Un escudo de roca volcánica con la forma de un corazón, hecho de cráteres, flujos de lava petrificada y volcanes todavía latentes, se encuentra rodeado del desierto más grande de América del Norte, cuyo conjunto de características no se encuentra en otro lugar del mundo. Además, para observar las más de 200 mil hectáreas que abarca el escudo volcánico, que colinda con las dunas móviles y los cráteres volcánicos que llegan a tener un diámetro de mil 600 metros y hasta 250 metros de profundidad, o los flujos de lava sólida de hasta ocho mil años de antigüedad.
Juntos forman la Reserva de la Biosfera de El Pinacate y Gran Desierto de Altar, en donde mares de dunas con forma de estrella que se mueven en conjunción con los vientos, frente a un fondo de roca de dos mil kilómetros cuadrados con múltiples formaciones, son protagonistas de un fenómeno natural único.
Por ello, la Unesco declaró hace unas semanas a la zona, como Patrimonio Natural de la Humanidad, pues “no hay otro sitio igual en el mundo, con estas características”, destaca el director de la Reserva, Federico Godínez Leal, debido al cúmulo de factores que se combinan en el área.
Sus más de 715 mil hectáreas albergan la mayor diversidad biológica del mundo en un ecosistema de este tipo, además de que el cúmulo de factores que convergen en un sólo lugar, hacen de la Reserva un sitio único, pues tiene una combinación de fenómenos geológicos que generan paisajes diversos, lo que no se presenta en otra parte del planeta.
El proceso para que la Reserva fuera incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad, tuvo una duración de ocho años, a iniciativa de la Comisión Nacional de Areas Naturales Protegidas (Conanp), organismo dependiente de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
México elaboró un documento con los argumentos y características que lo hacían candidato para convertir a la Reserva en la quinta zona del país que cuenta con la denominación de parte del organismo internacional.
Finalmente, la Organización de Educación Científica y Cultural de las Naciones Unidas (UNESCO) otorgó a esta Reserva Natural la categoría, en un concurso en el que participaron países como la India, Italia, Kenia, Namibia, Filipinas, Tajikistán, Vietnam, Canadá, Guinea Bassau, Africa del Sur y Rusia.
A tres horas de la ciudad de San Luis Río Colorado y a 40 de Puerto Peñasco, se llega a una zona que pareciera monótona e irónicamente desértica, pero que al adentrarse sumerge a los visitantes en una variedad de paisajes, además de que se tiene la sensación de estar en la superficie de otros planetas o de un escenario de películas de ficción.
De hecho, en la Reserva Ecológica, la agencia espacial estadounidense (NASA) llevó a cabo el entrenamiento de los astronautas que participaron en la misión espacial “Apollo 14”, debido a las condiciones geológicas con las que cuenta.
La Reserva invita a investigadores y a los visitantes especializados y más aventurados, a recorrer sus caminos enmarcados por el escudo volcánico, bajo temperaturas que en verano llegan a los 50 grados centígrados, o a acampar en las planicies donde viven especies como zorros, coyotes, serpientes de cascabel, liebres, tarántulas, entre otros.
Además, para observar las más de 200 mil hectáreas que abarca el escudo volcánico, que colinda con las dunas móviles y los cráteres volcánicos que llegan a tener un diámetro de mil 600 metros y hasta 250 metros de profundidad, o los flujos de lava sólida de hasta ocho mil años de antigüedad.
De estos cráteres, los más representativos y visitados son el “Elegante” y el del “Cerro Colorado”, que se formaron hace 32 mil años el primero y 12 mil años el segundo, y que contribuyeron a que la Reserva obtuviera la categoría especial internacional.
Federico Godínez resalta que haber obtenido el título de Patrimonio Natural de la Humanidad conlleva una gran responsabilidad de parte del gobierno de México y de la sociedad, para garantizar la integridad del área y al mismo tiempo fomentar la investigación científica y el flujo de turistas, así como el mejoramiento de la infraestructura y los recursos materiales y humanos.