Desde la academia, el sector público y la sociedad civil se ha impulsado una importante postulación: que el Complejo Arqueológico ubicado al interior de la Reserva Nacional Pampa del Tamarugal sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
“Sigue el rastro de mis pasos, un camino que refleja mi cultura”. Los geoglifos de Pintados se ubican al interior de la Reserva Nacional Pampa del Tamarugal. Esta área silvestre se encuentra en la Región de Tarapacá, Provincia del Tamarugal, en la comuna de Pozo Almonte y a 95 kilómetros de distancia de la ciudad de Iquique.
El sector es considerado un lugar de interés científico y arqueológico por lo que fue declarado monumento histórico en 1969 . Y está bajo el resguardo y tuición de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) al ser parte del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas.
Las figuras rupestres plasmadas en Cerros Pintados conforman el sitio de geoglifos de mayor magnitud del norte de Chile. Según los estudios, su creación data entre los años 700 y 1500 d.C.
En los últimos cinco años, desde la academia, el sector público y la sociedad civil se ha impulsado una importante postulación: que el Complejo Arqueológico Geoglifos de Pintados sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Y hace pocas semanas, se conoció un paso decisivo en ese camino porque fue nombrado en su lista tentativa.
Este proceso comenzó cuando se constituye la Fundación Geoglifos de Tarapacá. Y a este llamado de trabajo colaborativo responden un conjunto de instituciones públicas y universitarias: la Universidad Arturo Prat, la Universidad Católica del Norte (UCN) y Conaf.
“Son muchas las voluntades que se han ido sumando a este desafío” explica el rector de la Universidad Arturo Prat y el actual presidente de la Fundación, Alberto Martínez. Y -asegura- “hay aliados que nos han permitido llegar a esto, municipio de Pozo Almonte, delegación presidencial del Tamarugal, gobierno regional y la compañía minera Inés de Collahuasi”.
En 2020, la Fundación mandó un documento a la Subsecretaría del Patrimonio Cultural y uno de los últimos hitos, este 2025, fue la entrega del informe preliminar ante la UNESCO en Paris.
Las distintas etapas están bien definidas a nivel de fechas. “Si no llegábamos a septiembre con la documentación, tendríamos que haber esperado un año” advierte el rector Martínez.
Luego de confirmar el ingreso a la lista tentativa, se destaca el logro. El líder de la Fundación reconoce que “no es un camino fácil, que la región lo lograra con un esfuerzo colaborativo, con líderes regionales, comunales, la academia y el sector privado”.
“Si logramos llegar al final, vamos a tener en nuestra región de Tarapacá otro sitio patrimonial, junto con las salitreras” destaca.

Arte rupestre del Norte Grande
¿Cuáles son las técnicas de construcción de los geoglifos en Pintados? La “extractiva”: apartar la tierra de la superficie en la ladera del cerro. El resultado es dejar expuesto el fondo del cerro más claro, en contraste con la superficie.
En menor cantidad, la técnica “aditiva” que resalta el diseño por la acumulación de material rocoso superficial. El resultado es una figura más oscura que el fondo del cerro.
“Este es uno de los primeros sitios mixtos (ambas técnicas) que se están postulando por eso tienen mucho interés desde la Subsecretaría de Patrimonio y el Ministerio de las Culturas porque es un sitio natural y cultural” destaca la directora ejecutiva de Fundación Geoglifos de Tarapacá, Wendoline Yáñez.
Según Yañez, la documentación que manejan permite tener mayor conciencia de otros lugares. “Y no es tan solo representativo de la región, sino que estamos haciendo poner en la mesa el arte rupestre de todo el Norte Grande” menciona.
Se han identificado cientos de diseños, entre ellos, figuras antropomorfas (forma o apariencia humana), zoomorfas (forma o apariencia de animal) y geométricas.
“Son 7 kilómetros aproximadamente de geoglifos. Y existe una gran concentración, dentro de lo que cuenta el Consejo de Monumentos son unos 500 y nosotros creemos que hay más de mil, pero hay que hacer un estudio acabado sobre eso y en eso estamos trabajando” describe Wendoline Yáñez.
La Mesa Técnica la preside el Gobernador de Tarapacá, José Miguel Carvajal. “Sin el trabajo de la Fundación Geoglifos de Tarapacá no podríamos estar en este momento histórico tan importante y trascendental” destacaban sus integrantes en agosto del año pasado cuando se entregó la solicitud formal para que el “Complejo Arqueológico Geoglifos de Pintados” ingresara a la Lista Tentativa de Bienes Culturales de Chile.
La instancia estaba conformada, además, por consejeros regionales, la delegación presidencial del Tamarugal, la alcaldía de Pozo Almonte, la Oficina Técnica Regional del Consejo de Monumentos Nacionales, la seremi de Cultura Tarapacá y la seremi de Educación.
En este camino, la directora ejecutiva de Fundación Geoglifos de Tarapacá afirma que es necesario acercar el tema a la comunidad y por eso la educación patrimonial es importante. “Hemos tenido malas noticias, geoglifos que están en la costa fueron lamentablemente dañados. Hay que cuidarlos para que puedan permanecer para las futuras generaciones y puedan contar realmente la historia de nuestro territorio” concluye Yáñez.

Y también se entrega una reflexión desde la descentralización. “Nos quejamos del centralismo, pero en regiones vivimos lo mismo y todo se piensa en Iquique, en Hospicio…A veces nos olvidamos de la Provincia del Tamarugal que tiene la minería y genera un movimiento económico notable para la región y el país” menciona el rector de la Universidad Arturo Prat, Alberto Martínez.
El presidente de la Fundación Geoglifos de Tarapacá agrega: “El agua la traemos desde el Tamarugal, la agricultura, ganadería y también la cultura del patrimonio. La provincia del Tamarugal, de alguna manera, le da vida a nuestra región de Tarapacá”.
“Esto es algo que no he visto”
El pasado 9 de septiembre se formalizó la creación del Comité Científico del Complejo Arqueológico Geoglifos de Pintados. Este “paso fundamental” tiene una misión clara: proporcionar el respaldo necesario al expediente considerando estudios y documentación.
El grupo está integrado por destacados expertos y expertas en arqueología, historia, antropología, geografía y conservación. El reconocido arqueólogo chileno, Lautaro Núñez, fue elegido presidente de la instancia.
“Queremos avanzar en documentar ya la mayor complejidad, no solo como una propuesta, sino como una propuesta ganadora. Y para eso necesitamos que el equipo pueda fotografiar muy bien y establecer relaciones científicas profundas para poder entrar a una etapa más avanzada” destaca el investigador.
Explica que “este es un proceso largo con UNESCO” y lo más probable es que envíen también sus especialistas. “Nosotros nos estamos adelantando en poder tener respuestas complejas para preguntas complejas” reflexiona el Premio Nacional de Historia (2002).
El Comité tiene una mirada multidisciplinaria, pero también una representación nacional e internacional. ¿Quiénes son los otros participantes? El arqueólogo Calogero Santoro , académico de la Universidad de Tarapacá (UTA) ; la antropóloga y arqueóloga Persis Clarkson, de la Universidad de Winnipeg en Canadá; la arqueóloga Daniela Valenzuela, de la UCN; la especialista en artes y restauración del patrimonio cultural Paz Casanova; el historiador y académico de la Universidad Arturo Prat (UNAP), Patricio Rivera; y el arqueólogo y director del Museo del Desierto de la UNAP, Álvaro Carevic.
Y uno de los nombres se relaciona con otro sitio en Sudamérica que cuenta con un reconocimiento patrimonial: los geoglifos de Nasca y Palpa. El investigador peruano Johny Isla tiene una trayectoria destacada por su trabajo en la conservación.
“Queríamos saber qué relaciones podían haber entre ambos espacios. Lo que logramos como equipo, de manera rápida, fue darnos cuenta que los geoglifos del Perú, que igualmente son espectaculares, pero los motivos no tienen nada que ver con el espacio de Tarapacá” menciona el Dr. Lautaro Núñez.
Y “eso es muy importante para nosotros porque nos permite tener motivos que son únicos en el desierto y que, en consecuencia, no hay comparación ni en cantidad ni complejidad de los diseños”. El también académico de la Universidad Católica del Norte (UCN) reconoce que como equipo “nos hace pensar que tenemos una muy buena posibilidad sobre todo cuando el experto del Perú nos dice: Esto es algo que no he visto”.
Si estos geoglifos fueron hechos para ser observados por humanos, ¿Por qué hay geoglifos que están en la cúspide del cerro? Antes de los incas, ¿Cómo es posible que los humanos de esta época pudieron dominar los cerros y tenerlos como si fuera un papel con un lápiz?
Hay círculos que tienen hasta 40 metros de diámetro, relata Núñez y afirma que “está todo tan bien medido, esto en sí mismo tiene un valor mundial”.
“Junto con eso, un niño puede mirar y preguntar. ¿Lo que hay ahí es una caravana de animalitos? Sí, como llamas, camélidos, ¿Y esa otra figura que se ve como una embarcación? Esa es una lanza y ese señor está arponeando. Eso está con una claridad impresionante, como las figuras humanas y de aves” agrega el arqueólogo.
Sin embargo, aclara lo siguiente: los geoglifos cuesta leerlos, hay figuras explícitas y otras no. “Podemos clasificarlos y decir mucho de ellos, pero otro niño nos puede preguntar ¿Por qué grababan en los cerros esos símbolos como una pelota redonda? No le tenemos respuesta…” advierte.
El experto recuerda cuando visitó dos veces los archivos que se encuentran en España y apunta a la expectativa también de un “hecho fortuito”.
“¿Por qué? Cuando llegan los primeros españoles, ven estos cerros con figuras y lo primero que hacen, especialmente los misioneros, es preguntar a los indígenas que están cerca de estos geoglifos. Y son preguntas simples: ¿Cuándo lo hicieron ¿Por qué lo hicieron? ¿que quisieron decir cuando dibujaban un círculo o rectángulo? Ese misionero escribe sobre eso y llegaba a los archivos de España. Éstos son monumentales y con una cantidad de datos impresionante. Espero que de repente, por ahí, un investigador encuentre un documento…” asegura.

Pasado y presente: los desafíos del Sitio
Para entender los geoglifos de nuestro desierto y su trascendencia mundial, es muy importante saber que pasa al lado de ellos. Es una de las reflexiones que también expresan los especialistas cuando explican las llamadas “Huellas Caravaneras”.
Lautaro Núñez menciona una serie de hallazgos y dudas que se plantearon con el ya fallecido arqueólogo Luis Briones. “Cómo es posible que en este cerro de Pintados que está lejos del agua, lejos de los valles, lejos de los bosques, donde no hay nada de nada, pasaran por acá y dibujaran estos cientos de figuras” comenta y por eso concluyen que faltaban las huellas de las llamas.
Y en ese inicio de las investigaciones-destaca Núñez- uno de los aportes más importantes es cuando las encontraron. “Los fragmentos de cerámica preincaicas, trozos de molde para fundir ¿Por aquí pasaron? Pero tienen que hacer muchas paradas para comer y alimentar a sus llamas” agrega. Lo anterior los llevó al siguiente paso: “Tenemos que encontrar sus campamentos”.
En Pintados se pueden observar los geoglifos de llamas en fila con un hombre dibujado adelante. “La primera vez que encontramos esto, le digo a mis colegas: esto lo he visto hoy entre los aymaras en el altiplano cuando hacen viajes con sus llamas cargadas con productos hacia un valle más bajo y entregan papas y ellos reciben maíz” advierte el actual presidente del Comité Científico del Complejo Arqueológico.
El trabajo de Lautaro Núñez sigue aportando con hallazgos a la fecha en Pintados y la cantidad de información “es impresionante”. Al excavar, encontraron fosos repletos de mazorcas de maíz sin grano. ¿Por qué? “Nos dimos cuenta que los maíces eran aquellos de los que sacaron los granos y dejaron en la costa por las operaciones de intercambio con los pescadores…Pero a la vez, se llevaron los restos de huesos de pescado, volvían con ellos frente a los geoglifos de Pintados y en esos fosos ponían las ofrendas” cuenta el investigador.
Por eso, se destaca que no solo se trata de comercio sino de prácticas de intercambio en medio de una caminata que significa atravesar el desierto más extremo de Sudamérica. “Solo quedan los cerros para rogar que los apoyen en estas bajadas de mucho esfuerzo, eso implica que estos caravaneros tendrían relaciones espirituales, religiosas…” expone Ñúnez.
Y en medio de este camino, el especialista aborda dos desafíos mirando hacia el futuro. Uno de ellos, es la conservación.
“(Estos geoglifos) se hacen en un cerro que tiene una cubierta como una piel. Y con el tiempo hay un efecto de la erosión, del viento. ¿Serán eternos? Por eso, se hace necesario crear una disciplina para saber cómo los vamos a conservar. Luis Briones me decía: este es un problema mayor y se requiere mucha conversación”.
Describe también que ha sido testigo de rayados y destrucción de los geoglifos por eso hace otro llamado: un plan de educación patrimonial. Esto, debería considerar un programa educativo, formativo y llevar a los estudiantes al sitio. El arqueólogo advierte que hay más de doscientos sitios que todavía no se han encontrado.
“Tenemos que buscar el por qué están en ese lugar y desde cuándo. Este reconocimiento (internacional), que creo que va a ocurrir, va a ser un gran estímulo para preocuparnos de Pintados y de todos los geoglifos que están en el desierto” finaliza.
Crédito de fotos portada, Pintados y centro de visitas: Gerard Hudepohl.