Bola, el armadillo que sobrevivió al tráfico ilegal y no dejó de sorprender

bola2.jpgDesnutrida, con heridas e infecciones, Bola, una hembra de Tatú bola era ofrecida como mercancía al mejor postor en las calles de la zona Oeste del Gran Buenos Aires.

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Desnutrida, con heridas e infecciones entre las bandas de su caparazón e incluso con quemaduras en sus patas y cara ya que había estado expuesta al fuego en un recipiente de metal con el objetivo de darle calor, Bola, una hembra de Tatú bola (Tolypeutes matacus) era ofrecida como mercancía al mejor postor en las calles de la localidad de Ituzaingó, zona Oeste del Gran Buenos Aires.

Como le sucede a todo animal proveniente del tráfico ilegal, su vida estaba en peligro: de cada 10 ejemplares capturados, sólo uno sobrevive. Alertada ante la situación y sin tiempo que perder, Antonella Lobo no dudó en recibirla y hacerla atender.

Bola necesita recuperar peso, recobrar fuerzas y sanar sus heridas para luego poder ser liberada en su hábitat natural, el norte de nuestro país (región Este de Espinal y Chaco Seco).

Por su conducta y por unas cicatrices viejas en el caparazón, seguramente producto de un ataque de algún predador o por alguna herramienta de trabajo de campo, Antonella y los rescatistas involucrados en el caso pudieron saber que Bola era una hembra adulta que había nacido y vivido en estado silvestre. “La teníamos en un recinto preparado para armadillos, con profundidad, relleno con tierra y fardo para que pudiera escarbar y hacer sus cuevas como en estado silvestre. Los armadillos son animales que están activos tanto de día como de noche. Tienen garras largas en las patas delanteras, que les permiten escarbar y levantar corteza para buscar su alimento, que consiste en hormigas y termitas principalmente. Durante su recuperación, la alimentamos con Tenebrios -larvas de unos pequeños escarabajos-, papilla, algunas frutas y suplementos especificos”, cuenta Antonella.

Fueron tres largos meses de una lenta pero sostenida recuperación. “El Tatú bola es el único armadillo del país capaz de hacerse una bola perfecta para protegerse de predadores. Y por esa razón su manipulación para curarla y medicarla siempre fue un poco complicado, pero con mucha paciencia pudimos sacarla adelante. Bola, a quien apodamos así en forma cariñosa, siempre tuvo miedo al contacto con nosotros y tocarla significaba un estrés para ella. Eso nos daba un poco de pena, pero la realidad es que ese comportamiento es el que esperamos cuando lo que buscamos es que el animal vuelva a su lugar, con los suyos, y no que se acostumbre a los humanos”, explica Antonella.

Y cuando las gestiones y los trámites con la Dirección de Fauna Silvestre de la Nación estaban en camino para que Bola pudiera ser devuelta a su libertad, sucedió un hecho inesperado que dio un nuevo vuelco a la historia.

Ese día Antonella la notó particularmente inquieta, se mantuvo atenta a su comportamiento, la observó y cuando llegó la hora de limpiar el recinto donde se recuperaba no sólo se encontró con Bola, sino que debajo de ella descansaba el bebé que la tatú habia traído al mundo hacía pocos minutos. “Bola había parido y nosotros nunca habíamos siquiera sospechado de su embarazo.

De hecho no es fácil darse cuenta ya que cada vez que me acercaba ella le hacía honor a su nombre y se convertía en una perfecta bola”, recuerda Antonella. Los primeros días fueron angustiantes porque Bola no lograba amamantar a su pequeña cría y sin ese preciado alimento el bebé probablemente no sobreviviría. “Si no conseguíamos que mamara calostro, todos nuestros intentos por sacarlo adelante seguramente iban a fallar. Por suerte finalmente lo crió ella y el enano creció perfecto. Era increíble verlo andar a 15 días de nacido, siendo una réplica exacta en miniatura de la madre”, dice Antonella con una sonrisa.

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 A minutos de dar a luz, Bolita se asoma debajo de su mamá.

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Bolita fue atendido y controlado por especialistas en Xenarthros (grupo al que pertenecen los armadillos y osos hormigueros).

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Con asesoramiento de veterinarios y biólogos expertos, la mamá con su cría fueron cuidados y controlados para que, cuando fuese el momento, pudieran ser trasladados a la Reserva Horco Molle en Tucumán. Luego de un período de adaptación, Bola y Bolita finalmente fueron liberados, juntos y hoy forman parte del pequeño pero valiosísimo 5% de animales rescatados del tráfico ilegal que logran reinsertarse en su hábitat natural.

 

Tomado de: http://www.lanacion.com.ar/2035318-bola-el-armadillo-que-sobrevivio-al-trafico-ilegal-y-no-dejo-de-sorprender

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