Las ruinas del Jaguar, la urbe de la desconocida cultura de Honduras

jaguar.jpgEn los últimos años se ha especulado mucho sobre el descubrimiento realizado por Steve Elkin y su equipo, gracias al sistema de teledetección llamado LIDAR, en el centro de una de las selvas más tupidas del mundo: la Mosquitia en Honduras. Desde que se detectó la posible existencia de unas construcciones que podrían pertenecer a ciudades de grandes dimensiones,

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En los últimos años se ha especulado mucho sobre el descubrimiento realizado por Steve Elkin y su equipo, gracias al sistema de teledetección llamado LIDAR, en el centro de una de las selvas más tupidas del mundo: la Mosquitia en Honduras. Desde que se detectó la posible existencia de unas construcciones que podrían pertenecer a ciudades de grandes dimensiones, la noticia dio la vuelta al mundo a la vez que desató la polémica de los expertos, que decían que era imposible que hubiera en esa zona una urbe. Sobre todo, cuando los medios publicaron el posible hallazgo de la legendaria Ciudad Blanca, que jamás fue mencionada por los descubridores.

Cuando consiguieron llegar a la ubicación y confirmaron la existencia de ruinas y objetos rituales semienterrados, Chris Fisher, el arqueólogo de la expedición, apenas pudo contener la emoción cuando confirmó que lo que había descubierto no sólo era real sino que era más de lo que esperaba encontrar.

Sin embargo cuando comenzó a prospectar la zona, algunos elementos empezaron a no encajar con las diversas culturas que habían poblado la Mosquitia, ampliamente estudiadas y relativamente conocidas. Fisher, arqueólogo de la Universidad Estatal de Colorado con amplia experiencia de campo, empezó a pensar que podían no sólo haber descubierto algunas ciudades perdidas, sino algo más interesante: una cultura desconocida en Centroamérica.

Una nueva cultura en Centroamérica

En una segunda expedición para recuperar los cerca de 200 artefactosarqueológicos descubiertos para su estudio – datados aún sin mucha certeza entre los años 1000 y 1520, perteneciendo probablemente a la fase del post-clásico mesoamericano-, Chris Fisher confirmó que muy probablemente se trataba de una cultura desconocida, cuya influencia en el resto de la zona o de Sudamérica podría dar nuevas e interesante perspectivas de la historia de la América precolombina.

Cuando comenzaron a estudiar la zona, algunos elementos empezaron a no encajar con las diversas culturas que habían poblado la Mosquitia.

Según Fisher, que es aún cauto sobre el descubrimiento, se trataría de una sociedad que tuvo contacto con los Mayas y con algunas otras culturas conocidas de la Mosquitia, debido al estilo de algunos de los artefactos arqueológicos rescatados en la última expedición, que combinan características de diferentes culturas aún sin ser muy evidentes. Pero lo que denota más la influencia maya es que entre las ruinas existen dos montículos paralelos, similares a un campo de juego de pelota, tradicional en dicha cultura.

Aún queda mucho trabajo por realizar, que puede llevar incluso décadas de prospección arqueológica y estudio, con lo que con los datos obtenidos por ahora son muy especulativos. Hay que tener en cuenta que se encontraron tres ciudades en la zona y las prospecciones se han hecho en la más pequeña, en un área menor de 60 m2, dentro de este inmenso espacio arqueológico que contiene al menos 19 asentamientos precolombinos.

Ciudad Jaguar

La Ciudad Jaguar, que es la que nos ocupa, la denominó así el actual presidente de Honduras, Don Juan Orlando Hernández que hizo presencia oficial en el lugar para la extracción de las primeras piezas. El nombre se debe a uno de los primeros artefactos encontrados: una figura antropomórfica con cabeza de jaguar y que los expertos creen que representa a un chamán en pleno ritual, cuya imagen dio la vuelta al mundo en todos los medios con la noticia del hallazgo.

Aún queda mucho trabajo por realizar, que puede llevar incluso décadas con lo que con los datos obtenidos por ahora son muy especulativos

La teoría que en un principio baraja Fisher es que se trataba de una urbe que, en su época de auge, era probablemente un centro de comercio. Como él mismo dice: “Cuando estás aquí hoy, se siente el lugar tan desconectado, es un desierto, aislado en lo absoluto y es difícil imaginar que estás aún en el siglo XXI. Sin embargo, en el pasado, este lugar se encontraba en medio de una intensa red de interacción humana”.

La selva de la Mosquitia fue en su momento una zona de bastante actividad comercial; mayas y muiscas se desplazaban por los grandes ríos con la ayuda de gigantescas canoas intercambiando mercancías entre Honduras, México y las islas del Caribe para obtener cacao, plumas de guacamayo y otros productos que en esas culturas podían ser valiosos.

Últimos datos de la investigación

Sobre lo último que se ha desvelado, el Sr Fisher explica a La Aventura de la Historia: “Es una cultura distinta en la zona, que está relacionada con la esfera mayor de Nicoya América Central. Yo no usaría la palabra civilización tal como la que tienen otro tipo de asociaciones e implicaciones”.

Chris Fisher: “Ciertamente, no es un eslabón perdido, pero nuestro trabajo en Honduras sin duda nos ayudará a comprender mejor la región”

Nicoya era el cacicazgo más significativo del Pacífico y se formó en la frontera sur de Mesoamérica en el año 800 d. C. por grupos procedentes del norte del Valle de México, que se desplazaron a la zona huyendo de la dominación de los olmecas. A estos grupos de inmigrantes se les denominaban chorotegas, cultura de la que no se tienen muchos conocimientos y los que se tienen son, sobretodo, por excavaciones arqueológicas y por crónicas coloniales.

Fisher nos aclara: “Esta zona es el conducto entre América del Norte y del Sur, por tanto habría sido un área crítica para el intercambio de personas, culturales, información, tecnología y materiales”. Y nos da una respuesta prudente acerca de si esta cultura es un eslabón perdido que aclarara muchos huecos en la historia de Centroamérica, pero es contundente con la importancia de la misma: “Ciertamente, no es un eslabón perdido, pero nuestro trabajo en Honduras sin duda nos ayudará a comprender mejor la región”.

Como decíamos, las investigaciones no acaban sino de empezar, pero la importancia del descubrimiento se trasluce y según las palabras Virgilio Paredes, Director del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) y coordinador de esta investigación internacional: “Hemos encontrado lo que podría ser, según los arqueólogos e historiadores, el mayor descubrimiento arqueológico-antropológico del mundo del siglo XXI, una ciudad perdida”.

Por: Juan José Sánchez Ortíz

Tomado de: http://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2016/06/07/5756c34922601db45d8b45dd.html

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