Luego de recuperar más de dos centenares de animales silvestres, que iban a ser comercializados ilegalmente, estos fueren devueltos a su hábitat natural en el departamento de Cesar. Una acción conjunta entre varias corporaciones autónomas regionales. El tráfico ilegal de especies de fauna silvestre es un problema que aún aqueja a Colombia. Es tan grave este hecho que el país ocupa el segundo lugar en el mundo con mayor comercio ilegal de animales y plantas.
Frente a este hecho las autoridade ambientales regionales hacen constantemente opertativos para incautar dichas especies y luego proceder a su reestablecimiento y devolución a su hábitat natural.
Esto fue lo que sucedió con 231 epecies en el Cesar. Gracias al trabajo conjunto y articulado de la Corporación Autónoma Regional del Cesar – Corpocesar, la Corporación Autónoma Regional del Quindío – CRQ y la Corporación Autónoma Regional del Tolima – Cortolima, fueron liberados un total mas de dos centenares de animales silvestres en áreas rehabilitadas de la empresa privada Drummond Ltd.
Las especies liberadas fueron: 130 tortugas morrocoy (chelonoidis carbonaria); 38 hicoteas (trachemys callirostris); 30 tortugas (rhinoclemys melanosterna); 10 guacamayas azules (ara ararauna); 5 monos aulladores (alouatta seniculus); 4 babillas (caiman crocodilus); 3 tigrillos (leopardus pardalis); 3 boas (boas constrictor); 3 canarios (sicalis flaveola); 2 toches (icterus chrysater); un papayero (saltador coerulescens), un turpial (icterus) y una mirla (turdus merula).
Cuatro babillas regresaron a su hábitat natural. Foto: Corpocesar
Según Julio Suárez Luna, director de Corpocesar afirmó que “esta liberación será memorable, no hay nada más gratificante que regresar todas las especies que han sido capturadas por traficantes a su hábitat natural. Desde la creación de nuestro Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre, Corpocesar ha rescatado más de 6.500 individuos de 150 especies de fauna silvestre y se han liberado más de 5.000 animales, y permanecen en rehabilitación alrededor de 530 animales entre reptiles, aves y mamíferos”.
Los animales silvestres fueron trasladados por vía terrestre desde el municipio de Calarcá en el Quindío e Ibagué en el Tolima, hasta la ciudad de Valledupar, luego de meses de recuperación en los distintos centros de atención y valoración de fauna silvestres de las tres Corporación Autónoma Regional del país.
Estos animales que regresaron al departamento del Cesar, pertenecen a esta zona del país, por tal motivo, las Corporaciones Autónomas están en el deber de incautar, rehabilitar y liberar los especímenes en su zona de origen, “lo que se maneja técnicamente es la reintroducción de individuos que han sido sacados de manera ilegal de sus hábitats; a raíz de la demanda que tienen en otros departamentos”, afirmó Adriana Cardoso, líder de Control y Vigilancia de Cortolima.
Así mismo, la coordinadora de la Corporación del Quindío, Zoreida Vargas, argumentó que las cifras de tráfico ilegal de fauna silvestre en el Quindío, son muy altas. En el año 2018 habían en el Centro de Atención 465 animales. A el día de hoy se han liberado alrededor de un 80% de las especies que llegan a rehabilitarse, “hay que fortalecer la educación en nuestros niños, para que ellos crezcan con esa cultura de que no podemos sacar del medio natural a especies que van a vivir como en cárceles, porque no se van a poder reproducir. Decirle a la gente que no compre fauna silvestre, porque si no hay quien compra, se acaba el negocio”, agregó.
Tres tigrillos encontraron su libertad luego de meses de recuperación. Foto: Corpocesar.
El director de la Red de Fauna y Flora Silvestre del Cesar, Edgar Patiño Flórez, dijo que uno de los grandes problemas en la tenencia de animales silvestres como mascotas consiste en que se vuelve un factor primordial para fortalecer el tráfico ilegal. “La cultura de la tenencia de fauna como mascota crece en muchos departamentos, aun sabiendo que es ilegal, y esto permite que el tráfico de animales silvestres se convierta en un negocio cada vez más rentable y que está afectado de manera acelerada la biodiversidad“.
Tráfico de animales silvestres: un delito que crece ante la indiferencia ciudadana
Nueve de cada 10 ejemplares de fauna nativa mueren durante su transporte ilegal. Corpoboyacá estima que el 50 por ciento de los que continúan ‘secuestrados’ permanecen amarrados o enjaulados.
“Este es un negocio que se lucra del dolor de la fauna silvestre, que beneficia a unos pocos y que se alimenta de la indiferencia de muchos”. De esta manera, Claudia Rivera, bióloga del programa de Fauna Silvestre de la Corporación Autónoma Regional de Boyacá (Corpoboyacá), cataloga el tráfico de animales.
Según un diagnóstico realizado por las autoridades ambientales del país, este delito comienza cuando algunos habitantes de las áreas rurales capturan loros, micos, serpientes, venados y otras especies para venderlos o tenerlos como mascotas.
Los responsables colocan trampas, talan árboles y sacrifican a los padres de los animales con el propósito de apoderarse de sus crías. Luego las transportan ocultas y comercializan a precios irrisorios. Las condiciones en que son movilizados influye directamente en la muerte de los cachorros. Las cifras son alarmantes: 9 de cada 10 animales fallecen por las circunstancias en las que se da este desplazamiento.
“El negocio existe porque en la ciudad o en los pueblos la gente quiere tener un lorito, una tortuguita o un miquito, porque son tan bonitos, juguetones y raros. Se dejan llevar por el capricho y por la indiferencia”, señaló Rivera, quien aseguró que la situación se sigue presentando a pesar de los esfuerzos de divulgación para advertir a la comunidad
sobre el daño que se causa a los ecosistemas el hecho que estos ejemplares son extraídos de su medio natural.
Le experta afirmó que cuando los animales silvestres se vuelen un problema en las casas porque defecan con frecuencia, no hacen caso o empiezan a ser vistos como una amenaza, son amarrados o enjaluados. A ello se suma la deficiente alimentación que se les brinda y su propensión a contraer enfermedades, situación que, por supuesto, aumenta su estado de vulneración.
¿Cómo protegerlos?
Loros, monos cariblancos y maiceros, el margay o gato tigre y osos, como el perezoso y el hormiguero, son las principales víctimas de los traficantes y mercaderes.
En muchos casos son hallados con desnutrición severa, deterioro en su pelo ocasionado por el estrés, laceraciones provocadas por las cuerdas, correas o cadenas con las que son atados y cuadros de depresión como consecuencia de su captura y cautiverio.
El venado de cola blanca es una de las especies amenazadas con las que se vienen ejecutando acciones de preservación por parte de Corpoboyacá. Foto: prensa Corpoboyacá.
Una vez son recuperados por las autoridades, ingresan al programa de atención y rehabilitación en el Centro de Paso de Fauna Silvestre, ubicado en el municipio de Soracá, que opera la Fundación Universitaria Juan de Castellanos en convenio con Corpoboyacá.
Allí reciben valoración profesional y se determina cuáles pueden volver a su hábitat y cuáles, por su grado de desorientación, edad y situación de salud, deben ser enviados a zoológicos.
Las cifras son reveladoras: durante los últimos cinco años Corpoboyacá ha recibido 611 ejemplares de fauna silvestre. De ese total, 344, que corresponden al 51 por ciento, volvieron a su entorno natural.
De manera paralela, y con el apoyo de la Policía Ambiental, se desarrollan estrategias de información y educación orientadas a prevenir la caza, captura, transporte y venta de animales silvestres. A través de ellas se pide a la ciudadanía denunciar este tipo de situaciones a la Línea de Emergencia 123 y al número de atención al usuario 57 (8) 7457186.
Estrategias de conservación
Además de la caza y del tráfico de fauna, hay otro factor que incide en su calidad de vida: la destrucción del hábitat natural que le permite el sustento. La intervención del bosque y el páramo para establecer cultivos o ganaderías se constituye en una amenaza adicional.
Una de las estrategias implementadas por Corpoboyacá para revertir esta situación es la consolidación del Sistema Regional de Áreas Protegidas, a través de la cual se han declarado 12 parques regionales naturales, 14 sistemas municipales de áreas protegidas y 35 reservas naturales de la sociedad civil.
Por los servicios ambientales que ofrecen se destacan el Parque Natural Regional Serranía de las Quinchas, el Parque Regional Natural Serranía El Peligro y el Parque Regional Natural Siscinsí – Ocetá, además de páramos, bosques andinos, bosques secos y humedales como el Lago de Tota.
Por sus servicios ambientales, el Lago de Tota es una de los áreas protegidas de Corpoboyacá. Foto: prensa Corpoboyacá.
A la fecha se dispone de un inventario de 142.000 hectáreas que hacen parte del Sistema Regional de Áreas Protegidas de la Corporación que albergan y mantienen a varias especies de animales silvestres.
Como complemento, y en el marco del proyecto denominado Protección y Conservación de Fauna Silvestre, se ejecutan acciones de preservación de especies amenazadas.
En 2018, por ejemplo, se avanzó en labores a favor del oso andino y del venado cola blanca, y en convenio con la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC) se realizaron monitoreos de aves en el Lago de Tota, humedal que tiene la condición de Área Importante para la Conservación de Aves (AICA). En ese lugar el seguimiento se adelantó especialmente para el manejo de cinco especies: cucarachero de apolinar (Cistothorus apolinari), Alondra cornuda (Eremophila alpestris), Pato zambullidor (Oxyura jamaicensis), Tingua (Rallus semiplumbeus) y gallineta pintada (Porphiriops melanops).