Apenas 2% de los bienes culturales robados en Honduras son recuperados

La Virgen María, la imagen de San Miguel Arcángel entre otros patrimonios fueron saqueados de la parroquia San Bautista del Municipio de Ojojona. En otras iglesias como la de Lepaterique se robaron al patrón Santiago sin poderlo recuperar hasta en la actualidad. Foto: iglesia de San Juan Bautista de Ojojona

El Instituto Hondureño de Antropología e Historia, a través de un informe, revela que entre 2000 y 2010 se registró el robo de 145 bienes culturales.

El patrimonio de un país está constituido por un conjunto de bienes culturales, los que son una fuente fundamental para fortalecer la identidad y el sentido de pertenencia de las actuales y futuras generaciones.

Sin embargo, en Francisco Morazán y en otras regiones del país han sufrido saqueos de su patrimonio, principalmente los religiosos.“Entre el 2000 y 2010, unos 145 bienes culturales fueron sustraídos de diferentes templos y museos del país.

En porcentaje, un 99% pertenecía a los templos católicos, siendo el 2006 el año más crítico”, lamentó Omar Talavera, investigador del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH).

El robo más grande en cuanto al número de obras sustraídas ocurrió en el Museo de Arte Colonial Religioso de Comayagua, entre 2005 y 2013, con un total de 96 piezas robadas por delincuentes.

La iglesia La Merced, en San Antonio de Oriente, Francisco Morazán, perdió entre 1990 y 1998 un total de 23 piezas religiosas.

Mientras el municipio histórico de Cedros, en Francisco Morazán, fue saqueado dos veces, entre 1998 y 1999, perdiendo 23 piezas de valor de su templo, siendo estos dos los municipios más afectados del departamento.

“Debemos tener presente que esta situación no es exclusiva de nuestro país; desgraciadamente, muchos otros países enfrentan esta problemática”, indicó Talavera.

En Honduras, la extracción y el traslado de bienes culturales a mercados extranjeros se remontan al siglo XIX. Muchas de estas piezas fueron extraídas de sitios arqueológicos ubicados en la zona de Copán Ruinas, Copán.

En 1993, las iglesias de Macholoa, Santa Bárbara, y de Ajuterique, Comayagua, sufrieron saqueos. La primera perdió seis piezas y la segunda, un objeto de valor.En 1994, la iglesia de Flores, en Comayagua, perdió 11 objetos valiosos, mientras que el templo de Guarita, en Lempira, fue saqueado y despojado de cuatro piezas.

Más saqueos

La Iglesia Inmaculada Concepción de Comayagüela fue víctima de robos, perdiendo una pieza de gran valor. Por su parte, la iglesia San Francisco de Tegucigalpa perdió ocho piezas históricas.

Estos son solo algunos ejemplos de la larga lista de bienes patrimoniales que han desaparecido de las iglesias del país.Según Talavera, de todo el patrimonio perdido, solo se logra recuperar un 2% de las piezas.

Además, señaló que el tráfico ilícito de bienes culturales es la tercera actividad ilegal más frecuente en el país, después del tráfico de armas y de las drogas.Este fenómeno se ha manifestado desde el siglo pasado, sin embargo, desde 1980, los robos de piezas religiosas han sido más frecuentes.

Aunque no hay un dato exacto, desde 1990 se contabilizan más de 300 piezas de valor histórico extraviadas en iglesias católicas a nivel nacional.

Recuperaciones

Son pocos los objetos que han sido recuperados por la Fiscalía Especial de Etnias y Patrimonio. Según detalló Talavera, el robo cometido en la catedral de Comayagua, en el que se sustrajo un frontal, tuvo un desenlace positivo cuando la pieza fue recuperada en Guatemala en 1995.

Posteriormente, fue restaurada y entregada a la catedral ese mismo año.Asimismo, la pintura robada de la iglesia La Merced de Comayagua fue recuperada en 1996.

Los objetos sustraídos de la iglesia de Reitoca fueron recuperados y entregados al sacerdote Pedro Pablo Barahona, párroco de esa iglesia, en 1998.

El cetro de plata robado del museo religioso de Comayagua en el año 2000 fue devuelto voluntariamente, según informaron las autoridades del museo. En 2002, se entregó un frontal de plata a la iglesia de San Antonio de Oriente, según informó el investigador del IHAH, Omar Talavera.

Por su parte, Tony Salinas, responsable de la Comisión de Patrimonio Cultural Religioso de la Arquidiócesis de Tegucigalpa, expresó que lo que más atrae a los delincuentes que roban piezas religiosas es el estilo barroco, el que sigue impresionando por su ornamentación y exquisito diseño.

El también párroco de la iglesia de San Juan Bautista de Ojojona destacó que estos elementos son valores fundamentales y artísticos que llaman la atención de los coleccionistas.

Según la legislación hondureña, este tipo de patrimonio está prohibido para la comercialización dentro del país, sin embargo, los delincuentes lo trasladan al extranjero.

Ante esta situación, el religioso consideró que “hace falta más control en las aduanas, ya que estas piezas pasan por cualquier puesto de control terrestre, aéreo o marítimo. Debería existir una alerta a través de Interpol o una alarma en la Policía Nacional”, recomendó

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