Sin el éxito de venta que esperaba obtener, la casa subastadora Bonhams llevó a cabo ayer el remate de más de 170 piezas arqueológicas mesoamericanas, a pesar de la inconformidad del gobierno mexicano. De los 152 lotes de arte prehispánico mexicano que sacó a la venta, la firma con sede en Nueva York sólo logró colocar 93 de ellos, recaudando un total de 336 mil 700 dólares, unos cuatro millones 564 mil pesos.
Sin el éxito de venta que esperaba obtener, la casa subastadora Bonhams llevó a cabo ayer el remate de más de 170 piezas arqueológicas mesoamericanas, a pesar de la inconformidad del gobierno mexicano. De los 152 lotes de arte prehispánico mexicano que sacó a la venta, la firma con sede en Nueva York sólo logró colocar 93 de ellos, recaudando un total de 336 mil 700 dólares, unos cuatro millones 564 mil pesos.
Las peticiones mexicanas para evitar la venta tuvieron poco efecto. De nada sirvió que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) solicitará a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) “implementar las medidas legales y diplomáticas” para recuperar las piezas, o que a través del Consulado mexicano en Nueva York se exigiera a Bonhams “abstenerse de participar en la comercialización de bienes arqueológicos mexicanos y retirarlos de la subasta”.
La almoneda arrancó puntual. Las expectativas sin embargo, no fueron las esperadas. Quizás en ello debió influir que el INAH declaró, a pocos días de realizarse la almoneda, que el 50 por ciento de las piezas que fueron ofrecidas eran apócrifas. Tres de las piezas estelares, incluidas en esa lista mexicana de falsos, no encontraron comprador: la primera de ellas fue la llamada “rara e importante” representación azteca de Xochipilli–Macuilxochitl, elaborada en ónix mexicano, que había sido valuada entre 80 mil y 120 mil dólares.
Por esa pieza apenas fueron ofrecidos 70 mil dólares que la subastadora rechazó. Dos piezas más, también declaradas como apócrifas, no fueron vendidas: una figura que supuestamente representa a Teteoinnan-Chicomecoatl, que tenía un precio de salida de 15 mil dólares, así como un panel azteca de piedra volcánica en el que aparece un supuesto guerrero, que fue valuado entre 30 mil y 50 mil dólares.
La pieza por la que Bonhams obtuvo el mayor valor fue una supuesta representación femenina maya, que el INAH también incluyó en su lista de apócrifos. La pieza, supuestamente procedente de la isla de Jaina, logró ser vendida en 20 mil dólares. Otra de las piezas mejor pagadas fue una vasija azteca trípode, que la dependencia mexicana no incluyó en su lista de piezas de reciente manufactura, y que logró un precio de 11 mil dólares.
Después de que se realizó el remate, el INAH afirmó a través de un breve boletín, que “Bonhams pudo haber contribuido a la comisión de un acto fraudulento” al realizar la subasta, y reprobó el remate pues afirmó que “se llevó a cabo fuera de la legalidad y de la ética al vulnerar, no sólo la legislación mexicana, sino el Tratado de Cooperación entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América, que dispone la Recuperación y Devolución de Bienes Arqueológicos, Históricos y Culturales Robados”, que entró en vigor en 1971.
En el nuevo comunicado, la dependencia mexicana dio a conocer que había ofrecido a la casa subastadora asistencia técnica de sus propios especialistas en arqueología mesoamericana “para determinar la autenticidad de las piezas” que remató. “La casa Bonhams tuvo conocimiento de ello mediante el comunicado que le envió el Consulado General de México en Nueva York para exigirle que se abstuviera de participar en la comercialización de bienes arqueológicos mexicanos. Asimismo se le informó que un número importante de las piezas eran falsas”, señaló.
“El INAH condena que la casa Bonhams no haya atendido la exigencia del gobierno mexicano de no comercializar monumentos arqueológicos y de que haya puesto en venta piezas apócrifas. Con ello Bonhams podría haber contribuido a la comisión de un acto fraudulento”, agregó. De acuerdo con el Tratado al que apeló el INAH, el gobierno mexicano pudo solicitar a las autoridades de la Unión Americana utilizar vías legales para suspender la subasta.
En el Artículo III se señala que, “Cada una de las Partes conviene, a petición de la otra Parte, en emplear los medios legales a su disposición para recuperar y devolver de su territorio bienes arqueológicos, históricos y culturales robados que hayan sido sacados del territorio de la Parte requirente después de la fecha en que entre en vigor este Tratado. (…) Si la Parte requerida no pudiera de otra manera efectuar la recuperación y devolución de un bien arqueológico, histórico o cultural robado, localizado en su territorio, las autoridades correspondientes de la Parte requerida promoverán un procedimiento judicial hacia ese fin”.
En otras ocasiones, la inconformidad de México frente a la venta de su patrimonio arqueológico también ha resultado inútil. En 2013 la casa subastadora Sotheby’s de París remató la Colección Barbier-Muller, entonces el INAH determinó a través de un dictamen “a la distancia” que de las 130 piezas de origen mexicano, sólo 51 eran legítimas y el resto apócrifas. El dictamen, sin embargo, no logró desanimar a los compradores y la firma recaudó entonces más de nueve millones de euros por las piezas prehispánicas que ofrecía.
El INAH aseguró que en el caso de la subasta estadunidense, la actuación fue oportuna ya que el 11 de octubre habría presentado una denuncia ante la Procuraduría General de Justicia (PGR) tras realizar un análisis de las piezas a partir del catálogo de la almoneda. No obstante, en esa fecha la casa Bonhams aún no daba a conocer el catálogo de su remate, el cual fue puesto en línea cerca del 20 de octubre.
Fue hasta el 7 de noviembre, cinco días antes del remate, cuando la dependencia mexicana dio a conocer que de acuerdo con sus especialistas, el 25% por ciento de las piezas eran apócrifas, después de analizarlas a través de fotografías. Tres días después, el INAH rectificó y dijo que el 50% de las obras eran falsas, después de que sus expertos habían realizado un análisis in situ, a través de las vitrinas de exhibición de la casa subastadora.
Las más caras
Entre las piezas que fueron vendidas destacan:
- Figura de sacerdotisa maya, 20 mil dólares.
- Vasija azteca trípode policromada, 11 mil dólares.
- Máscara teotihuacana, 9 mil 500 dólares.
- Placa azteca trípode policromada, 8 mil 500 dólares.
- Figura de dios azteca, 8 mil dólares.
Por: Luis Carlos Sánchez
Tomado de: http://www.excelsior.com.mx/comunidad/2014/11/13/992167