Las primeras imágenes del arrecife de coral del Amazonas

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El Arrecife del Amazonas y situado en la desembocadura del río del mismo nombre, fue descubierto en abril del 2016. Las primeras imágenes vistas de este fenómeno se han conseguido con un robot acuático de Greenpeace.

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El bioma recientemente descubierto se extiende desde la Guayana Francesa hasta el estado brasileño de Maranhão. El ecosistema se encuentra en potencial peligro por las perspectivas de prospecciones petrolíferas en la zona

En abril del 2016, un equipo internacional de científicos americanos y brasileños descubrió un nuevo arrecife de coral en el Océano Atlántico.

“Debido a las condiciones de luz y las condiciones físico-químicas del agua, se trata de un ecosistema único”

Este, bautizado como el Arrecife del Amazonas y situado en la desembocadura del río del mismo nombre, abarca unos 9.500 kilómetros cuadrados. Recorriendo el borde de la plataforma continental sudamericana, se extiende desde el extremo sur de la Guayana Francesa hasta el estado brasileño de Maranhão.

Ahora, con la ayuda de un robot acuático, la asociación ecologista Greenpeace ha conseguido las primeras imágenes del arrecife, que prolifera en la desembocadura del mayor de los ríos de la Tierra. De este modo, en consorcio con varios de los investigadores que realizaron el hallazgo, pretenden documentar las características de este ecosistema recién descubierto y conocerlo más a fondo.

El equipo, que ya ha comenzado su exploración gracias a un submarino transportado en la embarcación, ha informado que el primer avistamiento del arrecife se realizó a una profundidad de 220 metros; a unos 100 kilómetros de distancia de la costa brasileña.

Nils Asp, investigador de la Universidad Federal de Pará, ha explicado las razones por las que este arrecife es muy importante: “debido a las condiciones de luz y las condiciones fisicoquímicas del agua, se trata de un ecosistema único. Tiene un gran potencial para albergar nuevas especies y además, es bastante importante para la economía de las comunidades pesqueras locales”.

El equipo espera poder aumentar la superficie mapeada del arrecife, de la que hasta ahora solo se conoce el 5%. Del mismo modo el investigador se reafirma en su interés por explorar el lugar: “nuestros científicos quieren conocer mejor cómo funciona este arrecife, y desvelar algunas de sus incógnitas, entre ellas, el mecanismo fotosintético que reina en un arrecife con luz limitada” como es el caso.

La amenaza viste de negro

Sin embargo, el tratarse de un espacio natural aún desconocido para la ciencia y de una especial particularidad ecológica, parece no garantizar su conservación, ya que el gobierno de Brasil está estudiando la posibilidad de establecer en la zona un nuevo enclave para la extracción de crudo. De recibir luz verde por parte de la ejecutiva brasilera, las empresas Total y BP podrían empezar a desarrollar sus planes de actividad en la zona, donde estiman que las reservas pueden aproximarse a los 20.000 millones de barriles. Según informa Greenpeace, mientras los expertos tan solo han comenzado a estudiar el arrecife, sendas empresas planean realizar los respectivos sondeos en busca de petróleo.

Las perforaciones petrolíferas en la región supondrán una amenaza constante de vertido

Ante la amenaza, desde la asociación ecologista se pretende hacer una llamada de atención. De este modo, Elvira Jiménez, responsable de océanos de Greenpeace afirma en declaraciones que: “debemos defender el arrecife y toda la región de la boca de la cuenca del Amazonas de la avaricia de las empresas que anteponen los beneficios económicos al medio ambiente y a las personas”. “Una de las zonas que podría explorar la petrolera Total se encuentra a tan solo ocho kilómetros del arrecife, y el proceso de autorización ambiental por parte del gobierno ya se ha iniciado”, añade.

“Tras ratificar el acuerdo de Brasil, el Gobierno debe mostrar que su lucha contra el cambio climático es firme, y dejar los combustibles fósiles de esta zona bajo el lecho marino”, sentencia Jiménez.

Las perforaciones petrolíferas en la región supondrán una amenaza constante de vertido. El Parque Nacional del Cabo Naranja, situado muy cerca de la desembocadura del Amazonas, aloja el ecosistema continuo de manglar más grande del mundo, y en la actualidad no existe tecnología capaz de afrontar un hipotético vertido. El riesgo además, se incrementa por la presencia de las fuertes corrientes y los sedimentos depositados por el río.

Hasta el momento ya se han perforado en las inmediaciones 95 pozos. De ellos, 27 han sido abandonados a consecuencia de incidencias mecánicas. El resto no contaban con la suficiente viabilidad técnica o económica como para que finalmente se materializara la extracción de crudo.

Por todo ello, es indispensable ponderar adecuadamente la necesidad de las extracciones . La desembocadura del Amazonas es el hogar de varias poblaciones locales y de más de 80 comunidades indígenas Quilombola, que dependen de los recursos pesqueros de la zona para desarrollar su actividad económica. Todo ello sumado al que el territorio conforma parte del hábitat del manatí del Caribe (Trichechus manatus), la tortuga terecay (Podocnemis unifilis), -ambos en un estado vulnerable de conservación- y la nutria gigante(Pteronura brasiliensis), que según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), esta clasificada como especie en peligro de extinción.

 

Tomado de: http://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/actualidad/las-primeras-imagenes-del-arrecife-coral-del-amazonas_11112/2

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