Costa Rica tiene un nuevo museo: no solo es gigantesco, sino que tiene la particularidad de que se aloja en Internet. La Pinacoteca Costarricense Electrónica (Pincel) se puso en línea (www.artecostarica.cr) este jueves con una colección de más de 20.000 obras, creadas por 280 artistas costarricense activos entre 1880 y la década de los años 70.
Tras casi dos décadas de apasionado e incansable trabajo de hormiga, la curadora e investigadora María Enriqueta Guardia Yglesias es la gestora del primer museo virtual de arte costarricense, el cual muestra piezas artísticas provenientes de colecciones privadas y de museos e instituciones estatales.
En el sitio, las obras se clasifican por artista, título, palabra clave, técnica y temática. Allí se encuentran desde creaciones de clásicos del arte costarricense como Tomás Povedano, Margarita Bertheau o Max Jiménez hasta trabajos de artistas muy destacados en la actualidad como Lola Fernández, José Sancho y Rafa Fernández, entre muchos.
Se observan pinturas, esculturas, dibujos, grabados, murales, objetos, fotografías, textiles, cerámicas e instalaciones, cada una con su imagen e información fundamental: título, autor, año, técnica, dimensiones, temática y palabras claves. De hecho, se contabilizan más de 3.100 retratos, 4.000 óleos, 1.800 acuarelas y 2.800 dibujos.
Todos provienen de la base de datos que Guardia comenzó a recolectar desde que era profesora de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica y que, incluso después de su jubilación, esta especialista en arte costarricense siguió enriqueciendo hasta tener el material necesario para este enorme museo virtual.
“Pincel abre todo este patrimonio a la luz. Hay una parte que viene de los museos (aunque no están todas sus obras) y otra viene de colecciones privadas. Es una pinacoteca hecha de forma muy rigurosa. Mi interés es abrirlo para la gente que no haya tenido acceso a esto y como una herramienta didáctica y de investigación muy importante para el país”, detalló Guardia Yglesias, mujer de 72 años.
Este muestrario electrónico evidencia la riqueza y diversidad de arte costarricense. Además, comienza a cuestionar la propia historia y derriba mitos. “Se demuestra que mucho de nuestro arte está escondido o invisibilizado; hay muchos artistas que no conocemos”, explicó la curadora.