Con evidente desilusión, aunque en tono calmo y sereno, el empresario y coleccionista Eduardo Costantini anunció ayer la cancelación de uno de los proyectos que más entusiasmo le generaban en el último año: la apertura del Malba-Saldías. Con satisfacción y alegría lo había anunciado en septiembre pasado, durante el festejo de los quince años de la creación del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), que fundó y que aún preside. Se trataba de una nueva sede con fuerte perfil social, que se instalaría en el antiguo mercado de frutos, en el barrio Saldías, en la zona de Retiro, a sólo setecientos metros del edificio del Malba, y en la que el consejo directivo de ese museo estaba dispuesto a invertir unos diez millones de dólares.
En diálogo con el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; el presidente de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), Ramón Lanús, y representantes del Ministerio de Transporte, Costantini y sus equipos de trabajo avanzaron con la propuesta. Pero paralelamente avanzaba también el diseño de un plan maestro de actividad ferroportuaria, que afectaba el mismo terreno.
Hace pocas semanas, Lanús informó al Malba que no se podría disponer del predio. “Creo que hubo buena fe por parte de ambos gobiernos”, admitió Costantini ayer a LA NACION. Y, por su parte, el funcionario de la AABE explicó: “La reactivación del servicio de trenes de carga y la actividad del puerto es una línea de trabajo del Gobierno en la que están comprometidos más de veinte mil millones de dólares de inversión”. Agregó que en las conversaciones “por momentos parecía más viable la propuesta del Malba, y en otros, menos. Pero resultó que, lamentablemente, es imposible”. Lanús informó también que ofrecieron al museo evaluar la posibilidad de concretar la apertura de una sede social en otra zona. Sin embargo, por ahora no se consideró esa idea.
Derribar el “cerco”
Cuando anunció el proyecto, Costantini había afirmado que el nuevo museo se concebía como un puente para integrar a sectores de menores recursos. “El Malba actual se sitúa en Palermo Chico y tendríamos la oportunidad de romper el «cerco» creando una segunda institución del otro lado de las vías, que genere un espacio público inclusivo y accesible para todos los vecinos.”
En función de esa posibilidad, comenzó en enero el dictado de talleres de arte, danzas y teatro, para unos ochenta alumnos de todas las edades; se dictan en el comedor comunitario Doña Leticia de Saldías y en un espacio del Malba. “Es importante mantener y extender los programas que estamos haciendo allá y acá, y a través de ellos vencer esa barrera”, aseveró ayer el empresario. Y reflexionó: “Esos talleres se seguirán dictando porque mantendremos el compromiso y la promesa inicial que hicimos a los vecinos. Aprendimos a ser más proactivos, no esperar que vengan sino ir nosotros hacia ellos”.
También adelantó que, ante la imposibilidad del Malba-Saldías, el consejo de administración del Malba considera ampliar la sede actual excavando por debajo de la plaza República del Perú, contigua al edificio existente, para lo que ya tienen autorización por ley. Los planes originales eran colocar una superficie vidriada del tamaño de una cancha de tenis que dejara ver, debajo, un paseo de esculturas y en los laterales, salas para niños y dos auditorios. “Pero ahora vamos a replantear los usos con una mirada a Saldías a los proyectos sociales”, prometió el presidente del museo.