En una casa de principios del siglo XX del barrio Ricaurte abrió sus puertas el ‘Taller de la Historia Bogotana‘, un espacio para aprender y construir de múltiples formas la memoria viva de nuestra Bogotá.
Este nuevo museo gratuito para el disfrute de los bogotanos posee una enorme colección de libros, planos, periódicos, objetos, música y fotografías que conservan el legado histórico de cómo se hizo la ciudad.
Lo mejor del lugar es la posibilidad de seguir construyendo la historia. En el taller puede aprender maquetación, fotografía, cerámica, carpintería, restauración de documentos antiguos; así como participar de charlas, cine foros o exposiciones como la de este mes sobre el legado de Gaitán.
El sitio no tiene nada que ver con el Gobierno ni es apoyado por una organización sin ánimo de lucro.
Esta colección es el fruto de 24 años de pasión por Bogotá de Don Gerardo Bocanegra, quien cree que si los jóvenes estudian la historia de la ciudad, ellos podrán cuidarla como se lo merece.
El museo
Muchas de sus preguntas sobre cómo era Bogotá hace 50 o 100 años pueden ser respondidas con imágenes.
Allí encuentra el tranvía que era jalado por mulas, el antiguo San Victorino, las fotos de cómo vestían nuestros antepasados, cómo escuchaban música, incluso los mapas originales de la Secretaría de Obras Públicas de principios del siglo XX.
Incluso puede escuchar de un clásico toca disco más de 4.000 acetatos de esa música que escuchaban nuestros antepasados.
Tal vez los inaplazables en su primera visita son la sala de exhibiciones Edgar Negret y La Vitrina, ubicada justo en la entrada para mostrar algo que impacte de principio.
La gran maqueta
El taller tiene un propósito fundamental: construir la maqueta de la Bogotá de 1933, porque según su fundador, esa no solo es la época más documentada, sino una de las más “hermosas”.
Esta maqueta artística titulada: “Bogotá años dorados, un juguete para recordar” emularía en una pequeña escala la capital de antaño entre calles 26 y 1 aproximadamente.
“Quiero donarle a la ciudad su gran maqueta como la que tiene París, Madrid o Cuba de sus ciudades en sus momentos cumbre”, explicó Bocanegra, quien es consciente de que puede morir sin dejar terminada la obra.
Por eso ante la Notaría tercera fue registrado un documento, para que la maqueta y la colección de documentos del taller queden en manos de una persona natural, institución privada o pública que garantice la continuidad del proyecto.
Hasta el momento, la maqueta va en su primera etapa donde tiene que ser terminada la Catedral Primada, el Colegio San Bartolomé, el Capitolio Nacional y por supuesto la Plaza de Bolívar.
“Cuando tenía 5 años, recuerdo haber subido al cerro de Monserrate y al descender, me quedé con una imagen espectacular de Bogotá: al fondo una llanura verde; abajo callecitas y avenidas largas caminadas por personas pequeñas. Yo vi esa ciudad como un juguete y quiero preservar ese momento”, explicó Bocanegra, quien de vez en cuando dice un “pisco” o un “chirriado” para expresarse.
Un café para tertuliar
Como buenos cachacos, el taller tiene una pequeña sede social llamada ‘La tienda de Margarita’ en homenaje a la “loca” Margarita Villaquirá Aya. Un acogedor espacio para tomarse un tintico, una saludable aromática con frutos sabaneros, un chocalito santafereño, hasta meriendas como el queso de cabeza y pan.
Buenas ideas
Catalina, hija de Don Gerardo, anticipó que se están desarrollando proyectos como una cinemateca con la temática de los años 90, rutas turísticas y un taller de fanzines en los que cualquiera puede participar.
Sobra decir que son bienvenidas las donaciones de libros y material sobre la historia bogotana. Así como su conocimiento o dudas.
Por: Gabriel Pabon