La colección consta de 117 pinturas plasmadas por relevantes pintores novohispanos como: José Joaquín Magón, José de Páez, Andrés de Islas, Miguel Cabrera, Vicente Albán y Francisco Antonio Vallejo, quienes realizaron las obras maestras de catedrales y conventos, así como retratos de personajes de la corte. La pintura de castas es un género único en la historia del arte, las obras se localizan en diversas colecciones públicas y privadas de España, Francia, Austria, Estados Unidos, Puerto Rico, Argentina.
El nuevo espacio alberga una colección de Lydia Sada de González, la cual es considerada un tesoro artístico e histórico, y fue cedida al Museo de Historia Mexicana en comodato.
La realización de esta Galería de Castas Mexicanas fue posible gracias a las aportaciones del Gobierno del Estado de Nuevo León, el Gobierno Federal a través del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y las empresas CYDSA, S.A.B. de C.V. y Vitro, S.A. de C.V. El espacio constituye además una de las modificaciones estructurales más importantes realizadas al museo.
La colección consta de 117 pinturas plasmadas por relevantes pintores novohispanos como: José Joaquín Magón, José de Páez, Andrés de Islas, Miguel Cabrera, Vicente Albán y Francisco Antonio Vallejo, quienes realizaron las obras maestras de catedrales y conventos, así como retratos de personajes de la corte.
La pintura de castas es un género único en la historia del arte, las obras se localizan en diversas colecciones públicas y privadas de España, Francia, Austria, Estados Unidos, Puerto Rico, Argentina.
Crisol de razas
En la Nueva España, el término casta significaba “mezcla racial” y fue aplicado a la sociedad novohispana, por primera vez en el Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, escrito por Alejandro de Humboldt a fines del siglo XVIII. Sin embargo, no se sabe en qué fecha fue instituida la sociedad de castas y sólo se sabe que su abolición se dio en el Artículo 15 de la Constitución de Apatzingán, donde José María Morelos expresó la necesidad de construir una sociedad igualitaria e informaba que se proscribía para siempre “la distinción de castas quedando todos iguales”.
La sociedad de castas fue producto de la mentalidad del siglo XVIII, ante la necesidad de nombrar y clasificar a la población frente al crecimiento desbordado e incontrolable del mestizaje multirracial, donde los españoles peninsulares situaban el más encumbrado escaño y ocupaban los más altos cargos de la administración, la Iglesia, el Ejército y la magistratura.
Esta clasificación separaba a la población en tres tipos básicos: indios, negros y blancos, de donde surgían tres grupos secundarios: mestizo, mulato y zambo. A partir de las combinaciones de estas castas se crearon complicadas clasificaciones y nomenclaturas.
Las mezclas raciales sucedidas en la Nueva España fueron complejas y variadas, a la convivencia entre indios y españoles, se sumaron otros grupos raciales como africanos, europeos o asiáticos que trajeron sus costumbres, indumentarias, alimentos, creencias y tradiciones, con lo que se produjo un mosaico cultural diverso e increíblemente rico y original.
El nacimiento de la pintura de castas novohispanas se remonta a 1710, cuando el trigésimo quinto virrey de la Nueva España, Fernando de Alencastre Noroña y Silva, duque de Linares, quiso dar a conocer al rey Felipe V y su corte las mezclas raciales de la Nueva España a través de una serie de 16 pinturas que le encargó a Juan Rodríguez Juárez, uno de los más notables pintores de la época.
Estas “curiosidades americanas” o “pinturas costumbristas” se exhibieron por primera vez en 1881en la Exposición Americanista de Madrid. Desde entonces estas pinturas sirven a los historiadores y estudiosos del tema como un insustituible y valioso documento para la explorar y conocer la sociedad y cultura novohispana.
Estos retratos son una especie de postales novohispanas que ilustran la variedad racial en el nuevo mundo y muestran las riquezas culturales, ocupaciones y oficios de la época; las modas y los textiles; pasatiempos y lecturas; la diversidad de la flora y fauna de la Nueva España; los espacios habitacionales privados y espacios públicos; y los aspectos sociales de la convivencia de las familias.
En la estructura básica de un cuadro de castas se representa siempre –como lo describe Efraín Castro– “a una pareja, hombre y mujer, pertenecientes cada uno a un supuesto grupo racial, siempre acompañados de su hijo, todos vistiendo diversos tipos de indumentaria que supuestamente también los caracterizaba social y racialmente, con fondos algunas veces vinculados al trabajo que desempeñaban y siempre con textos alusivos a las designaciones que recibían los individuos pintados dentro de una complicada clasificación racial”.
Es posible que a través de la pintura los novohispanos buscaran contemplar y entender su sociedad, y hoy en el siglo XXI estas obras permiten a la sociedad contemporánea conocer a sus ancestros y comprender la evolución del proceso de mestizaje que hace de México un país multicultural.
El público podrá conocer esta nueva sala a partir de este miércoles 28 de agosto. Las personas interesadas en mayor información se pueden comunicar al 20339860 o a través de las redes sociales Facebook y Twitter.
Tomado de: http://www.conaculta.gob.mx/detalle-nota/?id=28931#.UqTIANIW3N0