Mariposas monarcas: vínculo entre patrimonio natural y cultural
Cada año, entre noviembre y marzo, millones de mariposas monarca arriban a los bosques templados de Michoacán y el Estado de México, luego de recorrer más de 4,000 kilómetros desde las gélidas tierras de Canadá. Este fenómeno natural, inscrito como Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 2008, forma parte de una red de sitios prioritarios para la conservación, tanto por su biodiversidad como por su riqueza cultural.
La zona donde descansan las monarcas ha sido habitada por pueblos originarios como los mazahuas, purépechas y otomíes, quienes han integrado la migración de estos pequeños insectos a su cosmovisión. Dado que su llegada a México coincide con el inicio de diversas festividades que, desde tiempos prehispánicos, se realizan en honor a los muertos, la mariposa ha sido asociada con las almas de los difuntos.
En las regiones aledañas a los santuarios monarca también se encuentran manifestaciones patrimoniales como templos, capillas y conjuntos arquitectónicos virreinales, que comparten espacio con un entorno natural considerado sagrado. Así, la migración de la monarca no solamente representa un hito ecológico, sino también un vínculo entre el patrimonio natural y cultural: una muestra de cómo el conocimiento ancestral y la conservación ambiental se entrelazan en el paisaje vivo de lo que alguna vez fue Mesoamérica.