A tan solo 64 kilómetros de distancia desde la histórica Cartagena de Indias, se ubica ‘la pequeña África’ de Colombia: San Basilio de Palenque.
Un camino destapado y rocoso rodeado de casas sencillas “hechas a mano” se divisa desde los jeeps que hacen el recorrido diario a uno de los lugares más importantes del continente. A tan solo 64 kilómetros de distancia desde la histórica Cartagena de Indias, se ubica ‘la pequeña África’ de Colombia: San Basilio de Palenque.
Por medio de diferentes rituales, creencias religiosas y fuertes tradiciones culturales, los palenqueros han conmemorado más de 300 años de libertad, posicionándose como el ‘primer pueblo libre de América’, es decir, el primer territorio que clamó libertad tras los años de esclavitud que se vivieron en el continente.
Este corregimiento, uno de los lugares más ancestrales del país, ha tenido grandes reconocimientos por su riqueza cultural. Sin embargo, no encabeza las listas de atractivos turísticos nacionales ni su historia ha estado presente en los libros de educación de los niños colombianos.
Es por esto que, Claudia Marcela Arias Mejía, diseñadora gráfica y estudiante de la maestría en
Educación de la Universidad Nacional de Colombia, decidió visibilizar la historia y los personajes inéditos que se esconden tras los cánticos y rituales de San Basilio, por medio de su ‘Maleta didáctica Benkos Biohó’, en la que compiló varios materiales educativos que hablan desde el origen de los palenqueros hasta los ritos fúnebres de la región.
Lumbalú: la fiesta fúnebre bailable:
Una de las tradiciones más significativas para los palenqueros es el ‘Lumbalú’, el ritual fúnebre que le da el último adiós a quienes fallecen, con nueve noches de velorio y fiesta ancestral. Distante a las costumbres más conocidas, en San Basilio se despide a los fallecidos con tambores, cánticos y danzas tradicionales.
La investigación realizada por Arias, la llevó a conocer de cerca este ritual y a narrar con imágenes e historias el ‘Lumbalú en Palenque’, como tituló la cartilla en la que revive y cuenta la tradición de una manera visual, sencilla y didáctica. Las primeras páginas de su cartilla las dedicó a explicar ‘los lecos’, esos sonidos de dolor y angustia que las mujeres cantan en el pueblo para anunciar el fallecimiento de algún ser querido. Mientras entonan los lamentos, van mezclando sus rimas con el nombre del difunto, a la par que se va preparando el cuerpo para los próximos días ceremoniales.
Pasa una semana de velorio y en el noveno día se prepara el espacio de manera especial. Resuena el ‘pechiche’ (tambores) que va interpretando el jefe del cabildo, mientras los seres queridos le dan el último adiós y danzan alrededor del difunto a igual que le dan la bienvenida a la ‘nueva vida’ que comenzará.
Termina el documento contando que, según algunos palenqueros, los muertos deben saciar sus necesidades terrenales, por lo que procuran dejarles platos de comida para alimentar a sus seres queridos que los visitan desde otra dimensión.
San Basilio, un territorio con 3500 habitantes, ha luchado incesablemente por su independencia en normas, costumbres, y modos de vida afro. Es uno de los pueblos más autóctonos de toda Colombia.
Una historia de libertad: el origen del Palenque
Como esta, varias historias recobran vida en la segunda cartilla realizada por Claudia Arias: ‘Una historia de libertad’, el producto en el que cuenta cómo nació San Basilio del Palenque desde sus raíces.
“La historia del Palenque de San Basilio es heroica y llena de sacrificios, es la lucha de un grupo de hombres y mujeres esclavizados por la corona española en Cartagena durante el siglo XVI”, narra Arias en su cartilla.
Bajo el objetivo de reivindicar el valor de la historia en las aulas de clase, la investigadora menciona también a ‘Benkos Biohó’, como ha llamado su maleta didáctica en honor al esclavo que lideró la revolución cimarrona de los palenqueros y quien se posicionó como el personaje de la historia de San Basilio.
Cuenta la historia que gracias a la lucha de Biohó, en 1603 el gobernador Gerónimo Suazo firmó la capitulación de paz para que, un siglo después, en 1713, se emitiera el decreto real del Rey de España declarando el Palenque libre de esclavitud.
Y es que son tantas las costumbres ancestrales que cobran vida en un territorio reconocido como afro-colombiano, que fue declarado en el 2005 como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco.
Pero sus costumbres no se quedan únicamente en los rituales y cánticos. Su forma de vida es comunicada en ‘lengua palenquera’, un dialecto criollo que remonta sus orígenes a los años 1600, tiempo en el que los esclavos mezclaban sus lenguas para que no les entendieran y pudieran hacer planes de escape.
Se dice que este lenguaje autóctono y propio es una mezcla del castellano, el portugués, el inglés, el francés y las lenguas africanas bantú y pingui. Y a pesar de que el castellano sea predominante en el país, ellos tienen una de las más de 69 lenguas nativas que existen y se hablan en Colombia.
La música: lo autóctono de la región
En San Basilio, los ritmos, sonidos y movimientos hacen parte del día a día entre la comunidad que destaca el valor de la música para su cotidianidad. Es por esto que la docente e investigadora creó otro de los elementos que más resalta en su maleta didáctica: la creación de un juego de mesa que recrea el valor de los instrumentos musicales en San Basilio del Palenque.
En el juego, se identifican instrumentos como la marimbula o la marimba, los tambores, la sanza, entre otros, con los que pretende enseñarles a los niños cuáles han sido los instrumentos más importantes que resuenan por las calles, casas, celebraciones y ceremonias de los palenqueros.
El marimbolo, por ejemplo, corresponde a los instrumentos que, tanto en África como en América representan gran parte de su cultura.
Inicialmente, en el continente africano eran reconocidos como ‘lameláfonos’, pero luego se fue difundiendo por otros países y su morfología y nombre fueron variando; pero desde La Habana hasta África, ha sido un instrumento de representación étnica y cultural.
Todos estos materiales didácticos que constituyen la maleta, buscan reconstruir la identidad de los palenqueros desde sus costumbres hasta sus modos de vida. Para Claudia Arias es fundamental la visibilización de la ancestralidad de estos pueblos en la educación contemporánea colombiana. Por eso, el material que construyó está dirigido a estudiantes de secundaria de colegios convencionales en los que no se enseñe la importancia e historia de este pueblo.
“Los colegios de la región trabajan etno-educación y ellos saben perfectamente cuáles son sus rasgos identitarios. Por eso, las cartillas y el juego tienen como público objetivo niños de 9° a 11° de secundaria que no pertenezcan a comunidades afro ni a planes etno-educativos”, indicó la investigadora.
San Basilio, un territorio con 3500 habitantes ha luchado incesablemente por su independencia en costumbres, normas y modos de vida. Es uno de los pueblos más autóctonos de Colombia y aun así no ha sido un atractivo representativo para el país, es por esto que es importante crear proyectos que visibilicen la historia y cultura que se esconde tras la autenticidad del pueblo.
Durante el proceso investigativo, Arias encontró que “San Basilio tiene una estructura muy sólida en historia y narrativa; además del ecosistema cultural tan completo y bien documentado que tiene”.
Bajo un sol radiante se ubican las palenqueras vendiendo dulces típicos por las calles de la región. Mujeres trenzando sus cabellos explican a los turistas que las rutas de escape en tiempos de esclavitud se dibujaban en las cabezas de las mujeres por medio de las trenzas. Hombres orgullosos de su tierra caminan por la plazoleta y se ofrecen para dar tours por el pueblo. “Asina ria” (buenos días) dicen para saludar a los turistas mientras van narrando la historia de un pueblo que no se ha dado por vencido buscando la libertad.
San Basilio de Palenque fue declarado en el 2005 como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco.
Por: Valentina Parada Lugo, integrante del semillero uao-el país
Tomado de: https://www.elpais.com.co/familia/san-basilio-del-palenque-un-patrimonio-cultural-por-descubrir.html
San Basilio de Palenque, el último poblado que recuerda la llegada de los africanos a América
Por: Juan Gonzalo Benítez
26. nov. 2015
Desde hace 10 años había querido ir a conocer a San Basilio de Palenque, población que el 25 de noviembre de 2005 fue declarada como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Lo primero que me preguntaba era si a un humilde mestizo como yo lo dejaban entrar. Hace unos días fui. Y entré sin problema, como lo hacen muchos turistas, casi todos extranjeros.
Así que les quiero compartir una guía simple sobre San Basilio de Palenque. Por qué es importante, cómo se llega, cuál es su historia, y cómo se recorre.
Esto dice la página web de la Unesco
“Palenque de San Basilio era una de aquellas comunidades fortificadas llamadas ‘palenques’, que fueron fundadas por los esclavos fugitivos como refugio en el siglo XVII. De los muchos palenques que existían en épocas anteriores, sólo el de San Basilio ha sobrevivido hasta hoy, convirtiéndose en un espacio cultural único. El espacio cultural de Palenque de San Basilio abarca prácticas sociales, médicas y religiosas, así como tradiciones musicales y orales, muchas de las cuales tienen raíces africanas”.
Nota: En este texto utilizo varias veces la expresión “negros” para referirme a las personas que llegaron de África y sus descendientes. No lo hago de manera peyorativa en ningún momento, al contrario lo hago porque así se llaman ellos a sí mismos con mucho orgullo en San Basilio de Palenque.
Cuál es la importancia de San Basilio de Palenque
Este sitio es importante porque parece un pueblo africano trasladado a territorio colombiano. Cuando los esclavos quedaron libres, salieron de Cartagena y otras poblaciones a buscar terrenos baldíos para vivir en libertad.
Sus construcciones por supuesto fueron muy precarias, básicamente hacían un cerramiento de un espacio con palos y por eso se les conoció como “cercado empalizado” o “palenque”. Con el nombre de palenque se conocieron entonces esos guetos donde vivían solo negros. Hubo muchos, pero los procesos sociales y políticos poco a poco los acabaron, sus gentes se integraron a las ciudades republicanas y el mestizaje desdibujó su cultura. La importancia de San Basilio de Palenque radica en que es el único palenque que logró sobrevivir y sigue conservando la cultura africana.
Cómo se llega
Llegar es mucho más fácil de lo que uno piensa. Saliendo de Cartagena por la vía a Sincelejo son 56 kilómetros que se recorren en una hora, más o menos, en carro particular. Una hora y media en servicio público. También hay excursiones que salen desde Cartagena.
Cualquiera conoce la entrada. De la vía principal hacia el corregimiento hay 6 kilómetros con una parte en carretera destapada. Si se llega en bus por la vía principal que va a Sincelejo, el recorrido se puede terminar en una mototaxi.
Foto: el centro de visitantes está ahí, pero cerrado. Aún no presta servicio aunque se terminó de construir en junio de 2013
San Basilio de Palenque es un pueblo, a primera vista muy similar a otros de la costa. No está cercado ni son mal recibidos los visitantes, por el contrario, muchos han entendido que el turismo es una buena alternativa económica y además revaloriza su cultura. El Gobierno colombiano construyó un centro de visitantes y todos esperan que empiece a funcionar. Allí habrá guías, presentaciones culturales, artesanías y venta de dulces típicos.
Cuál es su historia
El guía local me cuenta por qué entró la raza negra al proceso de la conquista y la colonia en América. Ningún profesor de historia me había expuesto mejor la razón por la cual llegaron los africanos al nuevo mundo: “Los españoles esclavizaron a los indígenas pero los indígenas eran muy flojos, se enfermaban y se morían muy fácil. Así que necesitaban hombres y mujeres fuertes y resistentes, por eso fueron a África a buscar gente”. Descubro mucho dolor en sus palabras, pero también una especie de orgullo, en el fondo él está convencido de que la suya, es la raza superior. Y creo que estoy de acuerdo.
Le pregunto por la lengua propia de San Basilio. Y me explica que los mercaderes de esclavos en los años 1500 y 1600 traían negros del África, pero los mezclaban en los barcos de tal manera que llegaran esclavos de diferentes regiones que hablaban lenguas distintas. El objetivo era que no pudieran comunicarse para que les fuera más difícil armar motines o planes de escape. Por eso los negros no trajeron una lengua a América, llegaron con decenas de idiomas y dialectos que no lograron sobrevivir. Pero la necesidad de entenderse los llevó a construir poco a poco una lengua que mezcla español (que era el idioma que le imponían los colonizadores); portugués, inglés y francés (pues muchos venían de colonias de esos países); y pingui o lenguas bantú, (o sea las propias de origen africano). Esa extraña mezcla fue usada por los negros durante los años de esclavitud por necesidad y luego se convirtió en el “idioma propio” que se tenía en los palenques. Por eso hoy se conoce simplemente como lengua palenquera. Y dicen los guías locales que esta es una de las dos únicas lenguas vivas de origen colombiano, junto con el creole de los sanandresanos.
El símbolo de la libertad en este lugar es Benkos Biohó, el primer negro que escapó de sus “amos” o “dueños”. Benkos se fugó una vez y fue recapturado cerca de Cartagena. Luego huyó más lejos y se estableció en el sitio donde hoy todavía está San Basilio, en el año 1603. Y cada cierto tiempo regresaba a Cartagena, a escondidas, a rescatar a otros negros o enseñarles cómo fugarse. Con todos ellos creó una comunidad y en 1713 hizo un “proceso de paz” con los españoles que les reconocieron su libertad a cambio de no rescatar a otros ni volver a promover fugas masivas.
Entre las condiciones que pusieron los españoles hubo dos que marcaron la historia. La primera, que debían aceptar un santo patrono y se designó a San Basilio. Esa historia no coincide con la que cuentan nuestros libros, pero me suena creíble. Lo curioso es que los españoles llamaron el poblado Palenque de San Basilio, pues para ellos el pueblo estaba a cargo del santo. Pero los negros siempre dijeron que todo lo que hubiera dentro del palenque era de ellos, por lo tanto el santo lo era. La historia le dio la victoria a los negros y por eso el pueblo se llama San Basilio de Palenque y no al revés.
La otra condición fue más llamativa. Los españoles exigieron que se aceptara la presencia de un cura, que tenía a cargo bautizar a todos los nacidos allí y ese bautizo tenía efectos legales, es decir, el cura hacía las veces de registrador. Como los negros no usaban apellido, durante muchos años a cada niño se le ponía el nombre elegido por sus padres y el apellido del cura que hubiera en ese momento. El primer religioso en llegar fue uno de ascendencia italiana, de apellido Cassiani. Así que durante años todos los niños nacidos fueron de apellido Cassiani. Y eso explica que ahora hay más Cassiani negros en Colombia que blancos en Italia. El segundo sacerdote era de apellido Salgado y el tercero de apellido Cáceres. Esos son los orígenes de todas las familias palenqueras.
Me llama la atención algo que dijo el guía. Me explicó que ahora los palenqueros pueden casarse con personas de cualquier raza, pero que al principio se castigaba con la muerte a quien se mezclara con “personas de color”. Por un segundo no entendí, pedí que me repitiera y solo unos momentos después me dí cuenta que para ellos las “personas de color” son aquellas de color blanco o indio. Yo me quedo pensando en eso mientras el guía termina la historia contando que Benkos Biohó tuvo tres hijos, Okeke, Sando y Orika, esta última era su hija mayor. Y el propio Benkos la mató por haber tenido relaciones con un español.
Cómo se recorre
Foto: Lo primero que uno encuentra son las palenqueras que venden dulces típicos, con las mismas recetas de hace más de 300 años. Enyucados, cocadas y la alegría con coco, son algunos de los dulces más comunes.
Al llegar a San Basilio de Palenque se me acercó un joven de piel muy oscura, cuerpo atlético y una impecable forma de hablar. Me ofreció guiarme por el pueblo por 25 mil pesos. Ese valor es por persona pero siempre hace descuento cuando se trata de un grupo familiar o de amigos.
El guía se llama Juan Manuel. Su familia es 100% palenquera y vive orgulloso de su origen negro. Estudia matemática pura y sus hermanos tienen títulos universitarios. Se expresa muy bien en español y también habla la lengua palenquera, como todos.
– “Asana ria”, le digo al llegar para sorprenderlo.
– “Asina ria”, me corrige. Esa expresión quiere decir “buenos días”.
Acepto mi error pero valora que yo me haya tomado el trabajo de consultar algunas palabras en su lengua antes de venir.
– Bienvenido a San Basilio de Palenque, aquí no hay mucho qué ver pero mucho qué contar. Así empieza su presentación.
El recorrido comienza en el parque principal, donde está la escultura en honor a Benkos Biohó. Al lado una pequeña capilla. Algunos viejos se reúnen a conversar alrededor del parque. La vida es lenta.
Fotos: En la primera imagen una peinadora ofrece en un catálogo varios estilos llamativos . En la segunda, una niña muestra su peinado estilo muy africano, y paradójicamente, una camiseta del Barcelona. Cosas de la globalización.
Vamos a una de las peluquerías