En la Reserva Natural Humedal Punta Tuna en Maunabo hay un pantano de agua salada, uno de agua dulce, una ciénaga, y una playa de arena de unos dos kilómetros de extensión donde anida el carey y el Tinglar.
La Reserva Natural Humedal Punta Tuna, en Maunabo, es única en Puerto Rico, no solo por la abundante riqueza de la naturaleza que vive o visita el lugar, sino porque el sitio está habilitado para que personas ciegas, sordas o con limitaciones en sus movimientos puedan disfrutar del paraje.
La reserva se extiende por 122 cuerdas en la costa sureste de Puerto Rico y alberga tres clases de humedales, así como una playa de unos dos kilómetros de extensión, hábitat de decenas de especies de aves, reptiles, anfibios, mamíferos, insectos, peces, cangrejos y plantas, entre otras.
El biólogo Humberto Figueroa, oficial de manejo de la reserva, destacó que se han identificado 56 especies de aves en el lugar, que es manejado por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) y el Comité pro Desarrollo de Maunabo.
“Tenemos veredas habilitadas para personas con discapacidades. A lo largo del recorrido hay letreros en los que se puede leer una explicación de lo que rodea a uno y tienen un código conocido como QR. Este código puede ser leído con una aplicación gratuita que se instala en el celular”, explicó Figueroa.
El sitio está adaptado para que personas ciegas puedan recorrerlo. En las veredas hay decenas de postes que alertan a los invidentes que no deben pasar. La reserva también sirve a personas sordas o con impedimento de movimiento.
El biólogo calificó de innovadora la reserva, en términos de la población que puede servir, y dijo que es la única de su tipo en Puerto Rico y el Caribe, aunque algunas entidades se han acercado para ver lo que hacen allí y poder replicarlo en otros lugares.
Según datos de la National Federation of the Blind, para el año 2012 en Puerto Rico había 217,000 personas con discapacidad visual. Esta población puede visitar Punta Tuna y en el futuro otras instalaciones que el DRNA está desarrollando.
Evalúan necesidades
Por su parte, la educadora Denise Garabito, de la Administración de Rehabilitación Vocacional (ARV), señaló que a los consumidores, término con el que se identifican a las personas que reciben servicio de esa entidad, se le evalúan las necesidades que tengan. En el caso de las personas no videntes, éstas aprenden a usar más sus otros sentidos para guiarse.
Garabito fue una de las educadoras de la oficina de la ARV en el Centro Médico en Río Piedras que acompañó a dos personas no videntes en su recorrido por la reserva. La educadora destacó cómo los sonidos del mar, el viento, el movimiento de las ramas de los árboles y los llamados de las aves pueden ser usados para guiarse.
Valioso lugar
Figueroa apuntó a los ecosistemas de la reserva, entre ellos el pantano de agua salada y el pantano de agua dulce. En este último está el bosque de Cayur, que es “de los pocos que quedan en Puerto Rico, en buena condición. Este árbol se destaca porque ocupa los pantanos de agua dulce”. En la reserva se forma una pequeña laguna con la escorrentía del agua de lluvia.
Las cuatro especies de mangle que hay en Puerto Rico, el blanco, rojo, negro y botón, también se encuentran en Punta Tuna.
El biólogo dijo que “entre las especies nativas de aves que encontramos en la Reserva están: la garza azul, garza blanca, garza ganadera, garza pechiblanca, garza real, garzón cenizo, martinete, yaboa común, reinita, paloma turca, rolita, tórtola cardosantera, judío, pájaro bobo menor, gorrión negro, gorrión barba amarilla, canario de mangle, falcón común, guaraguao, tijerilla, golondrina de iglesia, golondrina de cuevas, calandria, chango, gaviota, ruiseñor, zorzal pardo, zaramago, gallareta común, gallareta azul, zumbador crestado, zumbador dorado y pitirre”.
Mientras que las aves endémicas de la reserva son “la paloma sabanera, el carpintero, reina mora, zumbador verde y zumbadorcito de Puerto Rico. Las demás especies son migratorias o introducidas. Exactamente tenemos 56 especies reportadas, de estas hay: 5 endémicas, 34 nativas, 9 residentes, 2 migratorias y 6 introducidas”, enumera el biólogo.
En cuanto a los anfibios endémicos, se encuentra el coquí churi, coquí común y coquí pitito. Mientras que entre los reptiles está la Jicotea y la Salamanquita de la virgen, ambas endémicas, y las tortugas marinas tinglar, carey y tortuga verde, detalló el oficial de manejo del DRNA.
La playa arenosa de la reserva es visitada por el carey y el tinglar para anidar.
El sitio está abierto a visitas de lunes a viernes, de 8:00 a.m. a 5:00 p.m.
Tomada de: http://www.elnuevodia.com/ciencia/ciencia/nota/joyadelanaturalezaenelsurestedepuertorico-2025705/