Moái kavakava, el misterioso ícono Rapa Nui que será subastado en más de 650 millones de pesos en EE.UU.

Figura tallada en madera en 1860 saldrá a la venta con un precio base de US$ 800.000. Originalmente creados como marionetas para contar historias, estas estatuillas fueron sacadas de la isla antes de que ésta sea anexada a Chile. 

La cultura Rapa Nui está llena de misterios, enigmas, símbolos e historias ancestrales, muchas de ellas aún sin resolver. Su principal imagen son los moái, estatuas monolíticas humanoides construidas de piedra en la cantera del volcán Rano Raraku.

Dentro de esta mística isleña, en el siglo XIX surgieron una serie de figuras, cada una con sus propias características. Son los moái kavakava, una clásica pieza pascuense de la década de 1860.

Tallados en madera, de aspecto alargado y de costillas marcadas, según la historia, la figura se utilizaba para proteger a las familias de los espíritus malignos, y también como marionetas para contar historias.

Si bien hoy existe plena conciencia del patrimonio y en la isla todo está protegido, antiguamente no era así. No era extraño que algunos visitantes se llevaran objetos. Incluso moáis de tamaño real. En aquel entonces, Isla de Pascua aún no estaba anexada a territorio nacional, por lo que este tipo de figuras no está amparada en la actual legislación que protege el patrimonio rapanui.

La figura mide 47 cms. Será subastada el próximo 2 de julio en Estados Unidos.

El año pasado ya circuló uno de estas figuras y fue vendida en US$ 958 mil. El próximo 2 de julio, los coleccionistas tendrán la oportunidad de adquirir nuevamente una de estas exclusivas piezas.

Pieza tallada a mano hace 160 años

La casa de subasta Bonhams, ubicada en Los Angeles, Estados Unidos, rematará un moái kavakava de 47 cms. de largo. El precio base para poder entrar en el remate es de US$ 800.000, unos $657 millones de pesos.

La pieza tiene un amplio recorrido. Fue subastada por primera vez en 1983 en Nueva York, luego en Londres en 1991. Un año después la adquirió un coleccionista español y finalmente llegó a manos de sus actuales dueños, perteneciente a la Colección de Mark y Carolyn Blackburn en Honolulu, Hawaii.

Fredric Backlar, especialista consultor en arte africano, oceánico y precolombino de Bonhams, quien está cargo de la subasta, señala a Qué Pasa que “existen 85 moái kavakava conocidos, que se hicieron antes de que los artistas comenzaran a hacerlos comercialmente después de 1860. Esta es una pieza diferente a la que se subastó el año pasado en París”, explica.

Desde Los Angeles, Backlar explica que al igual que sus antepasados polinesios, “las artes de Rapa Nui incluían tallados de madera, textiles, música, danza y tatuajes del cuerpo humano. El medio por el que los artistas son más famosos son los tallados de madera figurativa (moái miro), curiosas formas humanas y animales combinados, que incluyen pájaros, lagartos y anguilas marinas. Quizás la más enigmática de estas figuras son los moái kavakava, como la pieza que presentamos para la venta”.

Fotografía de la cantera de Rano Raraku, lugar donde se tallaban los moái en Isla de Pascua.

Debido al desarrollo del Covid-19, “será una venta en vivo y en línea, lo que significa que habrá un subastador a puerta cerrada con ofertas telefónicas, en línea y sin público presente. Nadie estará en la audiencia haciendo una oferta”, explica Backlar.

“Quisiéramos ver esta pieza en la isla junto a la cultura que la creó”

Pedro Edmunds, alcalde de Rapa Nui desde 2012, siempre se ha mostrado en contra de la venta de este tipo de artículos. “No está bien, tienen un historial ancestral. Es similar a lo que ocurre con el moái en Londres, es lo mismo. Desde el punto de vista legal, no tenemos nada que hacer. Pero se podría establecer un puente con la persona que lo adquiera, para retornarlo a la isla. Se me ocurre esa idea y a través de esa complicidad que vuelva a Isla de Pascua”.

Consuelo Valdés, ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, es clara con respecto a este tipo de figuras. “Nuestra postura como Ministerio en torno a ciertos bienes culturales pertenecientes a los pueblos originarios presentes en el país, es procurar y colaborar para que éstos retornen a su lugar de origen, donde su significado posee un valor simbólico y cultural. En este caso, quisiéramos ver esta pieza en la isla junto a la cultura que la creó, tal como lo hemos impulsado con varias piezas de la colección Rapa Nui del Museo Nacional de Historia Natural que hemos devuelto al Museo Antropológico de la isla”.

“El consejo de ancianos de la isla siempre está alerta y pendiente de hacer gestión para el retorno de nuestros ancestros. Y este es un tema, que si bien no lo he hablado con ellos, ahora que me lo mencionas puedo hablarlo en la semana con el presidente del consejo y ver que ellos se hagan parte de esto. A lo mejor ellos lo entregaron de buena fe en esa época, y hoy día se comercializa. Eso no está bien. Hoy no hay ninguno en la isla”, explica Edmunds.

Debido a que piezas como el moái kavakava no pueden acogerse a la legislación actual que protege el patrimonio rapanui, ya que Isla de Pascua se anexó al territorio chileno 20 años después del paso de la fragata HMS Topaze, y recién en 1935 la isla comenzó a tener protección del Estado al ser declarada como Monumento Nacional, “esto no significa que no tenga valor patrimonial, sino que las herramientas para aproximarse a estos casos no dependen de la legalidad local ni internacional, sino que de la diplomacia. Y es por esa vía que hemos realizado y apoyado retornos que están en agenda”, añade la ministra.

Operativo Medico Fach en Isla de Pascua
Las tradiciones tienen un valor fundamental en Isla de Pascua.

La actual postura del Ministerio apunta a restituir bienes culturales y patrimoniales. “Sumado a las piezas albergadas en el Museo Nacional de Historia Natural que hemos regresado, el año pasado se firmó un acuerdo con los reyes de Noruega para restituir los bienes arqueológicos del museo Kon Tiki, mientras avanzamos para concretar el sueño de construir un nuevo Museo Antropológico en Rapa Nui, cuyos terrenos ya fueron destinados a nuestro ministerio por parte de Bienes Nacionales. Si bien, entendemos que existe un mercado en torno a piezas de este valor, como ministerio, y sobre todo respetando el deseo de la comunidad Rapa Nui, quisiéramos que tanto esta pieza como todas las que se encuentran en otros lugares del mundo, retornen a la isla”, explica Valdés.

Kavakava: marioneta llena de símbolismo e historia

El experto a cargo de la subasta pone en valor la cultura Rapa Nui. “La Isla de Pascua es la isla más aislada de toda Oceanía, y forma el punto sureste del triángulo polinesio con las islas hawaianas al noroeste y Nueva Zelanda al suroeste. Viviendo en completo aislamiento, con relativa estabilidad, y sin duda felicidad por alrededor de 1000 años, la gente de la Isla de Pascua, los Rapa Nui, construyeron plataformas de piedra alrededor de la isla en el siglo XII y las gigantescas estatuas de piedra monolíticas (moái) de renombre mundial que establecieron en el siglo XIV”.

Figuras como el moái kavakava tienen un significado muy profundo. “Todo eso está arraigado en nuestra historia, en nuestra mitología, y nosotros lo vivimos y revivimos todo el tiempo a través de nuestros hijos, a través de las actividades culturales que tenemos durante el año. La cultura está viva”, señala Edmunds.

“Si bien esta pieza no tiene una fecha clara de salida de la isla, se puede observar la calidad y fineza de su tallado, que según los cálculos de nuestros profesionales del Museo Antropológico de Rapa Nui podría tratarse de un kavakava de principios del siglo XIX o incluso fines del S. XVIII, aunque también es posible que haya salido después de la llegada de los misioneros (segunda mitad del S. XIX). Hay pocas piezas documentadas que sabemos que salieron de la isla previo a ese acontecimiento. De todas maneras este kavakava es bastante reconocido por su estilo y por ser un ejemplo muy fino del tallado rapanui en madera. Y es precisamente el tipo de escultura que la comunidad quisiera recuperar”, argumenta la ministra de Cultura.

“El kavakava en la parte del pescuezo tiene un hueso sobresaliente y tiene un agujero, que sirve para amarrarle una pita. Se utilizaba para contar una historia e ir moviéndolo”, relata Edmunds.

“El kavakava fue fabricado, hecho para contar historias verídicas en la época, pero a través de la mímica, con marionetas. El kavakava en la parte del pescuezo tiene un hueso sobresaliente y tiene un agujero, que sirve para amarrarle una pita. Se utilizaba para ir contando una historia e ir moviéndolo. Simboliza un hecho verídico, algo que pasó”, revela el alcalde.

En relación a la cultura Rapa Nui, los mitos de la isla siempre han atrapado la imaginación del mundo. “El asentamiento de Rapa Nui representa la culminación de una de las mayores hazañas de determinación y habilidad de navegación en la historia humana. Durante generaciones, la construcción de los moái requirió la tala de árboles en la isla, lo que condujo a la deforestación y, por lo tanto, a la erosión del suelo, hambruna, entre otros”, señala Backlar.

Lamentablemente, “después llegaron barcos occidentales, muchos con necesidad de alivio de sus largos viajes, lo que comenzaron a explorar el Pacífico en el siglo XVIII. A principios del siglo XIX, los barcos balleneros habían comenzado a poblar el Pacífico, aumentando su número de visitas e intercambios con los pueblos indígenas”, explica Backlar.

Por: Carlos Montes

Tomado de: https://www.latercera.com/que-pasa/noticia/moai-kavakava-el-misterioso-icono-rapa-nui-que-sera-subastado-en-mas-de-650-millones-de-pesos-en-eeuu/UKNZVOO5GVGB5AH76FD4NG3PEA/

Robo de arte sacro, cotidiano e impune

La seguridad en las iglesias es un factor rebasado, lo que propicia que los hurtos queden sin castigo

Esa mañana, la persona que abría las puertas de la parroquia de Azcapotzalco se percató del vacío. Desierto, sin ápices de la reliquia colgante; sólo ausencia. El óleo de la Santísima Trinidad estaba perdido y de él únicamente quedaba el recuerdo de los fieles, una imagen y una carpeta en la Procuraduría General de Justicia (ahora Fiscalía) que podría sumarse a los casos de robo de arte sacro que quedan en la impunidad.

La Parroquia de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago fue el lugar donde en noviembre de 2019 se registró el hurto de una obra de arte del siglo XVIII, por lo que se abrió un expediente que hasta el momento no ha dado resultados.

La seguridad en las iglesias ha sido un factor rebasado, pues en la parroquia ocurrió el robo pese a tener un letrero en el que se advierte que hay vigilancia las 24 horas.

Algo similar pasó a inicios de 2019 en la catedral de Tenancingo, Estado de México, donde dos sujetos se quedaron durante la noche en el interior y se llevaron la corona de oro de la Virgen.

A este factor se suma que las iglesias no tienen la capacidad de revisar el flujo de visitantes, por ello una de las líneas de investigación es que hay personas que roban las obras por encargo, pues miembros de la comunidad han notado que hay quienes visitan en varias ocasiones los templos, toman fotografías de sus tesoros y poco después las obras desaparecen.

Se trata de un delito cuyos índices con exactitud se desconocen por completo porque se carece de un panorama real del robo y tráfico de arte sacro. 

Javier Martínez Burgos, investigador del Departamento de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dijo que uno de los elementos que complica la interposición de denuncias es la dificultad de las comunidades para desplazarse a otros lugares donde haya una agencia de la Fiscalía.

El mayor problema para iniciar una denuncia es que se carece de información de las piezas para que se pueda levantar un reporte. Es decir, no se tienen detalles y hacen falta imágenes que permitan conocer las características de las piezas.

Entre el comercio 

ilegal y legal

En 2009, la Interpol aseguró que el comercio ilegal de las piezas de arte sacro en América Latina ascendía a 20 millones de dólares mensuales y, según Javier Martínez Burgos, museos y galerías propiciarían estas transacciones.

Realizar estas negociaciones está penado; en la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicas se indica que al que pretenda sacar o saque de México un monumento sin permiso del INAH, se hará merecedor de cinco a 12 años de prisión y de 3 mil a 5 mil días de multa; y en el caso de quien ordene o financie las conductas descritas, se incrementará una mitad esas penas.

Luis López Morton, fundador de la casa de subastas que lleva su nombre, con una historia de 32 años y que ha realizado más de 2 mil subastas, coincide en señalar el problema que se ocasiona al no contar con catálogos e información sobre las piezas de arte sacro:

“En México no hay un registro que sea certero de lo robado o una lista con fotografías y que diga o precise si aparecen estas piezas que puede que hayan sido sustraídas de un templo, una iglesia o algún otro lugar. No se tiene ese registro al que, como en otros países, uno pueda entrar y revisarlo”, destacó.

Esta falta es lo que los ha llevado a trabajar con Art Loss, pues la plataforma, a la cual pagan una cuota anual para que les revisen los catálogos y subastas, les avisa si hay denuncias para que, si es el caso, se retiren las piezas y se proceda a arreglar la situación. “Una cuestión así en México no existe”, enfatiza.

En diciembre de 2018, la casa se vio involucrada en la oferta de unas esculturas del siglo XVIII de Santa Ana y San Joaquín que fueron robadas en 2001 de una iglesia de Puebla; en esa ocasión, los sujetos también se llevaron varias obras del siglo XIX y una pintura de San Francisco de Asís del siglo XVIII.

Sin embargo, fue gracias a Art Loss, servicio que tienen contratado desde hace tres años, que en Morton recibieron un aviso y se pudo detener el ofrecimiento de dichas piezas de origen ilícito.

 

Tomado de: https://pulsoslp.com.mx/nacional/robo-de-arte-sacro-cotidiano-e-impune/1072131

En Perú logran repatriación de bienes culturales de Argentina

Ministerio de Cultura informa, también, que el Gobierno de México devolverá 37 piezas arqueológicas.

Seis piezas arqueológicas pertenecientes a las culturas Nazca, Huari, Chimú e Inca fueron repatriadas desde Argentina, gracias a la gestión conjunta de especialistas del Ministerio de Cultura y de funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores.
 
Una vez en suelo peruano, expertos de la Dirección de Recuperaciones de la Dirección General de Defensa del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura, realizaron la evaluación técnica que confirmó la autenticidad del material.
 
La restitución y repatriación del mencionado patrimonio cultural formó parte de la causa judicial denominada “Causa Daniel Ramón Suárez”, llevada a cabo dentro del debido proceso en el seno de la justicia argentina.
 
Esto fue comunicado con otros casos al Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, por el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) del hermano país del sur.
 
La ceremonia oficial de entrega de las piezas arqueológicas al Ministerio de Cultura, se celebrará en los próximos días en el Palacio de Torre Tagle, junto con la devolución de otros bienes culturales repatriados.
 
México
 
De otro lado, un total de treinta y siete piezas arqueológicas pertenecientes a las culturas Inca, Chancay, Nazca, Chimú, Huari, Pativilca, Lambayeque y Vicus, se encuentran en proceso formal de repatriación desde México.
 
En septiembre del 2019, la cancillería peruana informó al ministerio de Cultura la entrega de este valioso conjunto de bienes culturales a la embajada del Perú por parte de altas autoridades oficiales de México, luego que el Instituto Nacional de Arqueología e Historia (INAH) de este país, catalogara las piezas como pertenecientes a nuestro patrimonio.
 
Personal especializado verificó la autenticidad del material mediante evaluación técnica, y remitió a la Cancillería de la República el informe respectivo para proseguir con las gestiones del retorno.
 
Tomado de: https://elperuano.pe/noticia-logran-repatriacion-bienes-culturales-argentina-89581.aspx

Chiribiquete: cómo es y cómo se descubrió la monumental “Capilla Sixtina” de la arqueología de América

En lengua karijuna, la que hablaron los indígenas que habitaron el sur de Colombia durante siglos, Chiribiquete es el “cerro donde se dibuja”. Y no es cualquier dibujo.

Este parque nacional de Colombia, declarado patrimonio cultural y biológico de la humanidad por la UNESCO en 2018, ha sido definido como la “Capilla Sixtina” de la arqueología en América Latina.

Pero hasta hace pocos años, nada se sabía de este lugar. Hasta que el arqueólogo y antropólogo colombiano Carlos Castaño se vio obligado a desviarse en un viaje hacia el Amazonas colombiano y se encontró con esta maravilla: Una colección de murales con más de 75.000 pinturas rupestres donde el jaguar es protagonista, en medio de un hábitat de riqueza biológica casi intacta.

Y con algunas que datan, de acuerdo al registro de varios investigadores, de hace unos 20.000 años.

Castaño, autor del libro Chiribiquete, la maloka cósmica de los hombres jaguar” y director de la fundación Herencias -que se dedica a la conservación del parque- habló con BBC Mundo en el contexto del HAY Festival Querétaro, que se realiza virtualmente la primera semana de septiembre.

¿Es verdad que usted descubrió Chiribiquete por casualidad, porque se desvió la avioneta donde viajaba?

En 1986 yo era director de Parques Nacionales de Colombia y por esa razón me tocó planear un viaje desde Bogotá hasta el parque nacional Amacayacu.

En ese momento teníamos asignado un avión Cessna 206 para seis pasajeros.

Este recorrido es bastante dispendioso y largo.

En ese avioncito debía, ante todo, considerar el abastecimiento de gasolina y por eso la ruta estaba llena de escalas: Bogotá, Villavicencio, San José del Guaviare, La Pedrera y finalmente Leticia, que es la principal ciudad colombiana en la región de la Amazonía.

BBC

 

Pero saliendo de San José del Guaviare nos tocó una tormenta muy fuerte que se fue agudizando, lo que nos obligó a revisar el rumbo. Tomamos la decisión de irnos hacia el sur más bien, dándole la vuelta a la tormenta, pero ésta nos fue arrinconando progresivamente.

Se nos cerraron todos los caminos, nos fue empujando hacia el sur por una ruta que en su momento no era nada convencional y terminamos, casi una hora de vuelo después, observando en el horizonte una serranía que para mí era totalmente desconocida y que nos llamó mucho la atención porque no estaba registrada en el mapa del avión.

Y decidieron acercarse…

Sí, en la medida que nos íbamos acercando se fue despertando cada vez más mi interés, pero sobre todo mi desconcierto de empezar a ver una geomorfología tan absolutamente diferente a lo que yo había visto a lo largo de toda mi vida en el país.

Quedé muy sorprendido de esta formación geológica y esa monumentalidad, de ese relieve tan espectacular, tan sobrecogedor, que claramente nos fue absorbiendo, absorbiendo, en el sentido de querernos acercar más y más.

Carlos Castaño en ChibiriqueteDerechos de autor de la imagenJOTAARANGO/FUNDACIONHERENCIA
Carlos Castaño observando varios de los miles de dibujos de arte rupestre en Chiribiquete.

 

Y entramos precisamente por uno de los sitios que reviste la mayor monumentalidad y significancia desde el punto de vista paisajístico, porque es donde están los relieves más altos: aproximadamente a 900 metros de altura sobre el nivel del mar, lo cual contrastaba fuertemente con el resto del perímetro, que es esa abrumadora extensión de selva.

Y que además estaba en un inmejorable estado de conservación.

TepuysDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Las formaciones encontradas en Chiribiquete son llamadas tepuys.
GETTY IMAGES
En 2018, el expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos, decretó la extensión del parque nacional de Chiribiquete.

 

Después de 30 años de trabajos allí, ¿cómo define a Chiribiquete?

Pues yo defino este sitio como uno de los lugares más emblemáticos, sin lugar a dudas, del arte rupestre americano.

Es un lugar absolutamente trascendente por su significación simbólica y cosmogónica, que lleva quizás a los momentos más tempranos del poblamiento de América, ya que las fechas que hemos encontrado allí no sólo son extremadamente antiguas, sino que ponen de relieve este arte rupestre de Chiribiquete como una de las manifestaciones culturales más pretéritas del continente.

Pero un aspecto sobresaliente es que poco a poco se va haciendo evidente el carácter absolutamente sagrado y ceremonial de esta serranía en el contexto de la historia cultural amazónica.

Más allá de la monumentalidad de todo lo que hemos encontrado -que hasta el momento son cerca de 70 megamurales con miles de pinturas rupestres y que esto, dicho sea de paso, es apenas el abrebocas de todo lo que hay allí-, estamos ante un lugar muy sobresaliente desde el punto de vista espiritual y, por qué no decirlo, artístico.

Serranía de Chibiriquete.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Castaño señala que todavía queda por explorar cerca del 70% del parque.

 

Sin lugar a dudas, el calificativo que le dimos al comienzo, sin tener en cuenta la dimensión de lo que hemos venido descubriendo, se acomoda muy bien: Chiribiquete es la Capilla Sixtina de la Amazonía, absolutamente monumental.

Monumental en su exquisitez, en la calidad de los diseños de las iconografías, en su significancia, su carácter sacro.

Ahora, una de las grandes implicaciones que tiene actualmente este lugar es que hemos podido comprobar que el arte todavía sigue siendo usado y lo siguen pintando comunidades indígenas no contactadas, o por lo menos en aislamiento voluntario, lo que lo convierte en el único sitio que conozcamos a nivel mundial donde esto todavía ocurre.

Estadio de ChiribiqueteDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
A esta formación se le conoce como “El estadio” de Chiribiquete.

 

Todos estos aspectos, además, se conjugan con la significancia desde el punto de vista natural del lugar, pues es un refugio pleistocénico.

Hay pocos sitios en el mundo con estas condiciones, estas características de insularidad, endemismo, fragilidad y biodiversidad.

Usted señala “Simple y llanamente, esto es lo más grande de la pintura rupestre”. Es una afirmación categórica teniendo en cuenta que existen otras joyas como Altamira y Lascaux, ¿Cómo sustenta esta afirmación?

Yo la verdad no recuerdo haberlo dicho a nivel mundial. Lo que sí creo es que a nivel continental es un sitio excepcional.

Pero además, lo más inexplicable a mi juicio es haber descubierto una tradición cultural desconocida, por lo menos en Colombia, pero que poco a poco nos revela que tiene unas raíces muy profundas en otros países, en otros contextos.

ChibiriqueteDerechos de autor de la imagenJOTAARANGO/FUNDACIONHERENCIA
Chiribiquete es una combinación de maravilla natural y arqueológica.

 

Uno podría casi que seguir la línea, como lo he venido haciendo a través de toda investigación, de pertenecer a una cultura milenaria.

Sin lugar a dudas lo que sorprende más es que esta tradición cultural, a diferencia de otra gran cantidad de sitios del mundo, se ha mantenido durante siglos enteros.

Esto que digo es una cosa sin precedentes. ¿Cómo explicar que aún se sigan dibujando los mismos estilos y las mismas composiciones, manteniendo una identidad en el diseño a lo largo del tiempo?

Y dentro de esto, hemos encontrado un aspecto muy trascendente del arte rupestre de Chiribiquete, que nos acerca mucho al entendimiento de un concepto fascinante, muy transversal en el neotrópico americano, es decir, desde México hasta Argentina, que está asociado con la representación del jaguar.

JotaArango/FundacionHerencia
 
Chiribiquete fue un centro de pensamiento cosmogónico que de alguna manera tuvo
un impacto muy importante dentro del continente suramericano”
Carlos Castaño
Arqueólogo

A mí no me cabe la menor duda de que estamos frente a un centro de pensamiento cosmogónico que tuvo un impacto muy importante en el advenimiento de muchas otras manifestaciones dentro del continente suramericano, y desde Mesoamérica hasta la Patagonia.

Usted señala que se han encontrado cerca 75.000 dibujos, que representan entre el 5% y el 8% de todos los dibujos que hay allí… Eso significa que hay un tesoro más grande.

Por supuesto, hay que entender varias cosas en ese sentido.

La primera, que ésta es una serranía muy extensa, tiene 300 kilómetros de longitud y con un ancho máximo de 50 kilómetros en la parte sur. En la parte norte es muchísimo más estrecha. Nosotros hemos enfocado todo nuestro trabajo apenas en la parte norte y algo de la parte central. Todo lo demás está por explorar.

Yo llevo 30 años investigando este parque y ha costado un enorme esfuerzo localizar muchos de estos murales, que están en sitios muy inaccesibles. No hay otra forma de acceder que en helicóptero y aún desde el aire es muy difícil encontrar estos lugares fácilmente.

Nos ha tomado tres décadas localizar estos 70 y pico de murales, pero sin lugar a dudas hay una infinidad de lugares más en Chiribiquete y, por lo que hemos podido observar, la tradición sale incluso de la propia sabana de Chiribiquete y se encuentra ampliamente representada en otras serranías, con unos matices particulares y sutilmente diferenciados. Digamos, a medida que nos alejamos del epicentro que es Chiribiquete, el trabajo pictórico se va volviendo cada vez más geométrico y abstracto.

Serranía de ChibiriqueteDerechos de autor de la imagenPARQUES NACIONLES DE COLOMBIA 

Hasta ahora es poco lo se ha explorado de la serranía de Chiribiquete.

 

Usted señala que en Chiribiquete habitó el primer hombre en América, ¿cómo sostiene esta afirmación?

Los arqueólogos nos cuidamos mucho de no dar mensajes demasiados deterministas, porque todo en la ciencia cambia con el tiempo y se empiezan a encontrar fechas mucho más antiguas.

Pero lo que sí es evidente es que hoy por hoy, con la evidencia del arte rupestre de Chiribiquete, hay allí unas manifestaciones muy antiguas, tal vez de las más antiguas del continente, que nos llevan hasta posiblemente los finales del Pleistoceno.

O sea, el momento que está asociado precisamente con el ingreso del hombre al continente americano.

Chiribiquete tiene una particularidad y es que tiene una de las fechas más antiguas asociadas al arte rupestre en América, por lo menos hasta el momento.

Ya eso es un aspecto muy relevante que nos conduce a esos primeros momentos de presencia humana en el continente, cuando es evidente que estamos frente a unos pobladores muy tempranos, que entran a América seguramente por el sur y remontando la cuenca amazónica hasta Chiribiquete.

Cuando comenzamos hace 30 años, afirmar eso era una locura. Era una herejía. Hoy yo ya me siento un poco más tranquilo con los datos que se han empezado a encontrar, con la evidencia que se está empezando a exponer por parte de otras investigaciones y otros investigadores.

Y ya no se piensa como una cosa aislada, única y alocada.

Por supuesto, esto ha generado una enorme incertidumbre y mucho escepticismo por parte de la mayoría de los arqueólogos ortodoxos del continente. Todas estas cosas, por cómo es la ciencia y por ser novedosas, pues sorprenden mucho.

Y yo sabía perfectamente que todas las hipótesis que empiezo a plantear desde mi investigación, y desde mi libro, son más sui generis y han generado una reacción en muchos contextos.

Jaguar en los murales de Chbiriquete.Derechos de autor de la imagenJOTAARANGO/FUNDACIONHERENCIA
Una figura que se encuentra en gran parte de los murales es la del jaguar.

 

Pero, por ejemplo, recientemente han sido validadas por parte del estamento científico a nivel mundial, las huellas de pies humanos sobre el fango más antiguas hasta ahora encontradas en el continente sudamericano, más precisamente en Chile, en Monteverde, que ya venían demostrando tener fecha muy temprana. Lo que nos empieza a demostrar que la evidencia es, sin lugar a dudas, más antigua de lo que habíamos pensado.

Usted ha estado en contra de que se abra este lugar al turismo, ¿cree que lo puede lograr?

Es una respuesta muy compleja. Desde que comenzamos con las investigaciones en Chiribiquete hemos sido de los pocos que han podido acceder a este lugar.

Y durante años, junto a un equipo de trabajo que incluye a expertos en muchos campos y entidades muy reconocidas como la Universidad Nacional (de Colombia) o la WWF (la ONG internacional Fondo Mundial para la Naturaleza) fuimos conscientes de que no deberíamos dar a conocer desde ningún punto de vista la información de todo lo que estábamos encontrando hasta tener garantizada una serie de acciones, circunstancias y variables que nos permitieran defender a Chiribiquete.

Carlos CastañoDerechos de autor de la imagenJOTAARANGO/FUNDACIONHERENCIA
Carlos Castaño ha dedicado los últimos 30 años a resaltar los tesoros de Chiribiquete.

 

Yo creo que todavía no tenemos el suficiente respeto como para mantener estos lugares, que más allá del vandalismo, que es muy grave y muy evidente, la presencia humana masiva termina alterando mucho las condiciones de un lugar, porque con ello se requieren infraestructura, servicios y permanente tránsito de gente.

Digamos que yo confié desde ese momento en que el aislamiento y el anonimato eran los guardianes más propicios y eficientes. Y así pues funcionó durante mucho tiempo. Y lo que vino a cambiar esta circunstancia fue cuando salieron las primeras imágenes de Chiribiquete. Y sobre todo cuando empieza, digamos, la expectativa de la gente por ir allí.

Todo esto, impulsado por la desmovilización de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en 2016, que hizo pensar a las personas que querían hacer turismo que esos caminos, que antes eran inaccesibles porque estaban en manos de estos grupos insurgentes, ahora estaban disponibles.

Y esa intervención directa en la selva nos obligó a buscar nuevas alternativa para proteger no solo el tesoro arqueológico de Chibiriquete, sino también su factor ecológico.

Entonces logramos dos asuntos que nos han permitido continuar con la protección: logramos que el gobierno nacional ampliara la extensión del parque. Pasamos de las casi 1.298.000 de hectáreas que se aprobaron cuando se creó el parque, a unas 4.268.095 hectáreas en la última ampliación.

Esa aprobación nos permitió crearle una periferia, especialmente porque alrededor de Chibiriquete hay varios proyectos de extracción de minerales.

Y otro hito importante para la conservación fue la declaración de Chibiriquete como Patrimonio de la Humanidad (de la Unesco), que ocurrió por los mismos días de la ampliación del territorio, en julio de 2018.

 

Por: Alejandro Millán Valencia
Tomado de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-53947778