Para unas definiciones de Museo de Arte Moderno y Museo de Arte Contemporáneo

 Para unas definiciones de Museo de Arte Moderno y Museo de Arte Contemporáneo

 
  • ¿Una definición actual sobre museos de arte moderno o contemporáneo sería diferente para realidades como la hispanoamericana?
  • ¿Definiría a las categorías moderno o contemporáneo del museo el modo como analiza y transmite la información sobre sus colecciones, y no solamente la aparición epocal y la categorización estilistica de éstas?

Fernando Almarza-Risquez, Editor

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Tales interrogantes darían resultados amplios, complejos y permeables en sus delimitaciones. La museística actual da cuenta de prácticas de museos clásicos que incorporan obras de arte y enfoques contemporáneos al curar y museografiar sus colecciones.
Los polémicos casos del Museo del Prado y el Museo del Louvre1 son sintomáticos, y la prensa internacional los recoge en estos días.

Sobre definiciones y alcances del Museo

La definición establecida sobre su función y alcances postula que “…son instituciones permanentes, sin finalidad lucrativa, al servicio de la sociedad y su desarrollo, abiertos al publico; que adquieren, conservan, investigan, comunican y exhiben, para fines de estudio, de educación y de deleite, testimonios materiales del hombre y su entorno” (ICOM, 1974)2.

Las problemáticas metodológicas museísticas piensan con análisis frescos, y entienden que el Museo y la sociedad actual son entes complejos. En ese pensar concurren reflexiones de disciplinas de conocimiento ya no encerradas en fronteras tradicionales,dando paso a la acción multi e interdisciplinar. Entender y ejercer la museística como un complejo ámbito de colección, archivo, regeneración, transmisión y estímulo para la participación e interpretación de conocimientos, según la naturaleza de sus colecciones, requiere niveles adicionales de operación, metodologías y explicación sobre el estado del conocimiento hoy, así como análisis disciplinares de las ciencias sociales, necesarios para entender al Museo como un ente social interactivo.

Una interpretación adicional con potencialidad y alcance mayor se relaciona con Jean-Yves Veillard, historiador del arte-museólogo y especialista en patrimonio francés y europeo tradicional y moderno, quien define al museo como “centro de interpretación y de reflexión sobre la sociedad contemporánea, función que no es una prolongación del papel que ha desempeñado respecto de las sociedades pasadas”3. Lo relativo a interpretación y reflexión, abre dimensiones de acción, reubicándolo en reflexiones contemporáneas allende la división de naturaleza epocal-estilística de sus colecciones, o de cualquier nostalgia del pasado. Estas dimensiones nuevas no sustituyen otras ya establecidas, según nuestra hipótesis de trabajo.

Interpretación y reflexión, punta de lanza de prácticas museísticas hoy, implican revisión de análisis, alcances y narrativas. Y acá entra la problematización sobre tipologías y fronteras entre museo “moderno” y “contemporáneo”. Hoy se redimensionan e involucran en las reflexiones sobre el conocimiento, la educación, y el análisis en las ciencias naturales, físicas y socio-culturales, y sus consecuencias epistemológicas. De allí la necesaria incorporación del museo a la vasta red de posibilidades electrónicas y de computación, y la activación o refuerzo de ricos mecanismos de interacción entre propuesta del museo y respuesta potencial de sus usuarios, en sus contextos estéticos, sociológicos, comunicacionales; en fin, culturales y vivenciales.

La museística apunta al acercamiento con profesionales formalmente “no-museísticos”, y entre museos y sociedad, en alternativos términos. Esto último tenderá hacia la honesta y bien entendida apropiación social de la significación, identidad y trascendencia de sus patrimonios por parte de usuarios hoy más interactivos, ya no pasivos sino co-constructores del discurso propuesto por el museo, con los componentes cognitivos y sensibles involucrados. La interacción museo-discurso-público-museo, adelantada en algunos países, involucra recursos tecnológicos e informáticos y las facilidades de interacción y diálogo que permiten la web 2.0, y los recursos de red social como FacebookFlickrTwitter, los Blogs, y especialmente la web semántica4.

Las dimensiones epistemológicas, disciplinares y educativas son imprescindible en la acción y reflexión de los museos hoy, especialmente en la de artes, pues con y en ellas ellas su caracter y naturaleza trascienden cualquier delimitación epocal, estilística y disciplinar de los patrimonios museados; de allí nuestra propuesta de redimensionar definiciones museológicas.

Conversemos sobre… Arte Moderno y Arte Contemporáneo


Las tradicionales definiciones de museo de arte moderno y contemporáneo pueden redimensionarse, pues han estado sujetas a las de sus colecciones. Bosquejemos brevemente circunstancias socio-históricas definitorias de periodizaciones artísticas y categorización museística, íntimamente ligadas con el estado y evolución epocal del conocimiento.

La acepción Modernidad remite al siglo XIV italiano, con la aparición de nuevas formas de producción y acumulación de riquezas naturales y cultural-artísticas, alternativas al único modo (feudal) de producción-tenencia de bienes, controlado por la realeza. Se asocia con el Renacimiento, florentino y luego romano, y la gradual aparición de la democracia moderna europea, cuasi-mundial para el siglo XX. Sus paradigmas respondían a la concepción positivista del mundo, resultante del nacimiento de la scientia moderna, sus métodos hipotético-deductivos y su comprobación empírico-sensorial. Su narrativa del mundo, su metodología, epistemología y ontología estaban marcadas por la postulación de leyes universales, de o hacia las cuales había que deducir o inferir toda argumentación y creación de conocimiento “legítimo”5.

La narrativa moderna era la del control de lo natural, del universo hostil domeñado por la diosa Razón, en una manera de conocer y pensar anclada en la separación cartesiana entre sujeto y objeto como condición de legitimación moderna, garante del progreso y la felicidad humana futura. Este pensamiento se categorizaba por dos áreas mega-disciplinares: ciencias y humanidades, siendo aquéllas el producto y regla de la comprobación empírica, matematizable y garante del estatuto “real” de las cosas, y las segundas, la resultante de la divagación especulativa del espíritu, ilegítima a la hora de capturar la real-verdad científica del mundo. Con posterioridad surgió otra área mega-disciplinar, las ciencias sociales, suerte de vástago de las humanidades, que agrupaba una sub-división de éstas.

Adelantamos que hoy se considera a las ciencias sociales como el espacio en el que operan las interacciones de las otras áreas mega-disciplinares; de allí su indispensabilidad en la reflexión de todo hacer que involucre la interacción humana, incluyendo artes y museos. La moderna apropiación de “lo real” exigía lógicas y dispositivos de representación visual y artística en correspondencia con los redescubrimientos y lenguajes científicos de entonces (geometría, matemáticas, anatomía, óptica, etc.). Curioso resulta el hecho de que, en la historia oficial, al arte renacentista no se le considere moderno… Excelente pretexto para estimular una rica reflexión.

La consciencia de la crisis de la modernidad y su narrativa apareció en los años setenta pasados, siendo incorporada en la reflexión filosófico-cultural de esa década y siguientes, dando lugar a una genéricamente denominada posmodernidad, no exenta de polémica y propuesta de terminologías alternativas (tardo, post), que no implican un “después” del proyecto moderno, sino un reacomodo de reflexiones y expectativas de sus saberes, y sus consecuencias epistemológicas y ontológicas. La discusión actual, que abarca todos los ámbitos del saber y naturaleza humana, se halla en efervescencia, aunque no exenta de frivolidades pasajeras.

La museística de los siglos XIX-XX requirió definiciones acordes con su época, consciente de que la producción de conocimientos y la práctica artística expresaban las narrativas de la modernidad, y sus actuales crisis o polémicas. Sin embargo, fue necesaria la definición tanto del arte moderno como del museo correspondiente, a la luz de los postulados de la modernidad.

La definición de Arte (y Museo de Arte) Moderno


La acepción de arte moderno considera la producción artística comenzada en 1906, y sus antecedentes pre-modernos. Se prolonga hasta 1945, con los consecuentes reacomodos de fuerzas geo-socio-políticas y migración poblacional y cultural. Los planteos modernos tuvieron consecuencias en la generación de una nueva racionalidad en las artes y sus estrategias de re-presentación de lo real, sobre todo en la abstracción geométrica y sus derivaciones, comenzadas aproximadamente en 1906 por el uso alternativo –o con la destrucción- de la perspectiva renacentista, legitimada desde los siglos XV-XVI en la enseñanza de sus academias.

Por lo tanto, el concepto posterior de Museo de Arte Moderno, como espacio expositivo y coleccionador, quedó delimitado al ámbito epocal-estilístico y sus correspondencias en la re-presentación del arte y sus códigos visuales. De modo que un museo y sus colecciones considerados “modernos” se basan en delimitaciones cronológicas que la definición de arte moderno –que no de Modernidad- postulaba. Dicho de otro modo, en el perfil de sus colecciones no cabe la incorporación de producción artística que salga del período genérico de 1906-1945, con necesarios solapamientos puntuales entre períodos previos o posteriores que anunciaban la aparición de las nuevas estrategias de re-presentación moderna en las artes. Resulta irónico que el museo de arte moderno como institución haya surgido muy posteriormente a la aparición de la modernidad como movimiento epocal-cultural… Otro elemento estimulante para una buena discusión.

La otra definición de Arte (y Museo de Arte) Contemporáneo


La acepción de arte contemporáneo considera aquella producción artística surgida luego del fin de la segunda guerra mundial en 1945, y los consiguientemente nuevos reacomodos de fuerzas –geo-socio-políticas. Un efecto, a la luz de muchos historiadores de arte, fue la migración del polo europeo de producción artística (París), hacia EEUU (New York), con sus consecuentes relaciones, referentes, mecenazgos y estrategias de resignificación de aquello “real”, y especialmente, de aquello considerado museo de arte contemporáneo.

En este período comienza, en la producción artística y cultural, el paso de la representación a la resignificación (y reinterpretación) en el arte, producto de nuevas teorías y sensibilidades en áreas como lingüística-semiótica, psicoanálisis post-freudiano, filosofía, ciencia social y la cultura mismas, y la incorporación de recursos técnicos alternativos a los “materiales nobles” decimonónicos y connaturales al arte moderno. Se dio paso a tecnologías de creación artística y a dispositivos museísticos, con alternativos sentidos de percepción de lo real, en proceso de ampliarse, y consecuentes lenguajes estéticos y curatoriales, resaltando su carácter reinterpretativo y epistemológico, que entiende esos lenguajes como forma de conocimiento6.

El discurso expositivo-curatorial hoy expresa el concurso de elementos disciplinares “formalmente no-museísticos” que entran en juego al reflexionar, vivenciar y declarar la producción artística actual. Esa reflexión no se delimita únicamente sobre parámetros epocales-estilísticos “modernos”, sino a partir de nuevos dispositivos y recursos de estimulación-interpretación y re-significación del arte y su interacción social.

La constitución disciplinar de la Museología, con definiciones, métodos y prácticas ha corporizado y transmitido las reflexiones del arte moderno. Pero la producción contemporánea del arte, y el concurso de esas disciplinas “formalmente no-museológicas” que entran en juego al resignificarlo, permean el hacer museológico. Este concurso de diferentes pero mutuamente reveladoras disciplinas aporta elementos impensados para la reflexión artística y cultural, arrojando luces novedosas sobre el arte moderno y del contemporáneo, y el del pasado. Una definición ampliada de arte moderno y arte contemporáneo, y sus correspondientes definiciones de museo, no puede escapar de consideraciones como las que asoma nuestro texto de arranque.

Avanzamos como premisa a discutir y desarrollar que, al proponer una actual definición de Museo de Arte Moderno y Museo de Arte Contemporáneo, lo que los hace modernos o contemporáneos es la lectura, análisis e interpretación que se hagan sobre sus estrategias de presentación, re-presentación y transmisión de los sentidos que portan, potencialmente re-significantes en múltiples posibilidades, incluso simultáneas. Para definir hoy los museos de Arte Moderno y Contemporáneo, con sus consecuencias epistemológicas, ontológicas, disciplinares, culturales, sociales y educacionales que conllevan, es necesaria una rica y estimulante discusión. Esa discusión ya está abierta, con toda su potencialidad y posterior avance y alcance. Reflexionemos sobre ella, pensando globalmente y actuando localmente, para enriquecer nuestra labor museística.

 

1 El pasado 5 de febrero la prensa española informa que el Director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, encargó una escultura al estadounidense Richard Serra, para la colección permanente. La polémica que suscitó continúa, luego de presentar obras de artistas contemporáneos como Francis Bacon y Cy Towmly en exposiciones temporales que el Prado realiza. Se comenta que en los planes de Zugaza está el “apropiarse del discurso contemporáneo…” en “…solapamientos positivos”. Puede verse información en abc… Para el caso del Louvre, desde 2005 viene exponiendo arte contemporáneo (Contrepoint, 2005. El funeral de la Mona Lisa, 2009), en perspectivas, diálogos y “procesos de transformación conceptual” que integran arte antiguo y contemporáneo. Puede verse el economista o artfacts

2 Las traducciones recogen lo esencial de esta definición. En su redacción original en inglés y francés, puede verse el sitio oficial del International Council Of Museums, ICOM, en http://icom.museum/definition.html. Para la evolución de esta definición, puede verse: http://icom.museum/hist_def_eng.html

3 Citado por el Museo Marítimo de Ushuaia, en museomaritimo

4 La web semántica constituye una rica mina de referencias y cruces de enormes bandos de información. Puede verse lo esencial de sus alcances en: http://web-semantica.org/. En el ámbito museístico, el Canadian Information Hertiage Network (CHIN) propone referencias interesantes. En su sitio web tienen el apartado The Semantic Web – from a ‘web of pages’ to a ‘web of data’. Véase, sólo en inglés y francés, en http://www.chin.gc.ca/English/index.html

5 La necesaria referencia a los análisis del tipo científico social para referir al entorno histórico-social-cultural en el que los saberes y el museo se legitiman e instituyen, la tomamos del sociólogo estadounidense Immanuel Wallertein, quien en su libro Abrir las ciencias sociales (Siglo XXI Editores, México 1996 1° ed) expone este panorama. Igualmente lo desarrolla en Las incertidumbres del saber (Gedisa, Barcelona 2006). De este autor hay rica información en la web. Por otra parte, el epistemólogo venezolano Miguel Martínez Miguélez presenta un panorama del carácter epistemológico del periodo, que se complementa con el de Wallerstein. De Martínez Miguélez puede verse su libro El paradigma emergente Hacia una nueva teoría de la racionalidad científica (Trillas, México 1997, 1° ed. y ss.). El libro referido tiene varios capítulos en la web; puede verse: http://prof.usb.ve/miguelm/paradigma.html. Hemos mencionado en nuestro texto la necesidad de convergencia, en el análisis museológico actual, de aportes disciplinares de áreas “formalmente no museísticas”.

6 Un análisis de esto lo desarrollaron los españoles Jenaro Talens, José Romera C. y Antonio Tordera, en Elementos para una semiótica del texto artístico (Cátedra, Madrid 1983). Trato esto en mi ensayo “Arte como objeto de conocimiento; estética como semiótica; estética como conocimiento”, en teatroenlinea . Como aportes a definiciones sobre arte contemporáneo y al ejercicio y hacer del museo de arte contemporáneo, existen múltiples materiales y análisis que contribuyen y referencian el tema que nos ocupa. Durante la discusión que estas líneas esperan estimular saldrán a la luz.

*Autor-Editor. Marzo de 2009
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  • ¿Una definición actual sobre museos de arte moderno o contemporáneo sería diferente para realidades como la hispanoamericana?
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