En el marco del Bicentenario de Bolivia, el Ministerio de Relaciones Exteriores conmemoró este martes el 24° aniversario de la declaración del Carnaval de Oruro como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Este reconocimiento por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), no solo resalta su valor artístico, sino también su papel en la preservación de la identidad y la memoria histórica del pueblo boliviano.
“El carnaval de Oruro se transforma en un escenario de la diplomacia cultural que desde la voz propositiva del sur global reafirmamos nuestra identidad y subrayamos el valor estratégico de la diversidad en la configuración de un orden internacional más justo y más plural”, afirmó este martes la ministra de Relaciones Exteriores, Celinda Sosa Lunda, durante el acto oficial.
La ceremonia, realizada en la Cancillería, contó con la participación de autoridades nacionales, el Cuerpo Diplomático acreditado en Bolivia y representantes de la Asociación de Conjuntos del Folklore de Oruro (ACFO), quienes destacaron la importancia del Carnaval de Oruro como símbolo de identidad y memoria histórica del pueblo boliviano.
El Carnaval de Oruro, con raíces prehispánicas, es una de las expresiones culturales más representativas del país, reuniendo anualmente a más de 28,000 danzarines y 10,000 músicos que recorren cuatro kilómetros durante 20 horas ininterrumpidas, dando vida a 19 danzas tradicionales, entre ellas la Diablada, Morenada y Tinkus. Su origen se remonta a los antiguos Urus, quienes consideraban a Oruro un centro ceremonial sagrado donde se realizaban rituales en honor a la Pachamama y a las deidades andinas.
Además de su profundo valor cultural y espiritual, el Carnaval de Oruro genera un impacto económico significativo, beneficiando a miles de artesanos, bordadores, mascareros, músicos y coreógrafos, quienes transmiten su arte de generación en generación. Este legado, fortalecido por la participación activa de jóvenes aprendices, representa un puente entre el pasado y el futuro de Bolivia.
En ese sentido, la Canciller boliviana resaltó la necesidad de fortalecer la salvaguarda, promoción y gestión sostenible del Carnaval de Oruro, asegurando la participación de las comunidades locales en su preservación. En ese sentido, se anunciaron iniciativas y estrategias para proteger este patrimonio cultural inmaterial y los demás reconocidos por la UNESCO.
Bolivianos en diferentes partes del mundo celebran con orgullo esta festividad, llevando sus danzas y tradiciones más allá́ de las fronteras nacionales. A través de su música, vestimenta y simbolismo, mantienen viva la memoria de los ancestros y proyectan la cultura boliviana a nivel internacional.
En este Bicentenario, el Carnaval de Oruro se reafirma como un patrimonio vivo, que une a los bolivianos en torno a su historia, su fe y su identidad. Más que una festividad, es un símbolo de unidad y orgullo nacional que sigue evolucionando sin perder su esencia ancestral.
“Quiero agradecer al presidente Luis Arce Catacora quien dijo que el tema cultural, el tema turístico, económico, el tema de la industria tienen que ser temas centrales de la agenda del Bicentenario”, remarcó Sosa.