El Museo Nacional de Arqueología de Bolivia, que guarda un ingente patrimonio prehispánico y la mayor colección de restos de la misteriosa cultura de Tiahuanaco, reabrió sus puertas tras permanecer cuatro años cerrado para su restauración.
Por: Madeleyne Aguilar
La reapertura del recinto, construido en La Paz en 1918 por el ingeniero austríaco Arturo Posnansky y cuyos fondos suman 21.000 bienes culturales, tuvo lugar esta semana con la exposición “Los orígenes de la diversidad”, organizada por la Unidad de Arqueología y Museos (UDAM) del Ministerio de Culturas.
El jefe de la UDAM, Julio Ballivián, explicó a Efe que esa exposición muestra la diversidad cultural boliviana “en términos artísticos y tecnológicos”, con piezas arqueológicas e infografías actualizadas sobre la historia de estas culturas.
La muestra lleva a los visitantes a través del tiempo por las culturas prehispánicas, con piezas arqueológicas, cerámicas y de piedra, además de restos óseos y textiles de diversos periodos, que fueron hallados en el altiplano, valles y tierras bajas de Bolivia.
Entre las piezas más antiguas figuran 27 puntas de flecha que datan del año 30.000 antes de Cristo y que fueron encontradas en la zona de Lípez, en la región andina de Potosí (suroeste). También hay cráneos, monolitos y cerámicas halladas en la ciudadela prehispánica de Tiahuanaco, a 71 kilómetros de La Paz.
Hay investigadores que consideran a Tiahuanaco la civilización cuna del hombre americano y los más ortodoxos la datan entre el 1.580 antes de Cristo y el 1.200 de nuestra era, cuando supuestamente desapareció tras desastres naturales como sequías e inundaciones, aunque también se ha barajado la teoría de una invasión.
En la exposición se explica, además, el origen del cultivo de la quinua por parte de la cultura Wankarani, que se desarrolló en torno al año 1.110 antes de Cristo en el actual territorio del departamento andino de Oruro (oeste).
El Munarq está ubicado en el llamado Palacio Tiahuanaco, que fue declarado monumento nacional en 1990.
Imagen de una pieza de cerámica del Museo Nacional de Arqueología de Bolivia. EFE/MARTÍN ALIPAZ
El edificio fue intervenido en febrero de 2010 por la UDAM, que por entonces se denominaba Unidad Nacional de Arqueología, debido a irregularidades y a supuestas acusaciones de corrupción en la administración del Museo.
La entonces ministra de Culturas, Zulma Yugar, declaró que en un máximo de tres meses se realizaría una auditoría y, tras conocerse los resultados de esas investigaciones, el museo sería reabierto al público.
Ballivián explicó que la intervención fue levantada tras siete meses, al terminar el proceso de revisión de documentos del recinto, pero la situación se complicó por el deterioro del edificio, que no cumplía con los requerimientos internacionales establecidos para el resguardo del patrimonio.
Filtraciones y humedades
En 2011 se inició el diagnóstico sobre la situación de la infraestructura, en el que colaboraron expertos de otros países, incluidos tres especialistas del Instituto Brasileño de Museos.
“Las primeras conclusiones de estos análisis fueron que la infraestructura estaba en una situación de mucho riesgo. El techo tenía muchos problemas”, porque no había sido mantenido, dijo Ballivián.
Además, existían filtraciones y humedad en diferentes ambientes, poniendo en riesgo tanto el edificio como los bienes culturales, y los materiales empleados en el área de exposición no servían para preservar adecuadamente las piezas.
Ballivián también comentó que hubo un “desorden total” para recibir y registrar los bienes que llegaban al museo.
El plan para salvar el Museo comenzó con unas obras de emergencia en la cubierta y el sótano del museo y también contó entre sus prioridades la adecuación de las bóvedas.
Otra de las acciones fue la catalogación de los objetos bajo un sistema que incluye una suerte de cédula de identidad para cada pieza y que, a juicio de Ballivián, es “simple pero eficaz”.
Con este método, se pudo cuantificar la colección del Museo, que hasta el momento registra 15.000 bienes, además de otros 6.000 en proceso de catalogación.
Además, fueron instalados, con fondos del Ministerio de Cultura, un sistema de cámaras de vigilancia y otro de seguridad contra incendios.
Según Ballivián, en el futuro se prevé instalar un área para la recuperación y conservación de momias. EFEFUTURO