Obreros descubrieron por accidente dos antiguos entierros prehispánicos. El hallazgo, que incluye los restos de un niño dentro de una tinaja, pone en evidencia cuánta historia yace todavía bajo las ciudades modernas de Latinoamérica.
Una obra rutinaria en la ciudad de Lima se transformó en un inesperado viaje al pasado. Bajo el suelo urbano del distrito de Miraflores, obreros que trabajaban en la instalación de gas natural tropezaron con un descubrimiento estremecedor: restos humanos de hace casi 1.800 años, enterrados con símbolos que apuntan directamente a la cultura prehispánica Lima. La escena, descrita por los arqueólogos, es tan impactante como reveladora.
Un entierro milenario bajo la ciudad moderna
El hallazgo involucra los restos de un adulto en posición lateral con las extremidades recogidas y, junto a él, una gran tinaja invertida que ocultaba el cuerpo de un infante. Según las primeras observaciones, se trataría de un contexto funerario perteneciente a la cultura Lima, una civilización que habitó esta zona de la costa central peruana entre los años 100 y 600 d.C.
El descubrimiento ocurrió por casualidad durante la excavación de zanjas para la red de gas natural. Fue entonces cuando, al encontrar fragmentos inusuales, la obra fue suspendida de inmediato para dar paso a un protocolo arqueológico.
Riqueza histórica que sigue viva bajo nuestros pies

“Este hallazgo es un recordatorio de la riqueza histórica que yace bajo nuestras ciudades”, explicó Jesús Bahamonde, arqueólogo y portavoz de la empresa Cálidda. La cultura Lima, que dejó como legado imponentes huacas como la Pucllana, en el mismo distrito de Miraflores, tenía una compleja relación con el entorno y las comunidades vecinas. Su arquitectura, basada en adobes y estructuras piramidales, es parte del rompecabezas que este nuevo hallazgo ayuda a completar.
El análisis de la tinaja decorada con patrones geométricos, así como la disposición de los cuerpos, permitirá entender mejor las prácticas funerarias y sociales de esta civilización. La ubicación del entierro, en una zona altamente urbanizada, revela además cuánto conocimiento arqueológico permanece oculto bajo el ritmo cotidiano de las ciudades.
El protocolo tras el hallazgo y el valor de su conservación
De acuerdo con los procedimientos legales, toda obra debe detenerse cuando se detecta un hallazgo arqueológico. Un equipo especializado asume entonces la recuperación cuidadosa de los restos. Posteriormente, son llevados a custodia para su análisis y conservación antes de ser entregados al Ministerio de Cultura de Perú.
La combinación entre desarrollo urbano e investigación arqueológica demuestra que el progreso no tiene por qué ignorar el pasado. Por el contrario, estos episodios son una oportunidad única para reconectar con las raíces milenarias de la región.
Cada descubrimiento como este nos recuerda que, bajo nuestras calles, duerme una historia mucho más antigua de lo que imaginamos.