Pariti: La isla del tesoro

pariti06b.jpgEn una pequeña isla (de sólo 4 km2) llamada Pariti, habitada por una comunidad campesina aymara cada pocos años, sus habitantes encontraban pedazos de piezas de cerámica muy fina en sus campos de cultivo…

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En el lado boliviano del Lago Titicaca (en el sector sur conocido como Lago Menor), muy cerca de la frontera con el Perú, existe una pequeña isla (de sólo 4 km2) llamada Pariti, habitada por una comunidad campesina aymara. Cada pocos años, sus habitantes encontraban pedazos de piezas de cerámica muy fina en sus campos de cultivo. Interesados por resolver el misterioso origen de esos objetos una misión arqueológica excavó ahí entre el 2004 y el 2006. Después de un par de temporadas de trabajo decepcionantes dieron por fin con dos pozos circulares que estaban repletos de cerámica rota y huesos de llamas.

Uno de los dos vasos retratos que representan mujeres. Lleva un gran tocado sobre la cabeza. Imagen tomada de “Investigaciones arqueológicas en Pariti” de Jédu Sagárnaga

Los arqueólogos lograron reconstruir 435 piezas de cerámica, muchas de las cuales eran de una calidad excepcional. Los estudios de radiocarbono determinaron que fueron enterradas ahí entre los años 900 y 1050 de nuestra era, la misma época en la que el gran estado de Tiahuanaco llegaba a su fin.

 

 
Los arqueólogos han estado trabajando desde entonces para interpretar el significado de estos hallazgos. Hay muchas pistas interesantes. Por ejemplo, casi no se han encontrado vasijas para almacenamiento de comida y no hay ninguna que sirviera para preparar alimentos. En cambio el 70% está constituido por recipientes profusamente decorados para servir comida o bebida (como los vasos tipo kero, las escudillas y unos platos de curiosa forma que los arqueólogos llamaron “arriñonada”). Si sumamos a ello la abundancia de huesos de camélidos todo parece indicar que éste era un lugar en el que se consumían bebidas y alimentos. Pero no se trata de un simple comedor porque las piezas son demasiado elaboradas como para ser simplemente desechadas sin razón. De hecho se ha demostrado que todas las vasijas fueron quebradas cuidadosamente antes de ser depositadas en el interior de los pozos, lo que nos habla de algún tipo de ritual. No es algo raro en la región andina. Lo mismo pasó 1500 años en Chavín de Huántar o en Cahuachi, en el Perú. Pero esos eran templos, en cambio en Pariti no parecía haber uno. 
 
La pieza de cerámica más famosa enconrada en Pariti es una que ha sido bautizada como “El Señor de los Patos”, una vasija con cuello largo que representa a un anciano llevando a cuestas a una de esas aves, que forma parte de la fauna del Lago Titicaca. Imagen tomada de “La Magia del Titicaca” publicada por el BCP.

La cerámica encontrada es de una asombrosa diversidad. Las que representan humanos, por ejemplo, lucen diferentes formas de vestir, adornos corporales y tipos de peinados. Todo esto hace suponer que se intentaba representar personas que pertenecían a varios grupos étnicos. También hay piezas sumamente raras para los estándares tiahuanaco , como por ejemplo vasijas en forma de pie ( algo que en cambio era común en los sitios arqueológicos que en esa misma época habitaron los wari en el Perú). Sin embargo se ha descartado que provengan de una región lejana al Titicaca. El análisis químico de la cerámica demuestra que todas las piezas están formadas por arcillas y minerales de la región nuclear Tiahuanaco, esto es, el sur del Lago Titicaca. 

Los cimientos de los muchos muros encontrados en las excavaciones se distribuyen de forma desordenada. Aunque todos están hechos de piedra y barro los hay delgados, gruesos, dobles, algunos curvos y no parece haber un patrón o una planificación general de su construcción, como si cada vez que se realizaba una ofrenda se hubiera construido una estructura diferente. En cualquier caso esto indica que lo importante era el sitio (la isla), y no la construcción. 

¿Isla sagrada? 

Aquí venían personas de diferentes regiones de la sociedad altiplánica a hacer algún tipo de ceremonia que implicaba comer y beber en piezas muy finas traídas desde tierra firme para luego romperlas y enterrarlas. Es posible que hubiera textiles enterrados también, pero la humedad no ha permitido conservarlos. Lo que sí ha permanecido son algunas piezas de oro que en variso casos tienen pequeñas perforaciones que indicarían que originalmente estaban cosidas a tejidos. Los investigadores incluso sospechan que los pozos de ofrendas excavados podrían serían una “ofrenda terminal”, es decir, un gran pago a la Tierra realizado antes de enterrar para siempre lo que habría sido un centro sagrado. No es casualidad que las antigüedad de las ofrendas coincida con el final de la civilización Tiahuanaco, que ocurrió alrededor del 1050.

Algunas de las piezas de oro encontradas. Se sabe de otras ofrendas, encontradas en años anteriores, que contenían algunas piezas de oro mucho más elaboradas. Imagen tomada de Chungara, Revista de Antropología Chilena. Volumen 44, Nº 2, 2012


El arte de Pariti

La mayoría de las piezas encontradas han recorrido diversas regiones de Bolivia para ser expuestas al público y ahora descansan en un museo construido en la misma isla, para que el turismo pueda beneficiar a los descendientes de aquellas personas que hace mil años enterraron este tesoro de arcilla. Presentamos a continuación algunas de estas piezas.

Un personaje con un gran turbante sobre la cabeza. El abultamiento de su mejilla derecha indicaría que estaba chacchando coca.  Imagen tomada de “Investigaciones arqueológicas en Pariti” de Jédu Sagárnaga.

Un vaso retrato que representa a un hombre con un tembetá debajo del labio inferior y pendientes en las orejas. Imagen tomada de “Investigaciones arqueológicas en Pariti” de Jédu Sagárnaga.

 
Otro vaso retrato de un personaje con un gran tocado en media luna. Imagen tomada de “Investigaciones arqueológicas en Pariti” de Jédu Sagárnaga.
Hasta los descubrimientos de Pariti este tipo de piezas era  común en el ámbito wari pero no en sitios Tiahuanaco. Nótese la decoración de “calaveras sonrientes” alrededor del tobillo. Imagen tomada de “Investigaciones arqueológicas en Pariti” de Jédu Sagárnaga
 
Dos aves rapaces cuyos cuellos están coronados por el contorno cuadrado que tenían las divinidades Tiahunaco.  Imagen tomada de “Investigaciones arqueológicas en Pariti” de Jédu Sagárnaga.

 
Representación de un pato, animal abundante en el Titicaca. Imagen tomada de “Investigaciones arqueológicas en Pariti” de Jédu Sagárnaga.

 

Cuerpo central de un vaso tipo kero en donde se muestra a un gran pesonaje (identificado como una deidad que lleva dos báculos en cada mano) y de cuya cabeza emanan una serie de apéndices de cabezas de animales. Es de un estilo similar a los representados en las grandes esculturas de piedra de Tiwanaku, antigua capital del estado altiplánico. Imagen tomada de “Investigaciones arqueológicas en Pariti” de Jédu Sagárnaga.

 

Otro kero con diseños tiahuanaco clásico distribuidos en tres bandas y un animal fantástico en el reborde (recurrente en el arte tiahuanaco y que los arqueólogos llaman sachapuma) con características de un felino y el collar blanco que llevan los cóndores. Imagen tomada de “La Magia del Titicaca” publicada por el BCP.. 

 

Dos vasos tipo kero que muestran, cada uno, tres rostros en relieve. Imagen tomada de “Investigaciones arqueológicas en Pariti” de Jédu Sagárnaga.



Uno de los 67 “ch’alladores “encontrados, ricamente decorado. Este tipo de piezas no son vasijas sino embudos. Algunos, como el ejemplar de la foto, están cruzados por el interior por dos tubos huecos que se intersectan, cuyo uso es desconocido.  Imagen tomada de “La Magia del Titicaca” publicada por el BCP

 

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