vínculos claros que existen entre el tráfico ilícito de bienes culturales, la delincuencia organizada, la evasión de impuestos y el lavado de dinero.

Esto es consecuencia de la rentabilidad existente en los mercados negros en obras de arte saqueadas, robadas o contrabandeadas, donde existen compradores y coleccionistas de arte ávidos de obras y nuevos objetos para su colección.

El comercio de obras de arte

El volumen exportado de obras de arte, según Trademap, superó los US$ 37.000 millones en 2019, y ha crecido de manera fuerte en los últimos años, ya que en 2017 fue de 27.000 millones.

La Argentina exportó obras de arte (capítulo 97) por US$ 500.000, aunque no están incluidas allí lo que se exporta por el régimen simplificado de exportación de obras de arte. 

La Argentina es un interesante exportador de este tipo de bienes y posee un régimen especial que impulsa ese comercio.

El régimen de exportación de obras de arte está definido por la ley 24.633 que estableció fundamentalmente que la exportación definitiva y temporaria estarán exentas del pago de todo recargo o tasa aduanera o portuaria, incluyendo la tasa estadística o de almacenaje, el impuesto sobre fletes y los gastos consulares.

La importación definitiva y la importación temporal para exhibición en el país estarán exentas del pago de todo recargo y/o tasa aduanera o portuaria, incluyendo las tasas estadísticas o almacenaje, impuestos sobre fletes y gastos consulares. 

Categorías

La ley fue reglamentada por el Decreto 217/18 que estableció el procedimiento para exportar obras de arte, y divide a las obras de arte en dos categorías:

  1. Obras de arte de artistas argentinos o extranjeros vivos o fallecidos hasta el término de 50 años a contar desde la fecha de deceso del autor.
  2. Obras de arte de artistas desconocidos, anónimos, argentinos o extranjeros fallecidos hace más de 50 años contados desde la fecha de presentación de la solicitud de licencia de exportación.

En el caso del primero grupo, esas obras podrán ser exportadas libremente por su propietarios o tenedores de buena fe, debiendo completar una declaración jurada que se puede efectuar como un trámite a distancia (TAD) completamente electrónico ante el Ministerio de Cultura. 

Sobre las obras del segundo grupo, podrán ser exportadas por sus propietarios, poseedores o tenedores de buena fe una vez obtenida la licencia de exportación expedida por la Dirección Nacional de Bienes y sitios Culturales (Ministerio de Cultura).

El Ministerio de Cultura mediante la Resolución 323/18 determinó el procedimiento de exportación de obras de arte. 

Establece que para las obras de arte de artistas vivos o fallecidos hasta el término de 50 años, se deberá completar una declaración jurada en formato electrónico. Los controles sobre esa declaración jurada los realiza la autoridad de aplicación (Dirección Nacional de Bienes y Sitios Culturales).

Transcurridos los 2 días hábiles de presentada la solicitud, en caso de silencio de la autoridad de aplicación, se considera otorgado el aviso de exportación.

Para el otro grupo, las obras de artistas fallecidos hace más de 50 años se debe solicitar la licencia de Exportación en formato electrónico (www.tramitesadistancia.gob.ar).

Esta licencia incluye datos del propietario, de la obra, fotos y valor. 

Prevención y lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales en Argentina

El 11 de enero de 1973, la Argentina ratificó la “Convención sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, la exportación y la transferencia de propiedad ilícitas de Bienes Culturales“, aprobada por la Conferencia General de la Unesco el 14 de noviembre de 1970. Y el 3 de mayo de 2002, mediante la ley 25.568, ratificó la “Convención sobre defensa del patrimonio arqueológico, histórico y artístico de las naciones americanas – Convención de San Salvador“, aprobada por la OEA el 16 de junio de 1976 en San Salvador.

En este marco normativo, el 14 de mayo de 2003, se creó en el ámbito de la Secretaría de Cultura de la Nación, el Comité Argentino de Lucha Contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales (decreto 1166/2003), con la finalidad de establecer los procedimientos y mecanismos adecuados para prevenir y luchar contra este flagelo internacional que, al decir de sus integrantes, constituye el tercer delito luego del tráfico de armas y drogas.

Este Comité, es un cuerpo colegiado interministerial integrado por organismos que, por sus competencias y atribuciones, son actores fundamentales para una efectiva protección de los bienes culturales, entre los cuales se encuentra la Aduana.

Interpol de Argentina busca actualmente 5262 piezas que tienen pedido de secuestro, dentro de ellas, se encuentra el único objeto de valor que poseía el general Manuel Belgrano al momento de su muerte: un reloj de bolsillo de oro y esmalte, con cadena de cuatro eslabones con pasador, que le había regalado el rey Jorge III de Inglaterra, y que fue robado el 30 de junio de 2007 del Museo Histórico Nacional.

Nunca se recuperó. 


Héctor H. Juárez Allende es Vocal (Juez) del Tribunal Fiscal de la Nación Argentina, profesor universitario y miembro del del Grupo de Redacción del Código Aduanero del Mercosur. E-mail: hhjuarez@gmail.com

Gustavo Scarpetta  es contador público, Magister en Administración Tributaria y Hacienda Pública y profesor universitario. E-mail: gustavoscarpetta@hotmail.com 

Tomado de: https://tradenews.com.ar/el-flagelo-del-trafico-de-bienes-culturales/

 

 

 

   

Zoos humanos, racismo disfrazado de ciencia para las masas

El emperador de Brasil, Pedro II, inauguró un sábado de julio de 1882 una exposición antropológica en el Museo Nacional de Río de Janeiro en la que fueron exhibidos siete indígenas traídos para la ocasión que inmediatamente se convirtieron en la sensación del evento.

Llegaba a América, con boato y la bendición de un rey ilustrado, la moda de los zoos humanos. Unos espectáculos alumbrados por la colonización que fueron muy populares en la Europa del XIX. Servían un doble propósito: saciar la curiosidad del público y ser objeto de investigaciones que dieron sustento teórico al racismo científico, la creencia de que los blancos eran superiores al resto de los humanos.

Un siglo antes de que España descubriera que el Museo de Banyoles exponía a un africano disecado en una vitrina, las capitales europeas celebraron grandes exhibiciones de personas vivas presentadas como exóticos salvajes. Una de las principales atracciones de la Exposición Universal de París en 1889 fue su Village Nègre, que reunió a unos 400 nativos trasladados desde las colonias al corazón de la modernidad.

Recibió 28 millones de visitantes en seis meses. Reputados antropólogos y parisinos de a pie escrutaron a “representantes de razas amarillas, ricas negras, árabes, beréberes (…) y pieles rojas, 13 de ellos, un mestizo y un cowboy”, según el relato de un antropólogo de la época recogido por el biólogo Juanma Sánchez Arteaga en un artículo publicado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que analiza también la exhibición carioca.

Aunque más documentados, también los zoos humanos europeos están sepultados en una especie de amnesia colectiva. Las recientes protestas antirracistas en Estados Unidos y medio mundo han puesto un potente foco en la esclavitud, la construcción del racismo y su reflejo actual en la desigualdad que desgarra sociedades como la brasileña.

Cartel anunciante de una exposición de seres humanos.
Cartel anunciante de una exposición de seres humanos.

“Esos eventos exponen la forma brutal en que Occidente construyó su otro, cómo se transformó en espectáculo a poblaciones que él mismo definió como “salvajes” o “incivilizados”, explica Marina Cavalcante Vieira, doctora en Ciencias Sociales de la universidad estatal de Río de Janeiro y autora de una tesis sobre lo primitivo y exótico en los museos, el cine y los zoos humanos. “Son testimonio de una cara vergonzosa del pasado de la ciencia antropológica y las prácticas museísticas”, añade. Y cuenta que eran habituales giras de uno o dos años con paradas en exposiciones universales o coloniales, circos, museos, teatros y zoológicos. “La tasa de mortalidad entre los integrantes de esas troupes era bastante alta”.

Además de ser utilizados para investigar y entretener, servían para afianzar y popularizar las teorías racistas. Esas exposiciones “tuvieron un papel muy relevante en la diseminación del racismo, a pesar de que hoy hayamos olvidado en buena medida estos eventos, como si no formaran parte de nuestro pasado cultural y científico no tan remoto”, afirma Sánchez Arteaga, ahora en la Universidad Federal de Bahía.

Ambos han investigado el episodio poco conocido, incluso en Brasil, en el que siete indígenas fueron convertidos en las estrellas de la exposición organizada por el Museo Nacional, a la vanguardia de la ciencia brasileña entonces y que en 2018 ardió casi completamente.

Para preparar el grandioso evento de 1882 el director de la institución publica una circular en la prensa en la que pide aportaciones en forma de momias, collares, instrumentos de caza… Y entre las ofertas destaca la del presidente de la provincia de Espirito Santo. Ofrece enviar “una familia” de indígenas del río Doce “un anciano casado con dos muchachas, una anciana, un mozalbete y dos niños” y precisa que las mujeres lucen un vistoso adorno labial, que saben bailar y cantar, y que un intérprete los acompaña, como relata Cavalcante. Lo que no dice es que los envía con engaños a la entonces capital de Brasil. Fueron conocidos como los indios botocudos (como los colonizadores portugueses denominaban el plato con el que se alargan los labios). Mientras dura el evento, estos se fugan varias veces lo que, según los relatos de entonces, aumenta la curiosidad popular. “Los investigadores del museo brasileño afirmaban que los botocudos eran el grupo primitivo más inferior en la escala evolutiva”, según Cavalcante, que añade: “La idea de exponer a los siete indígenas (en 1882) nos puede parecer absurda hoy, pero fue pensada precisamente como una manera de popularización científica”.

El pigmeo Ota Benga, exhibido a finales del siglo XIX, en  Nueva York con un orangután.
El pigmeo Ota Benga, exhibido a finales del siglo XIX, en Nueva York con un orangután.

La exposición antropológica brasileña se presenta como una fiesta de la ciencia en un país que todavía tardaría seis años en abolir la esclavitud de los negros.

Una de las protagonistas (más bien víctima) más famosas de los zoos humanos fue la africana Saartjie Baartman. Bautizada como La venus de Hotentote, fue expuesta en un teatro de Londres en 1810. Las masas podían ver con sus propios ojos lo exótico, y por un pequeño extra, incluso tocarlo. Científicos reputados la estudiaron en el Museo Nacional de Historia Natural de París.

Los zoos humanos llegaron hasta bien entrado el XX. El último fue probablemente el de varios adultos y niños llevados desde el Congo belga a la metrópoli con motivo de la exposición universal de 1958, en Bruselas. El embrión de la Unión Europea nació años antes.

Lo que durante siglos había sido un espectáculo alcance de la élite se tornó un espectáculo de masas. Los Reyes Católicos tuvieron el privilegio de ver a los seis indígenas que Cristóbal Colón, ahora objeto de la ira antirracista en EEUU, se llevó de América en su regreso a España. En los siglos posteriores el comercio de esclavos se convertiría en un lucrativo negocio que abastecía a las colonias de la necesaria mano de obra. Doce millones de los africanos llevados a la fuerza sobrevivieron a la travesía. Todavía hoy sus descendientes viven menos y son más pobres que sus compatriotas blancos.

Los espectáculos se celebraron incluso en zoológicos, cuenta Sánchez Arteaga. Tras una gira por Estados Unidos, el pigmeo Ota Benga fue exhibido a principios del XX junto a un orangután en el zoo del Bronx (Nueva York), donde colgó su hamaca y debía hacer exhibiciones de tiro con arco para los visitantes. Unas protestas lideradas por un pastor negro lograron sacarlo de allí. Tras deambular unos años, Benga se pegó un tiro. El negro de Banyoles está enterrado en Botsuana; y Saartjie Baartman en Sudáfrica. El presidente Nelson Mandela tuvo que negociar duro con Francia para que entregara los restos de La Venus.

 

Por: NAIARA GALARRAGA GORTÁZAR