Sin daños, la Casa de las Águilas

Tras la fuerte granizada del 28 de abril de 2021.

La fuerte granizada ocurrida el 28 de abril en la Ciudad de México provocó el colapso de la cubierta de la Casa de las Águilas en la Zona Arqueológica del Templo Mayor.

Tras el incidente, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero; el director general del INAH, Diego Prieto Hernández; el coordinador nacional de Museos y Exposiciones, Juan Manuel Garibay López; la directora del Museo del Templo Mayor, Patricia Ledezma Bouchan, y el director del Proyecto Templo Mayor, Leonardo López Luján, realizaron un recorrido en el lugar y revisaron los videos de las cámaras de seguridad.

Después de las valoraciones preliminares, se determinó que existieron daños en las estructuras de la techumbre y la barda perimetral; no obstante, las afectaciones en las estructuras prehispánicas son menores, recuperables y restaurables y de ello se ocuparán los especialistas.

De acuerdo con los protocolos, el INAH ya dio parte a la aseguradora y este jueves 29 de abril se proseguirá con los diagnósticos y la conciliación de daños, así como con las acciones de apuntalamiento y retiro de la techumbre colapsada, para dar paso a los peritajes correspondientes. Asimismo, se informa que el policía auxiliar, quien es guardia de seguridad de la zona arqueológica, resultó con daños leves, por lo que fue trasladado a un hospital, donde se le reporta estable.

La Secretaría de Cultura y el INAH informan que se hará lo necesario para que el Templo Mayor de Tenochtitlan sea protegido y que se trabajará en un proyecto de rediseño de cuatro cubiertas que protegen estructuras prehispánicas del Templo Mayor.

Con información de la Dirección de Medios de Comunicación del INAH.

Tomado arqueologiamexicana.mx

Recuperan una joya documental sumamente rara de los incas

Perú recuperó un valioso manuscrito con las memorias de los antiguos gobernantes incas que había desaparecido durante la ocupación de Lima por las tropas chilenas en la Guerra del Pacífico (1879-1884).

AFP.- El manuscrito «Recuerdos de la monarquía peruana o bosquejo de la historia de los incas» se escribió en la década de 1830 por Justo Apu Sahuaraura Inca (1775-1853), descendiente por línea materna del emperador inca Huayna Cápac (1493-1525) y del príncipe Cristóbal Paullo Inca (1518-1549).

«El valor de este documento del año 1838 es incalculable. Siempre se consideró una joya documental sumamente rara, no tenemos otro caso de está naturaleza», dijo a la AFP.

Gerardo Trillo, director de Protección de Colecciones de la Biblioteca Nacional, al presentar el valioso manuscrito hallado en Brasil. Miembro de la nobleza indígena de Cusco, sacerdote católico y prócer de la Independencia de Perú, Sahuaraura se dedicó a rescatar la memoria del imperio inca, que cubrió en los siglos XV y XVI la zona occidental de Sudamérica desde el sur de Colombia al centro de Chile.

El investigador solía autodenominarse el «último descendiente del linaje imperial de los incas».

Para este manuscrito, Sahuaraura consultó documentos –hoy extintos– con los que retrató el periodo inca hasta la llegada de los españoles en el siglo XVI. El texto contiene información sobre el Inca Garcilaso de la Vega, el primer intelectual mestizo de América (1539-1616), así como una serie de relatos del ingreso de los españoles a Cusco, la capital del imperio inca, en el sureste de Perú.

Además, incluye una cronología incaica y otra información. «Es un manuscrito bastante raro, extraño porque lleva laminas iluminadas con color que representa a los diferentes incas», comentó Trillo.

El funcionario explicó que esta joya documental se obtuvo de la Biblioteca Nacional del Perú durante la ocupación de Lima entre 1881 y 1883 por el ejército chileno en la Guerra del Pacífico, que enfrentó a Perú y Bolivia contra Chile.

«En ese proceso desapareció de la biblioteca y llegó a Chile, pero no fue a parar a su biblioteca, sino a manos de coleccionistas», explicó Trillo.

La Dirección de Bibliotecas de Chile ha restituido a Perú en años recientes 4,518 libros llevados desde la Biblioteca Nacional de Lima durante la ocupación. En noviembre de 2019, la familia brasileña Mindlin accedió a entregar el valioso manuscrito que poseía desde 1970 a la Biblioteca Nacional de Perú, lo que se realizó a través del consulado peruano en Sao Paulo.

«Ha sido una década de gestiones para que esta joya documental sea devuelto. Incluso invitamos para quienes lo poseían para que contribuyan con la memoria histórica de los peruanos. En esos términos se hizo la devolución», señaló Trillo. Una vez de regreso en la Biblioteca Nacional de Lima, el manuscrito se digitalizó y se puede consultar en línea.

Tomado de ngenespanol.com

Cómo la pesca ilegal de la “cocaína del mar” en México amenaza la existencia de la vaquita marina

El explorador Jacques Cousteau decía que el mar de Cortés, en el noroeste de México, es “el acuario del mundo”.

Uno de sus tesoros es la vaquita marina, una marsopa plateada con grandes ojos de panda. Pero sus días pueden estar contados por la pesca ilegal de otra especie protegida: la totoaba.

Se trata de un pez que puede crecer tan grande como una vaquita marina y que era un alimento antes de ser incluido en la lista de especies amenazadas de México.

“Lo pescábamos en los años 60 y 70”, recuerda Ramón Franco Díaz, presidente de una federación de pescadores en la localidad costera de San Felipe, en la península de Baja California.

“Entonces vinieron los chinos con sus maletas llenas de dólares y compraron nuestras conciencias”.

Los asiáticos llegaron buscando la vejiga natatoria de la totoaba, un órgano que ayuda a los peces a mantenerse flotantes. En China es muy valiosa por sus presuntas propiedades medicinales, las cuales no están comprobadas.

Según la ONG Earth League International, las vejigas natatorias secas de 10 años pueden venderse por US$85.000 el kilo en China. Los pescadores de San Felipe ganan solo una pequeña fracción, pero siendo una comunidad pobre, el negocio ha florecido por la llamada “cocaína del mar”.

“Los pescadores ilegales pueden ser vistos a plena luz de día con sus redes ilegales y sus totoaba”, dice Franco Díaz.

Sueltan un “muro bajo el agua”

Todas las tardes, durante la temporada, las camionetas que remolcan botes de pesca bajan por una rampa en la playa pública de la ciudad y las sueltan en el agua.

La mayoría de estas embarcaciones no tienen licencia y sus pescadores usan redes que pueden matar a la vaquita marina.

“Las redes de enmalle pueden tener cientos de metros de largo y 10 metros de alto“, dice Valeria Towns, que trabaja con una ONG mexicana, el Museo de la Ballena.

“Se convierten en un muro bajo el agua“, afirma.

Para proteger a la vaquita, este tipo de redes de enmalle están prohibidas en la parte alta del Golfo. Sin embargo, son muy utilizadas, incluso por pescadores con permisos de pesca de rodaballo o langostino.

Las más peligrosas para la vaquita marina son las redes de malla grande que se utilizan para la totoaba. “No es fácil para los mamíferos marinos liberarse de ellas, la vaquita queda atrapada”, cuenta Towns.

Frente a la costa de San Felipe, se supone que toda la pesca comercial está prohibida dentro del Refugio para la Protección de la Vaquita Marina, un área de más de 1.800 kilómetros cuadrados. Dentro del refugio hay una zona más pequeña de “tolerancia cero”.

El Museo de la Ballena apoya a un puñado de pescadores interesados en acabar con la dependencia de las redes de enmalle y patrocina alternativas a la pesca como el cultivo de ostras.

También es una de las ONG que retira las redes de enmalle del área protegida. Esta es una actividad que ha aumentado las tensiones entre los lugareños y los conservacionistas.

El 31 de diciembre de 2020, un pescador murió y otro tuvo heridas graves después de que su barco de pesca chocara con un barco más grande perteneciente a la ONG internacional Sea Shepherd que estaba quitando redes de enmalle.

Los hechos son controvertidos, pero el resultado fue un motín en San Felipe, donde atraca el barco del Museo de la Ballena.

“Iban a quemar nuestro barco”, dice Towns, que estaba en el mar en ese momento, probando redes aptas para las vaquitas.

“Cuando regresé, otros pescadores que trabajan con las redes alternativas estaban defendiendo nuestro barco, diciéndoles: ‘¡Este no es su enemigo! No quemen este barco'”.

El barco se salvó, aunque quedó con algunas ventanas rotas. La Marina de México no tuvo tanta suerte, pues una de sus lanchas de patrullaje fue incendiada en el puerto.

Ahora hay una tregua incómoda.

La Marina dice que continúa patrullando y retirando las redes del santuario. Pero hay pocas ONG involucradas: el Museo de la Ballena espera un permiso para reanudar el trabajo y el barco Sea Shepherd nunca regresó a San Felipe después del incidente.

“Gente loca con armas”

La impunidad y la ausencia de fuerzas de seguridad pueden explicar por qué decenas de barcos salen de la playa de San Felipe en la búsqueda de totoaba en el santuario.

“Ni una sola autoridad los detiene”, se queja Ramón Franco Díaz. “Si te atreves a acercarte a ellos, te dispararían. El crimen organizado ha robado el mar de Cortés”.

Un hombre que antes pescaba totoaba dice: “Ahora ves a muchos locos con armas”.

Los violentos sucesos del 31 de diciembre fueron noticia internacional y pusieron a San Felipe en el centro de atención.

Ahora el gobierno mexicano está considerando propuestas que podrían gustarle a los pescadores, pero enfurecerán a los conservacionistas preocupados por el precario destino de la vaquita marina.

Uno es levantar el estatus de especie en peligro de extinción de la totoaba. Otro es legalizar la otra pesca que ya se realiza en el santuario.

“Queremos establecer diferentes zonas de pesca, por ejemplo, para la corvina y el camarón”, dice Iván Rico López, del grupo de trabajo del gobierno que explora la sostenibilidad en la parte alta del Golfo.

“El santuario es enorme. Si se mantiene la prohibición de pescar allí, los pescadores simplemente no comerían. Así que tenemos que avanzar hacia la legalización de la pesca”.

El gobierno mexicano también ha distribuido 3.000 “suriperas”, unas redes seguras para las vaquitas marinas. Pero los pescadores se quejan de que con ellas se reducen sus capturas en un 80%.

“Tenemos que buscar formas de aumentar eso”, dice Rico López. “Estamos buscando alternativas, pero tenemos que convencer a las comunidades: si no están involucradas en la toma de decisiones, no lo lograremos”.

¿Es posible proteger a este precioso mamífero y garantizar que los lugareños sigan viviendo?

En San Felipe, el comercio ilícito de totoaba, la amenazante participación del crimen organizado y la poca diversidad económica crean una mezcla tóxica.

También existe una arraigada cultura de la pesca tradicional.

Valeria Towns tiene una advertencia para las familias de pescadores de San Felipe que ignoran el llamado para hacer cambios para salvar a la vaquita: “No creo que nadie vaya a comprar productos de un área donde la gente provocó la extinción de una especie”.

Después de la temporada de totoaba, ¿apostaría a que la vaquita marina sobrevivirá hasta el próximo año?

“¡Por supuesto! Siempre hay esperanza. Si no, no estaría aquí”, dice sin dudarlo.

Tomado de bbc.com

Más de 600 monedas grecorromanas robadas fueron restituidas al Museo Histórico Nacional

El Ministerio de Seguridad informó a través de un comunicado que la colección es de las más importantes de su tipo en la región y posee un valor incalculable en el mercado de coleccionismo internacional.

Una colección de más de 600 monedas grecorromanas, que habían sido robadas del Museo Histórico Nacional, fueron restituidas este martes a esa institución después de haber sido recuperadas mediante un operativo realizado por el Departamento Protección del Patrimonio Cultural de la Policía Federal Argentina durante el año pasado.

“Nuestro agradecimiento a la Policía Federal Argentina, fundamentalmente a Interpol, por la investigación y la tarea que llevaron adelante, en defensa de nuestro patrimonio, y para que esta colección pueda volver al Museo Histórico Nacional. Se trata de una colección de enorme valor numismático e histórico con lo cual ha sido muy importante esta recuperación; ahora continuaremos trabajando con nuestros museos para cuidar nuestro patrimonio histórico que le pertenece a todas y todos los argentinos”, expresó el ministro de Cultura, Tristán Bauer.

Por su lado, la ministra de Seguridad, Sabina Frederic señaló: “para mí es una gran satisfacción estar aquí en el Museo, acompañando la restitución de estas monedas tan valiosas del patrimonio cultural argentino. Quiero destacar la tarea que ha hecho la Policía Federal Argentina para identificar a los responsables y el trabajo que realizaron las y los trabajadores de la fuerza para que la inmensa mayoría de las monedas robadas puedan estar hoy aquí en el Museo”.

Cómo se recuperaron las monedas

El procedimiento, que permitió recuperar las monedas, tuvo su punto de partida en marzo de 2020 cuando, a pedido de la Fiscalía Federal N° 9, a cargo del Dr. Guillermo Marijuán, se inició una importante investigación a raíz de una denuncia que había recibido el magistrado.

El denunciante, un coleccionista de numismática, aseguró haber recibido de buena fe un lote de monedas coleccionables y, con la ayuda de un experto, se determinó que podrían ser las piezas robadas.

Como parte del trabajo de la PFA, se confirmó, mediante una comunicación con el Museo Histórico Nacional, el faltante de unas 948 monedas de la colección que había sido adquirida en 1823 por el entonces presidente Bernardino Rivadavia; la misma no se encontraba en exhibición, sino que estaba resguardada en un depósito especialmente acondicionado y con acceso restringido para el personal del establecimiento.

A partir de ello, las y los detectives de la Policía Federal lograron individualizar a tres personas, empleadas del lugar, que habían hurtado las piezas históricas para luego comercializarlas en el mercado negro.

Como paso siguiente, la Fuerza Federal incorporó el pedido de secuestro de la totalidad de las monedas a nivel nacional mediante su inclusión en la Base de Datos de Bienes Culturales Sustraídos de la PFA y en el plano internacional en la Base de Datos de Obras de Arte Robadas de INTERPOL, cuyo acceso alcanza a los 194 países miembros del organismo.

Con todo lo recolectado durante la investigación, el Juzgado Federal nro. 12, a cargo del Dr. Rodolfo Canicoba Corral, ordenó una serie de allanamientos en el Museo y en domicilios particulares vinculados a los investigados. El resultado fue la detención de los tres sospechosos, la recuperación de 604 monedas históricas y la incautación de teléfonos celulares y dinero en efectivo.

El origen de las monedas

La colección numismática del museo data de 1823 cuando Bernardino Rivadavia compra a M. Dufresne de Saint-Leon una colección de monedas griegas y romanas que habían pertenecido a R. P. Casone, guardián del Gabinete de Medallas del Vaticano.

Esta colección numismática, luego pasaría a formar parte del Museo Público de Buenos Aires creado por decreto de Rivadavia; dicha colección abarca un arco histórico que parte del siglo V a.C y llega hasta el siglo VI d. C.

Más adelante, en enero de 1947, la colección fue transferida al Museo Histórico Nacional a través de un decreto presidencial.

En 2017, se inició un proceso de puesta en valor y regularización de la situación patrimonial de las 1.692 monedas griegas y romanas antiguas.

Los dos objetivos centrales fueron: poner en valor la colección numismática a partir de la identificación, descripción, catalogación y la digitalización, y por otro lado, reorganizar los espacios de guarda de la colección a partir de la evaluación del estado de conservación de las mismas.

Durante el acto de entrega y su rúbrica oficial estuvieron presentes, además, el director del Museo Histórico Nacional, Gabriel Di Meglio y el jefe de la Policía Federal Argentina, Juan Carlos Hernández.

Tomado de telam.com.ar